Cuando estudias Demografía de los Estados Unidos te metes de
lleno en un tetris que entraña tamaña
complejidad que solo si el profe es
muy bueno (gracias, prof. Gosálvez)
y tú te pones a ello, consigues cuadrar.
Y en USA hay “una especie demográfica” en peligro de
extinción… de ahí que se puedan llegar a entender muchas cosas que se van a
materializar el próximo 20E. Me refiero a los WASP… y la cosa de va de avispas.
Los WASP “están”,
francamente, en peligro de extinción.
Los WASP (White-Anglo-Saxon-Protestant)
representaban el 85% de la población USA en los años 20 (del siglo 20). Hoy en
día (enero de 2017, siglo XXI) a esta “especie” pertenece ya sólo el 43% de la
población USA. Es que también hay blancos católicos, judíos, musulmanes, etc.
hasta el 64% de blancos en los Estados Unidos.
Pero lo más reseñable de este Post es que el acrónimo WASP ya no representa a ese conjunto de
blancos protestantes sino que ha quedado para una subespecie de población blanca
protestante relacionada con el dinero y el poder. Por lo general, el WASP ha pasado por el elitismo de la Ivy
League (graduado en las universidades del noreste: Harvard, Yale,
Princeton, Columbia, Pensilvania, Cornell y Brown) o por alguna Academia
militar y luego una escuela de negocios. Son sólo un 4’5% de la población USA, lo que les convierte en la 4ª minoría.
Sólo queda un grupo más reducido que ellos: los nativos (indios
continentales, primeras culturas de Alaska y aborígenes hawaianos) que con 5’1
millones sólo representan en 1’75% de la población.
Los WASP están que
trinan; cada día son menos y no suman (procrean lo justito). Tanto trabajar y
ganar pelas es lo que tiene.
Y Trump es el más
evidente prototipo de un WASP (y no
por su prole): de padre de origen alemán y madre de origen escocés (ADN
europeo), tercera generación, educado en la NYMA (Academia Militar
del Estado de Nueva York) y formado en la Escuela de Negocios Wharton de la
Universidad de Pensilvania (Ivy League). Y, por lo que sea, blanco, protestante,
triunfador, deslenguado y forrado de pasta: un WASP
Y trinan porque saben que son una minoría; que las demás
etnias se los van a “merendar” en cuanto puedan (y no paran de procrear) y que
su único sostén, los otros blancos, dejarán de ser en 25 años la población
mayoritaria de los EEUU.
Sí, sí. No es que los afroamericanos… los negros… les metan
miedo. Los negros sólo son el 12% de la población USA. Sí, 45 millones de
afroamericanos… pero son lo que nutren la población penitenciaria (40% de la
población reclusa); las listas de homicidios (52%; CDC dixit); sólo ocupan el
8% de los cargos de responsabilidad; sólo hay 43 ocupando escaño en los 435 que
tiene la Cámara de Representantes; el 30% están bajo el umbral de pobreza y de
ellos casi la mitad en exclusión social. Ah, el 16% de la población negra está
en el paro; el 4’6% de la blanca.
Los asiáticos no son “un problema”. No llegan al 5% y puede
ser que para 2060 lleguen al 10%, pero no son vistos como una amenaza por los WASP.
La “amenaza” son los hispanos:
casi 56 millones (16’4% de la población) y creciendo. En treinta años más llegarán
a los 100 millones; aportan su elevada natalidad. El 60% son mejicanos y ya
están plenamente integrados; ahí les duele.
Sí, ahí les duele tanto que desde 2010 el US Census Bureau
ya les pide que se identifiquen y definan: hispano, latino o de origen español.
Luego ya dirán la nacionalidad.
Los WASP -y Trump
es de ese grupo- temen a los muy prolíficos mexicanos. Le echan la culpa de lo
que pasa a las leyes de los años 60. En medio de la vorágine de los Derechos
Civiles e intentando eliminar las cuotas discriminatorias y la “supuesta”
intolerancia racista, tiraron por la calle de en medio. En 1965 fueron
derogadas por el Congreso la mayoría de las trabas inmigratorias. Aquello fue
el final del “Largo Paréntesis” que
en esas cuestiones ha explicado el profesor Douglas S. Massey: “como eran pocos, los
necesitábamos y nos suponían una amenaza, los dejamos entrar”. Nadie previó
la incidencia que aquello iba a tener en las pautas demográficas y en los
posteriores procesos de inmigración; los legisladores enfocaron toda su
atención sobre la inmigración procedente de Asia, y no en los efectos
potenciales de la migración proveniente de América Latina. Y pasó lo que pasó:
se llenó.
En 1980 cerraron el grifo. México, el principal proveedor, pasó
de tener acceso a unos 450.000 visados temporales de trabajo y, en teoría, de
un número ilimitado de visados de residencia (en la práctica, alrededor de
50.000 por año), a una nueva situación en la que no existían más visados de
trabajo temporal y únicamente había 20.000 de residencia. Y como se necesitaba
mano de obra pues… ya han visto muchas películas sobre el tema.
Ahora los WASP creen
que se los van a comer vivos y han contagiado su temor a muchas otras etnias
que se han situado en los estándares blancos, aunque nunca llegarán al estatus
WASP, pero América es su forma de vida. El profesor Leo R. Chávez ha documentado el surgimiento de lo que él llama la “narrativa
de la amenaza latina” en los medios de información americanos y ahora
estamos viendo los resultados.
Los WASP se
sienten amenazados; y ahora un WASP,
un tal Trump, asume el poder. Lo de
la rueda de prensa de ayer es una prueba de lo que es un WASP de libro. Cuando a Gosálvez
le preguntaban hace dos décadas “¿Qué es un WASP?”, el viejo profesor se
remitía al Ciudadano Kane… y el auditorio ni lo conocía; estábamos en los 80 y
sólo yo le entendía. Cosas de ser mayor.
PD: Llegué a
Geografía después de colgar dos títulos en la pared. Uno de SE el Jefe del
Estado y otro de SM el Rey. Y gracias a la Geografía y a la vida veo muy a las
claras lo que es un WASP.
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