Ha coincidido que en menos una semana he tenido que
acompañar a periodistas que preparaban reportajes sobre Benidorm y he tenido
que refrescar los argumentarios sobre urbanismo e historia moderna de Benidorm.
Más o menos, desde Beltrán de Belpuig (1271) a Mario Gaviria, que nos dejó hace
nada.
Lo que más ha interesado, desde Paul Richardson (CN) a los
amigos de Gente Viajera (OCR), ha sido lo de la planificación urbana de
Benidorm, tantas veces tratada en este Blog.
Esta vez, el resumen lo arranqué en 1953; justo en aquellos
días en que por aquí, me contaron, la gente se preguntaba cómo querían que
fuera Benidorm; cómo aspiraban ser un Centro Vacacional.
Centro Vacacional era, al inicio de los años 50, el palabro de moda, traducido desde los
conceptos anglosajones de Vacation Center
o Resort: un lugar diseñado para el
turismo donde relajarse y divertirse durante las vacaciones. Hospedaje,
restauración, actividad y vida social, cultural y comercial. Después, con el
paso de las décadas hemos llamado resort a
cualquier cosa y a nada ya llamamos vacation
center.
Aquel Benidorm de 1953 que tenía a Pedro, don Pedro,
Zaragoza de alcalde. Aquel Benidorm programó en actuar sobre la primera línea
de la playa de Levante (playa de la Xanca; playa de la Llosa) a base de chalets
unifamiliares y pequeños hoteles; hasta el Rincón de Loix.
El Festival de la canción de Benidorm salió a base de “quicos” (una sabia combinación de limón
granizado y su acompañamiento etílico), pero esto de la planificación
urbanística no fue cosa lo mismo. Encerrados en despachos, no salía a disfrutar
de la Noche de Benidorm. Y así pasaron los años 1954 y 1955: respondiendo a las
alegaciones que resultaron de la exposición al público de aquellas
alineaciones.
Pero se obró el milagro: llegó la Ley del Suelo de 1956 con
la varita mágica de definir a las claras la función social de la propiedad de
suelo y los derechos y deberes de los propietarios de ese suelo. Y a partir de
ahí se pudo orquestar todo.
Sí, se aprobó el Plan del 56 (PGOU 1956) sobre la base de
los ensanches decimonónicos con la estructura en cuadrícula que tan bonito hace
y, ¡atención!, la zonificación.
Cuando en Benidorm plasmaron en el documento y los planos el
concepto
zonificación, éste llevaba casi medio siglo aplicándose en los Estados
Unidos. El objetivo de la zonificación no era otro, allí y aquí, que impedir
actividades que minusvaloraran la zona concreta.
El Plan del 56 planteó la zonificación en Benidorm y otorgó
al suelo urbano sólo actividad residencial. Bueno, dejó un pedacito para una
supuesta actividad industrial bajo el epígrafe “Tolerancia Industrial”… que se eliminó enseguida. También marcó una
zona deportiva, pero eso fue otra historia.
Yo no me canso de repetir lo que le he oído a cuantos
alcaldes he conocido, y al propio Pedro, don Pedro. “Benidorm fue el primer plan general de España para todo un Término
Municipal”. Hoy, después de haber analizado el urbanismo español de los
años 50, 60 y 70 repito eso, pero planteo que Benidorm fue el primer sitio donde salió bien.
Y en esto que digo, no me pillo los dedos. Aquí en Benidorm
es donde se aplican por primera vez con éxito las ideas de las vanguardias
urbanísticas de preguerra (previas a la IIGM).
Recordemos que en los años Treinta (la Carta de Atenas es de
1933) se planteará el concepto bloque abierto en el centro de espacios
comunitarios; cuestiones de dignidad, iluminación natural e higiene
buscan implantarse a la hora de diseñar viviendas para todos, que incluyen
jardines comunes y hasta piscinas. Fue una revolución social que en el Plan del
56 Benidorm proponía hacer realidad. Eso sí, las dimensiones de los nuevos
contendores del bloque abierto resultarán más reducidas que las de un cuarto de
siglo antes porque la economía lo exigía.
En Benidorm, aquellos primeros planteamientos del bloque
abierto en espacios comunitarios ven la luz con los llamados edificios
tranvía. Y con ellos llegan los apartamentos que conviven, a pocos
metros, con los chalets de primera línea. Es la socialización de las
vacaciones. A la propiedad de un moderno apartamento en aquellos días podían
acceder muchas más economías familiares; al alquiler, casi todas.
Al mismo tiempo, con los nuevos tiempos y la socialización
del turismo, el concepto hotel pierde la opulencia de las
primeras décadas de los años 20: está en la playa. Se pierde la rigidez que
encorseta la liturgia del alojamiento hotelero y se universaliza la clientela.
El hotel se vuelve funcional y amigable. En los primeros, la experiencia de la
gestión familiar ha acercado el trato alojador-alojado hasta el nivel de amistad;
y aparecen la fidelización al hotel y al lugar. Será tal, que los primeros
clientes del primitivo hotel serán los primeros compradores de las nuevas
propiedades.
Aquello funcionaba, pero no despegaba. (Benidorm) Tenía
lagunas infraestructurales que se iban corrigiendo a salto de mata. Al inicio
de la década de los sesenta se decidió subsanarlas en bloque; y a pesar de ello
al final de esa década nos consideraban un “gigante
de pies de barro” porque las infraestructuras no iban a la velocidad de
hiperespacio del consumo humano y la inversión estatal (luego autonómica) iba a
velocidad de quelonio.
A pesar de todo, sí que hay que señalar las cuestiones del
agua, a partir del Consorcio de Aguas de la Marina Baixa, los temas de
depuración de aguas, el abastecimiento, el aeropuerto y la A7. Todos estos
temas están hoy de actualidad puntera porque no paran de generar noticias
positivas gracias al dinamismo de un Benidorm surgido, insisto yo, del plan del
63.
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