Y pasó a tomar café con nosotros en el Meliá Benidorm el
Presidente de la Diputación de Alicante, César
Sánchez Pérez. Y yo me planteaba: ¿qué necesidad tiene este chico de aparecérsenos
hoy en carne mortal con la que le está cayendo al PP?; alguno, hasta yo mismo,
le puede saltar a la yugular. Si hubiera venido en su día lo mismo come mejor y
no tiene el escenario que se le ha brindado al PP en la Comunitat y Madrid.
Y el caso es que vino; al final cuadraron agendas y en Los Cafés del Meliá estuvo César Sánchez, un extremeño de
nacimiento (Navalmoral de la Mata, 1979) formado en Calpe y Sociólogo por la
UA. Comenzó a ganarse la vida como telefonista en el Ayuntamiento de Calpe,
mientras iba a la universidad, y tras haber sido concejal, hoy es su alcalde (2ª Administración); y por esas
cosas que tiene la vida política (nadie quería a Císcar), presidente de la Diputación
de Alicante.
Estuvo en el gabinete del presidente Camps (que, discúlpeme, no es para alardear) y fue diputado autonómico (VII Legislatura,
2007-11); hasta se casó y es padre de una niña. Ahora lidia en Calpe con dos
partidos más y en la Dipu con C’s: “creo que no hay riesgo en la Institución
provincial” nos aseguró, porque desde el instante uno entramos al trapo
ya que C’s rompió el pacto. Y, claro, como había sentado un “hay
que convivir con las adversidades” faltó tiempo para mentarle tres
presidentes de Dipu, tres, con cartel: Carlos Fabra, Alfonso Rus y Ripoll: “He
convivido con ellos; hace daño la corrupción. Hay que superar la etapa. Le han
hecho daño al PP y a la Comunidad Valenciana; merman nuestra credibilidad, así
que lo mejor es que cuanto más rápido actúe la Justicia, mejor”.
Y como se le recordó también algún diputado provincial,
alcalde en la comarca, con imputación, no sólo citó al nuciero Bernabé Cano, sino que también al
benidormense Agustín Navarro. Del PP
y del PSOE. “No son los únicos; hay más”, dijo y nos preocupó, por lo que
puntualizó: “Lo son por cuestiones administrativas. Imputar por cuestiones
administrativas es muy sencillo. Hace unos días se ha archivado una contra otro
diputado. Hay que marcar una línea entre ‘meter la pata’ y ‘meter la mano’; se
está pervirtiendo el funcionamiento de la Administración”. Sí,
administrativamente, por chorradas o magnicidios, es muy fácil lograr la
imputación del contrario. No sé si nos tranquilizó, pero interpelado por los
casos de corrupción, fue tajante: “no
hay que esperar la investigación; se les ha de apartar”. Y tras ello
nos dijo que “un político debe gestionar emocionalmente también”.
Y entró en las cosas del PP en la Comunidad Valenciana, que
es el suyo: “el PP no está bien”. Apuesta por una refundación “más
potente que la de AP en el PP; toca ir más allá”. Apuntó que la
sociedad española está en una segunda transición “y el PP debe transformarse; tiene
que darse 6 meses, superar la fase de culpa y volver a funcionar”. Y
tras ello apuntó algo que a muchos nos molesta: “el PP tiene un problema de relato”.
Y eso no es de hoy; el PP no sabe comunicar -no sabe vender- ni lo más mínimo. El
“maricomplejines”
de Losantos lo dice todo.
Obviamente, defendió la validez de la institución
supramunicipal: la defensa de la provincia, la dinamización de la economía y la
vertebración interna de la provincia para evitar que el interior desaparezca
(cuestiones de manual). Y como píldora de aperitivo: “la mejor política social es crear
empleo”, tras lo que indicó que “en función de las competencias de cada uno
se pueden atender unos servicios u otros; que la ley los deja muy claros”.
Defendió algunas facetas que históricamente asumió el organismo, como el Centro de Mentales Dr. Esquerdo o el Hogar Provincial que si bien ahora no
le competerían, no se entendería la provincia sin ellos.
Y clave era -estando en Benidorm- la cuestión del turismo: “el
turismo es el polo principal; prácticamente el 13% del PIB de la Comunitat
depende del turismo”. Y es que uno andaba por hospitales esos días y no
estaba al tanto del magnicidio perpetrado por el Consell; pero él sí. Primero
nos contó que la Diputación, el Patronato de Turismo de la Costa Blanca, “está
al 100% con Benidorm; la sede de Benidorm tendrá funciones muy concretas para
monitorizar el comportamiento del turista en la Costa Blanca y con esos datos,
mejorar nuestras políticas”. Y avanzó las apuestas turísticas de la
Dipu; incluso que “con la Universidad vamos a profundizar en el turismo idiomático ante la
demanda que hay de español en USA”, y con otra idea a materializar: “con
una escuela culinaria USA, una cátedra de gastronomía y con la Cámara de
Comercio, la Agencia de la Salud y la Dieta Mediterránea”. Y proyectos
con el ciclismo y capitalidad cultural para Orihuela. Buenos proyectos.
Buenos serían, y los lanzó… porque a esa hora ya sabía el
señor Sánchez del Decreto del Consell de retirar
las competencias de Turismo a las Diputaciones. Y ahí abrimos otro frente.
Al César lo que es del César: “buscan acabar con las Diputaciones; esto ya
se hizo en Cataluña en 1981”. Y ahí le salió la vena militante: “Ximo
Puig no cree en las provincias y sí en los Països (Catalans)”. Y ya
metido en faena, “ellos sí tienen un relato; creen en las comarcas, la veguerías
catalanas; eso tiene encaje en un modelo federal, pero en el constitucional de
comunidades autónomas no cabe”. (¡Tinkkkk!)
Y fue a más en su denuncia: “En la FVMP, de la que soy
portavoz, ya no se habla de Comunidad Valenciana; ellos (PSOE) tienen
un modelo territorial distinto donde las provincias son un estorbo”. E
insistió en su batalla por las provincias y por las diputaciones como órgano
supramunicipal, el célebre “ayuntamiento
de ayuntamientos”.
“Las autonomías nos han dado mucha prosperidad; como modelo de gestión,
deben funcionar mejor, pero las diputaciones hacen su función y colaboran”.
Y dimos de mano, rumiando lo del Decreto de Turismo. Y yo
les pregunto: ¿Entienden de turismo más al Norte del Montgó? Y no mucho más
allá. En todo caso: ¿Qué entienden por Turismo por allí? “Volver a Mediterrània es un error”,
apostilló el presidente de la Diputación. Si hasta ellos mismos tumbaron
Mediterrània, apostillamos y reafirmo yo.
Y yo no tengo aún cuerpo para leerme el Decreto pero de
entrada ya lo considero una barbaridad. Cuando el mal viene de Valencia… muestra
pendencia, suena a sentencia, carece de solvencia y nos hastía la paciencia.
¿De verdad nos merecemos esto?
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