En diciembre pasado le oí al presidente de HOSBEC, Antonio Mayor, el mejor discurso que ha hecho hasta la fecha. La
síntesis del momento se plasmó negro sobre blanco con detalles de narración: “la
bonanza turística nos ha cogido con los pantalones de la rentabilidad bajados”.
¿No me digan que no hay metafísica, poesía y enjundia en el texto? Esto lo dice
un gurú de la macroeconomía, al que le haya sonreído el destino con un Nobel y
que viva de decir cosas en conferencia entre clase y clase en alguna
universidad norteamericana y da para una saga de sesudos análisis; pero lo dice
uno de Benidorm y… suena a chistecillo, cuando rezuma realidad.
Cierto es que para hacer memoria del año 2015 bastaba con
señalar, como hizo, que “nos hemos encontrado sin pretenderlo como
única oferta”, y un “nos ha ido bien la cosa”. Pero como podía
ser interpretado, una vez más, como conformista y poco reivindicativo, luego se
despachó desgranando peticiones para este 2016: yo me quedo con la de “más
aviones operando con el Reino Unido para 2016”, con la de “reivindicar
el AVE a las Marinas” (que por pedir que no quede) y con la preguntita de
marras: “¿para cuándo el tercer carril del by pass de Alicante?; naturalmente
antes de que se colapse, porque es nuestra comunicación con el aeropuerto”.
Hubo más, muchas más, reivindicaciones. Y para todos los gustos: estuvo bien
con tirios y troyanos. Por ello, cuando llegó el turno del alcalde Toni Pérez este no tuvo más narices que
decir aquello de “suscribo las reivindicaciones de HOSBEC; todas son legítimas”.
La apostilla legitimista era el marchamo de político.
Aquél día, Toni Pérez
fue a más y ya nos planteó uno de los retos más llamativos para 2016: “el de
posicionarnos en la inteligencia turística”… porque el otro que soltó,
el que dice “que Benidorm reciba lo que se merece”, aún sabiendo que se
trata de parné… suena a ajuste de cuentas. Y en cualquier momento, con la que
está cayendo, se puede producir.
Y ahora, al meollo de la cuestión; a lo que aquí nos trae en
este Post. Toni Pérez dijo más, pero ya ha sido protagonista de otros Posts.
Ahora, el verdadero protagonista.
Es que aquella tarde también estuvo en el CDT “Domingo Devesa” de Benidorm -“el
CDT es la casa del Turismo”, que así lo llamó, Francesc Colomer, Presidente de la Agència Valenciana de
Turisme/Secretario Autonómico. Y él si fue el protagonista porque era su
primera vez en un sarao de ese tipo. Y comenzó amable: lo primero que hizo es
soltar algo en lo que todos coincidimos: “el Turismo es cuestión de Estado”. Pero,
¡ojo!: ¿de qué tipo de Estado estamos hablando?; porque a las primera de cambio
me salen por peteneras.
Mientras algunos, sin rueca (para no pincharnos),
intentábamos hilar fino con las hebras que iba lanzando, anunció el señor
Colomer en su búsqueda de la complacencia del auditorio, uno de esos mensajes
tan en boga cuando hay mudanzas ideológica y política en las altas esferas del
poder: nos dijo que en este “nuevo tiempo” que comenzaba a imperar había que “rescatar
lo mejor del pasado para preparar lo mejor para el futuro”. Claro,
entonces uno empieza a cogérsela con papel de fumar. ¿Qué considera él que fue “lo
mejor del pasado”?
Y entonces se le escapó -¡digo yo!- un “venir a Benidorm es venir a
aprender”… Y digo que se les escapó porque parece que no aprendió nada
y a los pocos días ya se la había olvidado a lo que había venido: a aprender. Que
si tasa (que ya ha dicho la responsable de Hacienda, Clara Ferrando, que “si el
sector no está de acuerdo, no aplicaremos la tasa turística”; pues ya
saben) y que si la marquita de
marras, por no ahondar en la herida.
“Turismo es imaginación y creatividad”, que también dijo Colomer…
para a las pocas de cambio meter la pata por falta de imaginación y ausencia de
creatividad. No sé; todo esto me da que pensar. No saqué a relucir en diciembre
todas estas cosas porque no me las creía y como el tiempo me ha dado la razón,
las saco ahora que Fitur ha terminado y ¡cómo ha terminado!
El caso es que el “prudència, compromís i futur” con el
que terminó me dejó sumido en un mar de dudas envueltas en brumas… muchas
brumas. Tantas, que creí estar en Brumario, el mes del calendario
republicano francés de finales del XVIII; un mes otoñal que no pega nada con el
momento que vivíamos: ese cálido y soleado diciembre pasado. Y ahora es aún
peor: estaríamos en Pluvioso (últimos días de enero a los que añadir prácticamente
una veintena de febrero; que aquellos revolucionarios franceses revolucionaron
hasta el calendario) sin que caiga una gota… y aún queda un rato para que
llegue Germinal y la perspectiva primaveral me haga ver las cosas de
otra manera.
Sigo sin descifrar el jeroglífico de “prudència, compromís i futur”.
¿Qué quiso decirnos?
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