En “Los cafés del Meliá” hemos vuelto a
las andadas; no tenemos enmienda. Y ya van 11 ‘cursos’. Les llamamos ‘cursos’
porque los comenzamos en septiembre… y seguimos las pautas vacacionales de los estudiantes:
que si Fiestas Patronales, que si puentes y festivos, Navidad, Semana Santa y verano.
La cuestión es, como ellos, no dar un palo al agua, que no se note y aprobar con
nota.
El Meliá Benidorm
nos sigue abriendo salones y ofreciendo café (y bollería fina) para hacer más
llevaderas, en ocasiones, las diatribas que, a veces, surgen. No somos
perfectos, pero vamos contando la Historia de nuestra gente.
El primer invitado de esta reentré de 2018 ha sido Rafael Balongo Lozano, un hombre cabal
que en su prodigiosa memoria atesora infinidad de cifras y datos sobre la más
reciente Historia de Benidorm; al menos, “de
los últimos cuarenta y seis años…” que son los que lleva Rafa Balongo en
Benidorm. Y no ha perdido ni un ápice de
integridad, de ilusión y de ideario. Rafa es triple “i”.
Comenzó su relato en la ciudad que entre 1913 y 1956 fue la
capital del Protectorado español de Marruecos, en Tetuán; donde nació. Su padre
trabajaba ya en el Banco Español de Crédito, el Banesto que llamábamos[1].
Lo de la Unión bancaria hispano-marroquí no satisfizo al
progenitor que pidió volver a Madrid y Rafa, con la familia. Y la familia era
también el banco, con lo que ingresó por oposición. “La Plaza de la Independencia fue mi primera sucursal” y al poco fue
agregado al Departamento Técnico
teniendo que organizarse para realizar el Servicio Militar en Colmenar (RMING-1)
pero sorteando aquella fase (hasta con un arresto) hasta volver a Banesto
donde, además, se integró en los equipos de tenis de mesa (entonces, ping-pong;
¡cómo somos!) y natación en el tiempo que le dejaba lo de ir a organizar
sucursales por toda España: “vivía de las
dietas; ahorraba todo el sueldo. Se lo daba a mi madre”.
Y con ese cometido llegó a Benidorm en 1972, “para diez días” y… ‘echaron’ un tiempo
aquí; tanto, que le bastó para ‘echarse’ novia. Total, que decidió ‘echar’
raíces en Benidorm y dejar el Departamento Técnico para quedarse de interventor
en la Avenida del Mediterráneo, donde vivió el atraco del 78, aquél 31 de
agosto. Nos lo relató con todo el susto y los pormenores.
Rafa nos introdujo por unos instantes en aquel mundo de la
banca de los setenta donde los millones fluían, la moneda extranjera requería
departamento propio, y las inversiones mantenían la efervescencia del ladrillo
en Benidorm. “Los clientes de la banca no fallaban nunca”, recuerda. Parece
que era otro mundo. Y así parece que fue pues avalaron su tesis algunos tertulianos
que han andado por las alturas del gremio en aquellos años. ¡Oiga, que hay tertulianos
de postín!
Tertulianos en faena. Fotos: Mario Ayús. |
Podía haber aspirado a más en el banco, reconoció; “pero eso significaba salir de Benidorm”.
Y Rafa, renunció. Benidorm tiene eso, que engancha.
Y en Benidorm se fue incardinando en su la vida de la ciudad
y se acercó a la UGT… “Y me llamaron al
orden”. Contó cosas de los tiempos del Benidorm CD, de Aniceto Benito -“todo un
señor”, dice en su recuerdo. Y recuerda Rafa cuando él fue de los
fundadores del Club La Marina y de la Asociación de Vecinos l’Illa y… en todo y
por todo presume de “honradez y ética”.
Tal vez por eso, en 1983 le reclama Manuel Catalán para la candidatura del PSPV. Y se incorporó, como nº 7 en la lista del PSOE en la confianza
de ser concejal de Deportes. Y lo fue de Hacienda y Personal. Convino entonces
que lo mejor era “trasladar el trato del
Banco al Ayuntamiento”. Recordó a los funcionarios y a sus compañeros de
aquella aventura: Ángel de la Fuente
-“el más político”- y Miguel Mozo en especial, pero también Colau Pagés, Vicent Picó y Blas Candela.
Elogió la figura del Interventor -“don
José Luís, un encanto; un crack”-, el Recaudador, el Secretario… “y a Pepe Albero”, compañero de
tertulias. Confesó que “de leyes, entonces,
sabía poco; pero sé que 2 y 2 suman 4, y teníamos que hacer cosas con la recién
estrenada democracia”.
Recordaba la obsesión de Candela: “Rafa, colegios”. Y se hicieron dos. De Picó recuerda: “quería hacer el Bernabéu; y no se podía”.
Aquel Ayuntamiento estaba como estaba y “se
hicieron muchas cosas porque había mucho por hacer. La CLEOP hacía todas las
obras que había que hacer en Benidorm… y eso había que corresponderlo. Las
demás grandes empresas, a la cola: no tenían problemas de liquidez”. Recordó
a Manuel Jorge, aquel director
financiero que consiguió sacar aquella emisión de deuda pública: “mil millones de pesetas que se agotaron en
dos horas”. Benidorm atraía mucho.
Recordó Rafa Balongo aquellas Comisiones de Hacienda “que eran duras” al compás que señalaba
el ‘feeling’ con los miembros de la
oposición: “Manuel Navarro Padilla,
un señor; como Joaquín Ortiz, un
caballero”. “Hasta ‘el valencianet’”,
llegó a decir, recordando a quien militaba en el nacionalismo valenciano y que
ahora ostenta representación empresarial hotelera. “Todos teníamos mucha ilusión por hacer cosas”.
Nadie escapó del repaso; ni los claroscuros de la prensa
local de entonces; que había que echarles de comer aparte, señalo yo, que
llegue en el 87 y ví lo que ví.
También hablamos de la administración de fincas, labor que ocupó
sus últimos años hasta jubilarse. Aquí sacamos a relucir hasta la mafia de los
conserjes, que muchos hemos vivido.
Hablamos de muchas cosas, hasta de lo que le espera al PSOE
de cara a la cita de mayo de 2019, pero como bien saben… ‘lo que pasa en la
tertulia Los cafés del Meliá queda entre los posos del café… y nada más’.
Rafa nos dijo al final que los suyo eran “memorias
de un chico del Protectorado que llegó a Benidorm cargado de ilusión”,
que no ha perdido. Pidió, más que nada, “educación y acabar con el alquiler sin control,
el ruido y la suciedad porque playas hay muchas… ¡Aquí se pone la gente a
trabajar o…!”, dijo para
terminar.
Y todos le entendimos.
Este fue el paso de Rafa Balongo por la tertulia de ‘Los
cafés del Meliá’: integridad, ilusión e ideario. Y que así siga.
[1]
Hasta aquella “inocentada” de 1993 (fue un 28 de diciembre) en que el Gobierno
lo intervino. Era presidente Mario Conde y ya había habido sus más y sus menos;
como cuando se quiso que JPMorgan (yi-pi-morgan) entrara en el accionariado.
Fue adquirido por el Banco de Santander.
No hay comentarios:
Publicar un comentario