Es de ayer, pero lo he leído hoy. Bjorn Lomborg ha vuelto al Wall Street Journal (Europe) a denunciar el alarmismo climático.
Genial.
Empieza fuerte: “el último estudio del IPCC se encontró quecon se esperaban un aumento de 0’8ºF en los últimos 15 años, y la realidadestaba en los 0’09ºF”.
No es por nada, pero se “han columpiado” en ¡un 90%!
Y ante tamaña metedura de pata no veo a nadie rasgarse las
vestiduras y pedir perdón por haberle metido el miedo en el cuerpo a la gente.
Se lamenta el que fuera ecologista escéptico que se obvien
hechos como este y se volteen campanas antes otros cuya relevancia no está en
consonancia con los resultados que se pretenden. Sí, dice Lomborg, “el
hielo marino del Ártico se está derritiendo más rápido que los modelos
esperados. Pero los modelos también predijeron que el hielo antártico
disminuiría; sin embargo, va en aumento”. Y encima, va el nivel del mar… y no aumenta como habían pronosticado los
modelos empleados. Dos estudios independientes avalan este no-crecimiento en
los parámetros agobiantes que nos habían vendido: chinos y estadounidenses.
Incluso otros estudios han tirado por tierra las previsiones sobre sequías con
otro estudio (Universidad de California, Irvine).
En fin, que a los calentólogos no se salen las cuentas.
Y no es que me alegre por ello (que debería, ojo), sino que lamento ese empreño
que mantienen en meter el miedo en el cuerpo y nos alejan de actuaciones que sí
son necesarias.
Incluso han fracasado hasta con la virulencia de los
huracanes. Las últimas evidencias no apuntan a que hayan aumentado ni en número
ni en fuerza, aunque lo que sí han aumentado son sus víctimas y destrozos a su
paso por las zonas en que se vienen desarrollando desde siempre. Ahora, en
proporción: los huracanes han disminuido muy ligeramente.
Antes de que acabara el año, lamenta Lomborg, en la COP
peruana, se dijo a los abnegados asistentes “que sus países debían reducir sus
emisiones de carbono para evitar futuros daños de las tormentas como el tifón
Hagupit, que azotó Filipinas durante la conferencia”… cuando la
evidencia es que el número de tifones que tocan tierra en Filipinas ha
disminuido desde 1950 (en base a otro estudio). ¿Pero de qué van?; asustar por
asustar, con la connivencia de la mayoría de los Mass Media.
“Se nos dice que las cosas están peor que nunca, pero los hechos no
apoyan esto”
La verdadera cuestión
es ayudar a los países más pobres; entonces, dejémonos de chorradas climáticas. El número de “muertes
en el mundo por los desastres naturales (Base de Datos de la
Universidad de Oxford afectados por sequías, inundaciones, temperaturas
extremas y tormentas) en la primera mitad del siglo
XX fue 13 muertes por cada 100.000 personas y en 2010 fue de 0’38 muertes por
cada 100.000 personas”. Esto sólo se explica con una frase de la
contundencia del mármol: “el desarrollo económico ayuda a las naciones
a soportar catástrofes”. Pues consigamos esos desarrollos.
Lomborg lo resume con brillante claridad: “el
cambio climático no es peor de lo que pensábamos”; ni por asomo. La
situación que vivimos “no es un problema” y sí que constituye
un auténtico problema “esa narración de que el clima mundial está
cambiando de mal en peor”.
Eso es, dice Lomborg, “alarmismo
inútil”. Y ese alarmismo inútil, concluye, “nos impide centrarnos en
soluciones inteligentes” a los problemas de desarrollo existentes.
“Llevan 20 años bombardeándonos con titulares dramáticos e imágenes
apocalípticas; dicen que buscaban concienciar”. Pero el caso es que “las
emisiones de carbono siguen aumentando” y contra eso poco a nada se
hace. Es que el desarrollo de China e India aún necesita quemar un poco más de
carbono. Y el desarrollo africano también; y aún no se ha producido.
Luego está lo de vendernos mucho la burra de la energía limpia,
porque cuenta la Agencia Internacional
de la Energía que sólo el 15 % de la energía será renovable en 2035, y de
ese 15%, el 11% será de biomasa, con lo que dejamos a eólica y fotovoltaica
& Co. con un raquítico 4%.
Dicen que aún nos quedan dos décadas de investigación hasta
obtener buenos rendimientos en esos dos campos (eólica y fotovoltaica; que la
geotérmica ni se menta). Sí, la energía verde triunfará, pero poco a poco.
El clima tiene una
variación natural y lo que sí se
hace necesario es adaptarnos a un desarrollo lo más sostenible posible con el
planeta. “Hay que hacer crecer también a las naciones más pobres del planeta”,
recomienda Lomborg, y, principalmente, dejar de asustar con el clima.
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