No tenía ni repajolera idea de quién era Sylvia Plath pero un WhatsApp
interrumpió la normal recepción del programa de Carlos Herrera mientras “Putoperro” tiraba de mí en “nuestro” paseo matinal. Un amigo inglés
me pedía identificar un dibujo que me había enviado al correo electrónico y yo
no daba señales de vida. El arte y yo nos disociamos hace más de cinco décadas
y nunca vamos a converger, por lo que me extrañó la petición. Le advertí de mis
absoluto divorcio con casi todas las artes y me respondió que “es
que es de Benidorm”. Aborté el paseo (¡bendito WhastApp!) y volví a
casa a ver el envío. Helo aquí.
De inmediato me vino a la memoria una de las imágenes que ví
en el archivo fotográfico de Mario Ayús: ¡Podía ser Benidorm! Aquellas ventanas
lanceoladas de la izquierda…
“Es que -me dice
Paul- lo he visto en The Telegraph y el pie de foto es ‘Viviendas encaladas en los
acantilados de la Bahía de Pescadores. Benidorm, España. 1956. Pluma y Tinta sobre papel. Firmado
con iniciales SP, abajo a la derecha, y con el título y el nombre del artista
en el reverso’”.
“A mí me parece que sí, que es Benidorm”, le contesté. Pero, “¿quién
es SP?”, le pregunté, pues con la que está cayendo, SP, a mí me suena a
Standard & Poors, los de los índices de los mercados financieros… (abrevian
con S&P). Total, que el colega británico me dice que “es una poetisa muy importante”.
Mientras buscaba en Internet “Sylvia Plath” cursé consulta whatsappera a mi filóloga británica de cabera
(¿quién -a día de hoy- no tiene una filóloga británica de cabecera?) que me
respondió que “no faltaría más, en 3º; analizamos poemas suyos”. Pero no le contaron sus profesores que Sylvia
Plath estuvo en Benidorm en 1956, y en Benidorm escribió y dibujó; vino de luna
de miel.
Sylvia Plath en la playa ¿de Benidorm? |
Ya a golpe de Skype y de Internet he sabido más de Sylvia;
ya es casi de la familia con su “Fiesta Melons”. El poema “Partida/Departure”
(se marchan de Benidorm porque se les acabó el dinero) es uno de los más
analizados allá por dónde he buscado.
Sylvia
Plath es todo un personaje (del club de los poetas suicidas); en 1981 se le otorgó el Pulitzer (por
su obra poética) a título póstumo. Nació en Boston (Massachusetts, USA) y a los
31 años se quitó la vida en Londres. Es, leo, “un clásico de la moderna poesía en lengua inglesa”. Se casó con Ted Hughes, poeta inglés, y de luna de
miel estuvieron en París y Benidorm
(en Tomás Ortuño, 59). Sobre esa
estancia ya han escrito varios benidormeros; el primero fue en 2007 (Llibret de
Festes) el profesor Pascual Aliñana
Orozco. Así pues, no descubro nada.
Me ha hecho ilusión lo de “Fiesta Melons” (“En
Benidorm hay melones,/carros tirados por burros, cargados/De incontables
melones/Óvalos y pelotas/Verde brillante, arrojadizos,/Decorados con rayas…) Es
que me imagino a Sylvia (y a Ted) viendo el carro de los “water melons” (yo siempre les he dicho ‘melón de agua’ y no ‘sandía’).
Como me imagino aquél 1956 y como verían a alguno para escribir “Los
Mendigos”, el segundo poema benidormero, “que sobreviven a su maléfica
estrella”. Del tercero, y más famoso, “Partida/Departure”, he encontrado
análisis por doquier; se quedan sin dinero y deben regresar a Cambridge: él a
dar clase y ella a terminar sus estudios (beca Fullbright). En “Partida” habla
de “las célebres” cabras de Benidorm que lamen la sal de
las rocas.
Aún, en 1959, se acordará de aquél Benidorm de 1956 en el
poema “Las rederas”. Explicó el profesor Almiñana, en 2007, que se
refería a “las remendadoras de redes”
y sitúa la acción en la calle Tomás Ortuño: “Entre el pequeño puerto de los pescadores de sardinas/y las arboledas
donde las almendras, aún delgadas y amargas, engordan sus cáscaras picadas en
verde, las tres rederas/vestidas de negro –pues aquí todo el mundo está de luto
por alguien-/colocan sus robustas sillas y, de espaldas a la calle y de la a
los oscuros/dominios de sus umbrales, se sientan/…”
“Nuestra vida es increíblemente
hermosa, y permaneceremos anclados aquí hasta el 29 de septiembre, cuando
regresamos a Cambridge… ¡Hay tantas cosas que contar de este hermoso lugar!”,
le escribe Sylvia a su madre durante su estancia en Benidorm.
No sé cómo llegaron Sylvia y Ted a Benidorm en agosto de
1956. En la primera carta a su madre -desde Benidorm- señala “una
hora en autobús”; ¿desde Alicante? No sé, pero me encanta lo de “Tan pronto divisé aquél pueblecito… y vi
aquél mar azul centelleante, la limpia curva de sus playas, sus inmaculadas
casas y calles –todo, con una pequeña y relumbrante ciudad de ensueño- sentí
instintivamente, igual que Ted, que ése era nuestro lugar…”.
En algún lugar de Benidorm, en algún momento, no estaría de
más recordar a Sylvia Plath… habida cuenta de que en Filología Inglesa, cuando
la estudian -que lo hacen- no citan su paso, y sus poemas, por y de Benidorm
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