Esta mañana al poco de las 8’05 h., con mucho sol, la playa desierta y el Paseo Marítimo que parecía la Maratón de NY, íbamos Putoperro (el semoviente de la Unidad Familiar) y yo casi a contracorriente asistiendo a un espectáculo único en la bahía de Benidorm, orientada al Sur: la formación de las nubes. Espectacular.
Mientras tanto la gente iba trotando a su marcha, aurículares en las orejas, ajenos al espectáculo. He observado una pareja de guiris mirando hacia el Rincón de Loix, casi cegados por el sol (que siempre sale por Levante), y he pensado que ellos también se ensimismaban con ello; pero no, estaban de resacón del 9 y lo que hacían era mirar al Sol. Allí se han quedado; ¿se me habrán quemado ya?
Gente hay en este puente de Semana Santa, porque aparcar es muy complicado y “mi mesa” en la Casa Alemana está toda la semana ocupada (los de Madrid están por aquí desde el lunes). Además, hay “mucho personal” por las calles y los restos de la noche eran evidentes en el paseo mañanero.
Al llegar a casa me desayuno con un mensaje de HOSBEC, la patronal hotelera de Benidorm y la Costa Blanca: “Benidorm y la Costa Blanca protagonistas del folleto de verano para España del turoperador ruso VREMIA”. “Amplia cobertura de la oferta alojativa y de ocio de la Costa Blanca para este operador que multiplicará su volumen de ventas para el próximo verano”.
Bueno, pues el ruso es un mercado muy a tener en cuenta. Es el segundo de los BRIC (Brasil, Rusia, India, China) y -además, por cosas del petróleo- va a ser capaz de darle la vuelta a la tortilla económica para 2020 en el ranking mundial. Conviene que nos tengan delante a la hora de buscar sus vacaciones. Vea las fotos del folleto, si tiene ganas de verlas enruso, aquí.
Los rusos descubrieron Benidorm a mediados de los 80; pagaban en dólares constantes y sonantes… y algún notario se persignaba ante los maletines que veía desfilar por su Notaría entre pasaportes con fotos de testas bajo inmensas gorras militares de personas a las que el traje de civil les sentaba “rarillo”. Con el tempo la cosa ha ido cambiando. Alguna bailarina rusa del Benidorm Palace hizo su agosto en el invierno de 1986 como intérprete y, al poco, brillante empresaria inmobiliaria, además de escultural y simpática mujer.
Luego llegarían las hijas de Putin… y hay sintonía. Estupendo.
Ya todos preparados porque este verano tenemos que estar ojo avizor: ¡¡que vienen los rusos!!
Y claro, me he acordado de le peli del 66, en plena Guerra Fría, donde el submarino ruso “Calamar” (Спрут; que vaya nombrajo) llega por accidente a la isla de Monomoy, condado de Barnstable, en el mítico Cape Code estadounidense, en Massachusetts y al principio se hacen pasar por noruegos, pero se descubre el pastel y en plena Guerra Fría los lugareños se van a defender de la “invasión” hasta que un niño en peligro les une. Finalmente el “Calamar” se hace a la mar escoltado por todos los barcos isleños, lo que evita que un F-101 Voodoo lo ataque.
Esa imagen final del Voodoo haciendo una pasado a la “flota” tenía su moraleja.
El McDonnell F-101 Voodoo fue un interceptador supersónico diseñado además para penetrar en territorio enemigo, hacerles vudú y causar estragos; pero fue un fiasco, el F84E le ganó la partida en todo. Terminó como aparato de reconocimiento, después de una inversión multimillonaria en diseño, armamento y electrónica. Un fiasco.
Ojalá que no nos pase lo mismo; que este verano, dicen, The Russians Are Coming!
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