Esta mañana temprano, muy temprano, un buen amigo me ha
puesto un WhatsApp pidiendo noticias de Roc. Y en este mundo de Turismo sólo
hay un Roc: Roc Gregori.
Uff; malo. Tenía un corazón que no le cabía en el pecho y… En
cuestión de minutos la aplicación echaba humo: Ha faltat Roc. La terrible confirmación.
La famosa maza aquella del pueblo junto al Ebro no golpeaba
tan fuerte como esta noticia; y eso, que aquella sacaba polvo debajo del agua.
Ha faltat Roc. No
me lo podía creer. Hablamos hace nada; acaba de pasar por el taller, me dijo
con ironía.
Ha faltat Roc. Sí,
suena mejor así. Sí, sólo ha faltat,
porque lo tengo muy vivo, muy presente. En valenciano suena mejor, más amable;
como era él.
Hace unos días, insisto, hablamos de cosas de Turismo; su
pasión. Estaba animado, me respondió a todo y, como siempre, su criterio fue
determinante. Y revolucionario, fuera de lo corriente, aventurado; pero con los
pies en el suelo.
Es que, en este mundo del Turismo -en la liturgia del
Turismo-, la palabra de Roc es quasi sagrada.
Es, presente; no en pasado.
Siempre decía que él era un privilegiado, porque le tocó
vivir en primera persona la eclosión del turismo -y en Benidorm- y aprendió al
compás de los acontecimientos hasta alcanzar el nivel cum laude. Así, con el prestigio ganado por los años, desde los 90,
la palabra, la opinión, la disección de Roc sobre cualquier aspecto del Turismo
es… Palabra de Roc.
En 1966 llegó al Área de Turismo del Ayuntamiento de
Benidorm y hasta con diez alcaldes trabajó. Fue director del Servei de Turisme.
Le tentaron con el turismo provincial hasta dos presidentes de La Dipu, pero
prefirió seguir en Benidorm, la capital del Turismo de Sol y Playa. Sí, aceptó
el reto del Turismo de la Comunitat cuando Eduardo Zaplana se le planteó. Y los
resultados: carpetazo al ITVA y creación de la Agencia Valenciana del Turismo
-se lo reconocen todos los Medios en los elogios que en papel verán la luz
mañana-, la redacción de la primera Ley del Turismo de la Comunitat, la autoría
del primer decreto que reguló los apartamentos turísticos, las enmiendas a la
deriva de la Fundación Frax… Se le encomendó vertebrar la Comunitat a través
del Turismo e hizo mucho más.
Después, en silencio, discreto como nadie -y como siempre-,
volvió a su despacho del Servei de Turisme del Ayuntamiento de Benidorm hasta
jubilarse.
Su análisis acertado y concreto, su opinión clara y concisa -no
divagaba-, su talante conciliador e intermediario, su trato cercano y amable le
acompañaron siempre. De palabra y de obra, en sus conversaciones, escritos,
ponencias y disertaciones, siempre en sus conclusiones, evidenciaba su
capacidad y dominio del tema. Concienciaba y explicaba como nadie las cosas del
Turismo; te lo hacía fácil.
Y sabía estar en su sitio. Ahora ya no escribía, pero estaba
presto a dar su opinión en cuantos foros la pretendieran. Y eran muchos. No
polemizaba porque, con contundencia, exponía a las claras todas las cuestiones;
no eludía ninguna. Y lo hacía con tanta solvencia que anulaba los argumentos del
contrario.
Sabía negociar. La de imposibles que le han pedido en
pueblos y rincones como Secretario Autonómico de Turismo… y cómo le daba la
vuelta a la tortilla y se llevaba a su terreno las iniciativas del otro para
adaptarlas a la realidad del Turismo de la Comunitat. Pero no soltaba prenda; agua
pasada no mueve molino.
Era cercano, muy cercano, con los Medios de Comunicación. Lo
conocí así. Tenía su puntito de ironía y las cosas muy claras. Se dejaba
querer.
En Benidorm, en Valencia, en El Albir, en Los cafés del
Meliá disfrutábamos su ciencia turística y su humanidad. Alguna vez se atrevió
con un chiste. Y nos reímos de aventuras en Londres o Berlín; de su perfil.
Yo tengo debilidad por Roc. Muchas mañanas me llegaba hasta
El Albir, a su sitio de desayunos, para intercambiar opiniones y conocer un
punto de vista acertado del Maestro.
Hoy me ha costado mucho escribir esto. Alabo la celeridad
con que Miguel Alberto ha escrito sobre su amigo que se ha ido. Sólo se ha ido,
ha faltat; porque lo seguimos
teniendo muy presente.
Discreto hasta para irse; sin hace ruido y juicioso,
moderado, prudente, reservado, sensato, mesurado… como fue en vida, se ha ido.
Sí, ha faltat el amic Roc, Roc
Gregori Aznar, gran profesional y mejor persona.
Sigue muy presente en mí. Espero no desaprovechar ninguna de
sus múltiples enseñanzas y estar a su altura en la defensa del modelo de
turismo de Sol y Playa; del modelo Benidorm.
Desde aquí, un saludo emocionado a Rosa, compañera y esposa.
El meu més sentit condol per a la familia.
PD. Menudo equipo se está formando ahí arriba. Don Pedro,
Iribas, Roc… y todos los del primitivo y primer equipo de promoción turística:
Luis, Pepe…
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