14 ago 2022

A FAVOR DE LA CORBATA; PORQUE SÍ… EN SU CENTENARIO, OIGA…

  

 

Estoy por la corbata; desde muy joven, oiga. Y no estoy dispuesto a cambiar.

Me gustaban ya con el uniforme del colegio; y eso que aquella primera era de gomas. Pero en abandonar el pantalón corto, entré en el nudo diario: un mico imitando a su padre.

No voy a confesar el número de ellas que hay en los corbateros de casa, pero sí que tengo una veintena condenadas al ostracismo y cada década acudo a un ostrakon[1] a revalidar la sanción. Esas, y las que aún quedan en casa de mis padres, me da cosa tirarlas o regalarlas -en la misma fórmula que tan taimadamente lo han hecho conmigo: santos, cumpleaños, Nochebuena, Reyes…-, pero es que cuando voy a hacerlo, en todas ellas encuentro y rememoro el -muy lejano ya- día en que mi padre, aún conmigo, me enseñó a realizar hasta tres tipos diferentes de nudos (Simple, Windsor y medio Windsor). Y me he enterado de que hay documentadas hasta 14 posibilidades modernas de nudos[2]: me faltaría practicar con once.

Perfectamente anudada o abierta con desaliño, la corbata es la corbata. No es un yugo; ni aprieta, ni da calor… es un elemento de personalidad. Mis corbatas y yo; yo y mis corbatas.

Y comienzo este Post señalando que la corbata, pese a lo que les hayan contado, tiene ahora justamente cien años; de abril de 1922 es el primer diseño de la patente que presentó a Jesse Langsdorf, un sastre-vendedor de corbatas de Nueva York que ideó una forma de cortar el tejido en tres segmentos, a 45º, que luego cosería, para aprovechar al máximo la pieza de tela. A pesar de que la patentó como Resilio, corbata se llama y se llamó.

Patente original de abril de 1922


¿Y por qué? Porque triunfó el nombre de un artilugio que popularizaron los jinetes de la caballería ligera croata, mercenarios, y desde entonces cualquier pieza así se denomina “corbata”.

Yo, siempre borde, le decía a una croata de pro como Dragui Steiner, que hace nada se nos ha ido, que, aunque todos le apuntaban el tanto de su “invención” a sus compatriotas del XVII (y a varios pueblos magiares que llevaban la lazada), el origen de la ‘croata/corbata’ estaba en el focale[3] del legionario romano, que tenía por misión evitar el roce de la lorica[4] -segmentata y/o hamata- y la trasera de la gálea[5] con la piel del cuello y, además, identificaba la unidad. Hay referencias escritas sobre esta prenda y varios legionarios inmortalizados en la columna trajana con sus corbatas/focale, como también la llevan los soldados chinos del llamado Ejército de Terracota[6]. Fechamos en tiempos antes de Cristo.



No obstante, por todos lados insisten -y por el nombre se lo admitimos-, que desde Francia y por los jinetes croatas saltó la corbata y en la modernidad del siglo XVII, fue colonizando la forma de vestir, principalmente masculina, en Francia, Reino Unido, Europa y el Mundo. Y así, la roja lazada -o negra[7]- llegó a todas partes. Hay quien cuenta que las mujeres croatas las anudaban al cuello de los jóvenes jinetes que marcharon a la Guerra de los Treinta Años[8], como una especie de símbolo de amor y fidelidad… ¡Vaya usted a saber!... 



Pero en plan indumentaria cautivó a reyes y de ahí hacia abajo… Y volverá a ser Francia, tras el mayo del 68, cuando la corbata vuelve a ser protagonista al ser elemento identificativo de una clase social que mueve al mundo.

Ahora, cada 18 de octubre se celebra el Día Internacional de la Corbata y en Croacia es una fiesta.

En esto de los croatas sí me gustaría puntualizar que, por lo general, los jinetes croatas servían con los Habsburgo/Austrias[9] (eran mercenarios). Sin ir más lejos, el duque de Lerma contó con ellos en sus acciones en los Países Bajos. Las reseñas militares de los Tercios Viejos[10] los señalan como “crovatas” y destacan tanto su indisciplina como su acometividad; eran tropas de segunda línea, pero muy eficaces en sus cometidos. Eso sí, las reseñas de la milicia española nunca destacaron la lazada del cuello.

Pero sí lo hizo Luis XIII con aquellos pocos -unos 6.000- que acudieron a luchar a su lado[11], otorgándoles su insignia personal para su lazada. Un Regimiento de nueva creación (1667) llamado Royal Cravates integró a algunos de aquellos que había llegado para la guerra de las tres décadas: 1618-1648

Por ahí cuentan también que al ser Francia ‘el centro de la etiqueta y el buen gusto’ se expandió por el mundo. Será Luis XIV el más firme defensor de la prenda masculina, pero el británico Carlos II, “el Alegre Monarca[12]”, será el que convierta la corbata en asunto británico. Carlos había vivido en Francia, exiliado[13], y además de gustarse siempre de aparecer muy emperifollado[14], alabó y difundió el uso de la corbata.

En Francia, en la época de la Revolución, la corbata se convirtió en un símbolo político[15] y en la época del Directorio[16] algunos grupos aristocráticos comenzaron a crear tendencias de moda y las corbatas pasaron a ser referencias identitarias de personalidad, facción política y, por supuesto, moda.

Y pese a la consideración de asunto patrio británico, en Francia se publicó, en 1827, el primer libro sobre la corbata: L’Art de se mettre la cravatte[17]. En la portada se indica que el autor es Le Bon[18] Émile de l’Empésé[19], aunque hay varias referencias de investigadores que señalan la titularidad de textos en la pluma de Honoré de Balzac[20]. El libro en cuestión define la prenda CORBATA (sustantivo femenino) como pieza de lino que se pone alrededor del cuello, que se ata al frente, y cuyos dos extremos cuelgan sobre el pecho[21]. Como no especifica más, pueden pender uno junto al otro o uno detrás de otro. Y lo fundamental: el nudo[22] de la corbata.



Lo bueno del libro es que coloca el origen de la corbata en la prenda de cuello del uniforme de las legiones romanas: el focale.

Luego cuenta que en 1660 llegaron unos croatas que llevaban “un tour de cou” -una gargantilla- de vistosos tejidos (según el rango) que fue conocida como “Kravatska”, de donde pasó a “cravate” y a “corbata”.

Por la batalla de Steinkerque[23] (1692), la corbata se popularizó en Francia tras la destacada acción del Regimiento Royal Cravates. Y el libro cita al duque de Choiseul -Étienne François de Choiseul-, ministro de la Guerra de Luís XIV, como el gran impulsor al imponerla a la oficialidad y tropa. El Barón de l’Empésé asegura en el libro haber servido en este Regimiento y se atreve a contar que entró de corneta… lo que ya me parece que, a su vez, entra en el terreno de la fábula.

Porque si tambores templamos, cornetas tocamos y de corbatas hablamos, quien lanza la corbata al estrellato es el británico George Bryan Brummell[24], Beau Brummell (el Bello Brummell), el perfecto dandi[25] en la Inglaterra de la Regencia[26] y que sí sentó plaza -y documentada está- de corneta en el 10º Regimiento de Húsares Reales “Príncipe de Gales”[27]. Llegó a teniente y no por méritos militares… sólo porque le cayó en gracia al Príncipe de Gales de aquellos días, al mando del Regimiento.

Brummell ya en la vida civil marcó tendencia con sus extravagancias en moda y se le considera un ejemplo de buen gusto en el vestir. Además de defensor a ultranza de la higiene personal -cosa que le agradecemos; hasta el propio Jorge IV acudió a ver uno de sus diarios rituales de higiene mañanera-, se le considera el creador del traje moderno de caballero con corbata (o algún tipo de pañuelo anudado al cuello). En Jermyn Street, a la entrada de Picadilly Arcade -en Mayfair- una estatua a tamaño natural le recuerda de manera permanente, como las familias de sus acreedores lo hacen aún. Con 21 años heredó 30.000 libras que dilapidó en los 17 años siguientes en vestuario y saraos donde lucirlo. A los 38 tuvo que exiliarse en Francia perseguido por sus deudas y acreedores, tras haber perdido el favor del rey. Una década de penurias -y cárceles- francesas después consiguió, aún le quedaban amigos en Londres, que le nombraran cónsul en Calais; dos años después, en una acción delirante, pidió al Foreing Office el cierre del consulado, en la convicción que le enviarían a Londres. El consulado fue cerrado y Brummell terminó sus días en un asilo de caridad pública, donde murió, por los efectos perniciosos de la sífilis[28].

Beau Brummell consiguió marcar tendencia y el londinense Club Watiers, entre 1807 y 1819, creó una legión de seguidores de las tendencias de Brummel que difundieron el arte del vestir bien y el uso de la corbata, que pasó a ser obligatoria hasta en colegios bien y universidades.

Pero, en honor a la verdad, la corbata que hoy todos conocemos sólo tiene un siglo: es de 1922. Y con los años, lo mismo engordaba que adelgazaba, crecía y se acortaba, perdía el pico y lo recuperaba… las revistas y el cine, recordando lo que hemos vivido, en los años 40 eran cortas y anchas; en los 50, los Teddy Boys Británicos, las adelgazaron hasta simples tiras; en los 60 los mods la recuperaron y estilizaron para invadir Brighton con sus skinny ties bajo las parkas militares; en los 70 ganaron toda la tela que había ido perdiendo en las dos décadas anteriores y en 1977 Woody Allen nos hizo sonreír con la maxi-corbata de Annie Hall tapando complejos e inseguridades. En los 80 titubearon en tamaño y grosor para llegar a los 90 adelgazadas. El siglo XXI buscó lo vintage y llegó el look college, aunque siempre tendremos como estigma las larguísimas y rojas corbatas de Trump. En fin, todo un siglo de evolución que ahora quieren cercenar por el ahorro energético.

 

 


[1] Concha o fragmento de cerámica sobre el que se escribía el nombre del ciudadano condenado al ostracismo, destierro decadal al que se condenaba a los ciudadanos que se consideraban malos o muy malos para la soberanía popular.

[3] También llamado “sudarium” era un paño de lana o lino que se anudaba al cuello, dejando caer sobre el pecho los bordes. Generalmente carmesí, hay referencias a otras tinturas para identificar unidades.

[4] Armadura de soldado romano: según su forma, materiales, estructura y articulación podía ser segmentata, squemata, plumata, musculata, manica y hamata

[5] El casco imperial o gálea es un tipo de casco militar romano usado por las legiones romanas de la época del Imperio. Sustituyó al Casco de Montefortino y al Casco Coolus

[6] Colección de estatuas de terracota que representan las figuras de los guerreros y caballos del ejército del autoproclamado primer emperador de China de la Dinastía Qin, Qin Shi Huang, en 210-209 a.C.

[7] En el Museo de Historia Militar de Viena hay un uniforme de un soldado de caballería croata de 1620 con “corbata” negra.

[8] 1618-1648. Guerra librada en la Europa central que se inició como un conflicto político-religioso entre Estados partidarios de la reforma y la contrarreforma dentro del propio Sacro Imperio Romano Germánico, la intervención paulatina de las distintas potencias europeas convirtió gradualmente el conflicto en una guerra general por toda Europa. La guerra de los Treinta Años llegó a su final con la Paz de Westfalia y la Paz de los Pirineos, y supuso el punto culminante de la rivalidad entre Francia y los territorios de los Habsburgo (el Imperio español y el Sacro Imperio Romano Germánico) por la hegemonía en Europa, que conduciría en años posteriores a nuevas guerras entre ambas potencias. El mayor impacto de esta guerra, en la que se usaron mercenarios de forma generalizada, fue la total devastación de lugares enteros que fueron esquilmados por los ejércitos necesitados de suministros. Los continuos episodios de hambrunas y enfermedades diezmaron la población civil de los Estados alemanes y, en menor medida, de los Países Bajos e Italia, además de llevar a la bancarrota a muchas de las potencias implicadas.

[9] A partir del reinado del emperador Carlos V (1519-1556), la Casa de Habsburgo se dividió en dos ramas. La rama principal de los Austrias españoles, que gobernó el Imperio español, se extinguió en 1700 a la muerte de Carlos II de España sin descendencia. La rama cadete de los Habsburgo austríacos, que gobernó el Sacro Imperio Romano y los territorios de Austria-Hungría (y pasó a ser la primogénita tras la desaparición de la española), se extinguió en la línea agnática (genealógica directa) en 1780 a la muerte de la emperatriz María Teresa I de Austria, mientras que continua hasta el día de hoy en la línea cognática (línea de sangre no genealógica directa).

[10] El tercio era una unidad militar del Ejército español durante la época de la Casa de Austria. Los tercios fueron famosos por su resistencia en el campo de batalla, formando la élite de las unidades militares disponibles para los reyes de la Monarquía española de la época. Los tercios fueron la pieza esencial de la hegemonía terrestre, y en ocasiones también marítima, del Imperio español. El tercio es considerado el renacimiento de la infantería en el campo de batalla, comparable a las legiones romanas o las falanges macedonias. Los tercios españoles fueron el primer ejército moderno europeo, entendiendo como tal un ejército formado por voluntarios profesionales, en lugar de las levas para una campaña y la contratación de mercenarios usadas típicamente en otros países europeos. El cuidado que se ponía en mantener en las unidades un alto número de "viejos soldados" (veteranos) y su formación profesional, junto a la particular personalidad que le imprimieron los hidalgos de la baja nobleza que los nutrieron, fueron la base de que fueran la mejor infantería durante siglo y medio. Además, fueron los primeros en mezclar de forma eficiente las picas y las armas de fuego (arcabuces). Los tres primeros tercios, creados a partir de las tropas estacionadas en Italia, fueron el Tercio Viejo de Sicilia, el Tercio Viejo de Nápoles y el Tercio Viejo de Lombardía. La estructura militar española, innovada por los Reyes Católicos en la conquista de Granada y en sus campañas por Italia, estuvo fuertemente influenciada por el llamado «modelo suizo». Los triunfos de la firme infantería suiza frente a la caballería pesada de Borgoña en una serie de batallas campales revolucionaron los métodos de guerra medievales.

[11] Alrededor del año 1635 un grupo de 6000 soldados y nobles croatas concurrieron a París a una suerte de parada militar, para expresar su apoyo al rey Luis XIII y al cardenal Richelieu, dada su clara postura hostil hacia la Casa de Austria. Entre los soldados había muchos mercenarios croatas que, debido al exilio desde su patria se pusieron al servicio del rey. El uniforme de estos soldados, que estaba resaltado por el uso de una suerte de pañoleta al cuello, despertó la atención y el gusto del rey quien la adoptó como prenda para sus guardias. Posteriormente, durante el reinado de Luis XIV se adoptó en la corte francesa como una moda llamada “a la croate” que primero fue conquistando Francia, donde la prenda pasó a llamarse cravate, y luego en otros países del mundo que usaron una fonética similar al de la palabra francesa, croate, usado para referirse a un ciudadano de Croacia, o bien Hrvat en la lengua vernáculo (en otros idiomas fue llamada; cravatta, grabata, karbata, churvate, corbata, etc.). La prenda fue transformándose con el transcurso del tiempo a la forma como hoy la conocemos.

[12] De vida disipada, tras el estricto puritanismo a que abocó Cromwell tras su dictadura, alardeó de amantes e hijos ilegítimos.

[13] Sin dinero y viviendo de la caridad de su primo Luis XIV (Carlos era hijo de la francesa Enriqueta María de Orleáns), Carlos no tenía esperanzas algunas de recuperar el trono. Vivió a caballo entre Francia, Holanda y España, a donde hubo de trasladarse en 1659, debido a que Holanda y Francia habían firmado la paz con Inglaterra y Carlos no era bien visto en ambos países al haberse reiniciado las relaciones con su país. En 29 de mayo de 1660 regresó a Londres como rey.

[14] Adornar o arreglar en exceso a una persona o una cosa. El término emperifollar y sus variantes emperifollarse/emperifollado provienen del ‘perifollo’ una planta herbácea similar al perejil y muy utilizada en cocina gracias a ser muy aromática (desprende un aroma mezcla de perejil y anís). El perifollo estaba muy bien valorado en la alta cocina francesa, siendo el adorno estrella con el que se coronaban muchos platos de excelencia. Fue tal la popularidad que alcanzó el perifollo en la cocina francesa que incluso se le llegó a dedicar un día dentro del calendario republicano, concretamente el 19 de Ventôse (9 de marzo) ‘jour du cerfeuil’. Los platos excesivamente recargados con estas hierbas pasasen a ser conocidos como ‘emperifollados’ o ‘emperejilados’, siendo sinónimos el uno del otro, y comenzó a utilizarse esta terminología (y sus variantes) para referirse a aquellas personas que iban maquilladas/peinadas/vestidas en exceso o con mal gusto.

[15] Los revolucionarios adoptaron el color negro, frente al blanco de los contrarrevolucionarios

[16] El directorio fue la penúltima forma de gobierno adoptada por la Primera República Francesa, durante la Revolución francesa. Establecido por la Constitución del Año III que aprobó la Convención termidoriana, se inició el 26 de octubre de 1795, y terminó con el golpe de Estado del 18 de brumario del Año VIII (9 de noviembre de 1799) que instauró el Consulado. Tras el período del Terror impuesto por el ala más extremista de los Jacobinos, se produjo un retorno hacia posiciones más moderadas.

[17] L’art de mettre sa cravate de toutes les manières connues et usitées (Éd.1827): , Ouvrage Indispensable À Tous Nos Fashionables, Orné de Trente-Deux Figures Explicatives  https://gallica.bnf.fr/ark:/12148/bpt6k54009640.texteImage#

[18] Barón. Título nobiliario es otorgado por un rey a modo de reconocimiento en la nobleza europea. En España, barón es el título que, en orden de importancia, se encuentra por debajo del de vizconde y por encima del de señor.

[19] Émile Marco de Saint-Hilarie, barón de l’Empésé; nombre real, Émile-Marc Hilaire (1796 - 1887) Escritor y folletinista francés del siglo XIX. En 1827 una serie de guías destinadas a Dandis impresas por Balzac como El arte de pagar las propias deudas y satisfacer sus acreedores sin desembolsar un centavo, o El arte de ponerse la corbata en todas las formas conocidas y usadas, enseñadas y demostradas en 16 lecciones. A partir de 1839 se especializó en memorias o relatos anecdóticos del Imperio y la epopeya napoleónica. Disfrutó de gran éxito en Francia.

[20] (1799 - 1850) Novelista francés representante de la llamada novela realista del siglo XIX. Trabajador infatigable, elaboró una obra monumental, La comedia humana, ciclo coherente de varias decenas de novelas cuyo objetivo era describir de modo casi exhaustivo la sociedad francesa de su tiempo para, según su famosa frase, hacerle “la competencia al registro civil”.

[21] En página 17 del citado libro.

[22] Conclusion: l'auteur à cru devoir démontrer de quelle importance était, dans la société de notre époque, le noeud bien ou mal fait, d'une cravate (pág. 11, párrafo final)

[23] En torno a la localidad belga que hoy se llama Steenkerque. Tuvo lugar el3 de agosto de 1692 y terminó con una victoria francesa sobre la Liga de Augsburgo, integrada principalmente por anglo-holandeses.

[24] George Bryan Brummell, Beau Brummell (1778 – 1840), árbitro de la moda en la Inglaterra de la Regencia y amigo del príncipe Regente, que accedió al trono en 1820 como Jorge IV. A Brummell se le atribuye la creación del traje moderno de caballero vestido con corbata o algún tipo de pañuelo anudado al cuello; también el haberlo puesto de moda.

[25] Hombre que se distingue por su gran elegancia y refinamiento en su pose y en sus modales;  arquetipo de persona muy refinada en el vestir, con grandes conocimientos de moda,3​ proveniente de la burguesía, con una fuerte personalidad y poseedora de nuevos valores como la sobriedad o el uso de los avances traídos por la Revolución Industrial, que acabaría convirtiéndose en un referente para su época.

[26] Período comprendido entre 1811 y 1820, cuando el rey Jorge III fue considerado no apto para gobernar y su hijo Jorge IV fue instalado como príncipe. El término a menudo se aplica a un periodo más amplio entre los años 1795 y 1837. Independientemente de las fechas se trató de un período de transición entre las épocas georgiana y victoriana.

[27] Fundado en 1751, en 1969 se fusionó con el XI Regimiento de Húsares Reales “Príncipe Alberto” -que en 1854 participó en la carga de la Brigada Ligera, en Crimea-, para formar el actual The King’s Royal Hussars

[28] Infección bacteriana que suele transmitirse por contacto sexual. La sífilis temprana se puede curar, algunas veces con una sola inyección de penicilina. Después de la infección inicial, la bacteria de la sífilis puede permanecer inactiva en el cuerpo durante décadas antes de volverse activa de nuevo. Sin tratamiento, la sífilis puede dañar gravemente el corazón, el cerebro -locura- u otros órganos.

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