Estos días que tanto se habla de Isabel II -y sus retazos
biográficos- se alude mucho a su faceta activa durante la IIGM: que si
conduciendo vehículos, que si en plan mecánica, foto viene, foto va…
El caso es que estos exégetas isabelenses están
olvidando que cuando comenzó la contienda ella tenía sólo 13 años; y cuando se
le permitió alistarse, febrero de 1945 -con 18 añitos cumplidos y directa a los
19-, el camino hacia Berlín estaba casi expedito; aunque faltaba poner el pie
bajo los tilos. Aun así -y esto no puede entenderse más que como una
apreciación puntual- la joven princesa realizó su periodo de entrenamiento de
seis semanas en campamento militar que la capacitó para conducir vehículos,
interpretar mapas y tener nociones de mecánica. El 8 de mayo de 1945 terminaba la
guerra en Europa; y en julio de 1945 la joven Isabel era promovida a Junior
Commander.
No quito mérito ninguno a la real persona, que se tuvo que
chupar la guerra con sus miserias y bombardeos en la adolescencia y la durísima
posguerra y la recomposición del país ya como soberana. Y añado que fue la
primera mujer de la Casa Windsor en alistarse y acudir a un campamento militar
de entrenamiento; pero hizo lo mismo de cientos de miles de británicas. Un
motivo de orgullo más para todas ellas.
Al contrario que Isabel, otros miembros de esa Familia Real que
nunca recibieron formación castrense ostentaron mando en unidades auxiliares
femeninas del Ejército británico, por abolengo regio, desde 1907.
Insisto: lo mío en este post es sólo una puntualización a
todos aquellos que exaltan sin saber, reconociendo, faltaría más, que ya con
sus mensajes en radio y dando aquel paso, fue -el suyo- un gran estímulo para
su pueblo.
Pero no olvidemos, como ya he dejado caer, que en la década de
los años 40 del siglo XX -como en la IGM- miles de mujeres británicas estaban
enroladas como auxiliares en sus fuerzas armadas. En la IIGM, en el Servicio
Territorial Auxiliar (ATS, Auxiliary Territorial Service), más de 490.000
mujeres, entre los 17 y los 43 años, hicieron todo tipo de labores, desde
cocineras a espías, como esfuerzo de guerra. Dejen fluir la imaginación que
seguro acertarán en ocupación y cometido de todas aquellas mujeres británicas; se
dedicaron a todo, por peregrina que le parezca la función.
Los hombres válidos estaban en los frentes y ellas, las
mujeres, en organizaciones militares y paramilitares, asumieron los roles
productivos, defensivos y organizativo, que sumaron al tradicional de madre y
esposa, y fueron granjeras, conductoras de camiones y ambulancias, bomberas, especialistas
de encriptación, mecánicas, operadoras de radar, radiotelegrafistas… Se
ocuparon hasta de misiones de policía militar o camparon en territorio enemigo.
Simplemente, sirvieron a su país.
No importaba el estrato y la clase social. En el ATS cabían
todas; la hija el premier Winston Churchill, Mary, sirvió lo mismo que la joven
princesa Isabel. Todas prestaron servicio a su patria.
Pero tengamos en cuenta una cosa. En aquellos días de las
primeras décadas del XX muchos hombres en la vieja Europa -todos- cuestionaban
si las mujeres estaban capacitadas para de realizar “todas” las habituales
labores masculinas del servicio castrense; excepto el servicio de armas
(¡faltaría más!). En el imaginario tradicional sobre los roles masculino y
femenino de inicios del siglo XX no se veía con buenos ojos que la mujer se
expusiera a actividades con potenciales riesgos para su salud y, ¡atención!, su
estética[1].
Por cierto, tales eran las dudas sobre la valía de las mujeres
en el conflicto que en 1941, ante la necesidad de varones para atender las
baterías antiaéreas (reflectores, radares, ametralladoras y cañones) -porque,
insisto, casi todos estaban en los frentes- se realizó un experimento en el Reino
Unido sobre la capacidad y actitud femenina -Experimento de Newark- y
resultó que las mujeres del ATS superaron con mayor aptitud y eficacia
todas las pruebas[2] - lo
que rompió esquemas castrenses y burocráticos. El Ministerio de la Guerra -The
War Office- reconsideró su postura y a partir del experimento se dio luz verde
a la posibilidad de que las mujeres pudieran incorporarse, primero, a las
llamadas Baterías Mixtas del Mando Antiaéreo de la Artillería Real y, en pocos
meses, a las primeras baterías servidas enteramente por mujeres.
Los resultados del experimento consiguieron una mayor
aceptación hacia el trabajo femenino en la milicia y los servicios de la
Defensa. Por carta, desde The War Office -fechada el 2 de diciembre de 1941-, se
recomienda a miembros del ATS, mujeres, para realizar operaciones activas en la
defensa del país. aunque por ley, vuelvo a destacar, no podían combatir. Ese
mismo mes de diciembre de 1941, el Parlamento británico aprobaba la Ley del
Servicio Nacional (The National Service Act), convocando a las mujeres a
incorporarse a uno de los servicios auxiliares.
Personalmente hay dos grupos de mujeres -en aquellos días de
la IIGM- que me llamaron siempre la atención: las Fanys, las Wrens.
Comencemos por las Fanys.
El First Aid Nursing Yeomanry (FANY) surgió, como
dijimos, en 1907 para prestar primeros auxilios entre las unidades que operaban
en primera línea de fuego y los hospitales de campaña.
El Yeomanry de Enfermería de Primeros Auxilios tiene su
toque particular historicista británico. En el mismo nombre, Yeomanry,
alude a un nivel estamental ciudadano -gente libre propietaria, capaz de ganar
nobleza con sus actos- que aportando su propio caballo a la unidad de combate desarrolla
acciones de apoyo y actividades a favor de la Corona y del país. Los Yeomanry
se integraban en el arma de Caballería, como un nivel superior al soldado de leva
y de bajo estrato social.
Y en el concepto del Yeomanry cupieron las
primeras mujeres en la estructura militar del Ejército Británico al despuntar
el siglo XX. En el First Aid Nursing Yeomanry (FANY) despuntaron
aquellas primeras voluntarias que prestarían asistencia sanitaria a soldados en
combate. Para ello, además de valor y capacidad de entrega, tenían que aportar
su propio caballo a la unidad, saber cabalgar y atender a los heridos; incluso
evacuarlos con más diligencia que los carros sanitarios.
Al concluir la IGM, las Fanys había sido
distinguidas con 17 Medallas Militares; 27 Cruces de Guerra; una Legión de
Honor y 11 Menciones. Un éxito para el cuerpo que no tenía consideración
militar y que en el transcurso del conflicto cambió el caballo por los primeros
automóviles ambulancia.
Y por el final de las hostilidades en Europa, los cuerpos
WAAC, WRNA y WAAF fueron disueltos. Pero la FANY, al ser una organización independiente,
no fue ni disuelta, ni abolida; y en 1926 pasó a ser reconocida como unidad
militar inscrita en el Ejército Británico como Ambulance Car Corps (ACC).
En 1937 el ACC cambió de nuevo su denominación a British
Women’s Transport Service, que añadió su viejo nombre -FANY- para ser
conocido como WTS FANY. Y el compromiso consiguiente de la FANY fue
proporcionar Fanys; mujeres capacitadas como conductoras y mecánicas
que en 1938 terminaron por integrarse en un nuevo cuerpo formado como Servicio
Voluntario de Mujeres que juntaba todas las organizaciones femeninas
existentes.
Así, a punto de comenzar la IIGM, el nuevo Ejército Territorial
(Auxiliar) del Reino Unido de la Gran Bretaña incluiría tanto una sección de
transporte (a cargo de las Fanys) como la Legión de la Mujer.
A días de estallar la IIGM todas las mujeres que servían en el
Ejército británico pasaron a quedar adscritas al Auxiliary Territorial
Service (ATS, Servicio Territorial Auxiliar).
La WTS FANY dotó de personal a las Compañías
Motorizadas del ATS, pero las Fanys mantuvieron su
identidad de cuerpo de acción. Así, la primera misión en el nuevo conflicto
mundial les llegó fuera de las Islas británicas: en febrero de 1940 un convoy
de diez ambulancias y cuarenta Fanys (conductoras de sanidad
militar) fue destinado a Finlandia, vía Suecia, para auxiliar en la contienda
en aquellas latitudes.
Pero las Fanys fueron a más y se integraron en
el Special Operations Executive (SOE; Dirección de Operaciones
Espaciales). El SOE, surgido, a su vez, en julio de 1940 a partir de la Sección
de Infiltración y Sabotaje del Secret Intelligence Service (SIS; al poco
conocido como MI6), tenía carta blanca de Winston Churchill para realizar
acciones en la Europa ocupada y las mujeres se mostraron como tremendamente
eficientes.
A las Fanys del SOE no se les consideró
militares en activo por lo que las Fanys recibieron recompensas civiles
que reconocían la valentía frente a la acción del enemigo y las hazañas en
general: 3 cruces de San Jorge y 2 medallas del Rey Jorge VI y otras 3 al Valor
en la Causa de la Libertad; una mención del rey por conducta valiente y cantidad
de menciones por sus operaciones. Pero también distinciones internacionales:
Legión de Honor francesa; Medalla de la Libertad de Noruega; estrella de bronce
de EE. UU. y Medalla de la Libertad de los Estados Unidos con Palma de Bronce.
La FANY siguen hoy en activo y cuenta con un operativo de 150
miembros.
Y conocidas las Fannys, seguimos con las Wrens
Las Wrens son las integrantes del Women's
Royal Naval Service (WRNS; Real Servicio Naval de Mujeres) se
integraron, entre otros servicios, en la Western Approaches Tactical Unit
(WATU, Unidad Táctica de Aproximaciones Occidentales). Su misión era conseguir
descubrir las tácticas de los lobos grises[4]
alemanes que atacaban los convoyes de aprovisionamiento en el Atlántico Norte
en su ruta desde Estados Unidos y Canadá al Reunió Unido y lograban hundir cantidad
de mercantes, afectando gravemente en los primeros años de la contienda. Estos
barcos y sus mercancías y hombres eran necesarios eran para abastecer Reino
Unido y socorrer los esfuerzos de la guerra en Europea.
La de las Wrens fue una de las más apasionantes
aventuras de la IIGM reflejada en cientos de investigaciones modernas; ellas contribuyeron
decididamente a la victoria sobre los nazis en la IIGM[5].
Trabajaban desde Liverpool, en Derby House -visita que
recomiendo al nivel de The Cavern Club-, y en vista del éxito de su perspicacia
al respecto del proceder de los comandantes de los U-Boot, se fortaleció el
equipo y se organizaron cursos de capacitación de oficiales navales. Las Wrens[6]
se mostraron didácticas y muy hábiles en juegos de guerra y, también, para
formar a aquellos hombres de mar “sin herir sus sentimientos”[7].
Una jovencísima analista naval de 19 años, Janet Okell -o Jean Laidlaw, de 21-,
instruía a oficiales de máximo rango; hasta 130 cursos de formación -para más
de 5.000 oficiales de las marinas aliadas- de seis días de duración sobre
tácticas antisubmarinas y como evadir los ataques impartieron las Wrens;
fueron las más eficaces a la hora de intuir y adelantarse a todas y cada una de
las nuevas maniobras de los submarinos nazis.
Las Wrens habían sido elegidas por sus aptitudes
superiores en matemáticas, estadística y juegos tácticos. Entre la primera
semana de febrero de 1942 y la última de julio de 1945, cuando la WATU fue
clausurada por el final de la IIGM en Europa, un total de 66 Wrens
habían completado el curso para convertirse en miembros de la WATU e impartir,
a su vez, a oficiales navales superiotres cursos sobre tácticas contra
sumergibles alemanes.
En Derby House, como cuartel general combinado de la RAF y la
Royal Navy, las Wrens contribuyeron decisivamente a ganar la
guerra. Un anexo en el inmediato Exchange Building de Liverpool también sirvió
para ello.
Y Wrens también fueron muchas de las chicas de Bletchley
Park, una mansión victoriana rodeada de cabañas de madera a 80 kilómetros de
Londres, entre Cambridge y Oxford; en cada cabaña se seguía un proceso
criptográfico a través de un equipo de investigación integrado por lingüistas,
matemáticos, físicos, filósofos o experto en crucigramas. Bueno, como el 75%
del personal lo integraban mujeres, coloquen el femenino de todas estas
profesiones y actividades.
En Bletchley Park se había instalado, en 1938, la Oficina
Central de Comunicaciones del Gobierno, así como la Escuela de Cifrado
(GC&CS), coordinada por el Servicio de Inteligencia Secreto (SIS). La
primera computadora Colossus fue diseñada y construida en Bletchley Park,
permitiendo gracias a la astucia e inteligencia de varias Wrens descifrar
los códigos de la máquina alemana Enigma.
Más de 6.600 mujeres trabajaron en Bletchey Park. Un importante
grupo lo constituyeron las Wrens del Women’s Royal Naval Service
(WRNS); pero también había Waffs del Women’s Auxiliary Air Force
(WAAF) y personal del Auxiliary Territorial Service (ATS).
Y a la hora de felicitarlas, lo mismo. No eran soldados y la
consideración de premiar a civiles tiene sus espinitas. Varias de las Wrens
fueron reconocidas como miembros de la Orden del Imperio Británico por su gran
trabajo, pero ni retribuidas conforme a su nivel, ni consideradas por su inmensa
valía.
Baste un detalle de cómo era el mundo en aquellos años. Alguna
de las Wrens llegó desde el prestigioso Newnham College[8],
de Cambridge, con la referencia académica de “brillante”; pero el
Newnhan College no concedió licenciaturas a mujeres hasta 1948.
(Material gráfico: web FANY y Wikimedia Commons)
[1] J. Keegan (1995), Historia de la guerra, Planeta,
Madrid, p. 263
[2] El 23 de abril de 1941, 54 miembros del ATS fueron
enviados a entrenar a Newark. Tenían entre 19 y 35 años: “Las mujeres fueron
capaces de operar equipos pesados de reflectores y hacer frente a las
condiciones en los sitios de las baterías, a menudo desolados”; “las pruebas de
Inteligencia del Ejército demostraron que la inteligencia general del grupo era
bastante superior a la de los hombres” por parte de las Searchlight Girls.
[3] Voluntarias
que vestían uniformes de estilo militar y asumían diversas funciones dentro de
las secciones de agricultura, cantina, cocina y transporte motorizado. Más de
40.000 mujeres se unieron a sus fuerzas.
[4] Los U-Boote, pintados de gris, solían perseguir a sus
presas mercantes de los convoyes durante el día para ‘cazarlas’ durante la
noche. Concretamente, procuraban mantenerse al acecho y –en algunos casos- se
sumergían para no ser detectados. Luego, salían a cielo abierto para lanzar sus
torpedos. Atacaban de noche y en superficie debido a que ofrecían un blanco muy
pequeño y podían navegar a una velocidad media de entre 17 y 18 nudos, casi lo
mismo que un buque de escolta. Sólo se sumergían de manera muy puntual. Para
empezar, solo podían estar un tiempo limitado bajo el agua porque las reservas
de aire eran limitadas. En segundo lugar, cuando no estaban en la superficie
únicamente podían detectar enemigos a través del sonar pasivo y del hidrófono,
lo que provocaba que el submarino estuviese casi ciego. Era totalmente
diferente a lo que sucede en un submarino de hoy en día. A su vez, no podían
permanecer bajo el mar durante mucho tiempo debido a dificultades de
propulsión. Recordemos que en 1941 sólo Llevaban
dos motores, uno diesel para cuando estaban en la superficie, y otro eléctrico
que se alimentaba mediante baterías para cuando estaban sumergidos. Estos se
recargaban fuera del agua, lo que limitaba su autonomía. Además, sumergidos
sólo podían avanzar a 8 o 9 nudos como máximo, lo que correspondía a unos 3 o 4
nudos de velocidad media, es decir, muy lentamente. Juan Vázquez García, U-Boote. La Leyenda de los 'Lobos
grises'" 2009
[6] Las primeras Wrens fueron Jean Laidlaw, Jane Duncan,
Nancy Wales, Christian Oldham, Judy DuVivier, Elizabeth Drake, Elizabeth
Hackney, Jane Howes, Doris Lawford, Pauline Preston y Janet Okell
[7] Instruidos por una mujer; algo inconcebible para
marinos militares y civiles en los años 40 del Siglo XX
[8] College para mujeres en la Universidad de Cambridge, fundado
en 1871 por Henry Sidgwick. Fue el segundo college de Cambridge que admitió
mujeres.
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