El 9 de agosto de 1992 era domingo. JANLL y yo estábamos
tirados, en sendas tumbonas, sobre mi inconclusa parcela (ni él césped ni la
grama brotaban entre tanto derrubio de obra, mal mezclado con tierra no sé de
dónde que componía aquél esbozo de jardín) del que fuera mi chalet (ahora
prefiero ser urbanita), inmediato a Ciudad Patricia, “reponiéndonos” de la
experiencia vivida la noche anterior como “maestros” alquitareros, sin el
galaico magisterio. La alquitara (el alambique para algunos), expresamente traído
desde Ortigueira para la ocasión, creo recordar que aún estaba caliente a eso
de las cinco de la tarde, y del serpentín -he de reconocer- apenas habían
brotado, ya de madrugada, unas gotas -¡Albricias, nuestra primera destilación!-
a las que acusamos -aún hoy acuso- del estado en que se encontraban nuestras neuronas
recalentadas por el sol ya en domingo y faltas de una comida digna. JANLL era
experto en la “paella de vuelco de frigorífico”; te hacía un arroz, insufrible,
con cualquier cosa.
En una de esas que, levantando la vista -o él o yo (no lo
recuerdo)- en lontananza se atisbaba una columna de humo a la altura de Sierra
Cortina. ¡Un incendio! (forestal, por más señas).
Así quedó la Partida Murtal tras el incendio de agosto de 1992 |
Mecánicamente, JANLL echó mano el móvil y contactó con la 1ª
Autoridad. Intentábamos poner en orden las neuronas (asumimos que, por el dolor
y el malestar, eran más de una las dañadas) cuando sonaron los teléfonos de los
dos. El mío, para que contactara con JANLL y nos pusiéramos en marcha; el suyo,
para que acudiéramos de inmediato con el jefe. Clarines y timbales de fondo.
Yo lo tuve más fácil. Y sea como fuere consiguió él salir
pitando con su BMW mientras yo me dirigía en mi scooter ragguda a la 3ª Planta con el resto del equipo.
Se estaba quemando El Murtal -pinar, gran pinar, salpicado
de abandonados algarrobos y olivos- y podía subir por las laderas de Sierra
Cortina o entroncar con Poniente a través de otras partidas. Aquel fuego -que
se intuyó e investigó entonces como provocado- se controló; que si hubo varios
focos, que si al menos un pirómano… A los pocos días, por las laderas de Sierra
Cortina volvieron a aparecer las llamas… se controlaron. Al final, ni Sherlok
Holemes ni Hercules Poirot dieron respuesta al enigma ígneo, pero con un
ultraligero y un walky, se montó un
servicio de vigilancia. A grandes males… chapuzas de emergencia: inventiva.
Celtiberia Show; pero salió en todos los Medios aquella iniciativa que ahora se
resuelve con un dron. Pero han pasado 25 años.
Sierra Cortina era “el pulmón verde de Benidorm” catalogado
como ‘no urbanizable de especial protección forestal’. En aquél agosto de 1992 ardieron
por allí algo más de 10 millones de metros cuadrados (7’5 millones en el TM de
Benidorm y el resto en el TM de Finestrat). En el 95 se cambiaron los usos de
aquél suelo y la Sociedad Parque Temático de Alicante pagaba en el 97 algo más
de 17 millones de euros en expropiaciones al 70% de los afectados que
aceptaron; el 30% restante pleiteó y en 2002 ganaron el pleito (TSJcv). Al
final, la cosa resultó a unos 30.000 €/Ha tras sentencias del TS en 2006 y 2008
para algo menos de 10 millones de metros cuadrados que dispuso la SPTA.
Y, ¿cómo se llega a eso?
A mediados del 84 una “comisión” de la Disney había visitado
la comarca (y la Comunitat Valencina); habían sopesado Benidorm (sin haber
probado nuestro destilado) y visitado la Marjal Pego-Oliva… y otros enclaves.
En diciembre de 1984 el gobierno francés puso toda la carne en el asador y a
París se le iluminó la sonrisa. Más de una caja de ahorros hizo el canto del
cisne gabacho (2.000 millones de dólares a bote pronto). Aquello sonó a afrenta
por estos pagos. Recordemos que al poco de abrir Aqualandia (1985), Six Flags y
Marineland anduvieron por aquí esbozando (de ahí no pasaron) un proyecto de
mayor envergadura y teníamos el caramelo en la boca.
Tal era la ansiedad que en enero de 1985 más de uno de por
aquí se dio un garbeo USA por allí intentado que alguien de la Disney le
recibiera. Aquí había ganas de parque.
Tantas, que en 1990 desde Hoteles Costa Blanca se presentó
aquello que se llamó ‘Proyecto Phoenix’ y “camarita” (que así se llamaba la
mascota) nos arrancó alguna sonrisa mientras hablábamos de robótica recreativa
en cualquier barra de bar. Es que no se hablaba de otra cosa y para colmo, La
Colonial ofrece unos terrenos a Pearson por Vilaseca y arranca el embrión de
Port Aventura. ¡Qué afrenta!
Y de nuevo, un caramelo en 1991 con Euroworld Park que tenía
menos futuro que yo como payaso en un espectáculo de Rodeo. Era chiquitito y
coqueto; inviable. Pero tan coqueto que HOSBEC arrancó 1992 planteando una
cuestión de Estado: un parque temático revitalizaría Benidorm. Así de simples
éramos hace 25 años.
Bueno, no tan simples: sabíamos lo que queríamos.
Benidorm-Europarque SA salió a la palestra y muchos sacamos el billete azul y
fuimos a alguna ampliación de capital a la que JPJ nos animó dentro de un grupo
de ilusionados individuos.
Esta historia que me he montado a partir de una veisalgia
(resaca, para el común de los mortales), cuenta desde febrero de 1998 con un
Plan Especial Director de Infraestructuras y Usos (PEDIU) y desarrolló Terra
Mítica en el 20% de aquél suelo calcinado y expropiado, dejando el 36% a zonas
verdes y el 44% restante a usos dotacional polivalente, turístico deportivo,
residencial, equipamiento y viario. El resto, lo conocen todos. Por eso no
entro en más detalles.
Menuda resaca. 25 años hace y aún me acuerdo. ¿Qué
destilamos en aquél alambique? JANLL ya no está aquí para contarlo. Fue en
busca de El Dorado, atravesó el charco y… se llevó con él el secreto de lo que
habíamos mercado en Fontanars dels Alforins.
La vida maltrató tanto a JANLL como él maltrató a su hígado
y a la vida. Pero -¡qué caray!- era mi amigo y jugaba al dominó como nadie. Y a
conspirar no le ganaba ninguno desde Disraeli para acá. Nunca miró el vacío
bajo sus pies, pero aquél 9 de agosto pudimos habernos convertidos en maestros alquitareros.
¿Qué falló?
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