Entre los que más saben del Sol en este planeta están los
chicos de la Universidad de Stanford(Palo Alto, California; USA) gracias al Observatorio Solar Wilcox. Se han ganado a pulso el título de expertos en clima espacial
y, más concretamente, en el Sol.
Además del Wilcox está, en esta soleada Universidad
californiana, el Stanford Solar Center,
que tiene una página web que lo cuenta prácticamente todo sobre el Sol. Por la
parte patria tenemos a varios sitios; entre ellos el Instituto Astrofísico de Canarias que también tiene una muy buena información
al respecto para un especial que hizo Sol-Tierra
El Sol es noticia
estos días porque cada 11 años, con precisión “casi” suiza (vamos, a su bola),
invierte su campo magnético y nos descalabra un poco todo, aunque muchos ni se
enteran.
En
nuestra galaxia hay unos cien mil millones de estrellas, y el Sol es tan sólo una de ellas; pero como
es la nuestra, es la mejor. Es grande, grandísima: 11390.000 km de
diámetro; su masa es de 1.989 1030 kg (vamos, que pesa un… cataplín),
y la temperatura es la superficie es de 5.778 ºK, calculándose que en su interior
llega a los 151600.000 ºK. Y si la diferencia entre ºK y ºC es sólo de
273’2 unidades, me da lo mismo -que lo mismo me da-, cuando la temperatura es
de más de cinco mil grados que sea de 5.778ºK que de 5.505ºC; la cosa está que
arde y nos torraríamos. Y no te digo ya en el núcleo.
Está el Sol, prácticamente (distancia media, ojo), a 150 millones de kilómetros de la Tierra
(a 8’19’’ de distancia a la velocidad de la luz; vamos, que si nos quiere dar
una toba en 8 minutos la sentimos en la cara). Y aún le quedan 5.000 millones
de años para estar como está ahora mismo. Después, se liará la cosa… y yo ya
estoy calvo.
La inversión de campo magnético de sol no supone peligro
para el planeta y los planetarios. Esto ocurre cada 11 años y lo descubrió un
alemán, Heinrich Schwab, astrónomo
aficionado, tras observar cómo se las gastaba Lorenzo entre 1826 y 1843. Pero
puede generar alteraciones en las redes de distribución eléctrica en los GPS y
todo eso.
El pasado día 5 (05.11.2013) todos los teletipos (uno es que
es muy antiguo) vomitaron lo de “el Sol
disparó la llamarada solar más grande”, de magnitud X3.3; en mayo ya había
lanzado una X3.2. Total que los del Wilcox ya dan por conclusa la situación y
anuncian que el cambio de polaridad es inminente: antes de que acabe el año los actuales polos magnéticos Norte y Sur del
Sol entregarán la cuchara y cambiarán
a Sur y Norte. Ellos, los del Wilcox, estudian el Sol desde 1975 y lo
tienen bien topografiado desde 1976; lo tienen claro.
A este respecto sí me gustaría señalar que el valor medio de
la radiación solar que percibimos en de 1366 W/m2 y que esas
llamaradas lo que más consiguen es elevar esa radiación en 1 W/m2; que ni nos enteramos.
Pero lo que sí generan es un aumento ocasional de rayos cósmicos que pueden ser un
problema momentáneo para astronautas y sondas y satélites espaciales a lo largo
y ancho de la heliosfera, que es muy
grande (va desde el Sol hasta, por lo menos, Plutón). También para las
comunicaciones radioeléctricas y las líneas eléctricas.
Pero resulta, hay quien dice, que esta inversión del campo
magnético solar afectará a la nubosidad
de la Tierra y, por ende, al clima.
Bueno, tendremos, en nada, la oportunidad de comenzar a comprobarlo. Ya hay
equipos preparados para ello.
El caso es que esta inversión nos vendrá a situar en la
mitad del Ciclo Solar 24 (es que comenzamos a observarlos en 1755 y desde
entonces estaríamos en esa cifra: 24), que, dicen, comenzó el 4 de enero de
2008.
En febrero de 2001 la NASA nos contaba (“El sol se voltea”) que esto acababa de pasar y anunciaba el siguiente
cambio para 2012… y va a ser en 2013; a finales de 2013. Estas inversiones sólo
evidencian que el ciclo solar en curso ha llegado a su máximo.
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