Europa,
princesa fenicia, fue seducida por Zeus,
transformado en toro blanco, y llevada a Creta,
de donde fue reina. De aquél rollete
con Zeus nacieron tres hijos –Minos (que
tenía como “mascota” al Minotauro), Radamantis y Sarpedón-
que fueron criados por el rey cretense Asterión,
con quien desposó Europa… porque
Zeus, tras la escapada marchosa (como tantas otras), volvió con Hera.
Europa
también se llamó a la parte continental de Grecia… y a base de llamar Europa al territorio aquél, pues
llegamos a denominar así a las tierras que van desde los Urales a Finisterre,
siempre en la orilla norte del Mediterráneo.
Sólo por motivos históricos consideramos que Europa es el continente que no es. Y el
9 de mayo, desde, es el Día de Europa… desde 1985.
Europa
siempre fue una entelequia; aún hoy que algunos tenemos moneda común e
instituciones comunes es una entelequia. Aunque la verdad, más que eso -una
cosa irreal-, siempre ha sido un tremendo
campo de batalla lleno de gallos de corral. Un campo de batalla que aún riega
sangre de chechenos e ingusetos (dicen que es el último conflicto), que en
Europa están, aunque bien al Este y por encima del Cáucaso.
La vieja idea de una Europa
unida dicen- arranca con Víctor Hugo
en el XIX: los Estados Unidos de Europa…
que la tradicional animadversión franco-alemana dieron al traste. La idea la
retomó en 1922, tras sobreponerse a
la IGM, un aristócrata húngaro -Richard
Nikolaus Graf von Caudenhove-Kalergi- que recupera los postulados de Louis Loucher, el principal asesor de Clemenceau en la Conferencia de Paz de Versalles (28.06.1919) -y ministro, después,
con Poincaré y Briand-, que ansiaba una gran
Europa. Para ello Caudenhove-Kalergi propone constituir la Federación Paneuropea… en la línea de
la hegemonía económico-comercial de Haushoffer
(el del Lebensraum) y hasta de Ratzel
(e incluso de los británicos H. J. McKinder y James Fairgrieve) que planteaban que Europa para los europeos… y a competir con Estados Unidos, Rusia y
Japón. También fracasó el austríaco: pesaban mucho los muertos recientes en la
frontera entre Francia y Alemania.
En 1923 hay un
nuevo intento: Gustav Stressman
persigue tal acercamiento entre Alemania (República de Weimar) y Francia… lo
que le hace merecedor del Nobel de la
Paz, junto al galo Aristide Briant.
Pero muerto Stressman… se acabó la sintonía paneuropeas, aunque en 1925, mientras se negocia el Tratado de Locarno (Suiza; sobre las
fronteras alemanas) se recupera el espíritu Stressman… por unos días. La cosa
terminó mal; sólo el francés Briant siguió reclamando esa unidad y propone, en 1929, la creación de la Federación de Naciones Europeas… que la
crisis económica del momento echó por tierra.
Por aquellos días finales de 1929 ya estaba el padre de Europa, Jean Monet, pergeñando
las líneas del embrión de Europa. Pero tuvo que guardar sus cuartillas porque
la cosa se fue complicando hasta que estalló la IIGM... y la Gestapo le metió
mano.
Tras el conflicto, y con una Europa destruida y sembrada de muertos, se vuelve a hablar de la Gran Europa. No pasa de ser una idea de
los geógrafos del momento que ven clara la hegemonía de los EEUU por un lado, y
el poderío que va consiguiendo la URSS con sus satélites comunistas por el
otro. Una Europa fuerte entre ambas potencias puede sobrevivir… y ahí aparecen
los cuatro personajes clave de esta historia: Jean Monet (que ya estuvo en 1929 en las reuniones), Robert Schuman, Konrad Adenauer y Alcide de
Gasperi.
A los cuatro les unió un profundo anticomunismo; incluso un enérgico antifascismo. A los cuatro les fascinó una Europa única y fuerte económicamente.
Jean Monet era un
bróker económico de la región de Cognac con una vida de aventuras y líos que ya
quisiera James Bond. Ya había propuesto una unión franco-británica en plena
IIGM que pocos la vieron posible. Tras la guerra dirigió la reconstrucción económica
de Francia y cuando vio que la maltrecha Alemania era capaz ya en 1950 de producir
más acero que la ya recuperada Francia vio claro que la unión franco-alemana
era la mejor. Su principal aliado en la operación fue Robert Schuman, un luxemburgués de formación académica alemana y vida
política alsaciana que sufrió a la Gestapo durante la ocupación alemana. De Gaulle le nombró hombre fuerte de la
IVª República y en 1948 ya había conseguido unir a los aliados en la Unión
Europea Occidental (UEO), antesala de la OTAN.
Schuman consiguió el apoyo de Konrad Adenauer, sempiterno alcalde de Colonia hasta la irrupción
de los nazis, que terminó sufriendo la presión de la Gestapo. A Adenauer los
británicos lo recuperaron tras la guerra para la vida política (Colonia estaba
en su sector)… y lo cesaron “por incompetente”, demostrando la gran visión de
la jugada europea que siempre han tenido. Así que Adenauer se dedicó al CDU y en nada fue presidente de la
República… y negoció con Schuman.
Monet, profundo anticomunista, propuso al cuatro hombre: Alcide de Gasperi. El comunismo
campeaba por la bota itálica y había que sumarlo a la aventura paneuropea como
fuera; no se podía permitir que la URSS encontrara campo abonado en Italia. De
Gasperi se había formado en Austria, donde había sido diputado antes de irse a
Italia y fundar el Partido Popular Italiano e integrarlo en la Democracia
Cristianas. Se las vio con la Gestapo y con los camisas negras, y chupó más
cárcel que ninguno. Estaba dispuesto a evitar otra situación como aquella.
Al final, un 9 de
mayo de 1950, a las seis de la tarde,
Robert Schuman leyó las palabras de Jean Monet (la Declaración Schuman) que Konrad Adenauer y Alcide de Gasperi ya había apoyado… y así nacía lo que luego fue el
Tratado de París (18.04.1951) por el
que se creó la Comunidad Europea del Carbón
y del Acero (CECA) en la que ya integraron a Bélgica, Holanda y Luxemburgo.
Así que Zeus raptaría a Europa (y le “haría” tres hijos)… con lo que se convirtió en yerno de Monet… que todos coinciden en que es el
padre de Europa. Aunque esta Europa, hemos visto, tiene cuatro padres: dos beaturrones (Schuman y De Gasperi… están
en proceso de beatificación, por estas y otras varias cuestiones más), un bodeguero pendenciero (Monet) y un alemán
cabezón (Adenauer). Así, con estos padres y una madre casquivanilla, ¿cómo
quieren que nos salga esta Europa?
Feliz día de Europa… y que nos dure, que veo mucho anti
europeísta asomando el hocico por ahí.
PD. Cuando lea los nombres de los padres de Europa recuerde
que dos eran franceses: Jean Monet y Robert Schuman. Pronúncielos en francés,
suenan mejor que si los anglicaniza
No hay comentarios:
Publicar un comentario