Desde que en noviembre de 1520 descubrimos que se podía ir al
Maluco por el Oeste, comenzamos a sentir predilección por aquellas tierras
lejanas y, mira por donde, orientales.
Este Post entraña una pequeña historia de españoles en Gò
Công; incluso en Da Nang, a donde ahora, en pleno siglo XXI, nos ha dado por ir
de turismo. Pero entre el XVI y el XX, dejamos nuestra sangre por Vietnam.
A Gò Công llegó la Misión Sanitaria Española a Vietnam de Sur
(1966-68), como justamente un siglo antes llegó Palanca en la Campaña de la
Cochinchina (1858-63), por señalar dos situaciones en las que nos embarcamos
con las potencias del momento y así llegamos, al reino de Annan... Y, si
recuerdan, en unos de los últimos post les he hablado de “la fiebre de Annan”,
como se llamó también a la Gripe del 18 (que seguro que salió de por allí, como
ésta ahora) y como estamos con la Covid-19 a cuestas, pues he echado la vista
atrás y…
Cuando Lyndon B Johnson llamó -1964- a todas las naciones del
mundo a combatir el comunismo en la llamada campaña “Más banderas” y en el
marco de la Oficina de Asistencia Militar del Mundo Libre (FWMAO), unos cuantos
países se unieron de forma decidida enviando tropas -Corea del Sur y Australia,
por ejemplo; y hubo más países- mientras otros lo hicieron de forma testimonial
-Marruecos, por ejemplo, enviando 10.000 latas de sardinas (no he conseguido
saber si en aceite de oliva o en escabeche)-; incluso algún país más lo hizo de
forma semiclandestina, como España, enviando un equipo médico-sanitario que fue
destinado al sur de Saigón, en el Delta del Mekong, al hospital Truong Công Dinn
de Gò Công, entre septiembre de 1966 y septiembre de 1968, justo al lado de la “Ruta
Ho-Chi-Minh”. Sí, cosas del destino: a Gò Công.
La misión inicial fue de 12 sanitarios (se convocaron 14
plazas; y se cubrieron 12). El operativo contemplaba reemplazos cada seis meses
(con un descanso mensual en Saigón y unas vacaciones de 15 días pagadas por los
Estados Unidos, además del sueldo -1.000 dólares [80.000 pesetas] USA y las 12.000
pesetas de la paga del Ejército español [no vale reírse]- y otras cuestiones); varios
se rengancharon. Al final, treinta y seis expedicionarios españoles estuvieron
en el Delta del Mekong.
El destacamento español estuvo muy bien considerado y por su
trabajo y dedicación fueron recompensados por el Ejército survietnamita, con la
Medalla de Honor de 1ª clase y la Medalla de la Campaña, y por el Ejército de
los Estados Unidos, con la Medalla al Mérito en el Servicio. Al capitán Linares
le fue impuesta la Estrella de Bronce; eso sí, bajo el más absoluto secreto y
en dependencias de la embajada norteamericana en Madrid. Ahora bien, salieron
en los noticiarios USA cuando visitaron el hospital donde ejercían las gentes
de Hollywood -Jane Mansfield y otras estrellas de ese firmamento- y el general de
cuatro estrellas William Westmoreland, al mando del XVIII Cuerpo
Aerotransportado y jefe de las tropas norteamericanas por allí.
A finales de enero de 1968, en la Ofensiva del Tet, el
hospital fue atacado y resultaron heridos dos suboficiales integrantes de la
expedición (sangre española). Y, cosas del ADÑ, resulta que un informe posterior
a los combates describe como a los pocos días del ataque los guerrilleros
vietcong detuvieron a uno de los vehículos con los que los militares hacían las
visitas a los poblados para pedirles perdón por los daños ocasionados al
hospital. La mayoría de los pacientes que atendían eran heridos vietcong y la
fama de los médicos y sanitarios españoles corría por el delta del Mekong donde
a uno de los puentes que salvaban los brazos del río se le bautizó como Puente
del España (sí, DEL España; que hay fotos); aunque tay-ban-nha
quiere decir “de los españoles”. Hoy no existe por la reurbanización del lugar.
Y aunque suene a demagógico, el ‘hogar español’ del hospital
reunió a todos, especialmente a militares yanquis, a la hora del rancho con las
paellas y otros guisos y artes culinarias practicadas con el mismo acierto que
la cirujía.
No recuerdo en qué revista de todas aquellas que leía mi padre
en los 70, pero leí un reportaje de Miguel de la Cuadra Salcedo sobre la Guerra
del Vietnam donde se reseñaba esa presencia militar médica española -con “los
12 de la fama”- que ahora parece que ‘sólo se descubrió a finales de los 80’.
¡Qué país!
No sé si aquellos militares supieron que un siglo antes
soldados españoles habían conquistado Gò Công y muchos habían dejado su vida en
Vietnam.
Distintivo de los expedicionarios españoles del siglo XX |
Un poco más al norte, en el mismo Vietnam, está Da Nang. Allí
se produjo el primer desembarco de marines en 1965 y se construyó el aeropuerto
de mayor tráfico del mundo; operaba a finales de los años sesenta más dos mil
doscientas operaciones (militares) al día.
Por el portugués Antonio da Faria supimos en 1535 de Da Nang y
comenzamos a comerciar y, de paso, evangelizar. Y “nos” iba bien en ambas
cuestiones hasta que comenzaron, hacia 1840, las persecuciones de misioneros y
conversos. Francia, que operaba de gendarme de la zona, exhibía su artillería
naval y calmaba los ánimos hasta que el emperador Tu Duc, harto de que los
misioneros le fueran ganando terreno hizo de las suyas. Y ahí entraron en
acción los soldados españoles escribiendo otra página de la Historia en tierras
lejanas; ante el imperio de Annam.
A principios de 1857 llegaron noticias inquietantes a Manila
sobre la situación en el vicariato de Tonkín (delta del río Rojo, al Norte de
Vietnam). La persecución religiosa iniciada años atrás por el emperador Tu-Doc
estaba en su momento álgido con detenciones de cristianos y ejecuciones de
misioneros españoles y franceses. El cónsul español en Cantón, Nicasio Cañete, pidió
a su homónimo francés, Alfonso de Bourbulón, ayuda al mismo tiempo que el
gobierno de Narváez (general, él) pedía la intervención del propio Napoleón III
que, como dije, ejercía de gendarme del sudeste asiático.
Total, que los annamitas ejecutaron al obispo español a
finales de julio y desataron la persecución de todo cristiano por la
Cochinchina; bien nativos, bien europeos. Eso ya pintaba tan mal que el
gobierno francés proyectó una expedición de castigo contra Tu Doc. La idea era que
cesaran las persecuciones. La flota francesa en el mar de la China fue activa y
el almirante Rigault de Genouilly puesto al mando de una operación conjunta
franco-española. El Gobierno español aportaba mil cuatrocientos hombres de la
Capitanía General de Filipinas. Al frente del contingente español se nombró al
coronel de Infantería Bernardo Ruiz de Lanzarote; su segundo jefe era el
comandante Carlos Palanca Gutiérrez.
El 12 de agosto de 1858 llegaba a Manila el vapor francés Dorogne
para embarcar al primer contingente; el 6 de septiembre el segundo contingente
español salía de la bahía manilense en la fragata Durance. La escuadra
conjunta (es un decir) la componían 12 unidades navales francesas y el aviso[1]
español Elcano. En Da Nang se fijó la base de operaciones (que debía ser
tomada al asalto). El 14 de septiembre los franceses bombardearon los fuertes y
las columnas de Palanca tomaron las fortificaciones y la ciudad.
Con Da Nang como cabeza de puente, el 3 de febrero de 1859 la
flota de castigo puso rumbo a Saigón con las cinco compañías expedicionarias españolas
destinadas a la operación. Una semana después llegaban al delta del río Mekong;
en seis días conquistaron los ocho fuertes que protegían el delta y al amanecer del 17 de febrero asaltaron Saigón. Las
unidades españolas estaban dirigidas por los comandantes Palanca (que no ha
pasado con ríos de tinta a la Historia) y Primo de Rivera (que sí). Al caer la
noche, la capital de la Baja Cochinchina, que así la llamaban los gabachos, se
hallaba en poder de las tropas aliadas. Por esta acción le fue concedido a
Carlos Palanca el grado de teniente coronel -por méritos de guerra- y hasta fue
recompensado por Napoleón III con la distinción de Caballero de la de la Orden
Imperial de la Legión de Honor. A petición del ministro de la Guerra, José Mac
Crohom y Blake[2],
en febrero de 1860 recibió el nombramiento de ministro plenipotenciario de Su
Majestad para realizar tratados de paz, amistad y comercio con el gobierno de
Annam. Dos días más tarde era nombrado comandante general de las fuerzas
expedicionarias en aquel Imperio: las fuerzas expedicionarias sumaban 322
soldados franceses y 233 españoles. Sólo el Ejército de Caucho de Bevan tenía menos
soldados para hacer frente a aquello.
En los primeros días de 1863 se activó nuevamente la
insurrección annamita, pero le llegaron a Palanca nuevos refuerzos desde Manila:
515 soldados. Palanca ocupó entonces el enclave de Gò Công, donde un siglo
después estarían los sanitarios españoles durante la Guerra de Vietnam, y
terminó pacificando el territorio. Se firmó el correspondiente tratado, Francia
se quedó en su Cochinchina y las tropas de Palanca embarcaron en Saigón el 1 de
abril de 1863, llegando a Manila el día 7. A estos sí se les tributó un
caluroso recibimiento.
En 1898 los franceses llevaron los cuerpos de todos los
soldados caídos en la Campaña de Cochinchina al cementerio de Da Nang.
Lápida, en el cementerio de Da Nang |
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