Estaba en Panamá City (PC), Florida, un buen día, juntando
letras -reflexiones- que quince días después ven la luz. Por allí pasó “Michel”
el 10 de octubre de 2018…. Y, aún hoy, tres años después, sientes sus efectos;
están visibles sus huellas Golfo de México que es. Pero la vida, como la
economía, sigue y apuestan por esto del turismo cosa fina.
Y de aquí, he saltado al vecino desarrollo de Panamá City
Beach (PCB) -a menos de 15 millas-, con sus playas de arena blanca -blanca como
el azúcar blanca- para llegar, viendo lo que hay, a la conclusión -muy, pero
que muy- particular de que si esto lo pilla don Pedro en su día, otro gallo les
cantaría. Y eso que, estando como están, les va bien, pero que muy bien… En
resumen: un pantallazo de edificios ante el mar, autopista tras ellos, y
segundas líneas absurdas sólo alteradas por estructuras comerciales.
A mí, que vengo de Benidorm, me chirría que los altísimos muros
pantalla de los grandes condominios verticales de primera línea impidan ver el
mar a los de atrás. Por no dejar, no dejan ni al viento pasar. Pero a ellos no
les importa; aquí tienen su concepto de ocio consumista detrás de la primera
línea y -carretera y manta- te vas al Parque Nacional Saint Andrews y en medio
de exuberante naturaleza puedes ver maravillosas puestas de sol sin ladrillos:
la misma playa, unos kilómetros más, 8 dólares de vellón por visita y máxima
tranquilidad.
Tanto PC como PCB son ejemplos típicos del urbanismo yanqui.
PC es una supuesta estructura urbana limitada por las aguas de la Bahía de San
Andrés, mientras que PCB es un desarrollo urbano paralelo a la costa del Golfo
de Méjico, al socaire de su playa, sobre una estrecha franja constreñida por el
gran lagoon de la bahía interior.
PC es un pueblo -vamos, una calle “principal”-, que tiene
cuatro tiendas y ocho garitos (alguno sobresaliente y uno cum laude), con dos
parquecillos verdes, remansos de paz, y… te caes al agua de la bahía que forma
la desembocadura del río Ecofina Creek al chocar con la dinámica marina del
Golfo de México, sin aprovechar suficientemente la primera línea de playa hasta
que te vas, que te vas, tierra adentro, pero también al agua, en un compendio
de ensenadas, bahías y lagunas muy propias de la geología local donde la zona
habitada está inmersa en la gran llanura costera que va desde el Pandhadle occidental
de Florida[1]
(vamos, lo que no es la península de Florida en sí; “el mango”, que le llaman
ellos, donde está Tallahassee, la capital y los diez condados al oeste del río
Apalachicola) hasta Texas y el conjunto Padre Island. Vamos, que me he ido yo
también de madre para describir el territorio.
PCB es un destino popular de vacaciones de la gente del sur de
los EEUU y es tan reciente que los nombres de todos los pioneros están aún
frescos y en la calle los promotores del invento. Distinguen dos etapas: la que
se inicia hacia 1920 y dura hasta los años setenta, y la del siglo XXI, a
partir de 2006, que es una carrera frenética por crear altísimos monstruos
pantalla en primera línea de playa, que “Michel” y el Covid han ralentizado, pero
que otra vez va a velocidad de hiperespacio y todo son grúas y venta sobre
plano.
PC, la ciudad, se extiende más que un chiste malo de Chiquito
de la Calzada hasta difuminarse lo urbano en los pantanales y otras tierras como
en una entelequia territorial que solo deja nítidos los perímetros de la base
Tyndall de la Fuerzas Aéreas y los emplazamientos del Centro de Guerra Naval y
de Buceo de la Armada. Desde los años de la IIGM esta zona fue ‘industrializada’
por los militares y ahora vive de eso… y del Turismo.
PCB es la aventura del turismo explosivo gracias a una
carretera (1929) que permite la accesibilidad y un primer hotel, levantado en
1935, junto a unas pocas infraestructuras que, con los veranos, irían dando
paso a una fórmula poblacional que en 1953 ya elige alcalde y hasta 1970 no se
convierte en la realidad urbanístico-administrativa que hoy es.
Aquí, fuera del condominio, impera lo que trajimos desde la
península: la tradicional variante de la centuriación romana (cuadricular el
territorio) y el damero que el Imperio español acabó implantado por estas
tierras al otro lado del charco y que desde la Land Ordinance Act de 1785 es lo
que hay: primero el territorio y luego los asentamientos. La geometría
abstracta y pura, frente al organicismo sobre un relieve plano, hizo el resto, y
al final las ciudades aquí son ilimitadas, desjerarquizadas y absolutamente
descentralizadas, aunque PCB sea un caso aparte pues la naturaleza la encorseta
y sólo le permite crecer a lo largo y ese crecimiento es finito.
Esto del urbanismo aquí es así… Y luego están los casos
particulares de Florida y ya en el siglo XXI los CRA (Área de Reurbanización
Comunal) para intentar arreglarlo y los Waterfronts para solucionar los
desaguisados de primera línea.
En History Class Brewery, PC, celebrando una fiesta de la
cerveza (de Octubre a finales de Septiembre) con banderitas bávaras y todo -¿lo
sabrían?-, mientras me debatía entre coronar a una porter sublime o a
una ale rubia, Belle Booth, me cuentan un paisano que en McKenzie
(House Gateway) Park hay lo mismo (cerveza y banderitas; ¡y música local!) y un
interlocutor con el que conversar, que, al pronto, al llegar, previo a la
explicación, me espeta que “cuando ‘llegasteis’ los españoles” por
aquí se asentaban tribus Cherokees[2] y
Yucci[3];
luego, cuando se dejaron sentir los ingleses, Creeks[4] y
Chatot[5] y,
finalmente, Seminolas[6] y
todas sucumbieron, en mayor o menor medida, a vuestras enfermedades; luego los
diezmaron las alianzas guerreras con colonos y sus guerras intestinas”. Vale:
mi interlocutor se salta pedazos de la historia, especialmente episodios de
finales de XIX y las batallas con los yanquis; pero es amable y muy elocuente.
Sabía lo de los Dragones de cuera[7]
y me abrumó con Bernardo de Gálvez, la toma de Pensacola y la ayuda en la guerra
de las colonias… hasta que se enzarzó con otro -del que me dijo que era “un
demócrata Yellow Dog[8]”-
y que siguiéramos a la nuestro. Pero le reclamaron y al girarse toda su espalda
era un inmenso gran cartel de Trump 2024. ¡Dónde me llegué a meter por una
cerveza y un poco de información!
Y a lo que voy. Tanto PC como PCB tienen su historia
dieciochesca, en cuanto se fue acabando con los naturales pobladores.
En PC, hacia 1765, hubo un asentamiento pseudo europeo de
gentes acabaron con los pobladores que quedaban y organizaron su vida en torno
a la pesca, la producción de sal y el cultivaban del índigo[9];
una sabia combinación que les proporcionaba sustento e ingresos hasta que, con
unas playas inmensas -de blanca arena blanca, que nunca quema- abiertas al
golfo de México comenzaron ellos a abrirse a hospedar vacacionistas en un lugar
que hasta 1845 no aparecerá ni en los mapas. Su particular historia comienza en
1827 cuando el exgobernador de Georgia -John Clark- se retira de la política y
se hace una casa frente al mar. A mediados del siglo XIX, la casa de Clark se
convirtió en un hotel, The Tavern, y la Guerra de Secesión (1861-5) lo
manda todo al traste; los confederados arrasaron la pequeña localidad sureña
que abastecía, y bien, de sal. Dos décadas después se les ocurre recuperar el
territorio, atractivo por sus características, y comienzan por la tradicional venta
de lotes de terreno publicitándolos como “la tierra más hermosa de Florida”
y con la vista puesta en el turismo añaden lo de “veranos agradables de
brisas refrescantes y noches vigorizantes y los inviernos son contrastes
fascinantes”. Pero ni por esas; aquello no funcionó al nivel que se había
pensado y tan solo unos pocos compraron y edificaron sus mansiones que hoy son
un lujazo para la vista. Hubo que esperar hasta bien entrado el siglo XX para
que el turismo arrancara en PC.
Hubo alguna que otra cuestión sobre los usos del suelo. Aquí
en los Estados Unidos, desde 1916[10],
la regulación está diseñada -en gran medida- para servir de guía para el futuro
desarrollo y poco más; no, en sí, a los propios usos del suelo. No hay leyes
federales en materia de urbanismo y cada Estado -y su regulación particular en
condados y ciudades- hace de su capa un sayo… salvo en Houston, Tejas, donde,
tras tres referéndums sobre el tema, la gente de allí se ha negado a adoptar
normas urbanísticas en la ciudad… y les va (bien).
Planteo yo que, allí en los Estados Unidos, en materia de urbanismo,
como en el Far West, impera la ley del más rápido… en ejecutar sus
planteamientos ante la banalidad de la disciplina urbanística. Como explica el
profesor García-Vázquez (U. de Sevilla), las estructuras urbanas yanquis “se
vieron obligadas a rivalizar entre sí desde sus inicios por acaparar recursos y
mercados. Sólo las que lograban destacar como centros económicos de cualquier
tipo tenían garantizada la supervivencia; las demás estaban condenadas a
desaparecer”. Y los promotores, que arriesgaban su dinero, no estaban
dispuestos a fracasar. Al sur del paralelo 37 pasan estas cosas.
PC se anexionó tres núcleos de población cercanos en 1927 para
llegar a su actual concepción; PCB hizo lo mismo cincuenta años después y ahora
suman unos 48 kilómetros cuadros de desarrollado desaforado que en unos pocos
veranos, con permiso de los sistemas climáticos tropicales, se ha convertido en
destino de verano -y vacaciones de primavera- donde proliferan complejos,
condominios y hoteles desarrollados sobre altísimos muros pantalla en la
ansiadísima primera línea de playas kilométricas de fina y blanca arena, complementadas
con páramos dunares y aguas cristalinas (no siempre), donde abundan delfines y
manatíes (me dicen; porque yo no los ví). Desde un muelle de pilones de madera,
comiendo fritanga de camarones y ostras (¡Ostras Pedrín!, hasta en bocadillo) y
daditos de cola de caimán sólo se ve gente pescando cangrejillos y -eso sí-multitud
de cañas en el horizonte al caer la tarde (pero en estos cuatro días
congresuales nunca he vista sacar nada; aunque ilusión y ganas le echan).
Paralelismos, en esto del turismo -entre esto y lo nuestro-,
se pueden encontrar todos los que se quieran nada más con que se propongan
buscar… y, desde luego, este es otro mundo. Tenía razón Colón.
Ahora bien, esto lo pilla don Pedro en su día y hace que funcione
más y mejor. Más coqueto y no tan desangelado (que lo es un rato). Aunque a
pesar de todo, funciona. ¡Y a qué ritmo de $!
[1] Florida
tiene cuatro áreas geográficas: Panhandle, Uplands, Everglades y Keys. Tiene un
área de 161.756 km2, limita con Alabama y Georgia al norte, mientras que el
resto del estado es una península que limita con el Golfo de México al oeste,
el Estrecho de Florida al sur y el Océano Atlántico al este. Es muy llana y su
mayor altitud es Britonn Hill (105 msnm).
[2] ‘Los que
vienen en las montañas’ -Cherokees- desarrollaron agricultura intensiva de
rozas (maíz, frijoles y calabazas) siendo expertos cazadores (ciervos, osos y
alces). El primer contacto con españoles está registrado en 1540 (Hernando de
Soto); un siglo después comenzarían a comerciar con los ingleses y para 1715 la
viruela los había diezmado. Nación matriarcal con un profundo respeto hacia la
Madre Tierra y todos los seres vivos, un gran sentido de justicia, pero también
de perdón y amor, viviendo en el Gran Espíritu toda la energía universal. Esta
es la tribu de las aventuras de Daniel Boone (1775). A partir del siglo XIX,
los Cherokees se adaptaron a la cultura occidental en instituciones y métodos
agrícola-ganaderos. La alfabetización generaliza se inició inmediatamente, en
1828 se publicó el primer periódico nativo americana el Cherokee Phoenix.
Cuenta con su propio Tribunal Supremo y propio autogobierno (1990).
[3] En 1541, el
explorador español Hernando de Soto los describió como una tribu poderosa
conocida como los Uchi/Yucci/Uchee, que se referían a sí mismos como ‘los hijos
del Sol’. Las epidemias y guerras disminuyeron drásticamente la población.
Actualmente no llegan a 2.000 miembros en su reserva.
[4] Los Creek
practicaban la agricultura; las mujeres cultivaban maíz, calabaza, fríjol y
otras plantas, y los hombres se dedicaban a la caza y pesca. La Confederación
Creek estaba basada en ciudades a modo de unidades sociales y políticas. Las
ciudades estaban divididas en blancas y rojas; las ciudades blancas dirigían
los asuntos civiles (ciudades de la paz) y las ciudades rojas se encargaban de
los asuntos militares (ciudades de la guerra); las primeras controlaban el
poder ejecutivo de la Confederación, y las segundas el legislativo y el
judicial. Un 80% de la nación Creek murió en la batalla de Horseshoe Bend
(27/03/1814) contra el Ejército de los EEUU y desde 1932 se circunscribieron a
una reserva al sur de Tulsa, Oklahoma, en Okmulgee.
[5] Los Chatot
(Chacato o Chactoo) eran una tribu nativa americana que vivía en las cuencas
superiores de los ríos Apalachicola y Chipola en lo que hoy es Florida. La
primera mención europea de esta tribu es un documento español (1639) donde el
gobernador de Florida se congratula por haber consumado la paz entre los
Chatot, Apalachicola y Yamasee por un lado y los Apalachee por el otro. De
tradición belicosa, permitieron a los españoles establecer cuatro misiones en su
territorio (1675). Se extinguieron ante las enfermedades que llegaron del viejo
Mundo con los exploradores.
[6] La nación
más compleja y más activa pues complican su trayectoria evolutiva desde otras
tribus con la historia migratoria de los caballos salvajes -cimarrones- y una
serie de vivencias iniciales en el siglo XVI con españoles. Practicaban
agricultura y ganadería, comercializando con animales y pieles con españoles. Por
lo general comerciantes, terminaron participando en varias guerras. En 1795,
William Augustus Bowles, un americano leal a los británicos, forma junto a
grupos Seminoles, el Estado Muscogee, de efímera duración, que en el año 1800
declaró la guerra a España y en 1803 Bowles fue apresado y el Estado Muscogee
se desintegró. Andrew Jackson invadió Florida (1817) y precipitó
acontecimientos. La web seminole trib lo explica todo muy bien: un grupo se
quedó en los pantanos de Florida, irreductibles, libres e invictos y se fueron
adaptando y, como ellos mismos cuentan, “Somos un gobierno soberano con
nuestras propias escuelas, policía y tribunales. Dirigimos una de las
operaciones de ganado más grandes de los Estados Unidos. Somos propietarios de
Hard Rock Hotel & Casinos, una empresa internacional con ubicaciones en 74
países. Todavía continuamos nuestras tradiciones de costura, patchwork,
construcción de chickee y lucha de caimanes. El mundo ha cambiado, como
siempre, y nos hemos adaptado, como siempre; mientras mantenemos nuestros
caminos, nuestra cultura y nuestras vidas, para seguir siendo la Tribu Seminole
Invicta de Florida.”
[7] Caballería
de frontera del Virreynato de la Nueva España; cuerpo especial dentro del
Ejército español en América. Eran hombres duros de frontera, todos voluntarios
que se alistaban por un periodo de diez años. Iban armados con lanza, adarga,
espada, daga, pistola y mosquete/carabina. Su abrigo de cuera (7 capas de cuero
duro muy trabajado) les daba nombre; no tenía mangas y era muy resistente, capaz
de parar una flecha india. Inicialmente lo llevaban solo los oficiales y
después se incorporó como vestimenta de toda la tropa.
[8] Yellow Dog
Democrats es un término político que se aplica a los votantes del sur de los
Estados Unidos que votan únicamente por candidatos del Partido Demócrata. El
término se originó a finales del siglo XIX y se refería a quienes "votarían
por un perro amarillo antes de votar por cualquier republicano" y estuvo en
el argumentario de la carrera presidencial de 1928 entre el candidato demócrata
Al Smith y el candidato republicano Herbert Hoover. A muchos votantes del sur
no les gustaron varios elementos de la plataforma de Smith pero aun así,
esgrimiendo esa frase, votaron por él… y es ya una tradición.
[9] El índigo
natural es una pasta colorante que se usaba para teñir telas o fabricar tintas
y como pigmento pictórico. Se elabora macerando en agua los tallos y las hojas
de ciertas plantas del género Indigofera, como la tinctoria y la suffruticosa;
de esto resulta una pasta de color azul oscuro intenso, algo purpúreo. El color
se debe a la indigotina, producto de la oxidación del indoxilo, derivado de la
hidrolización del indicán contenido en la pasta colorante.
[10] El
planeamiento urbanístico de los usos del suelo nace en Estados Unidos en Nueva
York, en 1916, como reacción a la construcción de un edificio, el Equitable
Building, que dejaba en sombra permanente a gran parte de su entorno (pero que
en la actualidad tiene vecinos mucho más altos).
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