Pasó a tomar café en el Meliá
Benidorm la consellera de
Agricultura. Era la primera vez que un miembro del Gobierno valenciano acudía
a la tertulia. Hasta el momento, los miembros del Consell, salvo los nacidos en
Benidorm, por uno u otro motivo, o no pasaban del CDT Domingo Devesa, o no pasaban del INVAT.TUR o no pasaban de Radio
Benidorm. Que me acuerdo yo, cuando siendo ambos gobiernos del mismo color
(ayuntamiento y Consell), Andrés García
Reche venía a la emisora, a defender Mediterrània, sin pasar por el
Ayuntamiento; y volvía a la autopista. Pues nada, ayer la consellera Cebrián se acercó al Meliá a tomar café
con nosotros y tertuliar y tertuliar.
Hay que agradecerle que aceptara el “atraco” que le hicimos en Alicante cuando acudió a la Noche
del Vino, de BOCOPA, y nos
entregó el premio por el empeño en el Señorío
de Benidorm que, dicho sea, acaba de conseguir otro galardón en Berlín.
Elena Cebrián Calvo
es, además, hija de un compañero de la Asociación Valenciana de Periodistas y
Escritores de Turismo y con Rafael
Cebrián hemos compartido, los periodistas de turismo, vivencias; y
disfrutado con sus libros, que son un montón.
Elena Cebrián es
Ingeniero agrónomo y funcionaria del Ministerio de Agricultura con amplia
experiencia en Madrid, Bruselas y Copenhague, y desde finales de junio de 2015
es la consellera de Agricultura, Medio Ambiente, Cambio Climático y Desarrollo
Rural… y ahí entra prácticamente todo lo que es terruño. Ella se define
como “miembro de un equipo en el que su papel es de consellerra; pero de
equipo”. Y en eso nos señaló que como miembro de un gobierno tripartito
“se
puede gobernar en coalición; aunque no es fácil”.
Y le preguntamos y nos respondió: “está muy descuidado nuestro
patrimonio natural que es un paisaje transformado por muchos siglos de Historia”.
Y sí, “somos una comunidad agrícola” con la consiguiente matización,
que obviamente suscribo: “somos una comunidad agroalimentaria”.
Y nos explicó su concepción de una “economía interrelacionada” haciendo
hincapié en la “capacidad de actividad económica y de empleo” que genera lo
agroalimentario en la Comunitat.
A preguntas de tertulianos sobre el Turismo justificó que no tuviera departamento “propio” (porque nunca lo
tuvo, lo compartía con otros) porque “dada su importancia, depende de Presidencia”
(como viene siendo desde 1996), a lo que añadió que “tiene carácter transversal”
y que “es importante relacionarlo con la agricultura, en concreto con la
alimentación y las cuestiones naturales”. Aunque habría que matizar, le
aceptamos la cuestión, con lo que apuntó más: “las cuestiones de Medio Ambiente
son recursos turísticos”.
En la cuestión del agua,
en nuestra tradicional indigencia hídrica, no fuimos nada condescendientes con
ella. La consellera nos explicaba las generalidades y, con vehemencia, alguno/a
le recordó que aquí sabemos gestionar la escasez; “escasez de muchos años” añadió
ella, que, además, apuntó líneas de “modernización de regadíos y de eficacia”
cuando aquí le reclamábamos seguridad de abastecimiento. Y ahí estuvo en su
papel: “mensaje alejado de las guerras del agua” por un lado y, dogma
por competencias departamentales, “hay que preparar nuestra forma de vida a
escenarios más graves”. No obstante, ella está “a favor del trasvase Tajo-Segura”
lo mismo que “por la desalinización”,
aunque yo me permito recordarle (la alegre inconsciencia de mi situación que me
para una pátina de osadía) lo de siempre:
se desala el bacalao, se desaliniza el agua, con rendimientos (2015) de 47% y
costes de 0’45 €/m3 que eso es tela marinera aún. Y sí, aquí pagamos poco por
el agua, pero es que pagamos mucho por todo lo demás.
Lo de los “usos lúdicos” del agua sentó como
siempre sienta aquí eso; entre jarro de agua fría y olla de agua hirviendo. Que
el Turismo tenga agua es impepinable y nunca debería entenderse como uso lúdico
más que en alguna -y muy concreta- actividad turística. La consellera, me
consta, se fue con nota tomada, como la de la avispa “egipcia”, que luego me contaron que es china.
Apostó la consellera por “fomentar la relación con el
territorio” y cuando se le preguntó por la salud ambiental de la
Comunitat Elena Cebrián nos aseguró que “iba a ser crítica”. Y lo fue. “No
hay un informe del Estado Medioambiental en la Comunidad Valenciana; nadie se
preocupó en organizar el informe. No me atrevería a señalar el estado”.
Hombre… Entendamos que cuando dijo “nadie”, se refería a los anteriores
moradores del PP. Luego añadió “visiones” sobre “el
problema de los RSU, la cuestión cualitativa del agua, la mejorable calidad del
aire” y de otros muchos aspectos. Todos, consellera.
Y nos metimos en las cosas del bosque; que ¿qué necesidad
teníamos? Es que en eso de ‘nuestros bosques’ entra muchas veces el
desconocimiento general de qué es el ‘bosque mediterráneo” porque no es ni el
bosque boreal canadiense ni el bosque de Couvet (Suiza); el nuestro tiene más
de matorral, con autóctonas de porte, pero que muchas veces le han colocado
pino carrasco que prende por todas parte. Y que si falta ganado, y por ello el
ramoneo y limpieza, tenemos una bomba de relojería; y que podríamos estar con
eso varios días porque “más del 50% del territorio de la Comunidad
Valenciana es forestal; el concepto forestal tiene muchos pisos”,
reclamando “mayor conocimiento de los ecosistemas forestales y, sobre todo, de los
suelos”.
Habló del CC; no coincidiendo en nada con ella. Y mira que
cuando mentan las cosas del clima yo intento entenderles; pero no puedo. Y con
mi bilis in crescendo le interpelé por una frase que deslizó casi al principio.
Ella dijo “no podemos exportar todo tipo de modelo turístico” y yo, que me
malicié lo peor, le pregunté, a la consellera de Medio Ambiente, por su parecer
por el ‘modelo Benidorm’ al tiempo
que le ofrecía a todos y cada uno de los miembros de la Tertulia para enseñarle
la verdad de Benidorm incluso antes de la respuesta. Y es que preveía la
respuesta. Y la acepto; pero de manifiestamente mejorable, nada de nada. ¿Qué
es lo que habría que mejorar?, le pregunté: “adaptarse a la mayor escasez de agua, optar por la eficiencia
energética, atender las demandas de producto local y ecológico, desarrollar su
adaptación a los tiempos…”. Uff, idiomas distintos. ¿Quién se adapta mejor
que nadie a la indigencia hídrica?, ¿quién sabe de eficiencia energética?,
¿Quién?, ¿quién?
Y luego, reclamó “atención el equilibrio territorial”.
¿Quién mejor que Benidorm sabe lo que tiene detrás en la Marina Baixa? Si es
que más arriba del Montgó no se entiende que hay arte en la intensificación de
la actividad turística; que un modelo de masas funciona, ¡y cómo funciona! Y no
la culpo, pero es que esta realidad hay que vivirla, y el fenómeno Benidorm es
como el secreto de la tónica de los años que tan bien interpretaba Bernard Le
Coq: conocerla es amarla. ¿Se acuerdan?
Hablamos de muchas más cosas en Los Cafés del Meliá; la consellera estuvo muy receptiva y amable,
simpática y condescendiente: encantadora. Y nos atendió a todos y por muy
impertinentes que fueran las preguntas (que alguna y algún modo hubo), Elena Cebrián fue una tertuliana de
mucho nivel. Nos dedicó casi cuatro horas de su tiempo, en una tarde de
viernes, viniendo desde Valencia, donde oficia de valenciana de pro. Sobre
todo, porque muchas de las preguntas formuladas exigían una tesis para
responderla y un esfuerzo supino para hacerlo a nuestro gusto.
No me resta más que agradecerle la deferencia y prestarme a
mostrarle la realidad de Benidorm que equilibra territorialmente como nadie y
es más sostenible que la bola esa que el coloso Atlas carga a su espalda.
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