Conocí a José Luis
Calvo Bou (por aquél entonces diputado provincial de Turismo) cuando llegué
a Benidorm en 1987. Acababa de
definir a la Feria Internacional de Turismo de Madrid, FITUR, como “la
feria de las vanidades”. Después vino un apagón y resurgió en su
función profesional de director de hotel por tierras argelinas, de las que
volvió para incardinarse en los proyectos mediáticos de Leopoldo Bernabéu, al
alimón, hasta que pasó a ser funcionario de confianza del alcalde de Benidorm,
Agustín Navarro… hasta su jubilación, hace nada y menos. Ahora comparto
tertulia radiofónica con él, y otros, cada jueves.
José Luis Calvo Bou Foto: M. Ayús |
José
Luis Calvo (1946), un valenciano recriado en pueblos turolenses, pasó
por “Los
Cafés del Meliá” este viernes y desgranó su experiencia vital en tres
fases: profesional, política y social. Cuenta que los Hermanos Maristas de
Valencia le marcaron hasta en su anticlericalismo, pero lo de lector
impenitente lo adquirió, confesó, en el seno familiar. Contó que comenzó
Medicina (para seguir los pasos de su padre) pero lo cambió por la Escuela Oficial de Turismo, de cuya 2ª
Promoción es integrante. Y con la titulación, 3 años en Ibiza (dos de director de
hotel) y en diciembre de 1974 llega a hacerse cargo del Hotel Mónaco de
Benidorm (8 años) y luego pasará al Hotel Cap Negret de Altea (otros 8 años),
hasta que Antonio Fernández Valenzuela
le plantea que cuenta con él para la Diputación, y en Turismo, tras ser elegido
concejal por Altea en las filas del PSOE.
José Luis fue rebelde al sistema, contó, desde niño; aunque
no será hasta la Escuela de Turismo cuando definió posición y se integró en el Sindicato Democrático de Estudiantes.
Tras la primera manifestación, a comisaría; y aunque “en 6 horas a la calle”,
la Prórroga por Estudios a la puñeta y “18 meses de mili, como artillero -(RACA
32)- en
Melilla”. Los primeros 9 meses fueron duros, pero la fortuna le sonrió
con el capitán médico y los 9 siguientes no pudieron llamarse “mili” en ninguna acepción. Pero él, a lo
suyo, aunque no se afiliará al Partido Socialista
Popular (PSP; el viejo Partido Socialista del Interior) hasta que Enrique Tierno Galván (“el viejo profesor”) no vino a Benidorm (en
1976); pero tras las generales de 1977 -en febrero de 1978- el PSP se integra en el PSOE y Calvo
aumenta las siglas del carné: PSOE… y es casi candidato a la alcaldía de
Benidorm. Como profesionalmente estaba en Altea, terminó allí; de donde salió
como concejal electo y diputado de la comarca, que le llevó a Turismo.
Nos contó su paso por la Revista Turismo y el grupo de Medios que tuvo en su día Leopoldo Bernabéu; “imperio”
que llamó el tertuliano, al tiempo que consideró que “fue la crisis” la que se
lo llevó por delante. Y con Bernabéu siguió en su TV, y en la radio, hasta que
en noviembre de 2010 el alcalde Agustín Navarro lo llamó como asesor
personal… hasta su jubilación en
julio de 2013.
Y, sin probar el café, José Luis Calvo hizo especial
hincapié en la tercera fase de su vida, en la que está inmerso prácticamente los últimos treinta años. En noviembre
de 1984 nació su hijo Pablo,
afectado de la llamada Trisomía del 21, y le cambió la vida: “Esto
es para siempre”, recordó que le dijo el médico cuando Pablo aún no
tenía 4 horas de vida. Y José Luís (y toda su familia) llevan desde entonces
volcados con Pablo y su integración: una batalla que día a día van ganando en
pos de la tan ansiada integración, ahora en el Centro Doble Amor por donde gravita la actividad de José Luís cada
vez más.
A José Luís Calvo le duelen en el alma los recortes y es
beligerante al máximo con la Generalitat
por unas ayudas que nunca llegan. “Se han dado pasos de gigante en Benidorm
-y en España- por la integración de estos niños”, destaca al tiempo que
puntualiza que lo principal ha sido “el cambio en la forma de pensar de la gente”.
Pero vuelve a la carga blandiendo el Artículo 49[1]
de la Constitución: “los poderes públicos velarán especialmente
por ellos”, resume él, al tiempo que carga, una vez más, contra los
retrasos de la Generalitat. Elogia la labor del centro, de la Lavandería
Industrial del Doble Amor (LIDA) -que procesa miles de kilos de ropa de los
hoteles de Benidorm-… y se confiesa animado con un proyecto de futuro, que aún
puede salir, y es la residencia que esperan poder llevar a cabo. No pierden la
esperanza.
Así, en “Los Cafés del Meliá” estuvo el
viernes un feliz jubilado (se le olvida acudir a citas radiofónicas) que sigue
activo en su dedicación a la Discapacidad y no ha perdido ni un capilar de su
tremenda vena política.
Ya en faena, José Luís Calvo se siente feliz de haber
cumplido con aquél primer objetivo que se marcó en 1987: “consolidar la marca Costa Blanca”
(ante el contumaz enemigo que siempre fue Valencia, recuerdo yo) y lamentó “no
haber sido capaz de convencer de la nulidad de la marca ‘Mediterránea’”
ni a Lerma (President), ni a García Reche (conceller), ni a Fayos (director general).
Me gustó, coincido, aquello de que “el Turismo es un servicio; ni
siquiera un sector. Es mucho más”. Y, siguió insistiendo en que, hay
mucho desinterés por el Turismo en Valencia ayer y hoy: “La
gestión política del Turismo es nefasta”. Recalcó que, en Turismo, “más
que ideas, hacen falta inversiones”. Destacó “la capacidad camaleónica de los
empresarios de Benidorm para adaptarse al momento” y aquellas dos
cuestiones básicas que no -por manidas- dejan de ser verdad: “Benidorm
ha sabido siempre ajustar sus precios al momento” y “La
promoción comienza en el producto”.
De su paso por el Gabinete de Alcaldía de Benidorm dejó dos
guindas para una tarta que aún nos tenemos que merendar. Una para 2015: “en el
PSOE, cuando se tiene un alcalde, no se busca candidato”. Y otra, para
cuando se quiera: “Ya quisiera que la lealtad de los concejales liberales al alcalde fuera
la de algunos mis compañeros del PSOE”… lo que dejó a más de uno (a mí,
por ejemplo) dubitativo: ¿En qué división juega José Luis Calvo?
[1] Los
poderes públicos realizarán una política de previsión, tratamiento,
rehabilitación e integración de los disminuidos físicos, sensoriales y
psíquicos, a los que prestarán la atención especializada que requieran y los
ampararán especialmente para el disfrute de los derechos que este Título otorga
a todos los ciudadanos.
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