Estaba mucho tiempo sin agarrar la
pluma y este domingo que se acaba ya me brinda la oportunidad de hacerlo
mientras mitigo el previo de la canícula[1] -que
va de virgen de julio (del Carmen) a virgen de agosto (de la Asunción) [16 de
julio al 15 de agosto]- a golpe de hipocrás y me pesa no haberles contado que
ayer 8 de julio -y cada 8 de julio- a las 11:15 UTC (13’15 de Benidorm), más
del 90% de la población mundial es iluminado al mismo tiempo por el Sol; es de
día, simultáneamente en toda Rusia y mira que es grande (y larga). Igualmente,
hay luz solar en países ubicados en sitios opuestos del mapa, como son Chile y
Japón. Cierto es que un porcentaje importante está en zona crepuscular, pero de
día es. Casi todas las áreas más pobladas del mundo reciben algo de luz solar
en el momento en cuestión, pero no de manera directa ciertas áreas del continente
americano, la Antártida y Oceanía. La afirmación es técnicamente cierta si toma
en cuenta las áreas crepusculares, sin importar que tan tenue sea la
iluminación[2].
El fenómeno se repite cada año en la misma fecha, a la misma hora.
Y como quería hablar de sostenibilidad,
hasta donde yo sé, que puede ser que no se sepa nada y me las de, llevamos la tira
de tiempo hablando de sostenibilidad como papagayos. Como escribo desde
Benidorm, aquí lo teníamos claro desde los años cincuenta del siglo XX -especialmente
desde 1963- y luego hemos sabido que el mundo balbuceaba la palabra y el
concepto sostenibilidad al mismo compás de nacer como ciudad-destino
turístico.
Y ya puesto, saco a pasear que, en
los inicios de la Edad Moderna, allá por el siglo XVIII, ya existía una
corriente económica, la fisiocracia[3]
(gobierno de la naturaleza), que introdujo las primeras nociones de
sostenibilidad en el crecimiento económico… que bien pronto olvidamos.
Aquella doctrina queda resumida en
la expresión laissez faire, dejar hacer, en oposición a la
intervención del Estado en la economía, defendiendo el libre mercado de entonces
Sostenibilidad y turismo; perfecta combinación.
Insisto: escribo desde Benidorm y aquí combinamos bien ambas cuestiones, pero
voy a pinchar la cuestión del turismo sostenible porque llevamos de
cháchara con el tema desde 1988: ¡35 años ya! En aquel año, la Organización
Mundial del Turismo (WTO/OMT) comenzó a dar la vara con su definición para
inculcarlo en el concepto genérico de apellidos en la gran familia del turismo
y así dijo que era aquel “que conduce a la gestión de todos los recursos
de tal forma que permita satisfacer las necesidades económicas, sociales y
estéticas, manteniendo la integridad cultural, los procesos ecológicos esenciales,
la diversidad biológica y los sistemas que apoyan la vida”.
Es que, recuerden que -que yo
recuerdo- veníamos del Informe Bruntland (1987)[4], que
había introducido en el mundo el concepto de sostenibilidad con aquello
del desarrollo sostenible -“desarrollo que satisface las necesidades
del presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para
satisfacer sus propias necesidades”[5]- y esta
Disneylandia que habitamos era muy bonita. Surgía, oficialmente, la conciencia
medioambiental y había que estar dando la vara con esto.
Entonces, aquello de dar un uso
óptimo a los recursos medioambientales manteniendo los procesos ecológicos
esenciales y ayudando a conservar los recursos naturales y la diversidad
biológica; respetar la autenticidad sociocultural de las comunidades
anfitrionas, conservar sus activos culturales y arquitectónicos y sus valores
tradicionales, y contribuir al entendimiento y la tolerancia intercultural; y
asegurar unas actividades económicas viables a largo plazo, que reporten a
todos los agentes unos beneficios socioeconómicos bien distribuidos, entre los
que se cuenten oportunidades de empleo estable y de obtención de ingresos y
servicios sociales para las comunidades anfitrionas, y que contribuyan a la
reducción de la pobreza se convirtió en la Hoja de ruta de la progresía
mundial enervando las conciencias medioambientales. Que está muy bien que ocurriera.
El mundo comenzó a tomar conciencia
de que como sociedad global teníamos que tomar un camino porque estábamos destruyendo
el Medio Ambiente -por un lado- y dejando a cada vez más gente en la vulnerabilidad,
antesala de la pobreza. Eso de que los ‘países pobres’ debían seguir el camino
de los ‘países ricos’ para ser ellos también ‘países ricos’ estaba llevando el
planeta al caos de supervivencia y por eso se pusieron unos cuantos de acuerdo
en señalar que no había más tutía que asegurar las necesidades básicas de
salud, educación y vivienda; la seguridad alimentaria; el acceso al agua
potable y al saneamiento; la conservación de la biodiversidad y la reducción
del consumo de combustibles fósiles, incentivando la adopción de fuentes
renovables de energía como meta para, de verdad, tener un futuro en común;
vamos, el antecedente de la Agenda 2030 y los ODS… y 36 años dándole a la
húmeda con el tema.
Pero vamos a ir más a fondo en la
cuestión de la sostenibilidad: de la necesidad de no joder más el planeta. Con
permiso de todos ustedes me voy a 1961, cuando Benidorm ya desarrollaba su Plan
General de Ordenación Municipal confiados en que el modelo tenía futuro.
Y es entonces cuando el matemático
y filósofo Bertrand Russell[6] lanza
la terrible pregunta: Has Man a Future? Ya crecidito, con 89 años a sus
espaldas, se preguntaba en 1961 por el futuro de la especie humana. Russell
estaba impresionado por la exhibición de armamento nuclear y la confrontación
Kennedy-Kruschov, que nos llevaría vivir la crisis de los misiles[7] en el
otoño del 62.
Russell, en el verano del 61, recién
estrenada la película “Festival en Benidorm”[8] y con
la tercera edición en marcha -que ganaba José Francis, con “Enamorada”-,
estaba convencido de que íbamos derechitos a la destrucción del mundo. Y nosotros
de fiesta.
Sugirió Russell en el texto una
serie de medidas para evitar el enfrentamiento de los hombres y la erradicación
de las guerras; la mayor parte de sus propuestas se referían a la creación
de una conciencia mundial y planetaria y a la eliminación de nacionalismos
separadores de los hombres, ideologías confrontadas y creencias religiosas
exclusivistas. ¡Vaya por Dios!, en qué cosas se aplicaba Russell en
aquellos días. ¿Les suenan sus propuestas?; pues son de 1961.
Abría boca su libro diciendo que “el
hombre es la más interesante, y también la más irritante, de las especies
animales que existen en el planeta Tierra” y cerraba el trabajo con una
súplica: “Señor Osiris, te rogamos que nos concedas una prórroga, una
oportunidad para que salgamos de nuestra vieja insensatez e ingresemos en un
mundo de luz, amor y belleza”. Russell pidiendo una oportunidad para el
mundo. Ya sé que no es lo mismo, pero inauguró la conciencia mundial.
Y si esto fue el primer planteamiento,
la conciencia ecológica para que esto del planeta no se nos fuera al traste
la inauguró la bióloga marina Rachel Louise Carson en junio de 1962 -cuando
Benidorm decide trasladar su Festival del Manila Park a la Plaza de toros (donde
ganó Raphael), por ampliar aforo- con una tríada de artículos en The
New Yorker[9]
-que impactaron tanto que en septiembre del 62 ya estaban como libro- alertando
de los efectos perjudiciales de los pesticidas -el DDT[10] en
concreto- en el Medio Ambiente, especialmente sobre las aves (de ahí lo de “La
Primavera Silenciosa” sin un pájaro que piar), culpando a la industria
química de la creciente contaminación. Razones tenía la buena señora -soltera,
enferma de cáncer y en pleno macartismo, del que fue víctima tras la
publicación del libro- por los despropósitos que ya habían aflorado en su país.
Y eso que no sabía lo que pasaba en la URSS. Al final, el DDT fue muy
controlado en los EEUU y terminó por ponerse en marcha en aquel país la Agencia
de Protección Ambiental (EPA). Un soberbio paso.
Así, en los sesenta ya estaba
surgiendo una conciencia social comprometida con los valores ambientales.
El 27 de septiembre de 1965 el
italiano Aurelio Peccei -miembro del alto staff de la FIAT[11], vicepresidente
de Olivetti[12]
y presidente de Italconsult[13], el
más importante equipo intelectual de Italia, formado en La Sorbona, con
contactos en la URSS y China y con proyección en Iberoamérica, especialmente en
Argentina- pronuncia una conferencia -“El reto de los 70 para el mundo de
hoy”- en el Colegio Militar Nacional de Buenos Aires. La trascripción
de esa conferencia llegará al científico escocés Alexander King meses
después y le despertará el interés por aplicar lo que Peccei llamaba el predicamento
de la humanidad: la necesidad urgente de “percatarse de las
restricciones cuantitativas del medio ambiente mundial y de las trágicas
consecuencias que tendría una extralimitación, a fin de iniciar nuevas formas
de pensamiento”. En realidad, el italiano daba voz al estudio “The
World in 1975” realizado por Stanford Research Institute y que venía a
avanzar lo mismo; y King procuró contactar con italiano y animarlo a poner en marcha
el concepto.
Y, como el que no quiere la cosa,
se estaba fraguando el movimiento ideológico que daría forma, contenido y
validez al mayo del 68 francés que terminó cuestionando los valores de
la sociedad de consumo y defendiendo una forma de vida más respetuosa y
armónica con la Naturaleza. Vamos, la sostenibilidad; que entonces (ni
se entendía) ni se llamaba así.
Lo de Peccei es anterior, por días.
En abril de 1968 reúne en Roma a 35 personalidades de 30 países entre los que
se cuentan académicos, científicos, investigadores y políticos, en la histórica
Academia dei Lincei (la histórica Academia de los Linces) con el objetivo de
comprender la problemática medioambiental del planeta y enfrentarse a ella.
Para ello funda, ya que estaban allí, el Club de Roma[14].
Entre los 35 constituyentes estaba el español Ricardo Díez Hochleitner[15].
El inventario de problemas detectados
en abril de 1968 por los 35 expertos puede que aún hoy -julio de 2023- les
suene: deterioro del medioambiente físico, crisis de las instituciones,
burocratización, enajenación de la juventud, violencia, educación inadecuada,
brecha creciente entre países pobres e industrializados, crecimiento urbano
incontrolado, inseguridad en el empleo, satisfacción decreciente obtenida en el
trabajo, impugnación de los valores de la sociedad, indiferencia ante la ley y
el orden, inflación y disrupción monetaria y brecha creciente en los países
entre ricos y pobres. La asamblea, todo hay que decirlo, se convirtió en un
fracaso por la falta de preparación de los asistentes para tratar los inéditos
problemas; deciden investigar más sobre el asunto y anuncian nueva reunión.
El mayo francés (que llegó, diluido,
hasta junio de 1968; ¡Prohibido prohibir!; ¡Seamos
realistas, sigamos pidiendo lo imposible!) dio el protagonismo a la
juventud, nos propuso la búsqueda de sociedades más humanizadas y clamó por el
rechazo a la guerra de Vietnam (que se había iniciado con los franceses; que a
veces lo olvidamos)[16]
donde morían jóvenes y se empleaban bombas de nuevo diseño, napalm[17] y
agentes químicos[18].
Y más cosas, que obvio en este post para que no me chafen el güito[19]. Llegado
el verano, en Benidorm, con un jurado de sala internacional (de turistas de
diversas nacionalidades) ganará “La vida sigue igual” -defendida por Los
Gritos y Julio Iglesias- a pesar de que todos temían que esto del
planeta tenía ya mal fario.
Por cierto, aquí llegados y bajo la
estela de Julio Iglesias les cuento que la “necesidad de adoptar medidas
de control poblacional”, estaba en todos los estudios y trabajos realizados
desde el inicio de la década de los 50; pero esto se venía soslayando hasta que
en 1968 se publicó La explosión demográfica (o La bomba P), de Paul
y Anne Ehrlich, sobre los problemas derivados del crecimiento de la
población mundial tales como la posibilidad de hambrunas masivas y otras
calamidades… y ahora mismo estamos en 8.0991027.871 habitantes (julio
de 2023), con India superando a China… lo previsto, que la demografía es una ciencia.
Y volviendo a la línea de tiempo, entre
los rescoldos del mayo francés el holandés Willem Oltmans , corresponsal
de la TV pública de su país en los EEUU, nos descubrió, en 1970, que los yanquis
y la URSS sabían que esto se podía complicar mucho -y mal- y había iniciado las
conversaciones secretas para crear un instituto de análisis de sistemas que
advirtiera de la necesidad de cuidar el planeta.
Al mismo compás, el profesor Jay
W. Forrester, del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), se
empeñó en calcular, mediante modelos de computación, los límites del planeta. Djhermen
M. Gvishiani, mientras tanto, hacía lo propio en la Academia de Ciencias de
la URSS.
Finalmente, el documental de
Oltmans, “Debate sobre el crecimiento”, fue presentado en
Rotterdam, con asistencia hasta de la Reina Juliana, el 26 de septiembre de
1971. Dio protagonismo internacional al Club de Roma -que se había
constituido en 197o baja legislación de la neutral Suiza- y puso en marcha la
edición del primer informe del Club de Roma (editado en los EE.UU. durante 1972).
Las repercusiones del informe de
1972 presentado por Dennis Meadows (del equipo de Jay W. Forrester y prácticamente
desarrollado por su esposa, la biofísica Donella H Meadows ) lleva por
título 'Los límites del crecimiento' y despertó preocupación y
polémicas a partes iguales; pero colocó en el candelero al Club de Roma. Se
centró en el análisis de las interacciones entre cinco elementos: el
crecimiento de la población, la producción de alimentos, la industrialización,
el agotamiento de los recursos naturales y la contaminación. Las conclusiones
del informe eran pesimistas… si se continuaba con los modos de consumo que se
practicaban. Los críticos lo consideraron alarmista, pero la conciencia social
despertó y dio paso a un vasto movimiento ambientalista en la mayor parte del
mundo.
El Club de Roma publicó otros tres
informes más en torno a este (y varias docenas desde entonces respecto a otros).
En 1975, “Mankind at the Turning Point” (“La humanidad en la
encrucijada”, se tituló en español), menos pesimista que el anterior, ofrecía
diferentes escenarios que podían evitar potenciales catástrofes. En 1991 le
llegó el turno a “Beyond the Limits” (“Más allá de los límites
del crecimiento”). Y cuando se iban a cumplir treinta años de la
publicación de su primer informe, 2002, el Club de Roma decidió recapitular,
produciendo, por un grupo encabezado de nuevo por Donella Meadows (aunque
falleció antes de su conclusión), otro informe: “Limits of Growth: The
30-Year Update” (“Los límites del crecimiento 30 años después”).
En una de las secciones se preguntaba el equipo: “¿Tuvimos razón hace
treinta años?”. Los hechos han demostrado que el concepto de limitación
ecológica planetaria no es absurdo, cuando menos.
Pero volvamos a los 70, porque, también
en 1972, tras la cumbre de Estocolmo, Edward Goldsmith y Robert Allen,
presentan el “Manifiesto para la Supervivencia”[20], un
programa de largo alcance para una transición a una sociedad desindustrializada
y descentralizada, y que sería utilizado para la formación de lo que más
adelante se conocerán como los partidos verdes europeos. Ya fija el número de
hijos por pareja en 2, fuera de la tasa de reemplazo generacional[21].
1972 fue un año de lo más activo. Tras
él éxito de la cumbre de Estocolmo, el Consejo Europeo se reunión en París y
decidió volcarse con las políticas medioambientales en pro de la sostenibilidad
y la Asamblea General aprobó una resolución, el 15 de diciembre, que designaba
el 5 de junio -el día que había comenzado la cumbre, como Día Mundial del
Medio Ambiente, pidiendo desde entonces “a los gobiernos y a las
organizaciones del Sistema de las Naciones Unidas a que todos los años
emprendan en ese día actividades mundiales que reafirmen su preocupación por la
protección y el mejoramiento del Medio Ambiente” y creó el Programa de las
Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), el organismo especializado para
tratar los temas medioambientales.
Es el tiempo, aquellos inicios de la
década de los setenta, de la primera ola ecologista: Amigos de la Tierra[22]
(1969) o Greenpeace[23]
(1973).
Y coincidiendo con la crisis (la
primera) del petróleo (octubre de 1973; en España se sintió casi un año
después) apareció otro documento fundamental para esto de car carta de naturaleza
a la sostenibilidad: una colección de ensayos del economista alemán Ernst
Friedrich Schumacher que bajo el título “Small Is Beautiful: A Study
Of Economics As If People Mattered” (“Lo pequeño es hermoso:
Economía como si la gente importara”) argumentaba que la economía moderna
es insostenible y abogaba por la sostenibilidad. Y en plena crisis petrolera sorprende
Wilfred Beckerman, desde la Universidad de Londres, saliendo “In
Defense of Economic Growth” (“En defensa del crecimiento económico”)
argumentando, con la que estaba cayendo, que el sistema de precios actúa como
estímulo para encontrar sustitutos y que “no hay por qué preocuparse”.
Y así ha seguido la humanidad.
Desde entonces, como digo -y hasta
hoy-, hemos vivido todo tipo de situaciones, eventos, informes y demás documentos
a favor de la muy necesaria sostenibilidad y donde unos han hecho más que
otros.
Benidorm, insisto, sin meditar el alcance de su iniciativa,
pero consciente de ese era el camino apostó por unos planteamientos, en 1963, de
consumir cielo y no suelo; aunque la medida protectora inicial -sobre más de la
mitad del término municipal- era de 1956. Y salió muy bien desde el momento en
que se da paso a la ciudad vertical, conservando la trama urbana aprobada siete
años antes, mientras dentro de ella se posibilita la experimentación
tipológica. En 2017, Andrés Martínez Medina, arquitecto y profesor de
Historia de la ciudad y la arquitectura en la Universidad de Alicante reseñaba
que “el coeficiente de edificabilidad que planteó el plan de 1963 permitió
aumentar el volumen en altura y ubicarlo en la parte óptima de la parcela, según
el soleamiento y las vistas al mar”, para concluir que “esta
autorregulación es el origen de la actual ciudad”. “Todo viene de una
idea principal: no construir más, sino mejor”[24]. Y
en ello hemos seguido.
Pero hay más. Aquí, en la vieja
piel de toro, ya en los años 50 del siglo XX se oyeron las primeras voces. Y,
tras ellas, llegaron la Sociedad Española de Ornitología[25] (SEO;
1953 - que contó con el apoyo de personajes del mundo
financiero y político muy vinculados al Régimen; propugnaba la defensa de la
conservación de la naturaleza como “deber patriótico”-) y, gracias al
carisma y el trabajo de Félix Rodríguez de la Fuente[26] en
TVE, que abandonó SEO en 1968, se creó la Asociación en Defensa de la
Naturaleza[27]
(ADENA); incluso el parque de Doñana (1969).
Esto que estamos comentando ahora
mismo es conservacionismo: defensa de la naturaleza salvaje. Funcionaba y no era
necesariamente incompatible con la aceptación del modelo moderno de crecimiento
económico del desarrollismo español.
Y como todo hay que decirlo, el
ecologismo posterior a los años sesenta ya cuestiona el modelo de desarrollo
interaccionando con ideologías socialistas y comunistas y se politizan las
cuestiones. Claro, es que la paradoja llega con el ICONA[28] (Instituto
para la Conservación de la Naturaleza; 1971) que lo mismo apoya a Rodríguez de
la Fuente que planta pinos y eucaliptos sin ton ni son[29].
El primer impulso al desarrollo del
ecologismo social en España se debe a la Asociación Española para la Ordenación
del Territorio y del Medio Ambiente (AEORMA), fundada en 1970 y disuelta
tras graves disensiones internas en 1976. En su Manifiesto de Benidorm[30] (1974)
dejaron algunos principios del ecologismo, como la subordinación de la
actividad industrial a las necesidades de la sociedad y no al lucro, la
necesidad de planear adecuadamente la utilización de los recursos naturales
españoles, de realizar estudios sobre la calidad del ambiente y la vida, o la
vinculación entre un ambiente y una vida sana de la población. En Benidorm,
AEORMA plantea “crear una conciencia pública sobre la necesidad de la
ordenación del territorio, hacer estudios de los problemas ambientales,
elaborar propuestas a los organismos competentes, y ser un ”cauce de estos
deseos, sentimientos e intereses agredidos, facilitando documentación y consejo
técnico, e integrando a estos ciudadanos en AEORMA”.
Y esto se parió en Benidorm, de la
mano de Mario Gaviria. Veníamos de la Conferencia de las Naciones
Unidas sobre el Medio Humano, que en Estocolmo (5-16; junio de 1972) planteaba
la necesidad de un criterio y unos principios comunes que ofrecieran a los
pueblos del mundo inspiración y guía para preservar y mejorar el medio humano.
Por cierto: David Bowie publicaba el mismo día de la clausura de la conferencia
su álbum The Rise and Fall of Ziggy Stardust and the Spiders from Mars
donde alertaba de que “la Tierra se estaba muriendo de verdad”.
Pues aquí estamos en 2023, hablando
de lo mismo, una y otra vez.
[1] Alusión al
fenómeno de calor abrasivo, existe un fundamento astronómico: alude a la
constelación Can Mayor/Canícula y su estrella Sirio, La Abrasadora, cuyo orto
helíaco coincidía con el fenómeno de calor abrasivo. Cerca del 15 de julio el
clima se secaba y no era conveniente sembrar. Este tiempo seco terminaba cerca
del 15 de agosto, en cuya fecha reiniciaban la siembra. Este tiempo parecía
coincidir con la posición de la constelación del Can Menor en el cenit a la
media noche. Tiempo en que Sirio, la estrella más brillante de la constelación
del Can, aparece junto con el Sol.
[2] Dentro de
la fase más oscura del crepúsculo llamada el crepúsculo astronómico. Allí, el
Sol está a 12-18 grados por debajo del horizonte. A ese ángulo, la luz
indirecta del Sol se vuelve tan ligera que usualmente es indetectable a simple
vista. Las trazas de luz en lo que de otro modo sería un cielo negro, son de
interés sólo en contextos muy particulares. Por ejemplo, puede dificultar a lo
astrónomos la observación de los objetos celestes más tenues, y de allí el
nombre de esta fase del crepúsculo. De esa forma, casi el 3% de la población mundial está tan
lejos de la curva que no ven luz solar alguna. Más aún, muchas personas en la
zona del crepúsculo náutico, ligeramente más brillante, no podrán notar alguna
luz de día. Especialmente desde áreas urbanas, cuyos residentes comprenden la
mayoría de los números de la población total, la contaminación lumínica puede
mezclarse con el tenue resplandor del Sol, el cual en ese punto está entre 6 a
12 grados por debajo del horizonte.
[3] Doctrina
económica que sostenía que la riqueza provenía exclusivamente de la explotación
de los recursos naturales propios de cada país y del libre cambio de los
productos de los diversos países entre sí, y que sostenía, además, la
existencia de un orden natural de las sociedades humanas, y por consiguiente el
deber de no inmiscuirse el estado en la vida económica del país.
[4] Informe de
la Comisión Mundial sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo. "Nuestro
futuro común", dirigido por la noruega Gro Harlem Brundtland con ecólogos
del nivel de Vladimir Sokolov o economistas como . Gro Harlem Brundtland (Oslo
el 20 de abril de 1939. Con 42 años, fue la primera mujer en encabezar un
gobierno en Noruega (Primera-Ministra en 1981, 1986-89, 1990-96), líder del
Partido Social-Demócrata de los Trabajadores entre 1981 y 1992; fue también
Ministra del Medio Ambiente en 1974 y la primera médica a asumir la dirección
general de la Organización Mundial de Salud, en 1988, donde lanzó una campaña
contra la industria del tabaco que después se extendió por todo el mundo.
[5] https://www.ecominga.uqam.ca/PDF/BIBLIOGRAPHIE/GUIDE_LECTURE_1/CMMAD-Informe-Comision-Brundtland-sobre-Medio-Ambiente-Desarrollo.pdf
[6] Bertrand
Arthur William Russell (1872-1970); filósofo, matemático, lógico y escritor
británico, ganador del Premio Nobel de Literatura en 1950 en reconocimiento a
sus variados y significativos escritos en los que defiende los ideales
humanitarios y la libertad de pensamiento
[7] 14 al 28 de
octubre de 1962
[8] Dirigida
por Rafael J. Salvia y protagonizada en los papeles principales por Concha
Velasco, Carmen de Lirio, Ángel Picazo y Manolo Gómez Bur.
[9] The New
Yorker es una revista estadounidense semanal que publica críticas, ensayos,
reportajes de investigación y ficción. Aunque se concentra preferentemente en
la vida social de Nueva York, The New Yorker tiene una amplia audiencia fuera
de esta ciudad debido a la calidad de sus periodistas. Es cosmopolita, con un
carácter urbano acentuado por su sección Talk of the Town, con sus comentarios
refrescantes sobre la vida en Nueva York, la cultura popular y las
excentricidades estadounidenses, y el seco ingenio de sus sketches y famosas
viñetas. The New Yorker se empezó a publicar el 21 de febrero de 1925. Empezó
con una tirada semanal. Ahora, publica 47 veces al año, de las cuales, cinco
son bisemanales. Fue fundada por Harold Ross.
[10] El dicloro
difenil tricloroetano (DDT); compuesto organoclorado principal de los
insecticidas. El DDT fue sintetizado por el científico austriaco Othmar
Zeidler, durante su tesis doctoral en Viena(1874). Fue redescubierto y
producido en los laboratorios de la Compañía Geigy en Suiza. Descubrió su uso
como insecticida el químico suizo Paul Hermann Müller y recibió por ello en 1948
del premio Nobel de Fisiología y Medicina por su utilidad en el control de la
malaria, la fiebre amarilla, el tifus y muchas otras infecciones causadas por
insectos vectores.En el siglo XX fue utilizado con intensidad como insecticida
pero, tras comprobar que este compuesto se acumulaba en las cadenas tróficas y
ante el peligro de contaminación de los alimentos, se prohibió su uso en gran
número de situaciones y circunstancias.
[11] Fiat
Automobiles -siglas de Fabbrica Italiana Automobili Torino-; histórica marca
italiana de automóviles, bajo la que se comercializan vehículos desde 1899,
origen del mayor grupo industrial italiano, Fiat S.p.A., propiedad de
Stellantis. Lancia, Abarth y Alfa Romeo que junto a Chrysler Group, Ferrari y
Maserati son las divisiones automovilísticas de Fiat S.p.A.
[12] Empresa
fundada en 1908 cerca de Turín, por Camillo Olivetti, como fábrica de máquinas
de escribir. Olivetti produjo el primer ordenador de Italia, el Elea 9003, en
1959. En 2003, Olivetti fue absorbida por el grupo Telecom Italia, pero
mantiene una identidad aparte, bajo el nombre de Olivetti.
[13] ITALCONSULT
es una empresa consultora de ingeniería italiana fundada en Roma en 1957 por
los mayores grupos industriales de la época para demostrar en todo el mundo el
"saber hacer" italiano y la capacidad de "hacer
ingeniería". Desde diciembre de 2012, la Compañía tiene una “nueva”
estructura accionaria formada por Bevilacqua Engineering Group, que opera
activamente en Italia en el sector de infraestructura de transporte público y
privado a través de las Sociedades “SIS S.p.A.– Studio di Ingegneria Stradale”
y “A&S, Autostrade e Strade Engineering S.p.A., ahora fusionadas en
ITALCONSULT, y dos grupos representantes de la excelencia italiana en los
campos económico y financiero: Intesa Sanpaolo S.p.A., el mayor banco italiano
muy activo en el apoyo a las inversiones en infraestructuras y también en
actividades en el extranjero y Tecnoinvestimenti Srl, perteneciente a las
Cámaras de Comercio de Italia a través de TECNOHOLDING S.p.A., que disfruta de
su propia red nacional e internacional capaz de impulsar iniciativas y
programas de inversión así como activar acuerdos técnico-comerciales
bilaterales. Esta nueva estructura accionaria permite a ITALCONSULT seguir
adelante para ofrecer a los Clientes sus servicios de ingeniería especializada
altamente integrados en los sectores estratégicos para el desarrollo
socioeconómico de los territorios en cuestión con referencia específica a la
infraestructura de transporte, agua, medio ambiente, energía y principales
estructuras civiles.
[14] Aunque
cuenta con un límite máximo de 100 miembros procedentes hoy de 38 países,
actualmente el Club de Roma tiene su sede principal en la ciudad suiza de
Winterthur y cuenta con 104 miembros; además, tiene 46 miembros honorarios
entre exjefes de Estado, reyes y altos funcionarios. Tiene, asimismo, 32
capítulos, o asociaciones nacionales, repartidos por todo el mundo, entre los
que se encuentra el Capítulo Español, que fue fundado a finales de 1976. A su
vez, el Capítulo Español del Club de Roma cuenta también con grupos de socios
configurados con criterios de distribución territorial, referidos a Comunidades
Autónomas (el Grupo Catalán, Madrileño, Valenciano, Vasco, etc.).
[15] Ricardo
Díez Hochleitner (1928-2020). Licenciado en Ciencias Químicas por la U. de
Salamanca (1950), realizó estudios de
postgrado de ingeniería química y elaboró su tesis doctoral en la Universidad
Técnica de Karlsruhe (República Federal de Alemania). Su Máster en
Administración de Empresas (MBA) lo hizo en EEUU por la Universidad de
Georgetown en Washington D.C. (1957-58). Destinado, primero, en la UNESCO en
1958 como Especialista en planificación y administración de la educación, siguió
en París hasta 1962. Durante 1961-1962 simultanea dicho cargo en la UNESCO con
el de Secretario ejecutivo de la Comisión de Educación (Task Force) de la
Alianza para el Progreso - OEA -, con sede en Washington D.C. llegando a ser el
primer director del Departamento de inversiones en educación del Banco Mundial
(1962 a 1964). Más tarde fue nombrado Director del Departamento de Planificación
y financiación de la educación de la UNESCO (1965 a 1968). De regreso a España,
fue nombrado Secretario general técnico (1968-1969) y Subsecretario (1969-1972)
del Ministerio de Educación y Ciencia. Desde allí se ocupó de la elaboración
del Libro Blanco y del Proyecto de Ley General de Educación.
[16] La Guerra
comienza en 1946 en una primera fase que dura hasta 1954, en la que las tropas
coloniales francesas combatieron contra el Viet Minh -liderado por los
comunistas- en la Indochina francesa. La mayor parte de la financiación del
esfuerzo de guerra francés fue proporcionado por los Estados Unidos. Después de
que los franceses abandonaran Indochina tras ser derrotados en 1954, en la
Conferencia de Ginebra se decidió el abandono de la colonia asiática, la
separación de Vietnam en dos estados soberanos (Vietnam del Norte y Vietnam del
Sur) y la celebración de un referéndum un año después donde los vietnamitas
decidirían su reunificación o su separación definitiva. Pero los dirigentes del
Sur optaron por dar un golpe de Estado y no celebrar este referéndum para
evitar que ganara la reunificación. Por este motivo Vietnam del Norte comenzó
las infiltraciones de soldados en apoyo del Vietcong para anexionarse a Vietnam
del Sur. Entonces Estados Unidos, en virtud de la Doctrina Truman y la Teoría
del dominó (contener la expansión del comunismo), envió recursos y, a partir de
1964, tropas a Vietnam del Sur para evitar la conquista por el norte comunista,
dando lugar a este conflicto que se prolongó casi 20 años más; hasta 1975.
[17] Gasolina
gelatinosa que produce una combustión más duradera que la de la gasolina
simple. Su nombre procede del acrónimo de ácido nafténico y ácido palmítico,
con los que se fabrica.
[18] Desde la
más remota antigüedad se han utilizado diversas substancias (alquitrán ardiente,
azufre en estado de combustión, aceite hirviente, el fuego griego (fuego romano
que llamaban los árabes, que también lo padecieron: nafta –una fracción del
petróleo también conocida como bencina–, azufre, amoníaco, nitratos y cal viva)
y agentes tóxicos, irritantes y quemantes contra el enemigo. Durante la IIGM los
nazis emplearon agentes tóxicos para exterminar masivamente prisioneros. La
existencia de estos productos fue conocida por Estados Unidos al final de la
contienda y, sobre la base de las investigaciones alemanas y en muchos casos
con el concurso de los mismos investigadores, se continuaron, ampliaron y
perfeccionaron los trabajos en este campo ya en los Estados Unidos. Otras
potencias también desarrollaron los suyos. En Vietnam se utilizaron herbicidas
y defoliantes como los llamados agentes Naranja, Azul, Blanco y Púrpura; y sales
inorgánicas de arsénico; esterilizadores del suelo, como el bromacilo y el Urox
22; gases tóxicos, como el CS, CS-1, CS-2, DM o adamsita, CN o
cloroacetafenona, bromoacetato de etilo; y agentes incapacitantes, como el BZ.
También termita y el fósforo blanco como hace ahora Rusia con Ucrania.
[19] Sombrero,
prenda de cabeza.
[20] The
Ecologist's Blueprint for Survival, publicado en la revista británica The
Ecologist, en enero de 1972; posteriormente editada en formato libro.
[21] La
fecundidad de reemplazo se refiere a la fecundidad mínima necesaria para que
una población cerrada (las migraciones se entienden aparte) se mantenga
indefinidamente en el tiempo sin disminuir su volumen, y suele cifrarse en 2,1
hijos por mujer como promedio.
[22] Amigos de
la Tierra Internacional (FoEI) es una red internacional de organizaciones
medioambientales en 74 países. Fue fundado en 1969 por un grupo de activistas
antinucleares liderado por Robert O Anderson. FoEI cuenta con una pequeña
oficina (ubicada en Ámsterdam, Países Bajos) que proporciona soporte a la red y
sus campañas importantes. El comité ejecutivo, elegido por los representantes
nacionales, define las políticas y supervisa el trabajo de la oficina.
[23] Greenpeace
es una ONG ambientalista internacional. Realiza campañas en todo el mundo por
temas como la agricultura ecológica, los bosques, el cambio climático, contra
el consumismo, por la democracia y el contrapoder, el desarme y la paz y el
cuidado de los océanos. Fue fundada en 1971 en Vancouver, Canadá y tiene su
sede en Ámsterdam, Países Bajos. Tiene oficinas en 55 países. Surgió a partir
del movimiento Don't Make A Wave/No hagas una ola para frenar pruebas nucleares
en Alaska en 1969.
[25] La
Sociedad Española de Ornitología (SEO, en la actualidad SEO/BirdLife) es una
organización no gubernamental española de utilidad pública que tiene como
principales objetivos la conservación y el estudio de las aves y sus hábitats.
Fue fundada el 15 de mayo de 1954 en el Museo de Ciencias Naturales de Madrid.
Está inscrita como ONGD en la AECID. A mediados de 2021 contaba con casi veinte
mil socios y unos cinco mil voluntarios. La sede central está situada en Madrid
y además existen delegaciones en Aragón, Andalucía, Canarias, Cantabria,
Cataluña, Extremadura y en la Comunidad Valenciana además de oficinas en Doñana
y en el Delta del Ebro.
[26] Félix
Samuel Rodríguez de la Fuente (1928-1980); naturalista y divulgador
ambientalista español, defensor de la naturaleza, y realizador de documentales
para radio y televisión, destacando entre ellos la exitosa e influyente serie
El hombre y la Tierra (1974-1980). Licenciado en Medicina por la Facultad de
Medicina de Valladolid y autodidacta en biología, fue un personaje polifacético
de gran carisma cuya influencia ha perdurado a pesar del paso de los años.2 Su
saber abarcó campos como la cetrería3 y la etología, destacando en el estudio
y convivencia con lobos. Contribuyó en gran medida a la concienciación
ecológica de España en una época en la que el país todavía no contaba con un
movimiento de defensa de la naturaleza.
[27] La
Asociación para la Defensa de la Naturaleza fue creada el 30 de julio de 1968.
Félix Rodríguez de la Fuente fue uno de sus fundadores y su vicepresidente
hasta su muerte en 1980. El nacimiento de ADENA está por lo tanto muy vinculado
con la creación del parque nacional y natural de Doñana, uno de los lugares de
mayor biodiversidad de Europa. Más adelante se unió a la red de WWF y pasó a
denominarse WWF/Adena. Desde 2009 se denomina WWF España.
[28] El
Instituto para la Conservación de la Naturaleza (ICONA) fue un organismo
administrativo español para el estudio y actuación en la conservación de la
naturaleza, que por el Decreto-Ley 17/1971 de 28 de octubre reemplazó al
preexistente de la Dirección General de Montes. Estuvo adscrito al Ministerio
de Agricultura. El ICONA durante su tiempo de funcionamiento desempeñó un papel
clave en la conservación de los espacios naturales,1 y tras la asunción de la
mayoría de sus competencias por las distintas comunidades autónomas, fue
sustituido en 1991 por la Dirección General de Conservación de la Naturaleza.
[29] En 1940,
apenas finalizada la guerra civil, se ponía en marcha en España un Plan Nacional
de Repoblación por el que se preveía la forestación de 5.679.000 hectáreas en
el plazo de cien años. Hasta 1972, el total repoblado ascendió a 2.658.700
hectáreas, lo que supuso alcanzar el 46% aproximadamente de la meta entonces
fijada, en el intervalo de los 32 primeros años. De las 2.658.700 hectáreas repobladas, como
ya comentamos, hasta 1972, 2.078.968, es decir, el 90,1 % del total se
replantaron de pinos; 202.539 hectáreas, el 8,7 %, con eucaliptos, y solamente
24.710 hectáreas, es decir, un simbólico 1 % del total fueron replantadas con
especies frondosas autóctonas. Los bosques propios de los ecosistemas canarios
fueron igualmente diezmados, pasando, por ejemplo, el pino canario, de una
superficie de 115.000 hectáreas, en 1956, a sólo 63.721 hectáreas en 1976.
Igual proceso experimentó la laurisilva, formación arbórea peculiar de estas
islas, que juega un papel importante en su estructura ecológica, y que en la
actualidad se encuentra reducida en fracciones muy importantes.
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