Ayer Lomborg, y hoy Toharia.
Le he leído a Manuel Toharia que lo
de “Predecirun cambio climático dentro de 50 años es como vaciar el mar con una cucharilla:imposible”. ¡Imposible! ¿No me digan que el titular este no despierta,
al menos, curiosidad?
Recuerdo a Toharia, aquél “hombre del Tiempo de finales de los 70”, cuando hace unos años
planteaba en una reunión científica en la Ciudad de las Ciencias de Valencia, lo del paso de Aníbal por los
Alpes. Fue posible porque vivíamos en el Óptimo
climático romano. Esto lo contó muy bien la antropo-arqueóloga Carole L. Crumley cuando reconstruyó la
Historia Climática de Europa en la antigüedad
y hasta un tiempo más o menos reciente. Me quedo con esta síntesis: hasta el
500 a.C., fríos severos; luegos, dos siglos de transición y entre el 300 a.C. y
el 300 d.C. se localiza este famoso Óptimo climático romano con una etapa de
benigno clima Mediterráneo por toda
la Europa continental. Luego hay otro periodo de transición hasta que entre el
500 y el 900 llegan otra vez los fríos intensos hasta el norte de África, con
especial incidencia hacia el año 829 en que hay innumerables registros de frío
glaciar hasta en Egipto. La Pax Romana
fue consecuencia de la bonanza climática; con el frío llegaron los que acabaron
con el Imperio Romano que, también, vio como se perdían sus cosechas.
A partir del 950 y hasta el 1250 asistiremos a otra etapa
cálida, el Óptimo térmico medieval (con final seco; árido), pero esa es otra
historia.
A lo que voy: Toharia defiende con rotundidad que “no es
verdad que el cambio climático provoque más catástrofes. Los datos señalan que
durante el último medio siglo las catástrofes no han aumentado”. Pero
eso no vende.
Y Toharia le entra a todo. Cuando le mentan el “efecto invernadero y sus consecuencias”
recuerda que “el efecto invernadero es el responsable de que la Tierra resulte
habitable. Sin él, estaríamos a 18º bajo cero”. No le duelen prendas en
decir que “nos iría mejor con menos emisiones” y, obviamente -porque como
científico conocer la situación- no culpa de los males al CO2 y sí a su
indisoluble (en emisiones) compañero del vapor
de agua que es el verdadero causante de todo.
Pero tiene Toharia una cosa clara: “los datos no confirman que ese
efecto esté provocando ya modificaciones a nivel de clima y, mucho menos, que
sea el responsable de catástrofes naturales”. Es que, recuerda con
vehemencia, “Cambios climáticos ha habido desde siempre”. Y aquí es donde
mezclamos la escala de tiempo actual con la escala de tiempo real que trabaja
en tramos de cientos y miles de años.
Señala Toharia el verdadero problema: los datos. Y yo no me canso de repetirlo, pero lo suyo es autoridad
científica: “los datos de los que disponemos son pocos y malos”. Apenas si
tenemos un siglo de mediciones en algunos parámetros y sólo unas décadas en
otros. Pero aún así, “los datos apuntan a subidas de temperatura
hasta los años 40 (del siglo XX) y bajadas hasta el principio del siglo XXI,
con clímax frío en 1977-78”. “El invierno con más nevadas desde que hay
registros fue el de 1977-78… y le siguen en el ránking los inviernos 2009-10,
2010-11 y 2012-13”.
En fin, aquí entra la célebre frase: “Me lo expliquen”.
Aún así, Toharia “acepta que la alarma científica, social y
política es importante” pero señala a “la imperfección de los modelos
climáticos” como causa de ella. Los
modelos sólo ofrecen una suma de probabilidades y parece que olvidamos los
llamados márgenes de incertidumbre que tanto pesan en el análisis de
resultados. Para él (y para muchos) “las soluciones matemáticas -que ofrecen
los modelos- son caóticas”, Y se explica, como físico que es: “No
tenemos unas buenas matemáticas para trabajar a largo plazo con volúmenes tan
grandes como la atmósfera y los océanos”.
Como Lomborg, en el Post de ayer, Toharia apunta a la necesidad de ser más eficientes con el planeta:
“Somos
una civilización basada en el desperdicio y eso no es sostenible”. Y el
dato que ofrece es demoledor: “El 20% de los humanos gasta el 85% de los
recursos naturales del planeta”. Y eso sí que debemos hacérnoslo mirar.
¿Bueno, eh? La Civilización
del Desperdicio, un tema recurrente en Toharia desde los últimos años del
siglo pasado. Yo le recuerdo una charla, del noventa y muchos, sobre esto
cuando era director del Museo de la Ciencia de Alcobendas. La Civilización del
Desperdicio… Aunque deberíamos decir la Civilización Occidental del
Desperdicio. No todos generamos lo mismo. En un país desarrollado generamos de
2 a 3 kg de basura al día por habitante. En Kenia la media está en 30 gramos…
no hay registros fiables en otros. Y además, no es el mismo tipo de basura. La
peor se la depositamos en sus puertas y que ellos se la ventilen
Vamos a dejar aparcada la bicha del colapso climático y
vamos a ser más respetuosos con el planeta que nos acoge.
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