El 28 de octubre de
1914 se inauguró el tramo de vía férrea Alicante-Altea. Benidorm
se encuentra en esa línea que al año siguiente (1915) llegó a Dénia (en total,
92’7 km de vía “estrecha”), su meta (Alicante-Dénia). Me imagino que se habrá
preparado algo para tamaña efemérides (el Centenario), pero nadie pía. Ahora
mismo ese trazado Alicante-Dénia es
la suma de las líneas L1 y L9 del TRAM (Transporte Metropolitano
de Alicante; metro ligero); L1
Alicante-Benidorm (2.181.656 viajeros en 2013) y L9 Benidorm-Denia (730.333 viajeros en 2013). Hace 100 años lo que
más transportaba ese itinerario eran graneles y vino; los pasajeros no eran lo
principal entonces.
Para los pormenores de “el Trenet de la Marina” me remito al
blog del amigo Francisco Amillo, que
lo borda.
Coche-salón, tipo balconcillo, de la 1ª etapa |
Yo en este Post quiero acordarme de un muy concreto convoy
que circuló por esa línea entre Benidorm y Dénia: el Limón Express. Fue el primer
tren turístico que tuvo España. Su recorrido es hoy la línea L9 del TRAM
(Benidorm-Dénia; más bien hasta Gata de Gorgos) con material moderno, pero el
caso es que en algún momento podría, si quieren los de FGV, volver a circular
el vetusto Limón Express cuyos
remozados vagones esperan al sol de El Campello (terminal FGV) mejor ocasión.
El caso es que con vagones de los años 20 (y 30) provenientes
de dos viejas líneas ferroviarias ya olvidadas, las Carcagente-Dénia y la
Manresa-Berga (aunque algunos dicen Manresa-Olván; y es que la estación término
estaba lejos de Berga y lejos de Olván), y con viejísimas locomotoras
(diesel-hidráulicas) Batignolles (de 460 CV; fabricadas
por CAF) de la línea Carcagente-Dénia, comenzó a rodar la cosa, aunque luego se
unieron dos viejas locomotoras más de la línea Peñaroya-Puertollano. El viaje
inaugural del Limón Express fue el 1º de
junio de 1971 (único viaje Alicante-Denia con regreso a Benidorm), con los
vagones pintados de amarillo (de ahí el nombre del tren) y rotulados con
nombres de mujer: “Rosa”, “María”, “Isabel”, “Alicia”, “Carmen”, “Sofía”, “Luisa”, “Elena”, “Silvia”, “Emilia”, “Núria” y “Marina”. Se consiguieron 12 vagones, pero cada locomotora podía
arrastrar hasta 5 de ellos, que debían ser frenados a mano por agentes
guardafrenos que viajaban en cada vagón; eso sí, la locomotora frenaba por su
cuenta. Vamos, material de época. No se consideró nunca que la tracción la
proporcionaran locomotoras a vapor, que alguna existía aún operativa entonces, porque
las infraestructuras no lo aconsejaban (no existían). Incluso las Batignolles,
al poco, tuvieron que ser sustituidas por diesel-eléctricas de Alsthon de la serie BB-1000 (875 CV) para que el trayecto
no se eternizara. Las 3 nuevas locomotoras se bautizaron con los míticos y
pétreos nombres de “Benacantil”, “Ifach” y “Montgó”.
Convoy del Limón Express atravesando "El Mascarat" |
La idea del Limón
Express, leo y releo, fue del británico David A. G. Simpson y se centró, inicialmente, en la colonia británica que vacacionaba en
Benidorm. La campaña de promoción “Dancing on the traks” (Bailando sobre las vías) la lanzó en los
periódicos británicos Daily Mirror y Sunday Mirror como “excursión que fomentaba las
amistades”… a golpe de sangría; le llegaron a llamar “el tren del amor” (¿?). Y comenzó siendo
para británicos y acabó siendo un aliciente local donde -a golpe de sangría,
insisto, y “agua de Valencia” así como baile al compás del traqueteo
ferroviario- se disfrutaban los paisajes de la zona (Alicante es la 5ª
provincia más montañosa de España y por aquí salen al mar los Sistemas Béticos)
y la artesanía de Gata de Gorgos (cestería,
uvas pasas y guitarras); todo muy Typical
Spain del momento.
La primera
etapa del Limón Express duró desde 1971 hasta 1987. Luego,
los vagones fueron reactualizados en la factoría Miró Reig de Alcoy (se
acondicionaron los sistemas de frenado) y el 22 de marzo de 1988, con Rudi
Meyers en la gerencia, el Limón
Express inició su segunda singladura. Ahora los vagones no eran amarillos,
pero la marca Limón Express había cuajado… hasta el 27 de mayo de 2005 en que como se iba a electrificar la línea
(Benidorm-Altea, como mínimo), se retiraron los vagones para “un repaso” (había
que dotarlos de nuevos bogies de ruedas) y -en estas que- el 2 de junio de 2008 iba a comenzar la
tercera etapa del Limón Express y… los
convoyes siguen tostándose, como dije, al sol de El Campello.
En 2013
se pidió la declaración del Limón Express como Bien de Interés Cultural… El
viejo Limón Express se lo merece; el
caso es que su éxito inicial propició que surgieran otras iniciativas turísticas
por España, como el “Tren de la Fresa” (Madrid-Aranjuez)
o el “Tren de la Costa Verde” (Montaña Leonesa: Vegacervera,
Valporquero, etc.).
Convoy del Limón Express 2ª Etapa, cruzando uno de los viaductos |
Me han contado que el añorado Limón Express tenía un plácido arranque en Benidorm para llegar –tras
algún túnel y paso elevado, preludio de lo que se les venía encima- a Altea y
desde allí comenzar a ascender el piedemonte de Bernia superando pendientes del
18 y 20 por mil, atravesando túneles de película y salvando desniveles por
arriesgados puentes metálicos (alguno en arco, como el de El Mascarat) hasta
superar Calpe y llegar a Benissa (sólo 185 msnm, pero de película, como los
paisajes que se ven desde el puente de El Ferrandet sobre el barranco del Pou
Roig, o desde el Pont del Quisi) para descender a Teulada, cruzar la garganta
del río Gorgos y llegar a Gata. La espectacularidad del paisaje -y la sangría y
el “agua de Valencia”- lo convertían en irrepetible. Tras el paseo por la
artesanal Gata de Gorgos se volvía a
Benidorm. Hubo momentos de dos circulaciones diarias, aunque en sus últimos
tiempos eran cinco servicios semanales (9’40 y 13’50 h).
A ver si vuelve el Limón Express, que yo me quedé con las
ganas de disfrutarlo.
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