1 may 2024

MALAS HISTORIAS DE PODER ABSOLUTO

 

 

 

Hoy, primero de mayo, esto de va de dos historias para no dormir… en busca del poder absoluto frente a la democracia.

 

-I-

Mañana triste y aciaga la del lunes pasado. Ya esbocé mi desesperanza ante la Terra Ola que llegó rotunda a las 11 AM con un mensaje dispuesto para las 12 -de ahí lo de “buenas tardes” tengan ustedes- que había alterado en horario la visita impuesta a Zarzuela para que alguno creyera que se marchaba.

Una mancha más en su negro estandarte, ¿quién la va a notar?

Quousque tandem abutere, Catilina, patientia nostra?; ¿Hasta cuándo abusarás, Catilina, de nuestra paciencia?[1]

Una versión particular de esta frase me repetía mi padre en aquellos días rebeldes de mi juventud. Quousque tandem abutere, Juanito, patientia nostra?

 

-II-

Con un Quousque tandem abutere, Catilina, patientia nostra? arranca la primera de las catilinarias[2] y buscando por donde enganchar esta historia de búsqueda de poder absoluto me acordé -y por la Internet encontré- de un genial “Quousque tandem, Zapatere, abutere patientiam nostram?[3] de Roberto Centeno, que es de 2011, y en el que el número de afrentas patrias, a resultas de este otro elemento que es Sánchez, ha aumentado exponencialmente en 2024.

Decía entonces el ingeniero de minas y doctor en Economía que ZP había “destruido moral, social, cultural y económicamente España -a la que ha traicionado de todas las formas posibles: aniquilando las raíces de la creación de riqueza, dividiendo a la nación, destrozando el Estado de Bienestar, el sistema de pensiones, la enseñanza pública o el sistema nacional de salud, que tanto sudor y esfuerzo costaron a varias generaciones de españoles-, ha decidido prologar la agonía de todo un pueblo que le ha rechazado masivamente en las urnas”.

Para este Quousque tandem abutere, Pedro, patientia nostra? de mayo de 2024 habría que añadirle las hechas ya hechas y las anunciadas.

Así, que yo recuerde, mononeuronal que sigo estando, y a bote pronto… estaría… lo de la soberanía marroquí en el Sahara; la retirada de la sedición; la reforma del delito de malversación; la ley del ‘solo sí es sí’; el cambio de sexo a los 12 años; lo del Tito Berni; lo de la ley de Vivienda que hace subir los precios, sacar viviendas del marcado y hacer caer el alquiler un 28%, al tiempo que los datos del Ministerio del Interior apuntan a que la ocupación de viviendas subió hasta un 37%; lo de la marcha de Ferrovial a Países Bajos; lo de la expulsión de la Guardia Civil de Navarra; lo de la frasecita de los acuerdos ‘virtuales’ con Bildu y la respuesta de Otegi, siempre al rescate; lo de la entrega de la alcaldía de Pamplona; el que nos llevó a las urnas un 23 de julio de 2023 con ‘toa la caló’; el que justifica los indultos a los líderes de la revuelta independentista catalana; el que soltara, sin despeinarse, el de ‘no podría dormir tranquilo si gobernaba con Podemos’ y…; el de la ley de amnistía en tramitación y los numeritos de Santos Cerdán allende los Pirineos, quien, además, nos desveló que llevaban negociando con Junts desde marzo, antes incluso de las municipales… y aquí no ha pasado nada; el de que nos implanta un mediador en los contactos de Ginebra; el que nos lleva a tener que asumir el relato separatista y meter en la ecuación el ’lowfare’ de marras…; lo de Ábalos, con o sin Delsy; lo del caso Koldo y la koldosfera; lo de Illa; lo de los abucheos allá donde ha ido inaugurando; el sacar a pasear a Franco, el Valle de los Caídos y la desmemoria histriónica cada dos por tres; lo de la sanchezfera… … … ¡esto es un sinfín!

Y también está lo de ser abanderado palestino. El 30 de noviembre Israel nos retiró a su embajadora en Madrid, Rodica Radian-Gordon, tras el chorreo a la embajadora Ana Salomón en Tel-Aviv; el 7 de octubre -recuerden- se había producido el miserable ataque de Hamas. La embajadora volvió a Madrid en enero de este año y en marzo se anunciaba su relevo, el nuevo embajador, Zvi Vapni, que se incorporará en unos meses…. Y nada más comenzar abril se me va Sánchez de gira europeda para abanderar a Palestina y ante el don de la sempiterna oportunidad que exhibe va Irán lanza su ataque de drones y misiles a Israel… hizo el ridículo, una vez más, se quiera o no se quiera ver. Es él.

Es que los Estados Unidos, el Reino Unido, Francia, Jordania y los llamaos países del Golfo, incluida Arabia Saudita, ayudaron a abortar el ataque iraní y participaron en el derribo de las amenazas aéreas. El problema palestino existe porque sus parientes pasan muy mucho de ellos; que por algo será.

Pero vuelvo al presidente y sus cambios de opinión. Fue una eurodiputada de Ciudadanos, Soraya Rodríguez, la que nos dijo que Sánchez miente con mentiras sinceras… ¿o sinceras mentiras? El caso es que miente. Y veo en internet que son sinceras mentiras[4]. Pero es que miente más que habla, aunque repita y defienda su derecho a rectificar que, asegura, es distinto de mentir; porque es adaptarse a la realidad. ¡Tremendo!: Sánchez no miente; cambia de opinión y se aferra al poder.

Y hoy, Quousque tandem abutere, Pedro, patientia nostra? he cambiado el sujeto de la oración porque, al menos, Catilina, por muy felón que fue, también fue un destacado soldado y entregado al combate, murió al frente de su hueste.

(y no ando sugiriendo supremos sacrificios).

 

-III-

Lucio Sergio Catilina fue un militar de éxito, propio de su tiempo (siglo I aC), de la Roma tardorrepublicana, que buscó el poder y ansió el poder absoluto.

Todo lo que sabemos de él viene de sus más encendidos enemigos. Maco Tulio Cicerón y del historiador Cayo Salustio Crispo, con quienes compartió vivencias y múltiples desavenencias. Ambos lo pusieron a los pies de los caballos: Cicerón en sus catilinarias y Salustio en la Conjuración de Catilina[5], donde además le describe[6].

Aún a partir de esas fuentes, el personaje es que se las trae. Apoyó Catilina a Lucio Cornelio Sila Félix en su época de dictador (81 y 80 aC), etapa en la que Plutarco[7] -que había leído a Cicerón y a Salustio- le atribuyó varios asesinatos de importantes opositores. Después tuvo cargos, poder, líos y pendencias por sus destinos en las costas de Anatolia y Túnez, volviendo a Roma con juicios, de los que salió indemne, pero con la reputación tan maltrecha que se estrelló una y otra vez en sus aspiraciones de llegar a cónsul[8], al no conseguir los votos suficientes.

Una de estas aventuras electorales ocurrió en el 65 aC, donde hubo, además, un par de conspiraciones para asaltar el poder y en ellas se le cita como muñidor, aunque no pasó de ser un mero peón de Marco Licinio Craso (que aspiraba, este sí, de nuevo a ser dictador, con Julio Cesar como lugarteniente, que la cabra siempre tira al monte); que lo del poder absoluto tentaba y tienta mucho.

Catilina volvió a presentarse en los comicios centuriados del año 64 aC y nuevamente resultó derrotado, pues volvió a ser acusado de asesinatos varios y otras pendencias; aunque resultó exculpado, no contó nunca con los apoyos suficientes de la aristocracia para ascender al cargo.

Se radicalizó Catilina aún más tras estos reveses y se entregó al populismo más descarado, promoviendo una revuelta en Roma para noviembre del 63 aC que incluía el asesinato de Cicerón, cónsul de la República en aquel año, al amanecer del 7 de noviembre. Pero alertados todos -propios y extraños- de lo que se preparaba hubo que abortar la revuelta y no se pudo llevar a cabo el asesinato.

Aquellos primeros días de noviembre del año 63 aC estaba Roma caldeadita, a punto llama. Ante tal inestabilidad general, noticias de diversas sublevaciones -como la de esclavos en Capua-, un ejército en la Toscana con Quinto Metelio al frente dispuesto a intervenir y algún que otro lío más, el Senado emitió un senatus consultum ultimum[9] (una especie de Decreto de Estado de Sitio[10] moderno) que suspendió el corpus legal vigente y dio poder absoluto a Marco Tulio Cicerón. Así, el 8 de noviembre, fue convocado el Senado Romano, en el Templo de Júpiter Estator, y ante el mismísimo Catilina -que convocado, asistió-, Cicerón lanzó su: Quousque tandem abutere, Catilina, patientia nostra?

Fue una sesión tensa, pues Catilina salió repondón, aunque viendo el cariz de los acontecimientos y la que se podía liar, tomó las de Villadiego[11] y -aduciendo que iba al exilio- salió de Roma a uña de caballo para encontrarse con las tropas afines de Quinto Metelio acampadas en algún lugar de la Toscana.

Con plenos poderes, Cicerón cortó por lo sano. Se apoyó en la denuncia de una tribu gala[12] a la que habían ofrecido sumarse a la conspiración, cuyos representantes estaban en Roma negociando su estatus y que prefirieron apostar por la República antes que por Catilina. Y en el puente Milvio -que recomiendo encarecidamente visitar siempre en Roma y, por supuesto, no colocar el puto candadito- tuvo lugar la desarticulación de la trama conspiradora y la interceptación de las misivas que fueron determinantes en la acusación a los conspiradores que, de inmediato, fueron ejecutados. Catilina, recuerden se había largado.

Por aquellos días del 63 aC., Cicerón -elegido cónsul- y Julio César -elegido pretor urbano[13]- se las tenían ya tiesas desde hacía décadas; y a partir de entonces fueron de mal en peor.

Y vuelvo a Catilina porque junto con las fuerzas de Quinto Metelio Celer, errantes, acumulando deserciones y con problemas de todo tipo, no dudó en enfrentarse a las tropas enviadas por el Senado y afectas a la República, mandadas por Cayo Antonio Hybrida -cónsul conjunto con Cicerón-, pero que en aquella jornada de enero del 62 aC las dirigía Marcus Petreius-.

Catilina, soldado hasta el final, dio la batalla a pesar de la inferioridad de fuerzas y en ella pereció. Identificado su cuerpo, fue decapitado para llevar su cabeza a Roma.

 

-IV-

No le fue mejor a Cicerón. 'El Arpinate', así llamado por haber nacido en Arpino, en el Lazio, en el año 106 aC., gozó unos años más de su fama, hasta que el asesinato de César y algunos problemas de familia -divorcios- y hacienda, le amargaron sus últimos años.

Combatió la dictadura de Julio César haciendo uso de todos sus recursos.

Marco Junio Bruto y Cayo Casio Longino, los principales conjurados, cuando acuchillan a César gritaron: “¡Cicerón, Cicerón!”, como si éste fuera -y en cierto modo lo fue- el mentor intelectual de los hechos. En realidad, gritando ¡Cicerón!- clamaban libertad; la libertad que encerraban los postulados y actuación de Cicerón.

El asesinato de Julio César provocó un largo periodo de guerras, en las que Marco Antonio, Octavio y Lépido, derrotaron a los conspiradores y formaron el Segundo Triunvirato. Y luego -tiren de cosas del Bachiller- ya llegamos a Cayo Octavio, sobrino nieto de Julio César, que se hizo llamar Cayo Julio César Augusto, también conocido como Octaviano, que se convirtió en el primer emperador romano (27 aC) tras su victoria en Accio[14] sobre Marco Antonio.

Marco Antonio, cónsul en el 44 aC, como fiel segundo de Julio César en el mando, compañero, colega consular y pariente, efectuó la elegía del funeral y desarrolló en las semanas sucesivas un enfrentamiento dialéctico con Cicerón que se erigió en el líder del Senado.

Y es ahí donde lanzó un anciano Cicerón, con 63 años, las 14 'Filípicas'[15] en las que denunciaba el intento de Marco Antonio de instaurar una dictadura en Roma; un jefe militar se aprovechaba del poder de sus tropas para pisotear la legalidad republicana y conseguir el poder absoluto.

Cicerón fue proscrito como enemigo del estado por el Segundo Triunvirato y Marco Antonio decidió su muerte. Este, al saberlo, decidió huir hacia Grecia. Cerca de Gaeta, junto al Mar Tirreno, fue alcanzado por los soldados de Marco Antonio. El centurión Herenio y el tribuno militar Popilio le cortaron la cabeza y las manos (en unas fuentes señalan las dos y en otras una) con las que había escrito las Filípicas. Como trofeos fueron expuestos también sobre el rostra[16] del foro, la misma tribuna de los oradores desde la que pocos meses antes Cicerón había sido aclamado por la multitud.

 

-V-

Son dos historias distintas que no deben converger. Una es de 2024 y la otra tiene más de dos mil años.

Nada más que historias para no dormir, sobre el poder absoluto. Una nos pilla lejos; la otra nos golpea en el día a día.

 

 



[1] ¿Hasta cuándo, Catilina, abusarás de nuestra paciencia? ¿Hasta cuándo ese furor tuyo se burlará de nosotros? ¿Adónde irá a dar consigo esa osadía desenfrenada tuya? ¿Cómo no te mueven, para que desistas de tu locura, la nocturna guarda y vigilante guarnición del palacio? ¿Tampoco, los centinelas de la ciudad? ¿No, el temor del pueblo? ¿No, el consenso y la conformidad de todos los buenos? ¿No, el presente lugar, tan guarnecido de gente, donde suele juntarse ordinariamente el senado? ¿No, los rostros y las presencias de estos padres magníficos? ¿Qué es esto? ¿No sientes que tus consejos son del todo ya descubiertos y que tu conjuración está ya convencida y como tomada a manos por el perspicaz conocimiento y juicio de todos estos? ¿Cuál de nosotros piensas que ignora lo que hiciste la noche pasada y la precedente, en qué lugar estuviste, con quiénes te juntaste, y qué es lo que se resolvió en aquel santo consejo tuyo?

[2] Cuatro discursos de Cicerón pronunciados entre noviembre y diciembre del año 63 a. C., después de ser descubierta y reprimida una conjura encabezada por Catilina para dar un golpe de Estado.

[5] De Catilinae coniuratione, la primera monografía histórica de la literatura latina y también la primera obra del historiador y político latino Cayo Salustio (86-34 aC.). Siguiendo una estructura narrativa dividida en sesenta y un capítulos, la obra narra la conjura que intentó realizar Lucio Sergio Catilina en el año 63 a. C. con el fin de instaurar una dictadura en Roma.

[6] Cap. V: Fue de gran fortaleza de alma y cuerpo, pero de carácter malo y depravado. A éste, desde la adolescencia, le resultaron gratas las guerras civiles, las matanzas, las rapiñas, las discordias ciudadanas, y en ellas tuvo ocupada su juventud. Su cuerpo era capaz de soportar las privaciones, el frío, el insomnio más allá de lo creíble para cualquiera. Su espíritu era temerario, pérfido, veleidoso, simulador y disimulador de lo que le apetecía, ávido de lo ajeno, despilfarrador de lo propio, fogoso en las pasiones; mucha su elocuencia, su saber menguado. Su espíritu insaciable siempre deseaba cosas desmedidas, increíbles, fuera de su alcance. A este hombre, después de la dictadura de Sila le había asaltado un deseo irreprimible de hacerse dueño del Estado y no tenía escrúpulos sobre los medios con los que lo conseguiría con tal de procurarse el poder. Su ánimo feroz se agitaba más y más cada día por la disminución de su hacienda y por la conciencia de sus crímenes, incrementadas una y otra con aquellas artes que antes he señalado. Le incitaban además las costumbres corrompidas de la ciudad echadas a perder por dos males pésimos y opuestos entre sí: el libertinaje y la avaricia. Puesto que la circunstancia ha traído a colación las costumbres de la ciudad, el asunto mismo parece aconsejarnos volver atrás y explicar brevemente las instituciones de los antepasados en paz y en guerra, cómo gobernaron la República y cuán grande la dejaron para que poco a poco se transformase de la más hermosa y excelente en la peor y más infame.

[7] Plutarco de Queronea. Al serle concedida la ciudadanía romana se le conoce como Lucio Mestrio Plutarco; historiador, biógrafo y filósofo moralista griego del siglo I dC.

[8] El cónsul era el magistrado de más alto rango de la República romana. El cargo era anual y colegiado, y se elegían dos cónsules cada año entre ciudadanos mayores de cuarenta y dos años. Su cometido era la dirección del Estado y, especialmente, del ejército en campaña. Proponían y hacían cumplir las leyes, garantizaban la seguridad e integridad territorial como comandante supremo de las legiones y defendína los intereses de Roma como su representante diplomático. También tenía el derecho y el deber de controlar a los magistrados de rango menor para que no se excedieran en sus funciones y, si era necesario, juzgarlos y castigarlos. Tras la transición de la república al imperio, los cónsules se convirtieron en una figura meramente representativa de la herencia de la Roma republicana, ostentando muy poco poder y autoridad, ya que el emperador actuaba como líder supremo. Los cónsules eran seleccionados en los comicios centuriados, su mandato empezaba el 15 de marzo, fecha que posteriormente se cambió al 1 de enero. De los dos cónsules elegidos el que más votos obtenía era el primer cónsul (senior), y el que le seguía en votos era el segundo cónsul (junior)

[9] Decreto del Senado en defensa de la República que permitía a las cónsules hacer lo que fuera menester en defensa de la República y dando a los magistrados poderes semi-dictatoriales con el objeto de preservar los poderes del Senado, con el mismo fin de defender la República.

[10] Estado de excepción motivado por una insurrección o acto de fuerza contra la soberanía o independencia de un paísque otorga poderes excepcionales a las autoridades civiles o militares para poder afrontar situaciones extraordinarias y graves.

[11] Salir precipitadamente de un lugar. Los judíos era pecheros del monarca; pagan el impuesto llamado 'pecho' y como era una notable fuente de ingresos a la Corona, en plena época de persecuciones antisemitas, el rey Fernando III el Santo, para no ver mermadas sus arcas, otorgó una carta-encomienda en 1223 prohibiendo su apresamiento y señalando penas para los que hicieran daño o sometieran a vejaciones y maltratos a los judíos. La carta fue ratificada por su hijo Alfonso X El Sabio, lo que supuso largos años de tranquilidad bajo el favor real. Los judíos hicieron grande e importante a Villadiego, fundada por el conde Diego Rodríguez Porcelos, señor de Amaya, en el siglo IX a unos 40 kilómetros de Brugos. En su origen fueron Las Siete Villas de Diego; y la tradición oral confirma que en la antigüedad hubo ciertamente estos barrios con sus iglesias (Barruelo, San Esteban, San Cristóbal, Tudanca de Arriba, Tudanca de Abajo, Mora y el primitivo villorrio de Villadiego, de los que sólo subsiste el primero. Lo más probable es que al fundar el Conde Don Diego este pueblo diseminara por la campiña una cuantas casas de campo, las cuales en el correr de los años, uniéndose unas a otras con nuevas edificaciones, formarían el núcleo de lo que luego se llamaría Villa de Diego o Villadiego que se convirtió en centro de comercio y atrajo numerosas familias judías. Villadiego pasó a ser una ciudad refugio para los judíos y tomaban las de Villadiego al menor síntoma de persecución en otras ciudades. Allí debían vestir unas calzas amarillas, identificándose así como protegidos del monarca. De ahí la variante tomar las calzas de Villadiego.

[12] Alóbroges. Belicosa tribu celta de la Galia ubicados entre el río Ródano y el lago de Ginebra (entre lo que hoy son Lyon, Saint-Étienne y Grenoble en la moderna Suiza). Eran guerreros feroces y producían mucho trigo, lo que les hacía muy ricos. Controlaban la mayor parte del valle del Ródano y varios importantes pasos de montaña hacia Italia, como el que atravesaba la Via Agrippa.

[13] El pretor urbano era, en ausencia de los cónsules de la ciudad, el principal magistrado de Roma y, como tal, presidía el Senado.

[14] Batalla de Actium; 2 de septiembre del 31 aC. entre la flota de César Octavio, comandada por Agripa, y la de Marco Antonio y su aliada Cleopatra, frente al golfo de Ambracia y el promontorio de Accio. La batalla se saldó con la victoria absoluta de Octaviano y la retirada de Marco Antonio y Cleopatra.

[15] Llamadas así en honor a las que pronunció Demóstenes contra Filipo de Macedonia, el padre de Alejandro Magno.

[16] Tribuna del Foro que servía de púlpito desde el que los magistrados y oradores arengaban al pueblo

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