Retomo. Y para comenzar la tercera y última entrega, un
periodista: Joaquín Luna.
En La Vanguardia Luna lo es -y lo ha sido- todo. Y con La
Vanguardia vino a Benidorm en 1984 cuando el USS Saratoga hacía una de sus visitas a Beni York -¡qué tiempos!, la de gorras de navíos USA que tengo por
aquí- y, tras su reportaje en el que “descubrió” Benidorm (cual Saulo de Tarso) el comentario de sus colegas: “¿Cómo
puede gustarte Benidorm?” Pues le sigue gustando.
Luna miró a la sala, tras el silencio que había inducido, y
sentenció: “muchas veces vivimos la vida como se supone; gustándonos frivolizar”.
Vale que sí, y al frivolizar la cuestión cambia y te cambia. Encontró Luna
entonces la “doble vida” de
Benidorm, aquella que no es -digo yo- doble vida sino la vida que vives cuando
te sumerges en ella, cuando te dejas abrazar por Benidorm. Él se mantuvo en su
tesis de la doble vida, pero explicó: “Benidorm ya no tiene doble vida; ahora tiene
vidas paralelas”. Y puede que sea verdad; lo comprendes cuando él te
explica su razonamiento: “la vida de capital de comarca y la vida de
capital de turistas”. Sí, Benidorm también es eso; puede que solo eso.
Irradia sobre la comarca y es la capital del turismo de sol y playa.
Entonces, Luna nos volvió a sorprender: “¿estoy
en el lado equivocado al pensar así?” La respuesta es inmediata: No.
Entonces pone la diana en el palabro de moda: turismofobia. Y explicando lo que ocurre en ciudades no
pensadas para el turismo se explaya: “Cuando las ciudades entran en el discurso
contra el turismo se meten en un snobismo absurdo. La cuestión es saber la
identidad de cada una de ellas… y Benidorm, desde el principio sabe la suya;
sabe lo que es”.
Sonó a música celestial para nuestros oídos cuando nos dijo
que Benidorm -que es una apuesta
lógica por el Turismo- “es una república independiente en esto del
Turismo”, las consecuencias de “haber sido fiel a su personalidad”. Pero es que Benidorm,
desde el principio -1956-, es una apuesta por una ciudad de turismo.
Más contundente estuvo cuando definió Benidorm “como
el sueño de las clases medias”. Un sueño que va ya superando los 60
años y que sigue funcionando porque Benidorm
“ve
con los ojos de la realidad, es auténtica y sigue teniendo una gran
personalidad”. Esto lleva a Benidorm, explicó Luna, a ser diferente y
única: “no hay ninguna como Benidorm”. Y mira que lo han intentado.
Me gustó la reflexión final: “Benidorm es una ciudad de buen
rollo; Benidorm es una ciudad donde no hay chismes… no hay tiempo para
ello entre el ocio y el negocio”.
A Luna le tomó el relevo el director del Diario Información,
Toni Cabot. Toni, desde su otero en
Aigües observa los besos que de continuo le da el mar a Benidorm y sintetiza: “Benidorm
invita al confort”. Y desde su conocimiento personal y profesional
explica que “Benidorm es una empresa donde todo el mundo tiene clara su misión:
hacer feliz a quien viene a Benidorm”.
Cabot expuso su convicción, cimentada año tras año, de que “Benidorm
es un espacio único que sabe lo que quiere”.
Fue breve, pero no por ello menos contundente y terminó
recordando una frase de Pere Joan Devesa
, el arquitecto y hotelero local, que yo también le he escuchado… pero a mí los
árboles no me dejaron ver el bosque y Cabot lo vió: “A mediados del XXI, cuando
estudien a Benidorm como ejemplo, nos cabrá el orgullo de haber formado parte
del proceso de creación de un producto único en el mundo”.
Deberíamos tener a mano un amanuense para ir anotando las
frases de Pere Joan: una propuesta que lanzo atemperada en la canícula que ya
tenemos encima.
Y el colofón de la jornada llegó con Xavier Mariscal. No me dio tiempo a anotar más que “Benidorm
tiene mi edad”… luego fluyó la esencia del genio y los dibujos dieron
vida al auditorio con una historia en viñetas del éxito de Benidorm, del Gran
Benidorm.
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