Hoy, a las 6’40 AM, el tonillo de DI en la radio ya hacía presagiar “lo pedor”. Anoche, MC (de
Turismo de Benidorm) se temía eso, “lo
pedor”, y blandía -desde la aún City londinense (siguen sin enseñar la
patita del Artículo 50 por debajo de la puerta del Parlamento Europedo)-, cual espada de fuego del
ángel del Jardín del Bien y del Mal, una caída del dólar que haría muy
apetecible aquellas latitudes turísticas (Florida, sin ir más lejos) a costa de
las nuestras. A eso de las 7’00 AM mi buen amigo KB, desde Cambridge (MA) -que
es como estar en Boston, pero cruzando el río Charles-, me señala que allí
todos daban ya por cuadragésimo quinto presidente de los EE.UU. a Trump (el trumpazo, vamos) y luego
me decía que lo del presidente 45, termina en 5… y tiene rima. ¡Oído, cocina!,
y lo colgué en el Facebook. A las 7’44 AM, ya DI lo confirmaba: Trump, presidente. Apaga y vámonos.
Y eso que yo, genéticamente, me inclino hacia el partido del
elefante (soy de tal guisa en cuestiones de política yankee y así entro en cacharrería),
pero desde Dole (en el 96), que mi
neurona recuerde, no hemos tenido ni un candidato decente… y eso que George W Bush ganó en el 88 y en el 92 (nadie es
perfecto). Pero, ¡qué nivel, Maribel! Después, McCain, Romney y ahora Trump… Lo de los romanos tuvo
explicación: mucho plomo en las cañerías les afectó al intelecto… y en eso que
llegaran los bárbaros. Pero lo de los yankees estos, de momento, aún no la
tiene. ¿O, sí? Y en eso que llega Trump.
Me tenía que marchar a Alicante, asuntos varios, y no pude
bajar al trastero a buscar la foto,d e grupito, que tengo con Trump cuando sólo
era eso, el magnate[1]
Donald Trump. Nos agasajó en el Trump
Taj Mahal de Atlantic City cuando el congreso de la FIJET de 1996. ¿Quién
me lo iba a decir? En cuanto escriba esto, me pongo el neopreno y bajo a bucear
al trastero hasta dar con ella: fijo que la enmarco. Hace un rato NN hablada de él en su muro y recordaba
ese momento; se sentía incómodo el tal Trump aquella noche. Era nuestro
anfitrión (de los periodistas de turismo) y dueño de al menos dos de aquellos hoteles-casino
y no tenía ni repajolera idea de turismo. Se empeñaba en mostrarnos su última
adquisición femenina… a la que recuerdo muy pintada, escotada y enjoyada… y
bajita, con grandes y voluminosos pelos. Pe-los; he escrito pelos.
¿Qué nos ha pasado
en USA?; ¿Seguimos queriendo enjuiciar a los yankees con la mentalidad de la
vieja Europa forjada a base de darnos de hostias en los social, lo religioso y
lo político desde que fuimos cromañones? No tenemos remedio. Su sistema sanitario
y de ayuda social es, a nuestros ojos, una mierda… pero eso a ellos les importa
una higa; tienen otros monstruos y fantasmas. Además, resulta que olvidamos que
el 65% de los norteamericanos quieren ser WASP; o juegan a serlo. Aspiran a que
se les considere WASP. Ser WASP, mola; y cada día más. Un WASP es un White
Anglo-Saxon Protestant y eso es pedigrí; la repera. Y muchos de por allí
aspiran a integrarse en ese grupo cerrado de estadounidenses, que no han
perdido el empleo -pero les han bajado el sueldo- y que siguen aspirando a una
buena posición social. Por lo general, quieren ser como aquellos descendientes
de británicos, de religión protestante, que ostentaron el poder económico y
social en los sesenta. Incluso los 55 millones de hispanos quieren llegar a ser
un WASP. Si no es así, no se entiende. Pero, si te pones tan bien, dime tú qué
fumas…
Esto me lo cuenta DS,
un amigo, amigo; de los de verdad. Lo conocí cuando era analista del SAC en Torrejón;
era el que daba la cara a los plumillas. Luego lo mandaron a Morón y terminó en
Rota. Se enamoró de España y de una española (¡casi ná la Q). Ahora oficia
en Norfolk. Pasa aquí, en la playa de las Tres piedras, sus vacaciones y sólo
ansía jubilarse para ocupar su tiempo viendo puestas de sol en Sanlúcar de
Barrameda, donde estrenará casa. Me ha dicho por Skype que termina en diciembre
su compromiso con el Tío Sam y que no aguanta a éste del tupé, y que aunque QT tenga aún un trimestre de compromiso
académico con los de Columbia, él se nos viene. Que se ha cansado de comer
cangrejos azules y, sobre todo, del cinismo de los suyos (WASP). Me ha dicho
que antes de que tome posesión el 45º Presidente, él estará ya definitivamente
instalado en España. Estooooo, que m’alegro DS. A verte voy.
Por otro lado, mi amigo cubano FB estaba exultante en Westchester (Miami-Dade). “Ya te lo había dicho”. Y es verdad: me
lo había dicho hasta la saciedad. Oficia en un periódico que no para de darle a
los Castro. Salió de la isla siendo bebé. Su padre pasó de oficial de carros de
combate a mecánico (en aquella Cuba de los 50 los oficiales de carros cabían en
una cabina telefónica), y en cuanto pudo se marchó a Florida a jurar en arameo
contra los barbudos. Lo recuerdo como si fuera ayer: ponía a caldo a los Castro
por cualquier cosa. “Nos ha dejado antes
que Fidel”, me ha contado FB; y
eso la familia B lo lleva muy mal. ¿Resentimiento?,
a raudales. Puedo entenderle… dando cuenta de un buen veguero. Ya me lo había
dicho, sí; y con argumentos. Me contó lo de Allan Lichtman, profesor de la American University, que lleva 32
años acertando quién va a ser el ganador de las presidenciales norteamericanas.
Para 2016 daba como ganador al Trump. Las grandes encuestadoras se han
columpiado, mientras que Lichtman ha acertado.
Mis tres amigos a coro -KB,
DS y FB- me dicen que allí es que no se ha visto como aquí -en Europa-
la labor de Barak Obama/Fray Escoba (muy ilustrativo; aunque el cubano le llama
“el oscurito”, porque no es negro,
indica a modo de justificación). Insisten, los tres -ahora-, en que despertó
más ilusiones a este lado del Atlántico que allí, y que si bien le endiñan un
aprobadillo alto, no hay otra cosa para recordarle más allá del Barak Obama
Presidential Center que está en obras. Habré de ampliar mi círculo de amigos en
USA; estos tres van de WASP. Y en nada, sólo me quedarán dos allí: DS se nos
viene p’España.
Pero el colmo del trumpazo de hoy ha sido darme de bruces
con NG a primera hora de la tarde.
En su tiempo era ultravioleta; vamos, mucho más que rojo-rojísimo. Nos hemos
saludado -después de tantos años- y me ha recordado que le hice la última
entrevista en radio antes de irme a Antena 3; que al terminar de entrevistarle me
llamó José Antonio Plaza y, como en la canción, me dijo “ven”… y lo dejé todo. Sí, esa llamada la recuerdo muy bien, pero no
que se hubiera producido tras entrevistarle a él, y teniéndole como testigo. ¿Qué, sigues ultravioláceo?, le he
espetado tras los saludos y parabienes de rigor. Y me ha dicho que sí, que tembló
esta mañana al recibir el trumpazo, pero que lo acababa de oír hablar y que,
como yo siempre he sostenido, la “púrpura” hace estragos: lo ha
encontrado muy comedido y que le ha quitado todos los miedos. ¿De verdad NG? “Sí, ha disipado mis miedos”. El mundo al revés. ¡Qué amigos tengo!
Y me ha insistido: “Vamos
a darle un trimestre de confianza; hasta la primavera” (los presidentes
estos toman posesión el 20 de enero, desde 1932). No salgo de mi asombro. “Juan -me ha dicho-: nada que ver con el Trump de la campaña. Nos esperan días de gloria”. NG
me ha dejado planchado. ¿Será posible?; ¿ultravioleta NG? Esto sí que es exceso de radiación UVA y UVB por el cambio
climático. Trump, presidente.
Por cierto, ya hay quien va pidiendo por allí -por USA- que el
22 de enero, durante la ceremonia, se reemplace el barras y estrellas por
el Yakety
Sax[2],
versión Benny Hill que es más heavy. “The Star-Spangled Banner es un himno de
esperanza y decencia” (Simon William dixit) y no pega nada el 22E porque
ese día Donald será el 45 (entone aquí la rima) presidente de los Estados
Unidos.
No salgo de mi asombro. Tal vez, porque no soy yankee. Al
tiempo…
Nota: Las iniciales de mis amigos han sido alteradas
conscientemente, para preservan su integridad, utilizando el algoritmo ONE+CL.
A buen entendedor… pistas se han dado.
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