22 nov 2015

DEL CONGRESO ALICANTINO DE DIDÁCTICA DE LA GEOGRAFÍA


Interesante; muy interesante. Luchar contra el cronómetro ha sido determinante; los horarios, como siempre, meramente orientativos. Lo que siempre pasa cuando se tiene mucho que aportar y un auditorio expectante.

La Facultad de Educación y la Sede Universitaria Ciudad de Alicante, de la UA, albergaron el Congreso. La inauguración, a la que acudió el rector, en el Salón de Actos de la Facultad. Españoles, portugueses y brasileños, entre los asistentes; era Ibérico.

La conferencia inaugural, a cargo de la presidenta de la AGE, Carmen Delgado. Planteó, de entrada, la reforma de las enseñanzas de Geografía. Estamos en el marco del EEES (Espacio Europeo de Educación Superior) y ya planteó ella que, desapareciendo el espacio de los lugares, nos centremos en el espacio de los flujos con un aumento de la atención al territorio que, bajo el prisma de “piensa globalmente, actúa localmente”, centra el concepto Glocal (global/local), ya que hemos pasado de la Nueva Geografía Económica a la Nueva Economía Geográfica. Apuntó a la Sociedad del Conocimiento que se basa en los cambios en el conocimiento y, ¡atención!, en los cambios en el aprendizaje. Se imponen cambios educativos para utilizar las nuevas herramientas de que disponemos. Planteó diferenciar ya entre “territorios que saben” y “territorios que no saben”, lo que lleva a una “inteligencia territorial” que nos dirige no sólo hacia los “territorios pensados” sino que lo hace hacia los “territorios posibles”; la clave está en conocer para diseñar actuaciones.
Abogó por incluir en el Currículo las didácticas de la Geografía y por ajustar aún más la formación universitaria a las demandas reales del mercado laboral, y que la Geografía ostente ya el rango de Ciencia del Territorio, que lo es, tanto natural, como ambiental y social.

Comenzó la presidenta con un editorial de The Guardian, de agosto pasado, dondese da cuenta de que la Geografía deja de ser la Cenicienta del cuento parademostrar su tremenda utilidad; cerrando con una frase de Oscar Wilde: Progress is the realisation of Utopias/El progreso es la realización de las utopías.

Ni que decir tiene que la Primera de las ponencias era la que despertaba el máximo interés. Así se lo oía yo decir a los asistentes en el café previo. Sin lugar a dudas, para mí lo era. Jorge Olcina Cantos iba a sugerirnos propuestas didácticas para enseñar el tiempo atmosférico y el clima. Ni que decir tiene, una vez más, que cumplió más que sobradamente los niveles de expectación -en la comida acelerada y por grupos se vio- dejándonos a expensas de poder leer toda su ponencia cuando se publique.

En su día la destriparemos pero a destacar lo más impactante: ¿los climogramas?, para Biogeografía. “Un climograma no caracteriza las variedades climáticas”. “Mucho mejor el analizar por separado lluvias y temperatura”. Se apoyó Olcina en que “los autores (de los libros de textos de enseñanzas primarias y medias) ya señalan su arbitrariedad”. Para caracterizar un clima es necesario tener en cuenta otros muchos factores, como el siempre olvidado viento.
También insistió en que no debe ser lo mismo señalar las temperaturas en grados Celsius que en grados Centígrados. Y es que esto es de Perogrullo; sí, ambas son escalas de 100 grados, pero la del sueco Anders Celsius iba al revés[1]: de 100 a 0. Jean Pierre Christin, con su “termómetro de Lyon” (1743) -y Carl von Linneo, después- le dio la vuelta: de 0 a 100. Un matiz que el joven profesor Olcina nos explicaba ya en su día.

Luego indicó que sólo un mapa de superficie es absolutamente insuficiente explicar el tiempo. A todo esto, ya había señalado la diferencia entre tiempo atmosférico (lo de hoy) y el clima (la estadística de tiempos atmosféricos para un periodo determinado de 30 años que internacionalmente va cambiando). Los mapas de altura son imprescindibles. Y más que ellos, los mapas de los libritos de texto, la posición y acción de las masas de aire son fundamentales y determinantes de los tipos de tiempo, que es lo que se pretende que conozcan los estudiantes. Centrarnos en las cinco masas de aire que nos afectan y determinan situaciones.

Jorge fue prolijo en datos y explicaciones. Diseccionó los libros de texto aplicados y sus contenidos en Primaria y Secundaría señalando el excesivo y complejo nivel en algunos planteamientos, la ausencia de nivel en otros, y aportó webgrafría de recursos para la enseñanza del tiempo y del clima en estos niveles de enseñanza. Cuando su ponencia esté disponible será un lujo desmenuzarla. Nos dejó una reflexión final ante los recursos que por ahí, por la Red, se encuentran: “las imágenes de satélite sólo dicen algo si se les sabe preguntar”.

La Segunda Ponencia corrió a cargo del portugués Miguel Inez Soares (El profesor como mediador digital en el aprendizaje de la geografía): interesante, abriendo muchas expectativas, pero sin concretar nada.

A partir de ahí, la diáspora para conocer, por aulas, las comunicaciones, los proyectos de investigación y las experiencias de aula. Se disparó el reloj, había que comer algo y a las cuatro de la tarde volver para la Mesa Redonda (Difusión de la investigación e innovación en la Didáctica de la Geografía) y disfrutar del la Tercera Ponencia a cargo de Alfredo Ramón Morte (La tecnología de la Información Geográfica) que nos llevó en volandas desde los tiempos del Canadian GIS (de los años 60) al Where 2.0 donde el apogeo de los SIG/GIS y la Neogeografía. “Hay que hacer que la información geográfica sea utilizada por todos” porque la sociedad invade las bases de datos y la normalización de los datos es fundamental para el futuro inmediato. Habló ya de residentes digitales y de visitantes digitales en este mundo de batos, donde detrás del dato hay personas, que llega hasta el BigData geográfico y, por ende, entrar en la geominería de datos. Terminó Alfredo con su pequeño y entrañable homenaje a un gran profesor, ahora jubilado, como es Enrique Matarredona, que me emocionó; al que pude abrazar hace unas fechas por Benidorm.

Nuevamente la diáspora de las comunicaciones y los talleres que tiraron por tierra el timming congresual. Hubo comunicaciones sensacionales, de nombres de prestigio, y otras que no pasaban “mi” prueba del algodón, pero enriquecedoras. Y de entre los talleres, destacar el de mi buen amigo Benito Zaragozí, centrado en la minería de datos geográficos, que disfrutaré en privado al compás de una cerveza (yo) y una coca-cola (él). No cambia el bueno de Benito. Pero ha sido interesante saber por dónde camina Terrasit, cómo crear un Aula de Geomática o manejar el Arc-GIS para aprender geografía.

La cara del Moro. Foto: Alfredo Ribelles
En la mañana del sábado, ya en la Sede de Ramón y Cajal, más comunicaciones, la clausura del Congreso y un itinerario didáctico por la ciudad de Alicante, con el agua como nexo, que terminó en los Pozos de Garrigós (Museo de Aguas de Alicante), bajo “la cara del Moro”, con un cielo ya plomizo en las primeras horas de una tarde alicantina de noviembre al compás de una leyenda.     






[1] Para Celsius, el punto correspondiente a la temperatura de 100 °C equivalía a la temperatura de congelación del agua a nivel del mar, mientras que la temperatura de 0 °C, coincidía con su punto de ebullición al mismo nivel medio marítimo. La escala, por tanto, indicaba un descenso de grados cuando el calor aumentaba, al contrario de como es conocida actualmente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario