Dicen que fue Napoleón
el que dijo aquello de que “el que no conoce la historia está condenado
a repetirla”.
Ayer me sorprendió el debate de Telecinco dándole cancha a Aleix Vidal-Quadras y la Plataforma Reconversión (reconversión.es)
y a los tertulianos de siempre. Bueno, pues anoche Vidal-Quadras me llevó al
montisonense Joaquín Costa Martínez,
al Regeneracionismo
y al fantástico lema del movimiento: “Escuela, despensa y siete llaves al sepulcro
del Cid” (que siempre se ha dicho, aunque su libro dice sólo dos: “Crisis política de España: doble llave al sepulcro del Cid”,
Madrid, 1914).
Sí, sí, sí, don Joaquín, estamos ahora mismo, salvando la
distancia del tiempo, como cuando Ud. planteaba sus ideas a finales del XIX.
Sí, sí, sí, don Joaquín: mucha escuela que evite la profusión y auge de los
mediocres, despensa para que todos tengan al menos su sustento que llene la
despensa y dejémonos de aventuras: ya está bien de cantar las glorias… hasta las
del Estado Autonómico.
Recordemos que esto que ahora lanza Vidal-Quadras ya empezó
con los arbitristas desde mediados
del XVI (Escuela de Salamanca); si les hubiéramos hecho caso ya entonces.
Incluso los ilustrados del XVIII,
aquellos prohombres de la letra “C” (Francisco Cabarrús, José Cadalso, Pedro
Rodríguez de Campomanes, Antonio de Capmany, Antonio José de Cavanilles) y Benito
José Feijoo, Gaspar Melchor de Jovellanos, José Celestino Mutis… y hasta el reformismo borbónico… Pero el caso es
que el Regeneracionismo que me ocupa
(bajo el nombre de Reconversión) es
consecuencia de la crisis del sistema político de aquellos días, que era el de la
alternancia política instaurada por don
Antonio Cánovas del Castillo.
Vaya, hombre, alternancia política; esto me suena. Entonces
alternancia del Partido Liberal-Conservador con el Partido Liberal-Fusionista
de don Práxedes Mateo Sagasta; ahora
la alternancia legítima en la urnas de PSOE y PP.
Regeneracionismo del XIX frente a Reconversión del XXI…
Porque hay que recordar que todo esto arranca de un momento
consecuencia de la guerra del francés, que llamamos de la Independencia, y tras
la primera de las Guerras Carlistas. De aquellos polvos, con lo poco que llovió,
vienen estos lodos, pues terminaron por crearnos, nada más despuntar el XIX, una
oligarquía económica y política que relegó el papel motor de la burguesía a los
reductos catalán y vasco (lo que provocó su industrialización) y dejó el resto
del suelo patrio dedicado a latifundios agrícolas y ganaderos (como fuera desde
tiempo inmemorial), salvo alguna excepción, como el Levante español, que derivó
en burguesía agraria. En la mayor parte del país no hubo otra salida que la de
ser jornalero. Si, como en el resto del mundo “civilizado” pero con menos
posibilidades.
Costa, don Joaquín, bebió de las ideas de Lucas Mallada y Pueyo (“Los Males de la Patria y la futura
revolución española. Consideraciones generales a cerca de sus causas y efectos.
1ª Parte: Los Males de la Patria”, 1890) y de Ricardo Macías Picavea (“El
problema nacional. Hechos, causas y remedios”, 1899) donde, carcomido por
el determinismo geográfico, pero con inusitado optimismo para el momento,
señaló que: “las limitaciones geográficas
y raciales de los españoles son superables mediante la educación y el abordaje
de las cuestiones económicas estructurales del aprovechamiento de los recursos
hídricos…” y se refería ya al trasvase del Ebro a tierras surestinas (el
Sureste español: Alicante y Murcia) que luego sería el santo y seña de otro
gran regeneracionista como Manuel
Lorenzo Pardo. Y otros muchos más.
Costa, don Joaquín, contó con importantes aliados en su
cometido: Julián Sanz del Río, Rafael María de Labra, Urbano González Serrano, José Lázaro Galdiano, Ramiro de Maeztu, Miguel de Unamuno, José
Ortega y Gasset… y el alicantino Rafael
Altamira Crevea que llegó a Director General de Enseñanza Primaria (1911) y
revolucionó el Magisterio español, en sueldos y posibilidades, dando
protagonismo a la primera base del Regeneracionismo: “Escuela”, que no siga
fabricando mediocres.
Ahora, en Reconversión,
están figuras como Mikel Buesa, Enrique Calvet, César Alonso de Ríos, Amando
de Miguel, Arcadi Espada, Luis del Pino, Serafín Fanjul… Otra cosa no sé, pero méritos y capacidad, todos y
toda.
Mirando la cosa desde fuera -don Joaquín, don Aleix- pues no
ha cambiado tanto la cosa: alternancia en el poder de tendencias políticas, la
economía que se las trae y la clase política que deja mucho que desear… Pues estamos
como cuando Joaquín Costa lanza su Regeneracionismo y es cuando Aleix
Vidal-Quadras pone en marcha Reconversión. Va a ser verdad lo de Napoleón: “el que no conoce la historia está condenado
a repetirla”… si desde la EGB para acá no hubiera lanzado tanto mediocre,
ahora mismo, seguro, yo estaría escribiendo de otra cosa.
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