Hubo un tiempo -siglos XVII y XVIII- en que las potencias
europeas -entonces lo éramos- se chinchaban unas a otras con expediciones
científicas que buscaban tomar posesión de toda tierra emergida en el vasto
océano Pacífico. De momento, lo que molaba era cartografiar y documentar la
isla para restregárselo por el morro al vecino; y si se atrevían (no siempre
los aborígenes olvidaban flechas y lanzas a la hora de recibirlos), ponían pie
a tierra y comenzaban a ver las posibilidades comerciales.
En estas que el capitán de Fragata Domingo de Bonechea y Andonaegi,
de Getaria como Elcano, llegó en la fragata Santa María Magdalena, alias
El Águila, a Tahití un 8 de noviembre de 1772, anclando delante del poblado
de Tautira, localidad que, como de costumbre, rebautizó (esta vez con el nombre
de Santísima Cruz, por encontrar allí una gran cruz de madera. ¡Ojo al dato!,
que decía Butanito). Además, bautizó también la isla con el nombre del Virrey
Amat -Isla de Manuel Amat-... como el británico Samuel Wallis había hecho antes
(1767) llamándola Isla del Rey Jorge (por Jorge III) o el francés Boungaiville
(1768) la había llamado Nueva Citera (por recordarle a la isla mediterránea de
Citera, donde nació Venus). A Gauguin, lo cautivo la islita.
Y a lo que voy. ¿Fuimos los españoles los terceros en llegar?
Parece que no.
Pedro Fernández de Quirós, en 1606, en busca de la Terra Australis
Ignota llegó a Vanuatu y la bautizó como Austrialia del Espíritu Santo -sí,
Austrialia, un invento de los palabros Austral y Austria (por la casa
reinante en España)- y hasta fundó un asentamiento, Nueva Jerusalén. Y de ahí pasó
por Tahití, con lo que fue el primero. ¿O no?
Parece que antes que Fernández de Quirós lo hizo la
tripulación de la carabela San Lesmes, a la que se le adjudica la
construcción de la gran cruz de madera que el capitán Bonechea descubriera en
1772. (el dato de antes)
La San Lesmes desplazaba 80 Tm. Estaba al mando
Francisco de Hoces y formaba parte de la infortunada expedición de García Jofre
de Loaísa (1525) a las Islas Molucas. Entrando la San Lesmes “al paso” de
Magallanes para cruzar del Atlántico al Pacífico (14.01.1526), una tempestad la
arrastró hasta los 55º de latitud Sur, sobrepasando el cabo de Hornos (el
acabamiento de la Tierra) y situándose en que lo muchos siguen llamando el
Mar de Hoces (en honor a don Francisco) y otros más llaman el paso de Drake (de
Francis Drake), entre el cabo de Hornos y las Islas Shetland del Sur.
De Hoces recompuso el rumbo de la San Lesmes en cuanto
amainó el temporal, desandó el camino y
se unió a la expedición de Loaísa; cruzaron por “el paso” de Magallanes y se
enfrentaron al Pacífico. Al sexto día de navegación se desperdigó lo que quedaba
de escuadra en medio de tempestades: el patache Santiago terminó en las
costas de México; la Santa María del Parral arrumbó a las islas Célebes
(con una historia fascinante de supervivencia); la Santa María de Victoria,
nao capitana (en la que morirían Loaísa y Elcano), fue la única en culminar la
misión (con Urdaneta al mando); y la San Lesmes, sencillamente, desapareció
y de ella nunca más se supo… hasta casi dos siglos y medio después cuando
Bonechea llegó a Tahití.
El marino historiador Martín
Fernández de Navarrete -del que Alexander von Humboldt dijo que era autor “de
uno de los monumentos históricos más grandes de todos los tiempos”,
refiriéndose a su compilación de acciones de la marina castellana en los siglos
XV y XVI- sacó la conclusión de que, por las referencias a la derrota reportada
en su último avistamiento y las corrientes marina, y con los últimos datos del
patache Santiago (que informa que De Hoces había sido relevado, por
enfermedad, por su segundo Diego Alonso de Solís), se puede casi asegurar que
fueron a parar a Tahití.
Y de Tahití, a Australia y Nueva Zelanda. Ahí es nada. Se
trata de teorías, pero todas tienen ‘su aquel’.
Aquí entran en liza los portugueses Cristovao de Mendonça y
Gomes de Sequeira y la teoría del descubrimiento portugués de Australia (para
Mendonça, Java la grande) en la segunda década del XVI. Los mapamundis de
Dieppe (Biblioteca Británica) contienen nombres gallegos y portugueses en la
costa nordeste de Australia… Y entonces se cuenta que la San Lesmes
derrotó hasta Nueva Zelanda, Tasmania y Australia hasta que se toparon con Sequeira
que hundió la nave y los pasó a cuchillo antes de que informaran de sus
descubrimientos. ¿los pasó a cuchillo o lograron escapar del portugués?
Tal vez la San Lesmes sufrió algún percance en la
Polinesia francesa. En el atolón de Amanu, en 1919, se encontraron cuatro
cañones que se aseguró eran españoles del siglo XVI. Hasta hubo quien los
identificó (¿?) como pertenecientes a la San Lesmes; se perdieron y no
se pudo corroborar. En 1969 aparecieron otros dos y el investigador australiano
Robert Langdon -que no es el profesor de iconología y simbología religiosa en
la Universidad de Harvard del Código Da Vinci & Co.- cree que, en efecto,
eran de la carabela desaparecida.
Para él, la San Lesmes encalló en los arrecifes del
atolón y aligerando peso de a bordo, tiraron los cañones por la borda; por lo
que ya no pudo repeler después el ataque final de los barcos de Sequeira en las
costas noreste de Australia.
De Amanu, la San Lesmes -parece que- consiguió seguir
navegando por aquellos mares hasta Nueva Zelanda-Tasmania-Australia dejando
tripulantes por aquí y por allá que dejaron su iconografía y huella genética
como hicimos en Irlanda a pesar del desastre de la Invencible y que vemos
reflejada en los ojos negros de la chica de Galway y todos los Black Irish[1]y[2].
El Langdon australiano (Universidad Nacional de Australia, en
Camberra) afirma en dos libros -The lost travel (1975) y The Lost
Travel re-explored (1988)- que los náufragos de la San Lesmes y sus
descendientes ocuparon una posición preeminente en las islas donde se
establecieron, y que su influencia genética[3]y[4]
y cultural explicaría porque los primeros exploradores europeos se encontraron
con indígenas de piel y ojos claros, pelirrojos o rubios, que explicaban la
creación del mundo según el Génesis y referían confusamente el concepto de la
Santísima Trinidad, le leo a Juan A. Oliveira en vadebarcos.net
Algunos expedicionarios de otras empresas navales de aquella
España de los siglos XV, XVI y XVII regresaron a España hasta 22 años después
de partir, tras mil peripecias…
Por cierto, Mara Mulrooney, investigadora independiente en Arqueología,
supervisora senior del proyecto Pacific Legacy de la Universidad de Hawaii en
Manoa, colaboradora de la Universidad de Auckland, no comparte en nada las
teorías del australiano, en particular lo del horreo/pataka, pero…
[1] ASTROLABIO:
DE LOS BLACK IRISH Y DE LA CHICA DE GALWAY (I) [Y DE LA PATATA] (juanjfdiaz.blogspot.com)
(8 SEP 2014)
[2] ASTROLABIO:
DE LOS BLACK IRISH Y DE LA CHICA DE GALWAY (y II) [Y DE LA PATATA]
(juanjfdiaz.blogspot.com)
(9 SEP 2014)
[4] Estudios
de histocompatibilidad de Wilfried Schuhmacher (Dausset, Colombani 1973) otorgan
compatibilidad europea (vasca en concreto) a numerosos grupos de isleños
polinesios
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