Pasó por Los cafés del Meliá una periodista fascinante,
entregada a su trabajo de divulgación de sus investigaciones, que hace poco más de un mes contó con un Post -en este Blog- con motivo de la presentación de su
último libro -sobre las almadrabas y sus gentes… de Benidorm; faltaría más-,
cuya dedicatoria me emocionó sobremanera: “En memoria de los marinos de Benidorm que al
zarpar metían su corazón en salazón para soportar la ausencia”. Pura
sensibilidad. Es tan bueno y tan auténtico que odio que no se me ocurriera a
mí. Con eso lo digo todo.
Bueno, pues el caso es que cuadramos agendas y al final se
pasó a tomar café con nosotros, los tertulianos del Meliá de Benidorm, la periodista Ángeles Ruiz García.
Ángeles es una gaditana -ya lo conté en su día- a la que Carles Llorca Baus ganó para La
Terreta y trasplantó a un rincón vilero entre las playas del Bol Nou y El Paradís. Se vino Ángeles con su máquina de escribir -eléctrica-
y una maleta. Con Carles hizo 5 libros. Y cuando Carles faltó, se nos quedó por
aquí: “y eso que nacer en Cádiz y un sábado de Carnaval tira mucho”.
Desde entonces, como antes, no ha parado. Ahora, “porque el trabajo es un refugio
para evitar la melancolía”. Y nos confesó, además: “escribo
para disfrutar del lenguaje y compensar la timidez”.
Sí, a pesar de los galones que ya acumula, Ángeles Ruiz se
confiesa tímida; pero no para.
Yo, confieso, siempre preferiré la “Historia marinera de Benidorm” -que hicieron al alimón y con la que
tanto, y tanto, aprendí-, pero la lista de Ángeles tiene enjundia: “Vademecum de cocina de la Marina Baixa”,
“… de la Marina Alta”, “Ir de tapas por Valencia”, “Guía de la Comunidad Valenciana”, “Gastroguía”, “Sabores de la Costa Blanca”, “Bon
profit. Viaje por la cocina alicantina”, “La vida secreta de las especias”… Muchos. Considero que es la periodista gastronómica más completa
y prolífica de la Comunidad Valenciana. Incluso ha puesto texto a todos los
tarritos de especias de la firma alicantina Carmencita. Y al llegar a
aquí, Ángeles, destacó la labor de las empresas alicantinas -como Valor
(La Vila) y Carmencita (Novelda)- que han sabido y logrado inculcar un
profundo sentimiento de pertenencia a la empresa en todos y cada uno de sus
trabajadores, “lo que demuestra la diferencia entre empresa y negocio”.
Sus últimas realizaciones las encuadra en la colección “Cuadernos de Bitácora de la Gastronomía”
en la que ya han visto la luz “Sabor a mar. Pescados humildes del
Mediterráneo” y “De atún, almadrabas y sus capitanes”,
libro que le “permitió unir su tierra gaditana con Benidorm”. Es que, nos
contó, aquella Villajoyosa a la que llegó a compartir vida e investigaciones
con Carles Llorca era de una tranquilidad absoluta; y Benidorm era como la
válvula de escape.
Y hablamos mucho de gastronomía; y ella -que sabe de lo que
habla- nos confirmó que “el gastronómico no es el motivo fundamental
de los viajes más que un reducidísimo número de experiencias. Pero la
gastronomía sí es un complemento importante de los viajes”. Criticó,
con acierto -considero yo-, “la excesiva cantidad de eventos
gastronómicos” que se suceden en nuestro entorno “porque no conectan con los
turistas” como, hasta la saciedad, viene recordando Roc Gregori y otros
compañeros plumillas más. “Lo más interesante -dijo- son
las actividades generadoras de impacto”, y ahí fallamos “porque
no encontramos nuestro hecho diferenciador y fallamos al exaltar nuestros valores”.
Implicar al turismo en la gastronomía es el objetivo; y no se consigue. Las
jornadas funcionan, dicen los restauradores; pero esos platos se caen de las
cartas en cuanto finalizan, Sí, somos capaces de hacerlo; pero volvemos a lo de
siempre: “No tenemos claros nuestros valores diferenciadores; identificar
nuestros productos es clave”. Este es un campo a profundizar.
Ángeles nos contó que le gusta mucho escribir de la
gastronomía, pero evita hacer crítica gastronómica: “antes de poner una palabra
inadecuada en un sitio inoportuno, me callo”. Y, después, Ángeles nos
contó “la experiencia brutal y tremendamente satisfactoria” que fue
trabajar en Canal 9 TVV. Todo
comenzó con el programa “Bon Profit” (Paco Nadal; 1997), y la
singladura llegó hasta 2001. Orgullosa está de aquella etapa.
Y hablamos de proyectos. Y eso que no le gusta hablar de
ellos hasta que están ya más que perfilados. No obstante nos contó que trabaja
ya, en firme, sobre un libro centrado en el níspero y en Callosa d’Ensariá: “Los callosinos son un pozo de
sabiduría en cosas del agua”, exclamó maravillada. También documenta ya
un trabajo sobre la industria del turrón…
y algunas cosas más.
Pero lo que más le apetece ahora es acometer una obra que
bulle en su cabeza mucho tiempo ya. Irá sobre viudas y viudos. “Una mujer que con 36 años queda viuda, tiene
vida”. Y sobre esa vida quiere escribir (y vencer su timidez). Es un
tema que ahora mismo, cuando dice que ha “pasado el Ecuador de su vida”, le
apetece sobremanera. Pero no encuentra el momento.
Seguro que pronto veremos ese trabajo hecho realidad, como
el de los nísperos y el turrón… y más cosas con Quique Dacosta. Ella, Ángeles Ruíz García -la gaditana que se
acostumbró a ver los amaneceres de La Vila- va a seguir con las cosas de La
Terreta y su gastronomía para que, de una vez por todas, encontremos y
explotemos nuestros valores
diferenciadores. Porque los productos
clave son los que ella, día a día, nos recuerda.
PD. Ella, Ángeles, reivindica siempre la figura vilera de
Carles. Carles Llorca i Baus tiene
una calle dedicada en La Vila. Pero no está rotulada. Es un trazado de nueva
construcción. Ella no va pedirlo de motu propio.
Por eso yo animo a la AAPET -la
Asociación Alicantina de Periodistas y Escritores de Turismo-, de la que Carles
Llorca fue miembro, a pedir formalmente al Ayuntamiento de Villajoyosa de que Carles
Llorca sea más que un nombre en los callejeros; que tenga placa esa calle. Lo
pedí esta tarde en la tertulia y lo dejo escrito en este Post. Queridos
excompañeros de la AAPET: ¡mojaros en esto!
No hay comentarios:
Publicar un comentario