Volvimos al Meliá Benidorm para retomar el curso
de las tertulias y lo hicimos con una número 1. La tradición manda que sea una
autoridad la que abra el ciclo anual. Y ¡qué mayor autoridad que la de Celia Romero.
Benidormense, desde los cuatro años, Celia es licenciada en
Empresariales mientras oficia de doctoranda en estos días. Gerenció un grupo de
empresas centradas en tecnologías turísticas (como beta tester) y desde 2014 es la CEO-cofunder de Inteligencia Turística, artífice de
la coordinación para la consecución para Benidorm del primer certificado DTI del Mundo. Le acompañaba Fernando Molina con quien desarrolla
sus proyectos profesionales y de vida.
En “Los cafés del Meliá” había -y sigue
habiendo- división de opiniones tertulianas sobre el concepto DTI y lo que
reporta; más bien sobre lo que reporta al común de los mortales locales. A
pesar de la existencia de algún neandertal
tecnológico (incluso hay uno que se define como analfabeto tecnológico) y que en el ambiente tertuliano hay algún
que otro techno-cromañón, en líneas
generales, estamos -así que así- en el nivel de homo Smart-sapiens. Así que, en líneas generales, los especímenes
de homo sapiens tertuliensis intentamos,
con las explicaciones de Celia, llenar algunas de nuestras muchas lagunas
cerebrales.
Que “el turismo necesita tecnología” y
que “la
toma de decisiones en el sector turístico -hasta hace poco- no
estaba sustentada en ella” era buenas premisas de las que partir; y la
mitad de los tertulianos han vivido esos días. Y Celia comenzó recordando su
paso por el Hotel Agir, lo que le animó a adentrarse en la cuestión de los datos,
su gestión, la incidencia en la toma de decisiones, el Big Data y la
Inteligencia Turística. Y dio la casualidad que fue invitada al Foro Internacional de Turismo de Benidorm
(2016) para hablar de IT (Inteligencia Turística). Le pidieron una exposición
de diez minutos.
Pasó de la cuestión horaria (‘minutaria’, deberíamos decir)
y se explayó en el tema con tal pasión que al terminar Leire Bilbao (Visit Benidorm)
le animó a sumarse al proyecto Big Data que acababa de comenzar
Benidorm. En otra ocasión animó al alcalde Toni
Pérez a quedarse a una de sus charlas porque “lo que vas a escuchar -le
dijo, con total seguridad- es el futuro de Benidorm”. Y el
alcalde se quedó y… Benidorm se embarcó en el proyecto.
Celia Romero e
Inteligencia Turística han redactado la norma TDI y el esquema Benidorm TDI ha
sido asumido por la Secretaría de Estado de Turismo para la Agenda Digital.
“Hay ciudades inteligentes que
tecnifican y hacen la vida más fácil; nosotros hemos ampliado las fronteras
hacia todos los ciclos del viaje de nuestros visitantes y los ciudadanos de
Benidorm”, nos explicó.
Benidorm tenía claro, insistió Celia, “la necesidad de dar servicios a
los turistas, además de a los benidormenses; ahora completa el ciclo en la
línea ciudadanos-empresarios-turistas”. Y este modelo lo ha defendido
Benidorm, mientras lo desarrollaba ante la UIT/UIT en un WSIS Fórum; y los
tecnólogos lo tuvieron en cuenta a partir de entonces.
Y, ¿qué va a reportarnos ser DTI certificado?: Pues Celia
Romero respondió que “ayudarnos a gestionar mejor y a captar
tecnología, empresas e inversiones”. Tiempo al tiempo.
Celia Romero en la tertulia "Los cafés del Meliá". Fotos: M. Ayús |
La clave del proceso, explicó Celia, ha sido “un
alcalde implicado y más de veinte departamentos municipales absolutamente
implicados”. Para conseguirlo, se creó un Ente Gestor DTI, se confeccionó un reglamento de organización, se
puso en marcha un Consejo Rector para
el Ente Gestor y se trabajó en cuestiones de gobernanza, innovación,
tecnología, sostenibilidad y accesibilidad desarrollando Planes Estratégicos en
todos los departamentos, en especial Turismo, con Mercedes Llorca. Se crearon Mesas
de Creatividad para que desde esos departamentos se “inventaran” iniciativas a desarrollar que han dado sus frutos en
varios productos que Benidorm ha hecho realidad. “Ahora hay un sitio de plasmar
ideas de futuro y conseguir productos que hagan diferente la oferta turística
de Benidorm”. Y enumeró las iniciativas que la BND Smart Office tiene en marcha: Smart Beaches, Booking Book,
Wi-fi en playas, rutas históricas, paseos saludables…
“Aquí se trabaja con datos” y planteó abrir mucho más el proceso
a todos los sectores de Benidorm a los que pidió “generosidad” con esos
datos. “Cruzar datos de comercio con ocupación hotelera nos abre nuevas vías”.
La Smart Office (4ª planta del Ayuntamiento de Benidorm) es el centro
neurálgico del proceso y en la mesa de estrategias se trabaja todo: agua,
energía, control de tráfico y vectores de turismo con ocupaciones, conexiones
aéreas, billetes a la venta, camas en hoteles y apartamentos, ocupación,
precios, revenue (cifra de negocios), etc. Y líneas de trabajo en e-comerce y
los nuevos campos de acción de la iniciativa.
Casi podemos decir que, desde ahora mismo, “de
Benidorm se puede regresar más Smart que moreno”, como le señaló un
amigo.
Y todo esto, aún, sin plataforma tecnológica. Porque lo
importante son los datos y la depuración de los mismos.
Habló de las oficinas de turismo y en especial de la del
Torrejó y sus cuatro tótems centrados en interactividad para descubrir
Benidorm, el qué hacer en Benidorm, el cómo descubrir la comarca y en las
cuestiones de la calidad.
“Hay mucho trabajo detrás y no es casualidad que Benidorm sea el primer
DTI certificado del Mundo; en noviembre próximo tendremos la primera auditoría.
Esto es seguir y seguir”.
La accesibilidad tiene que ser física y sensorial; en marcha
hay un mapa interactivo para la percepción en ausencia de visión y audición. “La
pretensión no hacer un Benidorm distintos; es hacer un Benidorm mejor”.
Así, se han desarrollado todo tipo de protocolos de actuación y seguridad ante
emergencias o, sencillamente, iniciativas como los “facilitadores de salud” y cuestiones relacionadas con aspectos del
llamado turismo sanitario.
Recordó los días finales de diciembre: “se acaba el mes de diciembre y no
llegaba la certificación”. En octubre, en la clausura del Digital
Tourism’18 la Secretaria de Estado tuvo un desliz y -yo, al menos, así lo
entendí- lo dejó caer. Se sabía que se había trabajado más y mejor que nadie. Cuando
la clausura del congreso mundial que organizó FASOCIDE en Benidorm, la reina
doña Letizia se interesó vivamente por el tema. El presidente de Segittur, Enrique Martínez Marín, se deshacía en
elogios a Benidorm, el proyecto y su alcalde. Nadie imaginó la envergadura del
proyecto y su consecución. Sólo le falta un Plan Estratégico de Comunicación.
Y, por fin, el 27 de diciembre de 2018 se supo del
otorgamiento del certificado. Y faltaba el libramiento, la comunicación -que
hizo pública Toni Pérez el 2 de enero una vez que el presidente del ICTE,
Miguel Mirones, lo anunció “después de superar con éxito la norma UNE
178501”- y la entrega que se materializó en Madrid el miércoles 17 de
enero, San Antón, de manos de la ministra de Turismo Reyes Maroto… y aquí sí importó el tamaño.
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