Nuevo libro del profesor Tomás Mazón; calentito, recién
salido del horno -“El Benidorm de sus turistas”-. Enhorabuena, Tomás.
Y viendo la portada, ayer que jugaba Inglaterra en el
Mundial de Rusia, me he puesto a leer como poseso.
La primera frase es total: “Benidorm es la antesala del Cielo”. Ya con eso, sólo eso, me invita
de leerlo.
Sí, coincido con el autor y las opiniones recabadas, el
turismo vende ilusiones; ilusiones que se materializan en Benidorm. Y el
profesor Mazón se interesa por ellas, y para ello desarrolla con sus alumnos un
trabajo de campo durante cuatro años y más de 2.700 entrevistas. Y así llegamos
a saber cómo es el Benidorm de sus turistas; el cómo nos ven.
El clima, “el paisaje
sublime del mar y las playas” son los tres elementos principales que hacen
decantar la balanza hacia Benidorm a la hora de elegir destino, pero la
particularidad que les motiva es el ambiente urbano de una ciudad que vive y
deja vivir. Sin duda, esa es la clave: vive y
deja vivir. Mazón lo subraya: “aquí
no se hacen preguntas”. Además, el único sitio turístico de costa en el que
hay vida todo el año “y a cualquier hora”.
El ambiente urbano, cosmopolita y bullanguero suple las posibles deficiencias
culturales aliándose con la fiesta. Benidorm son un cúmulo de motivaciones y pura
fascinación.
Analiza Mazón las formas de acceso a esta antesala del cielo
que es Benidorm, donde el avión supone el 32’3%, sólo superado por el vehículo
propio (34’8%) amparado en que la fidelidad a Benidorm se demuestra con
apartamento propio o asiduidad al hotel; un hotel que ya forma parte del
ideario personal de las vacaciones. Aún así, el 41’4% sigue recurriendo a la
Agencia de Viajes y el 25’3% se decanta por hacerlo a través de la Internet. Un
21’5% acude directamente al establecimiento hotelero lo que permite que alguna
cadena hotelera pueda presumir que el 60% de sus reservas son directas, sin
intermediación. Esto es Benidorm: el 81’6% repite, “Es una ciudad perfecta para cualquier edad”.
Recuerda Mazón que “por
desconocimiento o snobismo, o incluso por un elitista desprecio” hay quien
denosta Benidorm amparándose en una imagen tópica que se evapora en contacto
con la realidad; reconoce la existencia de una “arrogante y casi ridícula convicción de detestar esta ciudad” que
queda sólo en eso. Y todo es, añado yo, por desconocimiento de una palpitante
realidad o por un insano interés de significación social. Y me remito al gran
José Miguel Iribas: “más de cinco millones
de turistas no pueden estar equivocados”.
Insiste Mazón: “Siempre
se respira vitalidad; siempre hay fiesta” y se reafirma en las opiniones que
se han recogido en el trabajo de campo, “No
da tiempo a aburrirse” y eso que por lo general se viene para una semana
(39’6%), aunque los hay que vienen dos (23’9%) o tan sólo cinco días (23’1%);
días, unos pocos o todos, que hay que vivirlos a tope y disfrutarlos con
intensidad. A Benidorm se viene a estar en Benidorm; y el 54’3% repite visita
en el mismo año.
Benidorm, concluye Mazón, se retroalimenta de sus propios
turistas y engancha: “Benidorm tiene el
privilegio de gustar a los turistas”.
El hotel es fundamental en el modelo Benidorm: el 57’7 % de
sus visitantes se aloja en hoteles y el 15’5 % en apartamentos; un 11’3 % en
apartamentos de su propiedad. El 14’50 % lo hace en apartamentos de familiares
y amigos. Sólo el 1’40 % va a campings, y los de Benidorm abarcan todas las
posibilidades también.
Los hoteles, explica entonces Mazón, “son un eslabón fundamental de la cadena turística”. Es una
industria, la hotelera, que ha crecido paralelamente al desarrollo de Benidorm,
apoyada en ellos: el modelo residencial hotelero es una clave del Modelo
Benidorm. 140 hoteles y 40.500 camas conforman el baluarte alojativo de la
ciudad. Mazón es rotundo: “el verdadero
milagro de Benidorm son sus hoteles”. Pero, claro; y, además, hay vida más
allá de los hoteles; al salir de ellos está Benidorm.
El 90’2% de los clientes señalan que “el alojamiento es bueno”; un 5’5% lo considera regular. El volver
una y otra vez al mismo hotel para sus estancias en Benidorm indica a las
claras satisfacción; se sienten tan bien que son la prolongación de sus
hogares, pero con ocio. Y, además, todos valoran positivamente la comida: el
buffet. Ah, y todos piden ascensores más grandes. Esa es talón de Aquiles del
turismo de Benidorm: ascensores más grandes en los hoteles.
En su amplísimo panel de datos, Mazón destaca que el 95’2%
de los clientes “considera que el precio
es el adecuado” y abundan las opiniones sobre los hoteles tipo “¡es una cucada!”. Y en cuanto al
personal que les atiende, valorando el conjunto, desde “muy cercanos y simpáticos” al “saben
tratar a los clientes”. También hay quien enfatiza que, a pesar de la
profesionalidad, “son fríos”. Y en
este apartado, Mazón no elude el tema de las kellys y cierra con “la implicación
emocional” de los clientes y huéspedes, llegando a trascender en el texto
su experiencia de años en el sector.
Mazón y su equipo preguntan por los bares de la ciudad; de
todo, como en botica. Preguntan también por los restaurantes y aquí se
encuentra que hay mucho cliente de hotel (pensión completa), aunque les han
recomendado que los disfruten, que hay variedad. Ante esto, plantea Mazón la
viabilidad del AI/TI: “retos nuevos
exigen soluciones nuevas”, pero que el 53 % considera buena (49%) y muy
buena (4%) la oferta de restauración de Benidorm, es un tema a destacar, aunque
haya un 42% que no se posiciona porque, como recoge Mazón de las encuestas, “todo el mundo va por el menú” o “tienen las mismas cartas desde hace 20 años”,
lo que nos advierte de que es un tema que demanda urgente solución. Tanto, como
lo del “ocio soez” que también
señala, y denuncia Mazón, en las páginas salidas de las encuestas.
Bueno, que lo mejor es que Ud. se lea el libro -que quedan
muchas páginas por retratar- y sepa más de cómo es “El Benidorm de sus turistas”.
Me gusta leer a Mazón, conversar con Mazón y escucharle esa
frase que fue titular: “El día que el turismo muera en España, el
último turista saldrá de Benidorm”… la antesala del Cielo.
Gracias, Tomás.
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