El fallecimiento de Julio
Muñoz me ha traído a la memoria el Primer Premio Palas Atenea.
Sabía de él, de Julio Muñoz, y de su obra, pero no fue hasta
octubre de 2016 cuando le conocí en su estudio de Arquitectura -Interproyectos-
junto a Alejando Muñoz y Mónica Fernández. Y más al interior, su esposa y su
nieta.
Yo había escrito de Gran
Benidorm, de su amigo Óscar Tusquet,
y quiso enseñarme un sinfín de aspectos de un Gran Benidorm que él
seguía teniendo en la cabeza y en sus realizaciones. Luego, nos volvimos a ver con
la visita de Tusquets y otras varias ocasiones.
Julio Muñoz, de por sí, merece mucho más que un post. Y en
esta ocasión me voy a centrar en el Premio
Palas Atenea.
Me he quedado con las ganas de preguntarle a Julio Muñoz el ¿por
qué? del nombre: Premio Palas Atenea,
pero el caso es que Palas Atenea, la Minerva de los romanos, era la diosa de la
guerra… Y también de la sabiduría y de la ciencia, además de patrona de diversas
actividades. En concreto -y lo digo por el galardón otorgado a Benidorm-, tenía
una especial afinidad con las ciudades; en especial, con Atenas... y después de
aquella noche de septiembre de 1976, con Benidorm.
El caso es que nueve expertos de la Arquitectura, el diseño,
la moda, las joyas, la decoración, y, en definitiva, del mundo de la cultura, concedieron
aquel premio. Y estos fueron el director de cine Luís García Berlanga, el dramaturgo Francisco Nieva, los diseñadores Toni Miró -hombre de la moda- y Miguel Milá, el decorador Juan
Fatjó -experto en joyas-, el interiorista Julio Muñoz y los arquitectos Oscar
Tusquet, Pep Bonet y Luis Marín. El sociólogo José Miguel Iribas actuó como
secretario del Jurado.
Estética,
funcionalidad y justificación sociológica eran las tres premisas que debían
cumplir los candidatos para poder optar al Premio Palas Atenea. Y Benidorm no
estaba en la terna de ciudades finalistas -leo en el acta del notario José
María López- Urrutia Fernández- pero el jurado constató que Benidorm superaba a
las nominadas: “El jurado ha considerado que debía valorar en la ciudad no su valor
histórico preexistente sino la forma en que se están resolviendo todas las
solicitudes a que está sometida en la actualidad... Benidorm ha estado
sometida, a unas presiones de índole especulativas, demográficas e
infraestructurales muy superiores no sólo al resto de las poblaciones de la
Costa Blanca, sino también a las del resto de España…”.
Y aquí viene la clave: “Pese a la fuerza de estas
presiones se ha generado una calidad urbana superior a la que poseen todos los
ensanches producidos en la posguerra en cualquiera de las capitales de
provincia españolas... Las pavimentaciones, el saneamiento, la iluminación, la
jardinería y la capacidad viaria están inteligentemente planteadas y responden
de forma realista a cada etapa de crecimiento”.
Pilar Velázquez presentó la Gala. A la derecha el gran JM Iribas |
Y se habló de los edificios y de su estética. Entonces se
reafirmaron los miembros de jurado: “Consideramos aleatoria la solución formal
que se adopte en cada edificio. Consideramos negativo cualquier intento
encaminado a la imposición de un orden formal puritano, que en Benidorm
afortunadamente se ha evitado, con excepción de aquellas zonas regidas, por
normas convencionales referentes a alineaciones y alturas, que se han extraído
de etapas de formación de la ciudad ya obsoletas, y que en la ciudad que
premiamos está produciendo los fragmentos urbanos menos satisfactorios”.
Y se destripó el secreto que hizo posible este Benidorm: “las
Ordenanzas del PGOU controlan lo imprescindible y liberan lo aleatorio”.
Y fueron a más al considerar “imprescindible tanto la
limitación del volumen, y por tanto de la densidad demográfica, como las
restricciones que impone a la total ocupación de las parcelas, lo cual
determina una liberación de espacio que favorece al peatón…”
Aquellos premios Benidorm los compartió con una sandalia de
plástico (modelo Marilyn), con el
Parque Municipal de Elche, el edificio ‘La
Muralla Roja’ de Ricardo Bofil,
una silla de mimbre y un bastón de rama de palmera. Arte y diseño.
La actriz Pilar Velázquez
presentó la gala que organizó (ofreció y patrocinó) Julio Muñoz quien junto a los arquitectos Tusquets, Bonet y Marín
concluyeron que, sobre Benidorm, “había que desterrar el tópico de que la
libertad de alturas genera un caos”.
Grande, Julio.
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