La AN imputa a Trapero por sedición y le cita a declarar con
otros de la colla independentista. La verdad es que la inacción de un cuerpo
policial (desde 1983) como el los Mossos
d’Esquadra es algo que me solivianta. Sobre todo porque se han dejado
involucrar en el diseño involucionista del Comité Fantasma que está dando
directrices a la CUP y adláteres para ganar para la Extrema Izquierda un
territorio de Europa.
Los Mossos son un cuerpo policial que forma parte de uno de
esos “hechos diferenciales” que algunos colegas han convertido en iconos de
Cataluña obviando la verdad. Sus actuaciones evidencian que siguen estando para
lo que en su día fueron creados: nacieron de parte y siguen siendo de parte.
Nacieron los “Mossos” (1719) bajo la
administración borbónica (botiflers[1])
de Felipe V -y parece que aún les
duele- para hacer frente a los migueletes austracistas (aguillots;
maulets
por aquí) del Archiduque Carlos. Aunque la Guerra
de Sucesión terminó con la firma de los tratados de Utrecht (1713, Holanda)
y de Rastadt (1714, Alemania), las emboscadas entre partidas de aguillots y botiflers no cesaron en Cataluña hasta finales del año 1715 quedando
desparramados por el territorio muchos soldados austracistas que se dedicaron
al pillaje y al bandolerismo.
Para acabar con ellos se crearon las Escuadras de Paisanos Armados
Felipistas que terminaron ocupándose del Orden Público en sustitución
del Somatén. Fueron legalizados un 24 de diciembre de 1721. Sus colores fueron
el azul y el rojo para vincularse con la causa borbónica con la que vieron la
luz.
El fundador de las Escuadras
de Paisanos Armados Felipistas, se dice, fue el capitán general de Cataluña
Francisco Pío de Saboya y Moura, marqués
de Castell Rodrigo, militar italiano a las órdenes de Felipe V. En realidad, lo
que hizo el marqués fue firmar la orden regia para que Pere Antoni Veciana i Rabassa, comerciante de mulos para el
ejército borbónico y que llegó a alcalde de la villa de Valls, tuviera una guardia mercenaria que protegiera sus
aportes al Ejército borbónico y sus negocios.
Y la verdad es que lo hicieron bien: en poco tiempo acabaron
con el bandolero Pere Joan Barceló Carrasclet
y otras partidas de las comarcas de Valls y Tarragona. Ante el éxito, otros
ayuntamientos animaron a los Veciana para que implantaran Escuadras de Paisanos
Armados en otros puntos del Principado…. Y los Veciana siguieron mandando los
Mossos hasta el año 1836.
Perseguir aguillots,
bandoleros y furtivos fueron los cometidos iniciales que luego se ampliaron al
control del juego ilegal y la prostitución, así como el traslado de detenidos a
las Audiencias y de policía de
costumbres “encargados de la
represión de adúlteras o, en general, de los no cumplidores con los preceptos
eclesiásticos” cuentan los historiadores.
Hace 100 años se dio carta de naturaleza al cuerpo (1817) y se
fijó el vestuario: alpargatas con cintas azules, chaleco, botonaduras y
sombrero de copa.
Cuando la creación de la Guardia
Civil (1844) el Capitán General de Cataluña Ramón
de Meer y Kindelán, barón de Meer y conde de Gra, ofició de
salvaguardia de los Mossos ante la pretensión del 2º Duque de Ahumada, Francisco Javier Girón y Ezpeleta, de
integrarlos en el Benemérito Instituto. De Meer no quiso: el nuevo cuerpo estatal
de seguridad pública se basaba en una total subordinación al poder establecido
(en Madrid) y no en el suyo como capitán general de Cataluña. La debilidad del
Gobierno de Madrid lo consintió, lo que dio origen a la aparición de varios
cuerpos de seguridad como el que constituyó el contrabandista Isidro Campsó Parrot, los Parrots,
que fue apoyado por Madrid para tratar de contrarrestar a los Mossos. Los Parrots actuaron hasta finales del siglo XIX.
Un catalán, el general Juan
Prim y Prats, presidente del Consejo de Ministros, embarcado en La
Gloriosa, abolió el cuerpo en 1868.
Adujo que el carácter monárquico que tenían los convertía en sospechosos
conspiradores a favor de Isabel II. Los
Mossos se habían vuelto muy impopulares en Barcelona, principalmente, por sus
constantes enfrentamientos con las milicias liberales. La excusa de Prim fue
económica: los Mossos eran mantenidos por los Ayuntamientos y las Diputaciones
mientras la Guardia Civil, subordinada al poder establecido por principio
fundacional, era pagada por el Estado. Les convenció.
La 3ª Guerra Carlista
(1872-76) vuelve a meter en escena a los Mossos. En julio de 1874 se decreta la
constitución del Cuerpo de Escuadras de
Cataluña, que se circunscribió sólo a la provincia de Barcelona, quedando
el resto del Principado bajo la protección de la Guardia Civil. A principios de
1875, aparecerán los reglamentos definitivos, y acabado el conflicto será un militar
liberal y alfonsino, Joaquín Mola
Martínez, el que reorganizará el cuerpo al servicio de la monarquía liberal.
En 1903 se modernizaron: abandonaron el anacrónico sombrero de copa y las poco
efectivas alpargatas. Dependían de la Mancomunidad (Unión de las Diputaciones,
que los pagaban) del Gobierno Civil y de la Capitanía General, pero la Dictadura
de Primo de Rivera abolió la Mancomunidad (1925) y los dejó en cuadro. Con la
proclamación de la República (1931),
la restaurada Generalitat asumió el mando del cuerpo, y durante los mandatos de
los presidentes Macià y Companys se dictaron las primeras leyes para convertir
a los Mossos d'Esquadra en la policía integral de Catalunya, aunque nunca se
desplegó.
Durante los hechos del 6 de octubre de 1934 (proclamación del
Estado catalán) se mantuvieron fieles al President de la Generalitat, por lo
que fueron desarmados. El 31 de enero de 1939 fue suprimido el Cuerpo.
Pero la historia de los Mossos es, digamos, “más moderna”. Arranca en plena dictadura
franquista: en 1950 el Ministerio de Gobernación permite a la Diputación de
Barcelona, presidida por Joaquín
Buxó-Dulce de Abaigar, Marqués de Castelflorite, la organización de
una Sección de Mozos de Escuadra (40 efectivos) que entró en servicio el día de
Sant Jordi de 1952 como guardia de Honor y protección del edificio
supramunicipal.
El octubre de 1980 los ministerios de Interior y Defensa
renuncian a sus poderes sobre esta Sección que pasó a depender de la
Generalitat de Josep Tarradellas. Posteriormente la ley de 1983 les dio cuerpo
y naturaleza que, considero yo, en el 1º de octubre de 2017 y en los días
sucesivos han tirado por la borda.
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