Lo de Juan José
Campus Blanquer es una vida en el Turismo; es, cuando menos, la Historia
turística de Benidorm.
Con esta premisa, confieso, escribo este Post con la
intención de que Spielberg lo lea… y
haga una película. Por lo demás, pontifico: no conoces bien a un amigo, menos a
un tertuliano, hasta que no se somete “al
tercer grado” de “Los cafés del Meliá”
Juan
José Campus es un auténtico self-made man; es un triunfador
hecho a sí mismo, cargado de vivencias y horas de trabajo, divertido,
emprendedor tenaz, hombre cabal; todo. No se amilana ante nada -lo ha
demostrado- y le acompaña un halo de sencillez que conquista y a él le ruboriza.
Todo ello le autoriza a contar, ante quien sea, sus chistes, casi siempre
buenísimos. Y si no lo son, él, va y lo arregla. Vamos, que cae bien.
Nacido en Callosa d’En Sarriá -en Les
Muntanyes que el viejo señor de Montjuic consiguió en estas viejas
tierras, otrora Sharq-al-Andalus, ya cuando
Jaime II- se hizo el amo del Turismo
de Benidorm. Els callosins, los callosinos, son tremendos.
Dicen, versión sui géneris de Roma y
el “uso” de la roca Tarpeya, que al nacer los lanzan contra una pared… y si se
agarran, valen. Pues como recordó el tertuliano Jaume Climent, Juan
José, cuando lo lanzaron, no sólo se agarró sino que trepó por la pared.
Su familia tenía algo de tierras que cultivar y un poco de
ganado en Callosa. Él comenzó como pastor,
pero lo suyo comenzó con las naranjas, que el any de la gelà (1955, el
año de la helada) no se vendían. Con 10 años se las bajó en burro a Benidorm con
la intención de vendérselas a los turistas en la puerta del Bar Ronda (4 horas
de andar en burro en cada trayecto). No las consiguió vender todas pero, ahí
estaba ya la grandeza, lo que le quedaba lo cambió (trueque) per aladroc (boquerón). Y boquerón de
vuelta para Callosa donde poco veían el pescado… y se los comieron.
Al año siguiente, cuando tenía 11, empezó lo de los
burro-taxis en Guadalest. Él consiguió los primeros cuarenta; a duro por burro de
comisión en cada gestión. Y ahí comenzó su contacto con el turismo. Esto ya de
por sí sería un capítulo de un buen libro.
Con el embrión del negocio montado se nos fue a Inglaterra a aprender inglés. Para
esto, un par de capítulos extra: París y sus dos estaciones de tren, el ferry para
el Canal, el telegrama, la llegada a Victoria Station… y tres días de espera,
bajo el reloj, hasta que su contacto apareció. Apasionante y hoy divertido. Su
primer empleo fue en una morgue, y como
compañero un polaco sordomudo; “¡coño, por eso no soltaba ni una palabra de
inglés!”. La cosa prometía.
Luego en un psiquiátrico; esto ya fue mejor. En este último
triunfó y aprendió inglés; tanto y tan bien que terminó de profesor de inglés en la Academia General del Aire de San Javier.
Capítulo al canto.
Es que volvió a España para hacer la mili. Le recomendaron decir que no sabía hacer nada… y terminó en las
caballerizas de la Ciudad del Aire. Entonces ya pió: ¡que sé hacer cosas!… y, como digo, terminó de profesor de
inglés de los futuros pilotos… y los veranos en Benidorm, en el negocio del
guía, el turista y las agencias de viaje.
Un veterano y sesentero BAC One-Eleven |
Y ahí son multitud de anécdotas, infinidad de vivencias,
cantidad de situaciones salvadas por su capacidad de gestión. Momentos que hoy
son historia de Benidorm y de la Costa Blanca. Desde la protagonista del caso
Profumo (1963, John D. Profumo; ministro de Defensa del Reino Unido en
el gabinete McMillan), Christine Keeler (sin
el agregado naval ruso Serguei Ivanov por medio), a la quiebra de Clarksons. El Juan
José Campus de aquellos años es el hombre de la Court Line en Benidorm; es la Historia elemental del Turismo chárter
británico a bordo de los emblemáticos BAC One-Eleven, que reemplazaron a
los Vickers
Viscount en el aeropuerto de Valencia (3 horas más de viaje en autobús
hasta Benidorm). Es la historia de la
llegada de los turistas y de no estar terminado el hotel que los iba a alojar;
mil y una anécdotas que hoy producen hilaridad.
Juan
José Campus es turismo en estado puro en Benidorm, en Palma
(otro capítulo), en Ibiza, en Londres, en el Caribe, en la Costa Brava, en
Benidorm. Es el hombre del Hotel Don Pancho, de Viajes
Costa Blanca y de mil peripecias más en el calzado ilicitano (por echar
una mano a un amigo) y por poco en las alfombras de Crevillente. Todo suma. Hoy
sigue siendo inquieto, osado, optimista y joven, muy joven.
En la tertulia recapacitó con nosotros:” tuvimos
que inventarlo todo; creamos cosas de la nada”. “En Andalucía ya existía todo;
aquí hasta inventamos Altea, Calpe, Xaló, las salas de fiestas, las barbacoas,
el Limón-Expréss”. El Altea, contaba, “las beatas escondían las llaves
de la iglesia para que no pudieran enseñarla a los turistas, pero la cosa se
arreglaba en el Bodegón de Pepe”. En Calpe… en cada sitio una historia.
Juan
José
es un vendedor de ilusiones hechas
realidad. Y vendedor es una cosa grande; sólo vendes si te lo quieren
comprar. Consciente de que hemos hecho el turismo que queremos
apostó por ir a más convenciéndonos de que tenemos
un buen producto que nos lo quieren comprar. Como mínimo, pidió: mantengámoslo.
Las dos horitas de tertulia darían para más de un libro.
Nombres, fechas, situaciones; todo está fresquísimo en su memoria.
De todos los Juanjosés que encierra Juan José Campus yo me quedo con uno:
con el que lidió la quiebra de Clarksons
(15.08.1974) y fue capaz de repatriar a los 9.000 ingleses que dejó tirados el
TTOO. Consiguió realojarlos y sacarlos poco a poco; vendió los muebles de la
oficina para comprar bocadillos y cigarros (“mientras fuman se les pasa el cabreo”); los mantuvo en los hoteles mientras pudo y los fue colocando en
viajes de regreso a Inglaterra… ¡¡9.000 y en 1974!! ¿Nos acordamos del
caos del volcancito Eyjafjalla en 2010? Bueno, pues aquello fue en 1974 y con
la centésima parte de la infraestructura que gozamos hoy. Salvó la situación,
puso a los británicos en casa y… ni una palmadita en el hombro, ni Orden de la
Jarretera, ni Caballero del Imperio Británico… ni nada. Pero es Cónsul de
Islandia… que esa es otra historia.
Lo dicho Spielberg; no sabes lo que te estás perdiendo por
no llevar la vida de Juan José al cine; el peliculón que sale es de varios
Oscar. Al menos uno: al mejor guión.
PD. Las fotos de Juan José Campus y “la tertulia” son de
tertuliano Mario Ayús Rubio; menos la de BAC One-Eleven…
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