Redescubrí, tiempo ha, una historieta que he podido aguantar
hasta hoy.
Antes -en tiempos de la primera Roma y su antiguo
calendario- el año no terminaba el 31 de diciembre; que lo hacía el 14 de
marzo. Ya se lo comentaba Obelix a Asterix: “están locos estos romanos”.
Y el año terminó terminando un 31 de diciembre por ‘culpa’, cómo no, de una guerra. Una
guerra en suelo peninsular, en la vieja piel de toro, muy cerca de Calatayud
(Zaragoza), localidad a la que le otorgan el honor de ser la antigua Bílbilis
-aunque Bílbiles estaría bajo la actual Huérmada-, surcada por el Jalón.
El caso es que el enclave urbano que desencadenó que esta,
la del 31 de diciembre, fuera la última noche del año no existe hoy. Se llamó
Segeda y estaba a la vera del río Perejiles, en las faldas de la Sierra de
Vicor, entre lo que hoy es la aldea de Mara y el minúsculo pueblo de Belmonte
de Gracián (Belmonte de Perejiles, Belmonte de Calatayud y, por haber nacido
allí Baltasar Gracián -el jesuita del XVII autor de ‘El Criticón’ y precursor del existencialismo y la postmodernidad-,
Belmonte de Gracián), todo en las inmediaciones de Calatayud.
Recuerda amigo/a lector/a: si vas a Calatayud, pregunta por
Dolores, la flor de Calatayud. Una copla la mató de vergüenza y sinsabores. En
su tumba, olé jotica, pongo flores.
Y vuelvo al caso, que me pierdo; la calumnia desgonzó a la
Dolores y he aprovechado para recordarlo… bajo los efectos de un cava rosado de
Almendralejo (Badajoz) que para dar comienzo a la mañana está muy bien (Viña
Romale Brut Nature)
Y es que me pierdo; divago. Debe ser cosa de que esto se
acaba. El año, claro.
El caso es que Segeda era plaza fuerte de los belaiscos,
también llamados belos y bellos (de guerreros), que junto a titos y lusones
hacía la vida imposible a los romanos empeñados en dominar la Hispania Citerior
en aquellos días de guerra y efímera paz.
Las llamadas Guerra Celtíberas se prolongaron mucho en el
tiempo (habían comenzado en el 174 aC con Tiberio Sempronio Graco) y terminaron
con la caída de Numancia, ya en la pormenorizada 3ª Guerra Celtíbera, con
Viriato, unos veinte años después, vencido por Publio Cornelio Escipión
Emiliano (que no sería por nombre y abolengo).
Plinio el Viejo dio buena cuenta de la rica economía
agrícola y ganadera en torno al Jalón, río aurífero, que además propiciaba una
buena industria textil… condiciones todas ellas que despertaran el interés de
Roma por poner aquel territorio bajo las siglas SPQR.
Pero también Plinio el Viejo da cuenta de la belicosidad de
estas gentes y la dureza y resistencia de sus armas. No en balde dominaban los
yacimientos de hierro del Moncayo y sus ferrerías eran famosas.
El caso es que en Segeda no estaban por la labor de dejarse
dominar; pero en Roma estaban empeñados en dominarlos. Había firmado unos
acuerdos comerciales hacia el 179 aC y por una cuestión urbanística digamos menor,
les dio por ampliar las murallas y crecer, Roma les declaró, una vez más, la
guerra. En este caso, el de Segeda y los belaiscos, en el año 154 aC.
Hasta entonces Roma se había dedicado al control del área y
los negocios mediante la figura superior de un pretor, un magistrado que además
de temas de justicia ejercía las veces de delegado del gobierno de la
República. Pero para la guerra, para el mando del Ejército, era necesario un
cónsul; cosas de la burocracia romana.
El cónsul era un funcionario de rango superior al pretor;
era cargo anual. Y cosas de Roma: sólo se elegían dos cónsules por año… y el
año finalizaba el 14 de marzo y hasta el 15 de marzo, después de la resaca, no
podían elegir otros dos.
Los de Segeda sabían del proceder meticuloso de los romanos
y confiaban que hasta mediados de marzo no se producirían cambios en el tema,
estaban en invierno y siguieron confiados en su proceder urbanístico.
Pero los romanos decidieron cambiar la estrategia y el
calendario político-administrativo y convertir la del 31 de diciembre en la
última noche del año y el 1º de enero nombrar cónsul a Quinto Fulvio Nobilior
(y a Tito Annio Lusco; recordemos que se elegían dos cónsules por año). Pasamos
de los Idus de Marzo a las Calendas de Enero… y de un contingente militar de
15.000 soldados a 30.000… y dejamos el 154 aC y nos pusimos en el 153 aC.
Entonces, en aquel mundo sin Facebook, Twitter y WhatsApp
las noticias llegaban tarde, pero llegaban… como llegaron Nobilior y sus legiones
y tropas auxiliares…
El resto se lo pueden imaginar -o leerlo, que hay muy buena
literatura (y hasta novelas) sobre aquellos días; aprenderá mucho-, pero lo que
hoy nos trae aquí es que esta noche es “nochevieja” por un ardid de la Roma
republicana para darle por el pelo a los maños de Segeda. Y caída Segeda,
fueron a por Numancia.
¡Cómo eran!
Nota aclaratoria: Como bien sabrán,
que hoy sea 31 de diciembre es consecuencia del arreglo del calendario ante el
desfase que se acarreaba, respecto al ciclo Solar, con el calendario Juliano
(Julio César; 45 ac). La Iglesia de Roma necesitaba corregir y hacer coincidir
la celebración de la Pascua con el primer domingo tras el plenilunio que seguía
al equinoccio. Eliminando ciertos bisiestos y 10 días… Un Papa, Gregorio XIII
(Calendario Gregoriano), lo arreglo… y el 5 de octubre de 1582 pasó a ser el 15
de octubre de ese mismo año… y así llegamos a este calendario que, como he
contado en otros Post tardó en implantarse…
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