4 nov 2013

DE LA VOZ DE LA TIERRA



Tiempo ha me pidieron un informe sobre la Casa del Mediterráneo y su departamento en Benidorm sobre Medio Ambiente y Turismo Sostenible. En aquellos días se llamaba “de Cambio Climático”; menos mal que luego se lo pensaron y cambiaron.

Faltaban datos, faltaba información para saber más de lo del CC y conté que estábamos a puntito de comenzar a formarnos una idea más seria y precisa gracias a los datos del SMOS (y de otros muchos satélites más que vieron una etapa dorada de lanzamientos entre 2007 y 2010) porque nos estábamos tomando en serio esto de conocer bien a nuestro planeta y de la realidad de las procesos que en él se desarrollan, más allá de la filosofía catastrofista que nos inunda. El SMOS se lanzó al espacio el 02.11.2009.

Total, que ya en 2013, cada vez falta menos para empezar a saber más del planeta. SMOS, el satélite meteorológico, está cada vez más cerca de exponernos lo que de verdad “le pasa” al planeta.



Captura (Octubre 2013) de humedad y salinidad
El SMOS (Sol Moisture & Ocean Salinity /Humedad terrestre y salinidad oceánica) se parió para captar las ondas que emite el planeta, para saber si gime o, simplemente, se ríe de nosotros y va su bola. Se lanzó el SMOS al espacio en noviembre de 2009 y estará por 5 años orbitándonos y midiendo sin parar un montón de cosas. Así, pues, resulta que nos queda 1 año para tener las cosas más claras; hasta 2014 estará haciéndose una idea real de cómo está el planeta, intentando entender su idioma.

Datos procesados del mes de agosto de 2010
El SMOS es una idea compartida por el CESBIO francés (Centro de Estudios Espaciales de la Biosfera) y el Instituto de Ciencias del Mar del CSIC, y son codirectores del programa un francés y un español. El CESBIO tiene un blog para seguir al SMOS y el SMOS BCN Expert Centre tiene ya una buena base de datos para poder empezar a sentar precedentes a través de CP34-BEC.

Un aparatejo fundamental del SMOS es el MIRAS (Microespectroscopia Infrarroja con RAdiaición Sincrotrón), un instrumento radiométrico Made in Spain  que resulta ser un medidor ultrasensible de ondas electromagnéticas al que han definido (no semos p’a eso naide los españoles) como un “pulpo” (cefalópodo, animal de compañía en spot televisivo del Scattergoris) de tan sólo 3 patas y 69 receptores LICEF (Lightweight Cost Effective Front-end) desarrollados por Mier Comunicaciones (La Garriga, Barcelona). Otro tanto patrio.

Lo que hacen los LICEF del MIRAS es captar la intensidad de la energía electromagnética que emite la tierra, que es muy baja; pero que como lo hace en la frecuencia de 1.413 MHz, que se corresponde con la banda L (asignada y protegida para la Astronomía) nadie entra y perturba la “voz” de la tierra que es así fácilmente captada. Y con estos registros de “voces” de la tierra se hace, pasada tras pasada y año tras año hasta completar 5 años, un mapa de la humedad del suelo y la salinidad oceánica (de cómo van las corrientes) que encierra (una vez procesados los datos) lo que nos cuenta el planeta de cómo le va. Y sabiendo cómo le va, podemos predecir comportamientos.

Total: 15 órbitas completas cada 24 horas proporcionan cada día un mapa de realidad con una resolución de 50 kilómetros por píxel y que nos dirá tanto la cantidad de agua que se queda la tierra (la que se evapora va a parar a las nubes, ¿o no?) y cómo funciona el cinturón de corrientes marinas que hasta ahora sólo sabíamos de él por las boyas marinas. Bueno, eso y todas las tormentas y fenómenos que se dan sobre la superficie del planeta mientas SMOS esté en marcha.

Lo que mide el SMOS se capta en el Centro Europeo de Astronomía Espacial (ESAC) de Villafranca del Castillo (Madrid) y en la septentrional estación de Platáberget, en las islas Svalbarg noruegas, donde está la otra antena del proyecto. Por cierto, esta estación noruega parece sacada de “Expediente X” y nadie se ha metido aún con ella; debe ser que los noruegos inspiran más confianza que otros… o que se les cree menos propensos a cosas raras.

El procesado de los datos de SMOS se realiza por los equipos de las Agencia Francesa del Espacio (CNES) y por los de la estación ESTRACK (red de rastreo del Espacio profundo) de la Agencia Espacial Europea (ESA) en la localidad sueca de Kiruna. Vamos, un proceso de europeos para el mundo.

Lo que está haciendo el SMOS es, además de escuchar al planeta, estudiar el clima, los riesgos de incendios forestales, algunos temas de cultivos, lugares óptimos de pesca, y transmisión de la cadena de calor a través de las corrientes marítimas.

Aún queda un poquito para saber lo que nos dice la Tierra, si es un lamento o un ¿cómo están Uds.? La cuestión es esperar a que SMOS complete su ciclo de 5 años… y después hablamos.



PD. Una cosa es la “voz” del planeta y otra el “zumbido” del planeta. Cuando las grandes olas oceánicas chocan entre sí con direcciones opuestas y frecuencias parecidas se crean ondas de presión que provocan vibraciones contantes de unos 10 milihertzios, prácticamente inaudibles para el ser humano, que son el “zumbido” del planeta. Aquí también entra el choque de las olas contra las costas. Otra cosa distinta es el llamado “Coro del Amanecer de la Tierra” que son los armoniosos chirridos que se producen, al amanecer, en la Magnetosfera (en los llamados Cinturones de Van Allen), como consecuencia del choque de partículas cargadas, transportadas por los vientos solares, contra estos cinturones de radiación. Su frecuencia también está por debajo de los 10 milihertzios; inaudibles por el hombre. Esto lo podemos complicar aún más con las llamadas Ondas de Rayleight. Finalmente está el llamado “Murmullo de la Tierra” que surge de la rotación del núcleo de la tierra, y ahí entra en liza la aceleración de la deriva del Polo Norte Magnético de la Tierra… y aún lo podemos complicar más. Pero no es el caso. También su frecuencia está por debajo de los 10 milihertzios… y tampoco lo oímos. El caso es que no nos enteramos de lo que nos dice la Tierra. Pero decirnos, nos dice cosas. O no.





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