Pasó a tomar café con nosotros, en Los cafés del Meliá, un
amigo de los de siempre; hasta fue uno de los nuestros (de los periodistas y
escritores de turismo) en sus tiempos de la Comisión de Turismo de la Cámara de
Comercio; Cámara que ahora la preside: Juan
Bautista Riera.
Nacido en Valencia, hijo de padre constructor con algunas
obras en Benidorm, lo suyo fueron los idiomas y las ciencias empresariales,
licenciatura que le valió para llegar a técnico de la Diputación de Valencia
donde fue tentado por los negocios, y con 25 años a sus espaldas se inició en
la cuestión inmobiliaria en Dénia donde, como en todos sitios, “un
ladrillo es un ladrillo pero el valor se lo da estar en 1ª o 5ª línea de playa”.
Y en Denia se radicó. Y en Denia lo
conocimos.
La suya se convirtió pronto en una de las empresas punteras
del sector, vinculada al turismo residencial, y en ello seguía cuando le
propusieron integrarse en la Cámara de Comercio, Industria y Navegación de
Alicante. Con el tiempo diversificó hacia la consultoría y las energías
renovables.
Alicante es muy particular; tiene tres cámaras. Esta
institución decimonónica tiene sus reales tanto en Orihuela (la histórica
señora) como en Alcoy (el pasado poderío industrial) como en Alicante (la
capital de la provincia): “una provincia sin capitalidad, pierde mucho”.
Y tan particular como la situación cameral provincial fue la
suya. En el verano del 82, de vacaciones en las Landas francesas, entre bosques
y playas atlánticas, “en un carromato tirado por caballos”,
recibe la propuesta de Eliseo
Quintanilla que, de vuelta, acepta y… doce años en la Comisión de Turismo (presidente) y multitud de iniciativas llevadas
a cabo. Después, catorce años más de presidente de la Comisión de Comercio Exterior… y ahora, con la que está cayendo, presidente de la Cámara tras haber sido
vicepresidente 1ª con Antonio Fernández
Valenzuela y José Emilio Garrigós.
Vamos, una pieza clave en la estructura en los últimos veinticinco años.
Parcial de la mesa (Foto: Mario Ayús) |
Riera nos dio una lección sobre el funcionamiento cameral y
la legislación pertinente haciendo hincapié en que ZP (él le llamó por su nombre)
“anuló
la obligatoriedad de la cuota cameral, pero los demás no hicieron nada para
mantenerla”. Así que… “de la noche a la mañana, sin recursos”.
Aquí entramos en el debate: ¿de qué le sirve al pequeño comercio la Cámara? Las
Cámaras de comercio ofrecen muchos servicios que, a lo peor, a la mercería de
turno o a la emisora local de radio no le sirven de mucho (o de nada). A mí,
como periodista, los análisis y los informes -que ya no hacen con la enjundia
de antes- me veían de perlas; pero reconozco que a la frutería de al lado,
pues…
Las Cámaras de Comercio son instituciones de Derecho
Público, consultoras de la Administración. Hasta ahí, bien. La nueva ley (2014;
aún pendientes de la aprobación del Reglamento que la desarrolle) les reconoce
su papel, pero no les aporta financiación, aunque les asigna la encomienda de
servicios con lo que las cámaras siguen en su función: formación, emprendedurismo,
internacionalización
e innovación
y NNTT; ¡qué cuatro patas para sostener el banco! Nos contó todo lo de
sus servicios (viveros de empresa, naves nido, planes de empresa, cursos de
formación, etc.).
Hablamos con la
persona, de Juan Bautista, de sus acciones e iniciativas, aventuras las llamó
él, en Túnez, Argelia y Marruecos; de la consultora para desarrollar aquellos
programas; hablamos del ladrillo, con lo que él empezó: “la construcción se recuperará con
el tiempo; a años vista”. Y hablamos del personaje, del presidente de
la Cámara: “sería una lástima que IKEA no se quedara en Alicante”… y
aprovechamos para decirle que si Alicante no lo quiere, p’a nosotros. Alicante
es mármol, Alicante es juguetes, Alicante es calzado, Alicante es turrón,
Alicante es Arcelor, Alicante es Valor, Alicante es agroalimentación, Alicante
es… puerto, aeropuerto, turismo. Valor económico.
También hablamos de Valencia -“Valencia puede ser la locomotora,
pero que tiene de todos los vagones por igual”-, de ser reivindicativos
-“Alicante
tiene
su cuota y debe ser respetada”- y hasta del edificio de la Cámara -“hay
que estudiar su futuro”- en la estructura que fuera del Hotel Palas de
Alicante, un edificio convertido en emblemático más que nada por su situación
del que analizamos la intrahistoria.
Y ya en materia salieron a relucir todas las cuestiones de
la economía para andar por casa: que si el “nuevo” salario mínimo, que si la
competitividad, que si parece un chiste, que si es un gesto… debate a fin de
cuentas. Salieron a relucir los costes, la productividad, la carga fiscal, los
volúmenes. Economía, en clave de amistad, al calor de los cafés (y algo más)
que cada tarde de viernes nos ofrece el Meliá Benidorm.
Las Cámaras de Comercio tienen su tradición; hunden sus
raíces hasta el 1443 (Universidad de Mercaderes; Burgos),
aunque su antecedente más auténtico será el Consulado de Cargadores a Indias (Sevilla;
1543). Hoy en día, siglo XXI, las Cámaras de Comercio son las que de verdad
conocen la realidad del tejido productivo y por las experiencias vividas sobre
el mismo, son un vital aliado de las decisiones. Tal vez, y vuelvo a la
frutería de barrio, no le resuelvan la vida, como tampoco lo hacen a la gran
empresa que cuenta con gabinetes propios, pero a una y otra es capaz de
proporcionarle diagnósticos, organizarle cursos de formación y análisis de
mercados y calidad, al tiempo que a todos los empresarios es capaz de
acercarles a aspectos de financiación y nuevas tecnologías. Ahora mismo, sin
más, este mes de diciembre tiene programados interesantes desayunos
empresariales.
Hacer un frente común para la defensa de la identidad
comercial e industrial de la provincia, en todos los sectores, es el reto que
asume Juan Bautista Riera.
Suerte,
amigo.
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