El jueves fue un día de nivel. La Cátedra Pedro Zaragoza
Orts organizó una Jornada Técnica en Benidorm para analizar el mercado
británico bajo la pregunta de si ¿Es el Brexit una amenaza para el turismo de
Benidorm y de la Costa Blanca?
Y para conocer la respuesta nos dimos cita más de 200 en el
Salón de Actos del Ayuntamiento… lo que equivale a lo que ocurrió en el Wanda
Metropolitano el domingo 17 de marzo: ¡llenazo!
Toni Mayor,
presidente de HOSBEC, abrió turno de saludo señalando la fidelidad de los británicos a Benidorm como antídoto ante el Brexit.
El Secretario autonómico Francesc
Colomer lo hizo con aquello de “llenar camas es un tema de Estado” porque
“llenando
camas salvamos el Estado” e insistió en esa fidelidad británica a Benidorm. Concluyó, esperanzado, con que “es
muy difícil algún otro caso como el de Benidorm”. Toni Pérez, alcalde de Benidorm, antes de dar paso a los ponentes,
señaló “el momento de incertidumbre” por el que pasamos, insistió en la fidelidad y animó a “reposicionarnos
y trabajar por ser un mejor destino” porque “las amenazas son muchas”.
Tras esto comenzaron las exposiciones: el abogado Álvaro Ramírez de Haro, del despacho
Pérez-Llorca, y los más conocedores del tema turístico del Brexit como el director
de la OET Londres, el director del aeropuerto, el experto analítico de Mabrian
y la consultora de GFK que ocuparán buena parte de esta reseña en sucesivos
Post.
El letrado sacó a pasear la cronología del proceso y terminó
con un “no se sabe qué va a pasar: la opción del no-acuerdo toma cuerpo y una
prórroga indefinida también es viable. Quienes piden un segundo referéndum
tienen posibilidades; las mismas que hay para que declaren una salida
unilateral”. Vamos, que hay que dejar esto en manos del pulpo Paul. ¡Cielos,
no!; que ya murió.
Y ya todos estábamos pendientes del resto de los ponentes.
No es que el letrado no fuera importante, pero el saber qué nos iba a decir el
consejero de Turismo director de la OET de Londres, Javier Piñanes, era, a todas
luces, mucho más interesante.
Venía armado Piñares con una presentación que tardaremos
varios días en digerir; pero él señaló los principales datos: 18’5 millones de británicos nos visitaron
en 2018. Sí, un 1’6% menos que en 2017, que fueron 18’8 millones. Pero es
que con el traspiés de Monarch y la recuperación de las riberas Este y Sur del
Mediterráneo es para considerar que hemos estado soberbios. “En
2018, uno de cada cuatro turistas ha sido británico; España es el principal
destino”. El 22% de los que salen de las islas británicas por turismo
vienen a España. ¿Llamamos a esto fidelidad?;
¿por qué no?
Y encima nos ha ido bien porque -pese a esos 300.000 turistas
menos- el gasto total ha pasado de
17.500 millones a 17.900 millones; y el gasto medio de 930 a 973 €/persona;
y el gasto diario de 120 a 127 €/día… y la estancia se ha mantenido.
Y en enero de 2019 las cosas han ido bien: un 1% más de
turistas británicos, un 7% más en el gasto por turista y ha aumentado la
estancia hasta los 9 días.
En cuanto a la Comunidad Valenciana, en 2018 recibimos 2’9 millones de británicos (+0’73%) que gastaron
2.559 millones € (+3’9%), aunque el
gasto medio (881 €) fue menor que la media de España (973 €), pero el gasto diario mayor (146 €/día frente a 127 €/día). Este 2019
ha comenzado flojito en todos los niveles. “La Comunidad Valenciana -explicó-
es
la cuarta región que más turistas británicos recibe (15,7% del total
hacia España), por detrás de Canarias (27,4%), Baleares (20%) y
Andalucía (16,9%) y por delante de Cataluña (11,3%), con
un crecimiento con respecto al año anterior (0,7%) sólo superado por Andalucía”.
Los turistas británicos representaron el 31,5%
del total de extranjeros en la Comunidad Valenciana (2018). Y Piñares dijo que
nuestro punto flaco es que “somos la 2ª con una mayor dependencia del
turista británico (sólo superada por Canarias)”.
Piñares, con todos estos datos -y los que maneja-, nos contó
que “España es el destino extranjero por
excelencia para los británicos”. Fidelidad.
Francia ocupa la segunda posición e Italia la tercera, mientras que Irlanda y
EE.UU. se disputan la cuarta. Alemania es sexta, Portugal séptima y Grecia
décima; que “España se sitúa además como principal destino turístico en el ‘Top of
Mind’, como principal país con intención de visita y como principal destino
recomendado para viajar (seguido siempre por Francia, EE.UU., Italia y
Grecia)”; que “El perfil del turista en España se asemeja, de entre los receptores más
importantes, al de Portugal, Grecia y Turquía”; que -y esto es
interesante- “Turquía, Egipto y Túnez sufrieron caídas importantes en los últimos
años debido a la sensación de inseguridad por la inestabilidad política y el
terrorismo” y que por ello “muchas rutas y paquetes se desviaron hacia
España y otros destinos mediterráneos”… y ahora viene lo duro: pero que
“en
la actualidad se observa una recuperación de los mismos que provoca el retorno
de los turistas británicos a estos países”.
Que hay que tener en cuenta que “España es un destino asociado con
el ‘sol y playa’ y que por ello casi la mitad de los británicos que viajaron a
un lugar de costa, lo hicieron a España”; que “el buen clima, la cultura y la
gastronomía son los aspectos mejor valorados de España por los británicos”.
Además, resulta que, “España es el líder
indiscutible en la venta de paquetes vacacionales. La cuota de mercado es del
41% en la temporada Invierno 2018/19 y del 36,5% en Verano 2019”. Lo que
nos tranquiliza un poco, pero…
También juega a nuestro favor que “la capacidad aérea entre España y
Reino Unido es la más elevada entre dos países en el mundo (conexiones
regulares entre 28 aeropuertos británicos y 29 españoles)”. Como ya hemos
señalado lo de Monarch y la traca emergente, ahora contamos que “en
2017 se pusieron a la venta 25.248.664 plazas desde el Reino Unido y en el 2018
se pusieron casi un 5% menos (que son 1’25 millones) para llegar
a los 24 millones de plazas”. Una de cal y otra de arena.
Javier Piñares fue el único de los ponentes que sacó a pasear
la importancia de la libra (£) en
este proceso y vino a resumir que: “con acuerdo, todo sigue igual y se facilitarán
los accesos al territorio UE; sin acuerdo la preocupación se traslada a los
viajeros, pero hay que decirles que hay voluntad de acuerdos concretos y un paquete
de soluciones a arbitrar”. Es el caso de los visados: “no se
exigirán para estancias de menos de 90 días”.
El mayor problema puede estar “en el control de pasaportes”
de los aeropuertos, dijo de soslayo mirando al director del aeropuerto a
sabiendas de que este tema estaba muy trabajado, como en otro Post verenos.
Porque en lo demás, ya se han tomado medidas: “tenemos un año de margen para
solucionar detalles de las conexiones aéreas; hay acuerdos de reciprocidad para
la tarjeta sanitaria y nueve meses de plazo para adecuar el permiso de conducir”.
Ahora bien, toda buena rosa tiene espinas y, por un lado, “no vale el pasaporte para
mascotas; se exigirán los certificados” y, por el otro, “está
el tema de rooming en los teléfonos míviles; habrá afección, pero las compañías
pondrán de su parte para que haya continuidad”.
El sensacionalismo de algunos medios británicos puede ser un
escollo sólo comparable a navegar de noche por las Islas Sorlingas sin la luz
de Bishop Rock. Los recaditos del Sunday Times han hecho mucho daño y han
obligado salir a responder hasta al mismísimo ministro de transportes.
Así las cosas, explicó Piñares, el Verano de 2019 está,
ahora mismo, “afectado de incertidumbre”.
En nuestro caso, España, “un 7% menos; pero esta situación afecta
también a todos nuestros competidores. Bajan aún más Italia y Portugal; Grecia
se mantiene y suben Turquía, Egipto y Túnez”. Pero aún es pronto y
tenemos a nuestro favor la fidelidad.
Y luego está el tema de “la capacidad: las compañías andan
en positivo aumentando el número de asientos”. Aunque, aquí llegados,
volvió Piñares a dejarnos fríos: “atención a los grandes TTOO y a las líneas
aéreas como Norwegian y Thomas Cook”. No ganamos para sustos.
Tras estos manguerazos de agua fría, elogió Piñares el
proceder de Visit Benidorm y su “gestión en RRSS y e-Marketing. Benidorm está
trabajando y bien en tecnología y multiproducto” y si a eso añadimos la
fidelidad que se manejó tanto al principio de la sesión… no debemos esperar
nada malo.
En fin, que con esto de la incertidumbre del Brexit estamos
aquí, en Benidorm, como en los siglos XVII y XVIII: pendientes del turco y de
los ingleses… y sin nuestro jebeques guardacostas. Eso sí, sonado por todos
lados el ‘Alta Fidelidad’ de Mochi cuando presentaba Escala en Hi-Fi.
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