Esperanzado con que el volcán de La Palma siga durmiente y
permita a los palmeros recobrar la paz, saco a pasear este texto palmero que se
alumbró cuando el volcán estaba activo. Y dice tal que así…
España fue el primer país de Europa en beber Coca-Cola, una
bebida ‘exclusiva para personas elegantes’, como se escribía en la
publicidad impresa de entonces. Cosas de 1926, año en que Hans Peter Olsen -noruego,
que en los felices 20 actuó como vicecónsul de Dinamarca en la isla de Tenerife-
y su hijo Guillermo-, comenzaron a embotellar Coca-Cola en su pequeña fábrica
de bebidas gaseosas y cervezas, familiar negocio embotellador que ha entrado en
los historia insular desde la calle Imeldo Seris, en Santa Cruz de Tenerife, The
Perfection, convirtiéndose los Olsen en los primeros en ‘fabricar’ Coca-Cola en
toda Europa.
Ni en las islas Canarias ni en la península tuvo éxito por
aquel entonces el burbujeante brebaje negro (cuyo origen prehistórico sitúo en
Aielo de Malferit[1]) y
dejó de producirse, por lo que se toma la fecha de marzo de 1953 como la de llegada
de la Coca-Cola a España, que es cuando sale la primera botella de Coca-Cola,
made in Spain, de la embotelladora de Barcelona.
Y vuelvo a las Canarias y no será hasta 1956 cuando llegue la
primera Coca-Cola a la isla de La Palma, que hoy ocupa nuestra atención por la parada
-ahora- erupción volcánica y la afección -de tres meses y lo que queda- a la
población. Sí, aquella -y esta- Coca-cola quitaba la sed… y el robín de los
tornillos oxidados.
Y, ¿cómo llegó? Pues con los americanos y un episodio de la
Guerra Fría.
Y llegó a Puerto Naos, un lugar que ha sido epicentro
de múltiples directos y referencias en las noticias palmeras estos días en la
que la lava lo arrasa todo y cae al mar.
Hace unos días la noticia era que el Grupo Naval de Playa[2]
había comprobado que se podía efectuar el desembarco en la playa de Puerto Naos,
costa Oeste de la Isla de La Palma, en el municipio de Los Llanos de Aridane…
como se hizo a principio de los años 60. Y sí, naturalmente que sí, se podía
desembarcar allí… tanto ahora, como entonces.
La imagen de las LCM-1E[3]
transportando agricultores hacia sus plantaciones para mantener la actividad
platanera mientras seguía la actividad volcánica en la isla ha tenido ahora más
repercusión mediática que cuando lo hicieron desde las viejas lanchas de hace
60 años desembarcando equipos y personal “científico”.
Y entonces no fue por un episodio vulcanológico sino por una
operación militar camuflada de experimento científico universitario que
pretendía estudiar la comunicación sonora de los mamíferos marinos, grandes
cetáceos en particular, a través de hidrófonos. Y si bien hacían eso, su
objetivo principal eran los submarinos soviéticos en tránsito hacia las costas
de los EE.UU.
En 1949 la idea era controlar los movimientos de los
sumergibles de la URSS una vez atravesada la ‘brecha GIUK’[4],
que son dos grandes franjas de navegación entre Groenlandia e Islandia y entre
Islandia y el Reino Unido, en ‘la entrada’ natural en el Atlántico desde las
bases de la península de Kola en el Mar de Barents. Y así comenzaron a escuchar
con hidrófonos los mares en base a los conocimientos de transmisión del sonido
en el agua y el comportamiento que tienen en el llamado ‘canal SOFAR’[5]
que discurre a una profundidad en torno a los 750-1.000 metros de profundidad.
En 1950 entró en la ecuación militar el Instituto Tecnológico de Massachusetts
(MIT) y se puso en marcha lo que se llamó Proyecto Hartwell.
Seis hidrófonos sumergidos a 350 metros de profundidad en la
Isla Eleuthera, en las Bahamas -el punto de separación natural del Caribe y del
Atlántico; operados por el Instituto Geofísico Palisades-, efectuaron la
primera detección. La compañía Bell Lab y la Universidad de Columbia estaban colaborando
y del proyecto inicial Hartwell se habían desarrollado los proyectos Jezebel y Michael.
La Universidad de Columbia, se hizo cargo, desde 1951, del Proyecto Michael (acústica
de largo rango en el océano); Bell Lab, de Jezebel (acústica de corto rango);
del conjunto de los tres surgió el Sistema de Vigilancia Sónica (Sound
Surveillance System SOSUS, 1952)[6].
Así, un sistema de estaciones de escucha con hidrófonos a lo
largo de los taludes continentales de ambas orillas del Atlántico, bajo la
premisa del canal SOFAR, captaba todo tipo de sonidos bajo el mar que se
enlataban y enviaban para su análisis e interpretación a centros
especializados. La clave radicaba en que si varias estaciones captaban un mismo
sonido, se podía triangular y señalar su localización; y localizado el
objetivo, seguirlo o atacarlo.
La isla del Hierro fue el emplazamiento inicialmente elegido para
una estación acústica submarina en España[7],
implicándonos en el operativo.
Si en el siglo XIX las islas de El Hierro y La Palma fueron
lugar de destierro de políticos liberales y militares molestos, en las primeras
siete décadas del XX seguían siendo lugar de deportación de profesores
universitarios y políticos; hasta Íñigo Cavero, ministro con Suarez, pasó por
allí en el 62. La más pequeña, joven y salvaje de las Islas Canarias, El Hierro,
carecía de muchas cosas; incluso de aeropuerto, básico en el operativo militar
del proyecto Michael, por lo que se desechó. Casi como cuando Kansas fue
Benidorm[8].
Poco más de un grado al Norte y casi en la misma Longitud[9],
la isla de La Palma no es que estuviera mejor (crisis del tabaco y del plátano),
pero se proyectaba hacia el turismo, que aún tardaría una década en cobrar
protagonismo, y disponía de estructura aeroportuaria: Buenavista, en Breña Alta
(1955, Ministerio de Defensa). Por tener aeropuerto se eligió la isla de La
Palma y se concretó la ubicación de la estación de escucha, por su
accesibilidad al canal SOFAR, en el despoblado marítimo que era Puerto Naos: un
lugar de embarque de plátanos.
En el verano de 1963 comenzó el operativo, sobre unos terrenos
que pocos meses antes había comprado la Armada española a particulares. Carl
Hartdegen, del Lamont-Doherty Geological Observatory[10]
(U. de Columbia, en Palisade, NY), que había sido experto en acústica de submarinos
durante la IIGM y destacado científico del proyecto y que había participado en
el prueba de las Islas Bermudas, dirigía el proceso in situ. Desde la base
naval de Gran Canaria una barcaza, más rudimentaria que las de ahora, transportó
el material, pertrechos y equipos hasta la playa de Puerto Naos y sólo los
locales se enteraron; algunos, incluso, trabajaron en la estación de escuchas.
En pocos días están los hidrófonos operativos y a mediados de
junio de 1963 la estación operaba con normalidad. Los seis[11]
hidrófonos hacían su trabajo y las grabaciones y registros se enviaban a diario
por avión a la base de Torrejón de Ardoz y, de ahí , a la División
de Investigación para la Guerra de la Universidad de Columbia -que justificaba
como universidad la misión científica-, en Fort Trumbull (New London,
Connecticut) y al laboratorio de Acústica Submarina de Harvard (Cambridge,
Massachusetts). Y a distinguir entre ballenas y submarinos.
Nada ha trascendido de los cometidos militares de la Estación
de Porto Naos, pero sí de su utilidad en cuanto a la proyección de servicio. En
mayo de 1968, cuando el accidente del USS Scorpion (SSN-589)[12],
los trabajos de las escuchas de Puerto Naos y Bahamas fueron decisivas para
localizar al sumergible accidentado. Y en 1971 Puerto Naos captó los primeros
sonidos de la actividad volcánica isleña del Teneguía que se manifestó semanas
más tarde por Fuencaliente, por las ‘Bocas del Infierno’, que mira por donde
tenían el topónimo muy bien puesto.
En 1974 la Estación de Puerto Naos ya tenía funciones
secundarias y en 1976 se desmanteló porque los satélites eran tan efectivos y
requerían menos personal; y todo el sistema estaba ya integrado por boyas en
alta mar y los propios navíos militares. En 1988 el Ministerio de Defensa
procedió a desafectar y declarar la alienabilidad de los terrenos que pasaron a
ser propiedad del Ayuntamiento de Los Llanos de Aridane.
Algunos palmeros que trabajaron en la base son hoy el último
recuerdo de la Estación de Puerto Naos ,junto con alguna losa de hormigón
abandonado al lado mismo de un moderno residencial turístico que ni por asomo
sabe la historia de ese rincón yermo de la isla que gracias a los yanquis de la
Estación supo de la Coca-Cola mucho antes que en otros sitios más adelantados
de aquella España de los sesenta.
[1] https://jdiaz474.wordpress.com/2013/08/09/de-la-coca-cola-de-aielo-de-malferit-ahora-que-todos-hablan-de-ella/
[2] El Grupo
Naval de Playa proyecta y conduce a tierra a las fuerzas de Infantería de
Marina embarcadas
en los buques anfibios. No pertenece a la dotación del
buque ni tampoco a la fuerza de desembarco. Lo componen el Equipo Operativo de
Movimiento Buque-Costa y el Equipo Naval de Playa que organiza el cotarro al
llegar a ella. El Equipo Operativo de Movimiento Buque-Costa es la unidad
responsable de la maniobra anfibia y el Equipo Naval de Playa de coordinar el despliegue
una vez varan las embarcaciones, baja el portalón y se pone pie en tierra.
[3] Lancha de
desembarco anfibio de Medios Mecanizados, un proyecto español de Navantia que
ya ha interesado a otros países: https://armada.defensa.gob.es/ArmadaPortal/page/Portal/ArmadaEspannola/multimediagaleria/prefLang-es/05BAnfibios--01-LCM-1E
[4] GIUK Gap es
un término militar referido a un área del Océano Atlántico Norte entre
Groenlandia e Islandia (Canal de Dinamarca) e Islandia y el Reino Unido. Es
océano abierto colocado entre tres masas de tierra. En Europa, solo Francia,
España, Portugal e Irlanda tienen acceso directo al océano Atlántico de una
manera que no podría controlarse fácilmente. El origen del término brecha se
remonta a la IIGM, cuando la autonomía de los aviones de vigilancia no cubría
todo el sector GIUK. La brecha GIUK nuevamente se convirtió en el centro de la
planificación naval en la década de 1950, ya que sería el único punto de salida
en el Atlántico disponible para los submarinos soviéticos que operan desde
bases en la península de Kola. Los Estados Unidos y los británicos basaron gran
parte de su estrategia naval de posguerra en bloquear el paso, instalando una
cadena de puntos de escucha submarinos que lo cruzaron. La principal
preocupación era que, si la Guerra Fría "se calentaba" , los convoyes
navales de refuerzo a Europa, provenientes de los Estados Unidos, sufrirían
pérdidas inaceptables si se permitía los submarinos soviéticos operar en el
Atlántico Norte.
[5] El océano, a
unas determinadas profundidades, se comporte como una guía de ondas, teniendo capacidad
de propagación las ondas sonoras de baja frecuencia durante cientos de
kilómetros a través del Canal SOFAR. Aprovechando la existencia de este canal,
la Marina de los EEUU decidió usarlo para detectar los submarinos soviéticos
(originalmente). El proyecto se llamó SOSUS.
[6] En 1991 se
desclasificó SOSUS, después de 41 años. La red SOSUS original fue desmantelada a
finales de la década de los 70. El operativo se incorporó al sistema el SURTASS
(Surveillance Towed Array Sensor System) o sistema embarcado de vigilancia de
sensores en matriz arrastrados. Actualmente opera el Sistema Integrado de
vigilancia submarina (IUSS), integrándose en el sistema mundial de sensores de
este tipo, que es la red actualmente en servicio, automatizada y controlada por
satélites.
[7] El 2 de
septiembre de 1953 se toman dos acuerdos de defensa y otro acuerdo de ejecución
económica entre los Estados Unidos y España, que a su vez son refrendados por
un tratado entre ambas naciones de fecha 26 de septiembre de 1953. Con motivo
de estos acuerdos bilaterales se creó el MAAG España, que se hace responsable
de la administración del programa mutuo de defensa y, por otra parte, el JUSMG
España se ocupa de la ayuda a la defensa, así como a la planificación y
construcción de las bases que usarían las fuerzas militares de Estados Unidos
destacadas en el territorio de nuestro país.
[9] 27º45’N
18º00’W de El Hierro frente a los 28º66’N 17º45’W de La Palma
[10] Hoy, Lamont-Doherty
Earth Observatory, de la Columbia Climate School
[11] Los
hidrófonos A y B frente de la montaña de Todoque; los C y D frente a la Playa
de Puerto Naos y los E y F orientados al sur.
[12] USS Scorpion (SSN-589) submarino nuclear de la Armada de Estados Unidos de la clase Skipjack. El Scorpion se perdió el 22 de mayo de 1968, y la tripulación de 99 hombres murió en el incidente. El 21 de mayo realizó su última transmisión a 80 km al suroeste de las Islas Azores. Debía reportar cada 24 horas. El 27 de mayo se declaró emergencia y una exhaustiva búsqueda aeronaval. El Scorpion fue declarado oficialmente perdido el 5 de junio de 1968 junto con los 99 miembros de su tripulación. La búsqueda continuó por parte de la Armada y finalmente se obtuvo una pista a partir de una anomalía hidroacústica del fondo marino realizada desde de la estación naval de Puerto Naos (Islas Canarias) que respondía al perfil de una implosión registrada el 22 de mayo a 400 km al suroeste de las Islas Azores y allí se concentró la búsqueda por parte del USNS Mizar que encontró sus restos a una profundidad de 3000 m en un talud abisal.
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