Por Los Cafés del
Meliá pasan muchos ciudadanos con los que sacamos brillo a determinados
capítulos de nuestra historia local. Una veces nos vamos muy atrás en el tiempo
y otras muy atrás en la introspectiva de nuestros invitados. Lo hacemos para
que nos cuenten más de Benidorm o de las cosas de Benidorm; aunque casi siempre
para que nos cuenten más, mucho más, de ellos. Siempre, a un paso, tenemos a un
héroe anónimo. Y para ser héroe, en los tiempos que corren…
En una de estos cafés hemos profundizado más con el comisario
de Policía de Benidorm, un natural de Ciudad Real que recaló en Benidorm en
2013 tras pasar por destinos de película.
Salió de la Academia General Militar ya como Alférez de
Policía Nacional para continuar formación en la Escuela General de la Policía y
tras 56 cursos policiales -que son cursos- y un máster, tras haber pasado un
tiempo como “diana ambulante”, tras
haber estado en Brigadas de Información (llegando a jefe de Brigada), en el
TEDAX-NRBQ (en la Unidad Central) y como Comisario (desde 2005) en otros
destinos, en enero de 2013 está en Benidorm, que -como a tantos otros
compañeros que le precedieron- atrapa. Al tiempo, comisario.
Y claro, de Benidorm hablamos. De lo anterior también; pero
ya saben: lo que se cuenta en la tertulia -si es de “grado A”- se queda en la
tertulia. Hombre, aún así, hay cositas que pueden trascender. Así, hablamos de
los Servicios de Información en el País Vasco y hasta de “8 apellidos vascos” (¡cómo no! Dani Rovira y todos están geniales),
de lo que es la Información, de cómo se actúa cuando se dispone de Información,
de cómo se consigue la Información, de cómo se intercambia la Información, de
cómo se mete uno en estos líos. Hablamos largo y tendido de las Técnicos en
Desactivación de Artefactos Explosivos (TEDAX) -ahí le brillaban los ojillos;
pura satisfacción- y de cómo se forman, y de cómo actúan; de la profesionalidad
de los TEDAX españoles, de la consideración internacional que tienen (aquí
vienen hasta los israelíes, a aprender), de su formación… y hablamos del 11M,
de cómo se intervino, de cómo se actuó y cómo se rebaten muchas de las
informaciones que por ahí han seguido circulando… para coincidir, aunque desde
campos opuestos, en que la instrucción judicial ha dejado muchas lagunas. El
comisario rebatió mucho, prácticamente todo, de lo contado por un determinado
diario y nos quedamos con que la absoluta descoordinación, entonces, de los
servicios de Información nacionales e internacionales nos llevaron a aquello.
Y pusimos los pies en la tierra, en Benidorm, y hablamos de
las instalaciones “decepcionantes” (mantengo yo) con que cuenta la Policía
Nacional aquí; pero es que cuando parieron la Comisaría estaba -entonces- casi
en medio de la nada; en medio del campo. Ahora, la calle Maravall está rodeada
de vecindario (y hoteles) y pierde un ápice de operatividad (minimiza él). No
obstante, se han producido, contó, notables mejoras (hasta galería de tiro y
vestuario, tras mejoras en calabozos y habitabilidad del inmueble) y así pueden
tirar un tiempo más.
Satisfecho se mostró el comisario de poder disponer de más
de trescientos efectivos, con tan solo 20 destinados a gestión, y haber puesto
en marcha distintos servicios -con buena aceptación y resultados- y re-planificado
otros que han dado también sus buenos resultados. En Benidorm lo más negativo
en la parte delincuencial son los hurtos y las estafas. Con respecto a 2013 las
infracciones han descendidos un 15%, y un 50% los hurtos, así como que han
disminuido drásticamente las estafas (alquiler apartamentos a través de webs) y
también los daños en los vehículos. En realidad, un 9% menos en delitos y un 9%
más en intervenciones de drogas al menudeo, con mayor presencia policial.
Vamos, que hasta en eso se vive en Benidorm de puta madre.
Ahora mismo se han intensificado los grupos operativos de
respuesta y se está actuando en colegios (charlas explicativas incluso sobre
Internet) y han aumentado controles aleatorios, incluso se llega a temas de
seguridad privada (alarmas, bancos, vigilantes jurados y porteros de
discotecas).
Hombre, también hay manchas oscuras en el expediente local: la
necesidad de un refuerzo de efectivos en verano y una mayor efectividad en la
lucha contra el trile. Esto de los trileros es el problema nuestro de cada día:
una ley muy laxa y permisiva y unos procesos que se dilatan en el tiempo llevan
a una inacción absurda. De poco, o nada -mantengo yo… y el comisario bajó la
vista y miró al mantel-, sirve poner a los trileros ante el juez/la juez; duran
allí menos que un helado al sol. Yo llevo escuchando, y viendo, esto de los
trileros desde que aterricé por la Avenida del Mediterráneo en aquél verano de
1987. Pero no salgo de mi asombro: siempre hay gente (¿personas?) que terminan
picando. Yo, en este tema, creo que lo que falta a esa gente es un hervor; 10
minutos más en el claustro materno -y con las hechuras bien cociditas- no
caerían en esa trampa… ni en comprarle a un rumano moneda checa en el Puente
Carlos, que es casi lo mismo.
Muy ameno e instructivo el café. Hicimos también un repaso
de la vertiente internacional delincuencial (y de la nacional) manteniéndose
Benidorm en una posición privilegiada en cuanto a seguridad, y contando con el
SATE (Servicio de Atención al Turista Extranjero) más premiado. Y con esto terminamos.
Eso sí, la historia de nunca acabar es la de la nueva
Comisaría… que será cosa de ciencia ficción. Al tiempo.
Al final, me quedo con un detalle del comisario Hernández:
su ilusión era siempre la policía uniformada… y el uniforme sólo lo viene
usando para actos oficiales. La vida es así: si naciste para martillo, del
cielo te caen los clavos.
De este café me encantó la vocación del comisario Hernández de
servicio a España; desde donde sea. Ahora, desde Benidorm.
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