Una importante falta de respeto, la mía; lo confieso. Las
circunstancias me vencieron, pero fui yo el que falto a la cita con el decano
de la prensa local: Miguel Alberto
Martínez Monge.
Tengo lo de la máxima y la mínima que parece un tiovivo; y
el viernes a mediodía se desmadró la cosa. Total, que no pude dejarme caer por
“Los
cafés de Melià”. Y eso que era uno de esos días que sientes la
obligación personal y moral de ir, de estar con el amigo, de demostrarle el
afecto y el respeto que merece, de rendir homenaje a los muchos años de
profesión. Miguel es otro de los muy pocos personajes de Benidorm que si no
existieran… Benidorm no hubiera sido lo mismo.
Lo conocí en septiembre u octubre de 1987, en la Restaurante
Manila (Playa de Levante). Era la
clausura de un congreso internacional de periodistas y ahí estaba él: alto,
delgado, smoking blanco, luenga barba canosa… partiendo el bacalao junto a un
ruso de FIJET -no menos impactante, porque parecía un oso-, y un personaje como
García Brera. Y partir de entonces comenzamos a tratarnos y entablar amistad. Luego
han sido muchos años en la batalla de los Medios y la AAPET, la FEPET, la
FIJET… algún susto nos ha dado haciendo el cabra por una dehesa de toros bravos
con reportera dicharachera de Canal 9, o me lo han pinchao en un atraco su pueblo después de haber vivido situaciones
límite en algún rincón del Mundo. Así es Miguel.
Puede que con Miguel no se esté siempre de acuerdo, pero, a
su modo, sienta cátedra. Su opinión conviene no dejarla caer en saco roto. Es Medalla de Plata al Mérito Turístico,
con tratamiento de Ilmo. Sr… y tiene como media docena más de grandes
galardones… y hasta el Nacional “Aurora
Mateos” de Periodismo turístico. Ha sido vicepresidente de la FIJET (Federación Internacional de
Periodistas y Escritores de Turismo; la mundial del ramo). Y, sobre todo, es un
tipo llano y sincero que, pese a todo, calla más que cuenta… hasta que lo hacen
explotar.
Ha sido 30 años funcionario del Ayuntamiento de Benidorm; director de la Biblioteca Municipal “Gregorio Marañón”, Jefe del Negociado de
Turismo y director de los Departamentos de Relaciones Públicas y Prensa. Al
frente de Relaciones Públicas le sustituí yo en enero de 1992… me dejó el
despacho con mejores vistas del viejo consistorio; era el suyo, faltaría más.
He sido adicto a sus “Lancetas”,
que hacían siempre la sangre justa. Sigo su opinión en “Información” (antes más que
ahora) y acepto siempre sus directas e indirectas… aunque últimamente me está
fallando: el otro día le pregunto por unos apartamentos del año 64 y no me
concreta el sitio. ¿Tú crees?
Pero en cervezas, es un crack. No sé si llegó su estirpe con
los alemanes que se trajo el Emperador Carlos, o le viene la casta de su
apellido trapense: “Monge”. Lo que unido a sus luengas barbas canas le confería
un atractivo de eremita; pero eremita pendenciero que moraba en Benidorm. En
cervezas, como en arte y muchas cosas más, no hay quien le gane…
Mago del ilusionismo, que hasta hace bien poco practicaba
con sus nietos, hace ahora virguerías para no estar todos los años seis o siete
meses viajando, para después contarlo, con acierto y tino. Ahora se le ve más
por aquí; más sosegado. ¿Qué andará maquinando?
Ser testigo directo del Benidorm de los últimos sesesnta
años como corresponsal del NODO, de TVE, de los principales periódicos y
recistas de la época, incluso editor de algún medio turístico, confiere una
pátina especial… Y aunque la cosa le llegó de rebote, ha demostrado madera;
noble madera y duradera a pesar de una treintena larga de anginas de pecho,
infarto de campañillas y operación a corazón abierto en la que le pusieron un
marcapasos como el motor de un SSN de la clase “Virginia”.
Miguel: sentí de veras
no poder tomarme ese café del viernes contigo. Menos mal que vendrán muchos
más… muchas más cervezas. La Sacristán
Amber-Ale la pongo yo.
Gracias, maestro; llevas soberbiamente nuestra Decanutura;
con dignidad… cervecera, diría yo
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