Pasó a tomar café con nosotros por el Meliá Benidorm, Juan Luís Iborra, un alfasino que ya lo ha demostrado todo en
el cine, en el teatro y la televisión… Y que ahí sigue, cosechando éxitos.
Era, Juan Luís Iborra es, como un poco nuestro. Todos le
recordamos por haber puesto en marcha el Festival de Cine de l’Alfàs y por su
empeño en colocarlo en lugar preeminente entre los festivales de cine del país;
de cuando el glamour, una semana de
julio, llenaba las calles de l’Alfàs y se acercaba hasta El Albir, en cuyo
paseo, Paseo de las Estrellas, se iban jalonando metros con los nombres de las
estrellas de nuestro cine que acudía, año a tras año, a recibir el Faro
de Plata, Faro d l’Albir, como galardón.
Juan Luís Iborra, “hijo
de panadero y actor” accedió a estar con nosotros aprovechando que “Gibraltareña”,
su última obra, se representa en el Teatro Principal de Alicante. Un lujo
tenerlo con nosotros en Los cafés del
Meliá.
Quería ser actor y estudió Arte Dramático en Madrid. “Comencé haciendo de paje en una obra en la compañía de Fernando Fernán Gómez, y
por esas cosas de la vida, de paje pasé a hacer de conde”. Y con 22 años,
con la alegre inconsciencia de esa edad (que siempre señalo yo), “llamé a Juan Gil-Albert pidiéndole adaptar
la novela ‘Valentín’ al teatro”. Pero el madrileño Miguel Narros se le
había adelantado en la propuesta. A pesar del renombre de Narros en el mundo
escénico, el alcoyano Gil-Albert se decantó por la propuesta del joven alfasino
y finalmente Iborra -todo quedó entre alicantinos- adaptó la obra y triunfó con
su “Valentín”,
que años después llevaría al cine.
Pero no corramos, ni adelantemos acontecimientos. Su éxito,
recordó, llegó sobrevenido porque en aquellos primeros años 80 del triunfo
socialista “va Alfonso Guerra y dice que
su autor favorito era Gil-Albert; y todos se volcaron, ministrables sobre todo,
en dejarse caer por la obra”… y eso le fue bien. Pero el resto ha sido
fruto de su esfuerzo y de su saber hacer.
Le gustaba escribir y adaptar, y de ahí pasó a TVE como
guionista para programas -con Raffaella Carra y Pepe Navarro, por ejemplo- y
series de TV; y luego llegaron los guiones de cine hasta las grandes
realizaciones con Joaquín Oristrell y García Serrano.
Y así, su primera película: “Amor de hombre” (1977).
Se sucedieron los festivales internacionales y los premios. Luego llegó “Km 0”
con epicentro en la Puerta del Sol, que siguió el mismo camino de festivales y
premios. Y a la tercera va la vencida: su primera película en solitario, “Tiempos
de azúcar”, una “historia de amor
imposible” vivida y rodada en su pueblo, l’Alfàs, pero recreada también en
Polop, Altea y Benidorm. Media tertulia la había visto y disfrutado; fue muy
elogiado. Eran recuerdos de su infancia y juventud que afloraron epítetos que
no creía yo en el acerbo de la Tertulia. Yo, como siempre, agreste y montaraz, en
la banda contraria: me han jurado que ya hay color y sonido en el cine…
Bueno, así hasta 7 éxitos… que si “Salsa Rosa”, que si “El
amor perjudica seriamente la salud”, que si… Sí, “hace
15 años de ‘Tiempos de Azúcar’ y es muy satisfactorio saber que su guión se
sigue estudiando en las universidades”. En su modestia, le cuesta, pero le
agrada, reconocerlo.
Un puntazo este café
con Juan Luís. Yo evidenciaba mis carencias culturales, pero te reconforta
saber que el resto de la tertulia tiene un nivel que pa qué. Que si el cine italiano, que matices, que si luces, que
si guiños del guión. Y Juan Luís Iborra estaba en su salsa, pero pendiente de
llegar al ensayo en Alicante. Es que saca tiempo para seguir con el cine, con
el teatro y con la televisión: ahora mismo dirige la serie “Aquí no hay quien viva”… Y yo, como siempre, en la banda contraria: me
han dicho que hay varios canales de TV.
Cornijal de Tertulianos |
Para muchos, en la tertulia, Juan Luís sigue siendo “el chico aquél que venía de Madrid para el
Festival y traía a sus amigos y amigas que eran actores, directores y actrices”.
Diseccionó para nosotros la historia de un Festival que en 2018 cumplirá 30
años, haciendo hincapié en etapas de gloria y en momentos de caída de
popularidad. Confía en que se relanzará; en ello está él.
Y como digo, en la
tertulia, los eruditos tomaron el mando y de sus preguntas supimos los del
pueblo llano que -Juan Luís- “para
escribir necesito el título, que me ayuda a concentrarme, y tener claro el
final, aunque al final lo cambie; pero siempre he de saber el camino que debe
recorrer el personaje”. Esta confesión no debe ser el secreto de su éxito,
porque tan fácilmente no lo confesaría.
Yo apuesto porque el secreto de su éxito es él mismo, porque sigue siendo el
mismo Juan Luís, profundo, que conocimos a finales de los ochenta.
Yo le pregunté por el IVA cultural; se explayó. Nos habló de
Francia, un país a imitar en esto de los impuestos a la cultura. Yo le pregunté
por el personal que se mueve en el mundo del cine: “los mejores; muchos están triunfando en Hollywood y hay directores que
sólo trabajan con profesionales españoles”. Dio nombres que, por supuesto,
no conozco y no voy a reproducir para parecer que sí. Y también le pregunté por
la Ciudad de la Luz, porque sabía que le había contactado en su día: “deben encontrar un sponsor” y… “no hacer lo que hicieron”.
Bueno, dijo más, pero eso se queda en los posos del café…
aunque yo, como soy como soy, no bebo café.
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