6 abr 2014

DE UN CAFÉ CON VOCACIÓN DE SERVICIO POLICIAL


Por Los Cafés del Meliá pasan muchos ciudadanos con los que sacamos brillo a determinados capítulos de nuestra historia local. Una veces nos vamos muy atrás en el tiempo y otras muy atrás en la introspectiva de nuestros invitados. Lo hacemos para que nos cuenten más de Benidorm o de las cosas de Benidorm; aunque casi siempre para que nos cuenten más, mucho más, de ellos. Siempre, a un paso, tenemos a un héroe anónimo. Y para ser héroe, en los tiempos que corren…

En una de estos cafés hemos profundizado más con el comisario de Policía de Benidorm, un natural de Ciudad Real que recaló en Benidorm en 2013 tras pasar por destinos de película.
Salió de la Academia General Militar ya como Alférez de Policía Nacional para continuar formación en la Escuela General de la Policía y tras 56 cursos policiales -que son cursos- y un máster, tras haber pasado un tiempo como “diana ambulante”, tras haber estado en Brigadas de Información (llegando a jefe de Brigada), en el TEDAX-NRBQ (en la Unidad Central) y como Comisario (desde 2005) en otros destinos, en enero de 2013 está en Benidorm, que -como a tantos otros compañeros que le precedieron- atrapa. Al tiempo, comisario.

Y claro, de Benidorm hablamos. De lo anterior también; pero ya saben: lo que se cuenta en la tertulia -si es de “grado A”- se queda en la tertulia. Hombre, aún así, hay cositas que pueden trascender. Así, hablamos de los Servicios de Información en el País Vasco y hasta de “8 apellidos vascos” (¡cómo no! Dani Rovira y todos están geniales), de lo que es la Información, de cómo se actúa cuando se dispone de Información, de cómo se consigue la Información, de cómo se intercambia la Información, de cómo se mete uno en estos líos. Hablamos largo y tendido de las Técnicos en Desactivación de Artefactos Explosivos (TEDAX) -ahí le brillaban los ojillos; pura satisfacción- y de cómo se forman, y de cómo actúan; de la profesionalidad de los TEDAX españoles, de la consideración internacional que tienen (aquí vienen hasta los israelíes, a aprender), de su formación… y hablamos del 11M, de cómo se intervino, de cómo se actuó y cómo se rebaten muchas de las informaciones que por ahí han seguido circulando… para coincidir, aunque desde campos opuestos, en que la instrucción judicial ha dejado muchas lagunas. El comisario rebatió mucho, prácticamente todo, de lo contado por un determinado diario y nos quedamos con que la absoluta descoordinación, entonces, de los servicios de Información nacionales e internacionales nos llevaron a aquello.

Y pusimos los pies en la tierra, en Benidorm, y hablamos de las instalaciones “decepcionantes” (mantengo yo) con que cuenta la Policía Nacional aquí; pero es que cuando parieron la Comisaría estaba -entonces- casi en medio de la nada; en medio del campo. Ahora, la calle Maravall está rodeada de vecindario (y hoteles) y pierde un ápice de operatividad (minimiza él). No obstante, se han producido, contó, notables mejoras (hasta galería de tiro y vestuario, tras mejoras en calabozos y habitabilidad del inmueble) y así pueden tirar un tiempo más.

Satisfecho se mostró el comisario de poder disponer de más de trescientos efectivos, con tan solo 20 destinados a gestión, y haber puesto en marcha distintos servicios -con buena aceptación y resultados- y re-planificado otros que han dado también sus buenos resultados. En Benidorm lo más negativo en la parte delincuencial son los hurtos y las estafas. Con respecto a 2013 las infracciones han descendidos un 15%, y un 50% los hurtos, así como que han disminuido drásticamente las estafas (alquiler apartamentos a través de webs) y también los daños en los vehículos. En realidad, un 9% menos en delitos y un 9% más en intervenciones de drogas al menudeo, con mayor presencia policial. Vamos, que hasta en eso se vive en Benidorm de puta madre.

Ahora mismo se han intensificado los grupos operativos de respuesta y se está actuando en colegios (charlas explicativas incluso sobre Internet) y han aumentado controles aleatorios, incluso se llega a temas de seguridad privada (alarmas, bancos, vigilantes jurados y porteros de discotecas).

Hombre, también hay manchas oscuras en el expediente local: la necesidad de un refuerzo de efectivos en verano y una mayor efectividad en la lucha contra el trile. Esto de los trileros es el problema nuestro de cada día: una ley muy laxa y permisiva y unos procesos que se dilatan en el tiempo llevan a una inacción absurda. De poco, o nada -mantengo yo… y el comisario bajó la vista y miró al mantel-, sirve poner a los trileros ante el juez/la juez; duran allí menos que un helado al sol. Yo llevo escuchando, y viendo, esto de los trileros desde que aterricé por la Avenida del Mediterráneo en aquél verano de 1987. Pero no salgo de mi asombro: siempre hay gente (¿personas?) que terminan picando. Yo, en este tema, creo que lo que falta a esa gente es un hervor; 10 minutos más en el claustro materno -y con las hechuras bien cociditas- no caerían en esa trampa… ni en comprarle a un rumano moneda checa en el Puente Carlos, que es casi lo mismo.

Muy ameno e instructivo el café. Hicimos también un repaso de la vertiente internacional delincuencial (y de la nacional) manteniéndose Benidorm en una posición privilegiada en cuanto a seguridad, y contando con el SATE (Servicio de Atención al Turista Extranjero) más premiado. Y con esto terminamos.

Eso sí, la historia de nunca acabar es la de la nueva Comisaría… que será cosa de ciencia ficción. Al tiempo.

Al final, me quedo con un detalle del comisario Hernández: su ilusión era siempre la policía uniformada… y el uniforme sólo lo viene usando para actos oficiales. La vida es así: si naciste para martillo, del cielo te caen los clavos.

De este café me encantó la vocación del comisario Hernández de servicio a España; desde donde sea. Ahora, desde Benidorm.



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