Comencemos bien diciembre; sigamos con el café que
compartimos con Antonio Magraner Duart.
Dejé lo mollar para hoy.
Antonio, como miembro de la Real de Cultura Valenciana ve
mal lo del cierre de RTVV: “una pérdida significativa para la cultura
valenciana”. Era el único en esos cometidos. Pero, y coincido con él -como
no podía ser de otra forma-, “debe existir aquello que se pueda pagar”.
Y así entramos en cuestiones de gobernanza y el buen uso del
dinero público.
Tertulianos en tertulia. Foto: Mario Ayús |
Ya en faena, y por mor de los fondos públicos, reivindicó Magraner
una buena Ley de Mecenazgo que, ante
la “diarrea”
legislativa que padecen las cámaras -que legislan sin parar una y otra vez
versiones de lo mismo-, no entiende como no se ha evacuado ya una que nos sirva
para solucionar muchas cuestiones que viven a expensas de esos dineros de todos.
Y así llegamos a la materia de los textos legislativos de
Empresa o de Emprendedores, con poco contenido real; casi irrealizables, vamos.
Y últimamente, lo único de contenido real -al modo occidental y con
trascendencia práctica, recordó el notario- es “lo de la tarjeta de residencia
por inversión”. Eso existe en el mundo occidental en el que nos
desenvolvemos.
Y hablamos de don Luis
Duart, párroco que fue de Benidorm y que como arqueólogo e historiador sacó
a la luz el pasado de este enclave. Ahora mismo, en el Museo del edificio
municipal Boca del Calvari habrá una
sala con su contribución a desentrañar la historia antigua de Benidorm con las
piezas que albergaba el Depósito Municipal y otras pocas, dicen, cedidas por la
familia. Recordó Magraner cuando don Luis le visitó en su primera notaría, la
de Biar, le dijo: “Quién nos lo iba a decir, dos de Almussafes en tierras de Alicante”.
Y luego el sobrino que termina en el pueblo a que él tanto tiempo dedicó como
sacerdote e investigador.
Y hablamos de la CAM,
de la que fue consejero hasta diciembre de 2006. “Uno de los grande errores fue no
fusionar CAM y BANCAJA”. Coincidimos.
Al final, nos dijo, este proceder cercano nos pasa factura.
“La
Comunitat no está ni en la A7, ni en Iberdrola
ni en ninguna de las grandes empresas estratégicas”.
Perdimos el
tren aquél de las privatizaciones de lo público. Y, ¿por qué no se hizo?, le pregunté yo refiriéndome a la fusión
CAM-BANCAJA. Y él me/nos respondió sin decir nada que no estuviera de antes ya
publicado: “No se hizo porque la sociedad alicantina, y el diario Información, se
posicionaron en contra de que Alicante perdiera protagonismo”. Y fue a
más: “pero lo principal fue que Eduardo Zaplana no encontró un interlocutor”.
Y aquí hay que hacer retrospectiva. Cuando Joan
Lerma entró en la necesidad e idoneidad de esa fusión fue sustituido por Joan Romero; y cuando éste estuvo por
la labor, fue sustituido por Antoni
Asunción; y cuando éste entró en razón fue sustituido por Joan Ignasi Pla… y se acabó el tiempo
de negociar y se pasó el arroz. “Alicante no quiso; Valencia nos va a
engullir”, se decía; y BANCAJA, por mucha sede en Valencia, era de
Castellón. Unos por otros, la cosa se torció.
BANCAJA
no quiso entrar en guerra con Alicante; era una provincia muy
interesante y ya estaba implantada.
La verdad es que para muchos de nosotros aquello fue un
ataque de sentimiento pueblerino que mediáticamente supo aprovechar el diario
de referencia de la provincia que temía, asentimos todos, perder la suculenta
tajada que de la CAM recibía año tras año. Una página negra que como chapapote
se debiera extender, sentencio yo, por las conciencias de más de uno.
Si alguien no lo vio entonces, con la perspectiva del tiempo
lo ha visto luego; cuando ya no hubo remedio.
Y luego a la CAM le han sacado los colores… y la CAM le ha
sacado los cuartos a muchos. La auditora británica que la cacheó, se quedó a
cuadritos; y Nomura (que es el Gobierno japonés a fin de cuentas) se llevó sus
fondos a otra parte.
Y así fueron pasando las horas; que este café dio para
mucho. Sí, hablamos hasta de cuando estuvo de presidente del Club Deportivo
Benidorm. El fútbol da muchos quebraderos de cabeza, me pareció atisbar como
conclusión.
Si no hubiera sido porque aquella gente, la del hotel, se
tenía que ir a dormir, aún hubiéramos seguido de animada charla con Antonio
Magraner Duart, hombre de Benidorm.
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