El Canal Bajo del
Algar está de actualidad: la Universidad de Alicante (Instituto Universitario
del Agua) ultima un trabajo redondo sobre el mismo, y acaba de aparecer “Comunidad
de Regantes del Canal Bajo del Algar. Agua para un desarrollo sostenible en el
litoral de la Marina Baja” que se integra en la Colección Biblioteca
Valenciana del Agua y del Regadío. Ese es el título del libro que ha
escrito Xavier Morena Lara -“tan
cercano y tan distante, al mismo tiempo”-, como me apunta en la dedicatoria.
Portada del libro. |
El libro es enciclopédico: lo analiza todo. Narra la
aventura, describe la comarca, explica lo del agua, visualiza los pueblos,
presenta a los “presuntos” regantes (porque al principio sólo eran “presuntos”),
destaca la abnegada labor de las gentes del campo, pormenoriza la repercusión
del canal, subraya el protagonismo de los protagonistas y narra la cronología
de los acontecimientos, para cerrar con el merecido homenaje tributado por el
Ayuntamiento de Benidorm (23.03.2013) con motivo del Día Mundial del Agua.
Yo hubiera peregrinado por las infraestructuras y buceado en
las dotaciones y aforos; hubiera hecho arqueología hidráulica. Xavier, mucho más
práctico, cuenta las cosas como son y para que lleguen a todos, sin olvidar
nada ni a nadie; ni siquiera las terribles sequías que, a fin de cuentas,
pusieron (y ponen) a prueba la consistencia del Canal Bajo del Algar.
Xavier se retrotrae a 1866
cuando Francisco Morell busca
soluciones para la sequía de los campos de la provincia de Alicante y propone,
en un brindis al sol, un canal de 100 km
de longitud -¡y 5’5 m de sección!- para llevar las aguas del Algar hacia los regadíos históricos de Elche. Aquello era
todas luces inviable, aunque Próspero
Lafarga, ingeniero de la entonces 4ª División hidrológica (Júcar-Segura),
retoca el proyecto Morell y lo deja en un canal de 20 km (¡¡y aún 4 m de sección!!) para la comarca. Así consigue meterlo
en el Plan Gasset (1902), un
catálogo de posibilidades. No obstante, hasta 1917 no se redacta el proyecto… que en 1919 dejará fuera a La Vila e incluirá a Callosa d’En Sarriá para
una realización, le llaman Canal Eduardo Dato (antes
Algar), en el Plan de Obras para
la Reconstrucción Nacional. Al año siguiente, 1920, La Vila volverá a ser incluida entre los beneficiarios del
canal y en el Plan Nacional de Obras
Hidráulicas de 1933 se acepta el
canal, animando a constituir la Comunidad de Regantes. Las obras no se
iniciarán hasta noviembre de 1944 y el trazado será de 25 km. Y, naturalmente,
hubo sus ajustes. En el repaso, que llega hasta hoy, se cita hasta el ingeniero
Diego Irles Pérez (que localizó el
acuífero confinado del Algar; Carrascal-Ferrer) y, cómo no, a José Ramón García Antón, “el ingeniero”.
Recuerda Xavier la natural indigencia hídrica del lugar y la
moderna calificación (1992) de “sistema deficitario” (necesita más
agua de las que puede conseguir); señala la exigua pluviometría comarcana y su
estacionalidad, después de dibujar paisaje y territorio, que no es fácil. Y a
pesar de esas condiciones naturales, insiste Xavier en el inicial empeño de las
gentes de por aquí en querer arrancar fruto a las sedientas tierras.
Terraza de la Pensión España (Benidorm, 1935) |
Los regantes de 1935 comenzaron
siendo “presuntos” regantes
y Benidorm siempre estuvo en primera fila, antaño por el agua agrícola y hoy
por el agua turística. Xavier narra el proceso con minuciosidad, ilustrado el texto
con reproducciones de las actas del momento, pormenorizando en lo dilatado del
proceso, señalando la dureza de la postguerra -repleta de gestiones- hasta que
el 4 de octubre de 1943 se aprueba
la legalidad del proceso, aunque hasta el 13
de febrero de 1945 no llegue el dictamen final. Y las obras ya serán otro
cantar.
Hay en el libro las naturales concesiones a la Historia y a
los momentos históricos del proceso (desde el botánico Cavanilles al contemporáneo profesor Francisco Amillo, pasando por el erudito local Orts y Berdín (el de “Benidorm
lo fundó Túbal, séptimo nieto de Noé”).
Benidorm, finales de los 60. Sin el Canal Bajo del Algar no hubiera llegado a lo que hoy es. |
No duda Xavier en ilustrar su narración con sucedidos
anecdóticos como las dos actas existentes sobre una misma sesión (24.08.1941)
por parte del Ayuntamiento de Benidorm y de la Comunidad de Regantes, para ir
al mismo concepto, o lo del slogan “Benidorm, donde el sol pasa el invierno y la
brisa el verano” por el que pleiteó Benidorm (febrero de 1965) con la
Costa del Sol que intentó adjudicárselo; y se le ganó el pleito. Y algunas de
las fotos son para enmarcar.
Por supuesto que está el momento actual que vive el Canal
Bajo del Algar -y toda su historia- hasta llegar a la EDAR de Benidorm (1982) y
la ETAP (2007). “Los hombres del Canal” constituye el capítulo 7 del libro, con
mención especial a sus presidentes de Comunidad, de Junta de Gobierno (hasta
2004) y secretarios, con especial cita a Diego
Soria Pérez (secretario entre 1958 y 2011), “un hombre clave para Benidorm”.
No encuentro mejor manera de concluir este post que como lo
hace Xavier Moreno Lara. Xavier concluye diciendo que “Los Comuneros del Canal Bajo del
Algar eran pocos cuando, parcos de recursos, partieron a la aventura. Pero,
perseverando tenazmente en su empeño, consiguieron ampliar y reforzar su
proyecto inicial agrícola y, con ello, abastecer este navío turístico,
verdaderamente de lujo, que es la comarca costera de la Marina Baja”.
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