Estamos en el 88
Aniversario de La iniciativa de Amundsen
de llegar al Polo Norte ¡¡volando!!
Por estos días de mayo de 1925 el
noruego lo intentó.
Veamos, el Polo Norte
geográfico es el lugar por donde “pasa”
el eje de rotación de la tierra (a unos 23’5º). Naturalmente, también hay un
Polo Sur geográfico que hoy no nos ocupa, y un Polo Sur para todos los demás
Polos Norte. Así tenemos un Polo Norte
geomagnético (del campo magnético terrestre), un Polo Norte de Inaccesibilidad (el más alejado de todas las tierras
circundantes) y un Polo Norte magnético
que es el Norte que marcan las brújulas y que ahora mismo está en tierras canadienses,
cerca de la isla de Bathurst
(archipiélago de las Islas de la Reina Isabel) y, hoy por hoy, a unos 1.600 km
del Polo Norte geográfico.
Siempre se ha dicho que el primero en llegar al Polo Norte (geográfico), en 1895; fue el noruego Fridtjof Nansen… pero no, se quedó a 3º
y 46’ de alcanzarlo. En 1908 el “espabilao”
de Frederic Cook dijo haber llegado…
y tampoco; como tampoco conquistó la cima del McKinley. Cook se las apuntaba
todas, pero le desmontaban la paraeta
en nada. En 1909 se cuenta que fue Robert E Peary, con Mathew Henson, el que llegó al Polo
Norte un 6 de mayo, por más señas… pero hoy se pone muy en duda que lo hiciera.
Es que ni con motos de nieve se consigue hoy hacer su itinerario en el tiempo
que él dice que lo hizo. Y así las cosas parece que fue Amundsen, nuestro Amundsen de hoy, el primero que lo cruzó
¡volando! en el Norge, con Nobile y
Ellsworth.
Por tierra, “a patita”,
hasta el 19 de abril de 1968 no
llegó nadie al Polo Norte geográfico. Ralph
Plaisted, Walt Pederson, Gerry Piltz y Jean-Luc Bombardier tras viajar 43 días y 11 horas en motos de
nieve calcularon su posición exacta que confirmó un avión de la Fuerza Aérea de
los Estados Unidos (distintivo LARK-47) al pasar sobre la vertical de ellos a
las 10’20 h del 20 de abril de 1968.
Pero vayamos pues con Amundsen y este mes de mayo.
Amundsen, mayo 1925 |
Roald
Engelberg Gravning Amundsen fue un tipo muy frío que resulta que,
además, fue el primero en surcar el frío Paso del Noroeste (1903-1906), el
primero en alcanzar el Polo Sur
(14.12.1911) y el primero en la loca aventura de sobrevolar el Polo Norte (1925 y 1926) que hoy nos ocupa. Un hat trick helado que nadie más ha
igualado.
Hay que señalar que el “pagano”
de muchas de las iniciativas de Amundsen fue el millonario norteamericano Lincoln
Ellsworth… y de ahí lo de los Montes Ellsworth, la cordillera
Sentinel y el Lago Ellsworth (todos en la
Antártida). Amundsen era agradecido. En el Polo Norte no le “dio” nada; porque nada había.
Por cierto, es lamentable que en este país lo más auténtico
que tengamos para visitar, en materia de barcos con Historia en la península
Ibérica, sea el “Pascual Flores” o el S61 “Delfín”, en Torrevieja (si no se han
ido al garete ya). En la península Escandinava es distinto: en Estocolmo se
puede visitar el Museo Vasa (con un auténtico navío del XVII, el Wasa,
sacado del fondo del mar) y en Oslo,
la repera: el FramMuseum, con el Fram, el barco de madera que ha
viajado más al Norte y más al Sur, y el Kon Tiki Museet con la Kon-Tiki,
las Ra
y la Tigris,
embarcaciones de madera y tallos de totora con las que Heyerdahl desarrolló sus hazañas. Allí en Oslo disfruté de las
aventuras heladas de Amundsen.
Y a lo que íbamos, en mayo
de 1925, una vez conseguidos los dólares de Ellsworth y comprado con ellos
dos hidroaviones Dornier Wall
(después de haber testado un Curtis
Oriole y un Junkers 37… que se estrellaron en las pruebas), que bautizó como
N24
y N25,
alcanzó Amundsen los 87º 44’ quedándose a 150 km del Polo Norte (no disponían
de combustible para sobrevolarlo y volver). Al año siguiente (1926) y en dirigible (en el Norge,
diseñado y pilotado por Umberto Nobile)
sí sobrevoló el Polo Norte… y lo
dejó escrito en su libro “Al Polo Norte en Avión” (y fue en dirigible…
licencias de un tipo genial).
El N25, en mayo de 1925, a unos 150 km del Polo Norte |
El 21 de mayo de 1925
salieron los expedicionarios en sus dos aviones de Kings Bay (78º 55’ N, Ny
Alesun, en noruego), en la Isla
Spitsbergen (archipiélago Svalbarg).
Amundsen contó al regresar: “nada viviente
en el trayecto”. No obstante, algunos osos polares vieron los otros
integrantes de la expedición. Aterrizaron
a los 87º 44’ N tras 8 horas de vuelo y la mitad del combustible consumido...
aún lejos del Polo Norte geográfico. El N24 ya no pudo despegar. Los seis
hombres se acomodaron en el N25 y el 15
de junio de 1925 tras haber acondicionado una pista de despegue iniciaron
el regreso, llegando 8 horas después y casi sin combustible a Nordaustlandet, también en las Svalbard…
de donde habían partido. Un barco de pesca, el “Sjoliv”, les pudo
remolcar hasta Ny Alesun, completando así la expedición.
Fue un
fracaso: ni se sobrevoló el Polo Norte, ni se llegó a él a pie, como pretendía
Amundsen, pero con el N25 voló a Oslo (5 de julio), con
Ellsworth, donde fue recibido por el rey de Noruega y un centenar de
periodistas llegados de todo el mundo para la ocasión.
Allí mismo decidió Amundsen que lo volvería a intentar. Y
para ello pensó en un dirigible (el N1
de de Nobile) y los dólares de Ellsworth. El 11 de mayo de 1926, tras mil y una peripecias, Admundsen, Ellsworth
y catorce personas más partieron de Ny Alesun. El 12 de mayo a la 1’25 AM cruzaban el Polo Norte geográfico. El 13
de mayo a las 6’45 AM estaban sobre las costas de Alaska. 72 horas después de
salir de Ny Alesum posaban el dirigible en Teller
(Alaska; 65º 15’ 26’’ N).
Desplazamiento Polo Norte geográfico (en rojo) y magnético (en azul) |
Mayo tiene estas cosas.
Por cierto, los polos (geográfico y magnético) se mueven… ¡Qué
lo sepan! Así que si repiten la hazaña, ni por asomo pasarán por donde lo
hicieron Amundsen o el equipo de Plaisted… eppur si muove.
No hay comentarios:
Publicar un comentario