Dicen que cuando uno ve las arenas del Sahara cambia la
forma de ver la vida. Para mí no fue tanto; era mozuelo y solo vi algo amarillo
parduzco más allá de Villa Cisneros.
Estos días de noviembre estamos a vueltas con la no muy
airosa salida que hicimos del Sahara español. No estoy por enjuiciar el momento
porque fue un momento muy especial para lejías, brillantinas, pistolos
y pisahormigas,
zapaburros,
matildas,
popeyes,
cazamoscas,
gorriones
y lagartos…
hasta para carristas de la Bakali legionaria y para los del “arma
divina”, la Artillería, porque -yo oía decir entonces- que sus pepinos
caían sólo “donde a Dios le daba la gana”
(de ahí su divinidad) por mucho que apuntaran. Por H o por B allí había -y muchos
más que hubo- de todos los cuerpos y armas en aquellos días saharianos de
finales de 1975. Es la historia de la salida del Sahara, del abandono de aquél
territorio. Ellos sí lo sufrieron.
En mis pocos días allí no supe del Polisario, porque hasta
junio del 70 no se hizo notar. Así es que mis recuerdos de aquellos días africanos
no tienen manchas de ningún tipo. Eso sí, recuerdo a las Tropas Nómadas y algún
debus[1]
colgado en la pared; incluso alguna foto de Tiradores de Ifni[2]
que había en aquél Casino. Y, por supuesto, a la Legión; lo que me sirvió mucho
-posteriormente- en mis días de Melilla cuando el tal Dudú lideró las protestas
contra la Ley de Extranjería; el mismo Dudú que militó en el PSOE y juró
fidelidad a Hassan II; que todo hay que recordarlo.
Lo de aquellos días de noviembre de 1975 que, por lo
bajinis, recordamos ahora en el 40ª Aniversario de la pútrida Marcha Verde (Al Massirat Fath) tienen su aquél. A las
pocas horas de que el Tribunal Internacional de La Haya[3]
sólo le reconociera a Marruecos ciertos vínculos de pleitesía de algunas tribus
del territorio con el monarca y, sobre todo, el derecho de autodeterminación
del pueblo Saharaui, Hassan II lanza
su mensaje (16 de noviembre) y los gobernadores de sus provincias comienzan a
recoger todo lo que hay por las calles -sí, como suena- y mandarlos para el
Sur, Corán y banderas en mano. El número de 350.000 surge porque ese había sido
el número de los nacidos el año anterior en Marruecos; y les faltaron unos cien
mil, que no pudieron conseguir más desarrapados dispuestos a la aventura. Ah, y
25.000 soldados que entraron a combatir al Polisario, al que la aviación alauita
lanzó napalm en cantidad; tanta, como de WP (fósforo blanco)… que está
prohibido por convenios internacionales lanzarlas sobre población civil; cosa
que a Marruecos se la bufaba y se la bufa.
Hassan aprovecho la situación que padecía España y se blindó
contra su pueblo; Marruecos vivía desde julio de 1971 (primer intento de golpe
de Estado y matanza de Sjirat) los llamado “años de plomo” y terror de Estado que enmarcan la
represión general que duró varios años tras la Operación Buraq (fallido ataque al avión real en 1972). Había que dar algo de
carnaza que calmara a buena parte de la población y nada mejor que embarcarlos
en una operación nacionalista como la “reconquista”
de los territorios del Sur y una venganza ejecutada el 31 de octubre sobre las
tribus del Este del territorio, algo de lo que Marruecos nunca ha dado cuenta.
La marcha, en lo que nos concierne, se puso en marcha el día
6 de noviembre cruzando la frontera… y el día 9 se paró ante los campos de
minas. El día 12 ya se daban la vuelta los últimos (tras 6 días de ocupación
simbólica del territorio español) levantando el campamento de Sabja Um Deboaa.
Tras ellos, elementos del Frente de Liberación
hacia la Unidad Marroquí siguieron molestando. Entre todos dieron un por culo que no era normal. Es que el
cariño que le tienen los yankees a
Marruecos es paranormal: estaban cabreados con nosotros por un contrato de
fosfatos de Bu-Craa y se aliaron aún más con los marroquíes; que el Tío Sam
tiene estas cosas. El increíble el idilio que les dura desde el XIX; y estamos
en el XXI y sigue. ¿Qué será lo que tiene el moro?
Total, que con la gente ya lejos de la línea de minas
(perfectamente indicada en hassanía[4]),
el 14 de noviembre de 1975 se firmaban los tristes Acuerdos de Madrid y seguimos abandonando el Sahara (Operación
Golondrina[5]).
Aquí funcionó el espíritu de disciplina:
pocos entendieron el tener que abandonar el territorio después de haber tenido
que luchar contra tantos, tantos años; pero la orden era salir. Y salieron. Habían
peleado contra guerrillas marroquíes y hasta con el Polisario, que siempre nos hizo como en Hata-Rambla (las mujeres y
los niños delante, y los hombres detrás provocando; 17.06.1970) y algún otro
ignominioso episodio como la emboscada en octubre de 1974 a la patrulla del
sargento Carazo; que no fue un pasado de mel
de romer con esta gente ñpolisaria a la que ahora hacemos ojitos por lo mal
que les trata Marruecos. Y la verdad es que el Polisario tuvo un antecedente
glorioso: el Movimiento de Vanguardia de Liberación del Sahara, pero después le
pudo más su tierra y la forma de ser de sus gentes, que en esa orilla del
Mediterráneo se escudan así.
Y tras los Acuerdos de Madrid, a salir. La tropa (12.000
efectivos, 2.120 vehículos y 25.000 toneladas de material) y unos 10.500 civiles
con sus cosas: 1.350 vehículos, maletas y bultos por un total de 4.000
toneladas. Y allí quedaron los edificios públicos (valorados entonces en 14.000
millones de pesetas [unos 84 millones €]) y militares (valorados en 3.000 millones
de pesetas [18 millones €]) que rápidamente ocuparon los marroquíes. No dejamos
nada físico: hasta nos trajimos a nuestros
muertos de tantos años que fueron desenterrados[6],
introducidos en ataúdes, y trasladados a cementerios de la Península y de
Canarias. Hasta las especies del zoo de El Aium, que iba a inaugurarse ese mes
de diciembre fueron trasladas a una finca de Almería.
En diciembre de 1975 aún estábamos presentes en El Aium y
Villa Cisneros, con marroquíes, pero presentes. Algunas unidades aún se tomaron
allí las 12 uvas: 1976 fue recibido con 12 morterazos de iluminante que
marcaron el final, con mosqueo marroquí. Hasta el día 12 de enero de 1976 no se
arrió la última bandera; y se serró el mástil para que los marroquíes no
pudieran izar la suya en él. Una compañía de la Policía Territorial y otra de
Infantería de Marina realizaron la ceremonia en Villa Cisneros minutos después
de que un aviocar T12 despegara con el general Gómez de Salazar y su Estado
Mayor. El último soldado en salir fue un lagarto
José Moreno, de Infantería de Marina. Subió a bordo del “Ciudad de la Laguna” y partió rumbo a las Islas Canarias.
Mientras tanto, la 7ª compañía de la 8ª Bandera del Tercio
Don Juan de Austria arrió la última bandera de El Aium, también serró el mástil
y lo embarcó en el “Plus Ultra”. Aún
se quedó allí Victoria Marco Llinares,
corresponsal de ABC para contar el final: el momento en que la población
vitoreaba a las tropas marroquíes del coronel Ahmed D’Limi; las mismas que a la mañana siguiente purgaron todo el
territorio buscando a gentes afines del Frente Polisario. Increíble: salieron a
aclamarles cual Guatemala para caer en la pesadilla de Guatepeor. Así les va.
D’Limi terminó muy malamente sus días. No sé si conspiró
después contra Hassan II siendo ya general, pero el 25 de enero de 1983 apareció
su cadáver, y los medios hablaron de la “horrible
muerte” del general. La noche anterior fue llamado a palacio… La maldición
de las arenas del Sahara.
Todo aquello lo cuenta muy bien mi buen amigo Pablo (Ignacio de) Dalmases en Huracán sobre el Sahara; él era
director de Radio Nacional de España allí… y el simún, otros lo llaman irifi,
sigue soplando 40 años después.
[1] Fusta
para sus monturas, dromedarios. Las mías (centurias) se desplazaban sobre dromedarios.
[2]
Unidad desmantelada desde la cesión de Ifni a Marruecos en 1969. La Guerra de
Ifni-Sahara, enfrentó al Ejército español con el denominado Ejército de
Liberación, integrado por marroquíes y saharauis de distintas tribus y
financiado por el gobierno de Rabat.
[3]
Opinión Consultiva del 16 de Octubre de 1975: Caso relativo al Sahara
Occidental (pág 137 a 139) http://www.icj-cij.org/homepage/sp/files/sum_1948-1991.pdf
[4]
Dialecto del árabe hablado en el Sahara Occidental.
[5] Se
inició el 28 de octubre con el abandono de los puestos de Mahbes, Echdeiría y
Hausa
[6] Los hombres del pelotón de castigo de la Legión fueron
los encargados.
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