He estado hoy en el INVAT.TUR
(que programan que es un primor) en una nueva sesión preparatoria del XVII Foro Internacional de Turismo de
Benidorm, que este año (23 y 23 de Octubre de 2014) va de Smart Cities y… me he perdido en
diferentes fases de la sesión con lo de la Plaza de la Desvirtualización, el Urban
Hacking, las Storytellings, los Stakeholders
y los digizens. Me estoy desfasando, y eso no puede ser.
Bueno, esto último -que fue lo primero-, me lo averigüé yo
solito mucho antes de acudir, al deducir. Los digizens son los “digital
citizens”, ciudadanos digitales (“los que usan internet con regularidad y
eficacia”, cosas de Karen
Mossberger [University of Illinois at Chicago] en su trabajo “Digital
Citizenship. The Internet.society and Participation”). Ya lo vi, a las
claras, en su libro Ciudades Digitales: La Internet y la Geografía de Oportunidad
(Oxford University Press, 2013; que tengo descargado para intentar leer y saber
más de la cosa… y no he pasado de la página 15…). En fin, que esto va largo y
complicado. Ya saben: “los que usan
internet con regularidad y e-fi-ca-ci-a”. Eficacia es la cuestión clave.
Luego, para el resto, he necesitado de un diccionario
ultramoderno y eficiente… lo que indica mi obsolescencia en estas cuestiones:
insuficiente desempeño mi interacción en TIC’s.
Pero bueno, he sabido que los stakeholders somos “todos
los que nos vemos afectados positiva o negativamente por las decisiones de una
empresa”. Vamos, que con las dos primeras palabras ya estaba definida
la cosa: somos todos. Y eso que “stakeholder”
podría llegar a significar “inversor” o “accionista” en la libre
traducción de la lengua de Shakespeare a la de Cervantes; pero significa “sufridor en casa” (stakeholder primario)
o “víctima propiciatoria”
(stakeholder secundario). Jó, ¡cómo está el parque!; ¡qué barbaridad!
Lo de las storytellings (creo que) lo pillé a
la primera. Lo del arte de contar historias se ve a la legua. Ahora bien, es la
máquina
de contar historias y ¡¡formatear las mentes!! que dijo el historiador
francés Christian Salmon y que da
título a uno de sus libros. Esto hasta tiene su sentido; lo de conseguir
compromiso con las marcas y las personas que detrás de ellas. Pero se complica.
En lo del Urban Hacking me he, incluso,
desmotivado al principio. Luego le he visto su pizquita de gracia, pero… Se
trata de una herramienta de Marketing y -hasta dónde llego- lo del “jacking” era eso de “piratear”;
lo de realizar irregularidades a fin de cuentas. Pero resulta que es un “pirateo
de las convicciones sociales” (¡toma ya!) en el sistema urbano; “desconcertar
al transeúnte sin rebasar el límite del buen gusto”, dicen. Y va a más,
llegar a parodiar la publicidad y a conferir un aire divertido a la escena
urbana. Para gustos, los colores. Pero tienen su aquél.
Y por último, lo de la Plaza de la Desvirtualización. Aquí
ya me he quedado a años luz de los que aún permanecían en la sala. Uno admite
sus limitaciones. La desvirtualización existe: es la
acción y efecto de desvirtualizar; y desvirtualizar es “conocer en persona a alguien con
quien previamente se ha establecido una relación virtual”. Tiene su
sentido en un momento en el que llegamos a conocernos mucho a través de las
redes sociales, de forma virtual, y -como mentimos tanto- muy poco en la vida
real. Lo de la Plaza de la Desvirtualización es el lugar -libre de wi-fi- dónde
la gente acude a conocerse en lo físico después de haberse mentido ampliamente
en lo virtual y electrónico. Lo virtual, ahora mismo, termina por estar
referido a un uso informático.
Esto, y muchísimo más, ha surgido de la conferencia de Pablo Sánchez Chillón (CEO de Eolex
CityLab) que es uno de los pioneros en lo de la investigación sobre las
Smart Cities. Pero no perderme detalle voy a seguir si blog (Urban360.me); hay que estar al día.
El análisis ha sido muy claro aunque, como dije, me perdí en
algunos de los términos. Vamos, que si jugamos a lo de las Smart Cities (y
Benidorm está en ello, y como no está en la RECI [por la B sólo están Badajoz, Barcelona y Burgos] es que ya no
comenzamos bien), tenemos que estar en ello: “Potencial, enorme; ideas, buenas;
financiación, necesaria” es el credo que sirve y que tiene en Benidorm
y para Benidorm las cosas muy claras. Lo de la financiación ya lo pone duro,
pero en el caso de Benidorm hay un “pero” más. Como ya dije la otra vez que esto traté: ¿quién es el flautista que toca la melodía encantadora en Benidorm? Pero
es que hoy voy más allá: si surge el/la
flautista o el/la portador/portadora de la antorcha olímpica ¿la vamos a seguir?
El mapa ya no es sólo el territorio y a estas alturas del
siglo XXI resulta que “es muy difícil la gestión de la ciudad para
los próximos 5 minutos” que dicen que dijo Michael Bloomberg, alcalde que fue de NY. Bueno, pues si Benidorm necesita poner en actualidad su Plan
General de Ordenación Urbana y tengo por cierto lo que dijo Bloomberg, y vamos
a jugar a ser Smart City… ¿cómo -coño-
lo vamos a hacer? Si planificamos algo con mentalidad de
ahora mismo, cuando llegue a materializarse estaremos creando algo ya obsoleto.
Esto nos lo debemos hacer mirar. Sí que tenemos que definir
el modelo de ciudad que queremos; Sí que esto de optar a Smart City es
factible; Sí que tenemos que evitar quedarnos trasnochados nada más comenzar;
Sí que tenemos que ponernos las pilas. Que sí, que sí.
Pero yo insisto: ¿quién
nos lidera en este trance?
Voy a tener que esperar toda una semana para ver si al bueno
de Roc Gregori (a su vera estuve en
la conferencia) se le ocurre algo y los plasma en las páginas del Diario Información el Domingo de Ramos.
¿O no?
No hay comentarios:
Publicar un comentario