Bueno, pues sí: he decidido que hoy va del carbón la cosa. He visto a los mineros
ya en Madrid y he tirado memoria y datos, que para algo uno estudió aquello de
la Geografía de la Industria en su
momento. Y ahí ya venía lo del carbón.
Para empezar, contarles que mi relación con el carbón viene
de antiguo; medio siglo. Pero es muy exánime. Vamos, de aquellos días en que te
decían que “si te portas mal, los Reyes
te traerán carbón”. Y cuando decían “Reyes” no se referían a los que viven
en La Zarzuela, ni a los Godos de aquél listado de treinta y tres; se referían
a los Magos que a fuerza de ser magos resultaban muy majos.
Yo de una mina lo más cerca que he estado ha sido en la zona
del museo, tanto en la de Escucha (Teruel), que fue de carbón, como en la de
Cardona (Barcelona), que fue de sal. El Parador de Cardona mejor que el hotel
de Escucha. Yo, en lo de bajar… ¡ni al trastero!
Pero lo que sé es que en
España las minas de carbón ya no eran rentables ni en el XIX.
El economista Román
Perpiñá Grau (1902-1991), en su “Memorándum sobre la política del carbón”
(1935) ya aconsejó “abandonar el proteccionismo” que se les
dedicaba, debido a la “negativa incidencia que tenía en la
competitividad económica del país”. Es que el carbón español no es
rentable -nunca lo ha sido- porque la
veta es estrecha y fragmentada, se trata de minas viejas (ya lo eran en 1935) y en profundo (las rentables son
a cielo abierto), su calidad es escasa (ni
más que el peor, ni menos que el mejor, pero raquítica... y eso se ve en el
precio que consigue), no es un recurso
estratégico (hasta ahí podíamos llegar) y su competitividad es nula (los gabachos lo ponen a las puertas de
la térmica de Andorra a “peo de zorra”;
y así no hay quien pueda).
Una cosa tengo clara: si
no se cerraron todas las viejas minas de carbón en España ya en 1959 (Plan de
Estabilización) fue para no repetir la Revolución de Asturias del 34.
Total, que ya entonces se metió la pata (igual que se reforestó con pinos la
península) y terminaron creando Hulleras del Norte, SA (la conocida HUNOSA, para agrupar todas las también
entonces ya viejas minas) que nunca ha dado un beneficio.
Y mire Ud.: aún llegando a tener antracitas de 7.500
terminas/tm (que las tenemos, aunque muy pocas), la media del carbón patrio
está en las 4.300 termias/tm. Por su parte, la media del carbón australiano,
del que importamos poco, poco, está en las 6.000 terminas; ¡la media! No hay
color. Nosotros tiramos más de importar carbones indonesios, sudafricanos,
colombianos y rusos… que rondan las 5.800 termias/tm.
Leo por
ahí que entre 1976 y 2005, en la vieja piel de toro y con gobiernos de todos
los colores, a la minería del carbón la hemos subvencionado con ¡¡¡veinticinco
mil millones de euros!!! (25.000.000.000’00), que se dice pronto.
Desde que estamos en la UE
(01.01.1986) ha habido una lógica y consecuente liberalización de los precios
frente al proteccionismo estatal, lo que nos obligó ya en 1990 a presentar un plan de
reconversión que acabó -je, je; debía acabar- con las ayudas a la producción, y al consumo, en 2010… cuando
tampoco gobernaba el PP. Pero, digámoslo todo, Aznar, en sus etapas, tampoco atajó
la cosa del carbón.
Pero hete aquí, que esto tampoco se dice (este PP no sé en
qué piensa) que en diciembre de 2010,
cuando aún no gobernaba el PP de
Rajoy (que ya lleva 6 meses), la UE-27
(de la que somos miembros) prolongó las ayudas al carbón (y sólo se opuso
Suecia) hasta 2018 (que aquí se
subvenciona hasta el carbón alemán, oiga; y tampoco se dice), implicando -acuérdese de ello señor
ministro, don Miguel Sebastián- el
cierre de todas las explotaciones deficitarias, “entre ellas todas las
españolas”, leo en la reseña de la UE. Es más, el Plan de la Minería del
Carbón 2006-12 (que tampoco es del PP) y que incluía 2.500 millones de euros, preveía que este año (2012) tendríamos
sólo 5.310 mineros (los demás se
habrían jubilado), con prejubilaciones a los 42 años (la mina, allá abajo, es muy, pero que muy, jodida) y la
producción bajaría a 9’2 millones de
tm (donde está). Pues nada, “los del carbón” a Madrid, de marcha, y con “los de
la ceja” dando la barrila. Y con algunos aplaudiendo; la caminata y el
esfuerzo, digo yo.
Ahora el carbón exterior está caro (unos 100 €/tm) y, juran,
es más rentable el carbón nacional (80 €/tm). Sí, bueno, vale, pero eso es… si
contamos que está subvencionado y descontamos todo el rollo medioambiental y
siempre que la central mantenga la vieja estructura para procesarlo; que esa es
otra, muchas cambiaron y ahora no pueden. Circula por la red un informe, atractivo
informe, del SOMA-FIA-UGT que dice que ¡¡en 2008!! (ya ha llovido; aquí es un
decir y con el carbón internacional -índice McCloskey que he buscado- entre 77’25
y 219’34 dólares la tm, según mes… y no se con los datos de qué mes se hizo)
que producir un megavatio/hora en cualquiera de las sesenta y tantas centrales
térmicas españolas (en las adaptadas, claro) era de 59 € con carbón nacional,
64 € a base de gas (importado, obviamente) y de 77 € con el carbón importado
(importado). Pero, claro, el informe sería impecable si al precio del carbón
nacional le hubiera añadido (y para 2008) el coste de la eficiencia energética
de la planta, la vida útil de la misma y el impacto ambiental de un carbón más
sulfuroso. Pero en lo demás, es una lección magistral.
Carbunión, la
patronal del sector, dice que por cada euro que el Estado inyecta a la minería
del carbón, recibe 3’5 € (0’44 en IVA, 1’61 en seguros sociales, 0’94 en IRPF y
0’02 en impuestos de sociedades). Buen negocio, pero…
Pero es que subvencionado tenemos… ¡¡hasta los tomates, oiga!!;
que la Agricultura patria recibe más de 5.000 millones. Y las Renovables,
que eso sí que duele, las Energías
Renovables otros tantos. Sí, más de
cinco mil millones también.
No estoy en nada de acuerdo con lo de los mineros, pero es
que aquí lo subvencionan todo. Y eso me lleva al dilema de si estoy de acuerdo
con los productores de tomate y de pepino, por lo mismo. Y mira que con lo de
pepino la lié parda: ¡¡Santiago y cierra
el pepino de España!!… anduve gritando por la red ante la felonía europea
aquella, pero…
Si alguien lo entiende, que me lo explique. Me he leído
hasta el Coal Report, el Panorama
Minero del IGME y el informe
Energía en España 2010 (2ª Ed., que
es la última), y no entiendo ni la protesta de los mineros, ni la subvención al
pepino. Asín que… agarro la salvadora
botella de Penderyn y me bajo a la piscina comunitaria a dar mal ejemplo.
El mismo que todos, permitiendo que sigan abiertas nuestras onerosas minas del
carbón español…
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