España se apresta a conmemorar el 60 Aniversario de su ingreso
en la ONU (la Organización de las 50 naciones
unidas en guerra contra el Eje). Y lejos de cuestionar o cuestionarme la
validez del organismo (ahora que ya no está en guerra contra aquél Eje
germano-nipón), sí me quedo en la válida historia española de aquellos días de
1955.
Mientras por la España
de Franco sólo había contactos con “los
aliados” a través de algún departamento de los Servicios de Información
militar, por la parte del Exilio
funcionaba un buen cordón umbilical a través de la Junta Española de Liberación (JEL: 20.10.1943), surgida de la Declaración
de La Habana (25.09.1943); hasta tal punto que para “los aliados” la JEL venía a ser el
equivalente a la representación del Gobierno
de la II República. Así, a la Conferencia
de San Francisco acudió la JEL -Indalecio Prieto Félix Gordón,
Antoni Mª Sbert y Álvaro de Albornoz- y también Juan Negrín (que se consideraba presidente
de iure del Gobierno en el exilio), Julio Álvarez
del Vayo (que había sido el último ministro de Exteriores de la República),
el lehendakari José Antonio Aguirre
(profesor en la Universidad de Columbia y asilado en USA) y algunos catalanes
integrantes del Consell Nacional de
Catalunya -que repartieron a diestro y siniestro un documento titulado “El
caso de Cataluña” buscando apoyos-. Hay quienes consideran a la JEL
decisiva para que el representante de México (y el de Australia, que casi nadie
lo cita) colaran lo de “A propósito del
párrafo 2 del capítulo III (corresponde cap. II, art. 4,4), la delegación de
México considera que este párrafo no podrá aplicarse a Estados cuyos regímenes
fueron establecidos con la ayuda de fuerzas militares de países que han luchado
contra las Naciones Unidas, mientras que estos regímenes permanezcan en el
poder”[1]. No se
citaba a España, pero… verde y con asas. ¡alcarraza!
La JEL desaparecería el último día de agosto de 1945, pero nadie
la podrá quitar que estuvo en la Conferencia de San Francisco (25.04 al
26.06.1945) y participó en la firma de la Carta
de las Naciones Unidas (las 50 naciones unidas en guerra contra el Eje). Y
fueron 50 las firmantes. Y se creó la
ONU; y España no estuvo. Para haber estado allí o se debía de haber firmado
la Declaración
de Washington (01.01.1942; los 26 gobiernos implicados directamente en
la IIGM: Carta del Atlántico) o se debía haber declarado la guerra a las
Potencias del Eje; y España -todo lo más- había roto relaciones diplomáticas
con Japón por los abusos en Filipinas un poquito antes de que les enviaran a Little Boy y a Fat Man. España, fue
excluida… y en 1946, condenada:
se creó la Asamblea General el 10 de enero y el 9 de febrero ya nos endilgaba
la primera resolución condenatoria.
Y no una: además de la Resolución 32 (I/1), de 9 de febrero,
la llamada Carta de Polonia de 8 de abril, la Resolución 4, del 29 de ese mes (Consejo
de Seguridad); el Informe del Subcomité especial de los Cinco de 31 de mayo, la
Resolución 7, de 26 de junio (Consejo de Seguridad), la Resolución 10, de 4 de
noviembre (Consejo de Seguridad), los anteproyectos de resolución contraria de 13
países (2 de diciembre); las Sesiones del 2 al 9 de diciembre ante la 1ª
Comisión de la Asamblea General (y, precisamente, del 9 de diciembre es la
manifestación en la plaza de Oriente donde se coreó lo de “si ellos tienen ONU, nosotros
tenemos DOS”), las Sesiones del
9 al 12 de diciembre de la Asamblea General plenaria y la Resolución 39 (I; 34 votos a favor y 13 abstenciones) donde sólo
rascamos 6 votos a favor: Argentina, Costa Rica, República Dominicana, Ecuador,
El Salvador y Perú.
La “lógica” reacción española, que nadie por allí esperaba, fue
de adhesiones “inquebrantables” al franquismo porque, encima, vino a
coincidir la cosa con el entierro de un falangista asesinado por el maquis (que
todo se juntó).
Y viendo lo que pasaba en la vieja piel de toro, los de las naciones
unidas en guerra contra el Eje se lo piensan en 1947: así no vamos a ningún
lado. Por ello, la Resolución 114 (III),
de 17 de noviembre, ya no prospera contra España. Además, alguien llega a la
conclusión de que esa situación sólo beneficiaba a los soviéticos y comienza un
acercamiento rompiendo recelos sobre The Spanish Question.
La Cuestión Española se inicia el 18 de julio… de 1945 en Potsdam en un diálogo Churchil-Stalin, del que salió victorioso Churchil: “la cuestión de España es de los españoles”. Hay quien dice que la
condecoración que se le impuso en Cuba -y los vegueros- le hacía españolear de
vez en cuando. Stalin, tragó. Roosevelt,
en 1942, cuando los desembarcos en África ya había comunicado al gobierno
franquista que “no problem”. Pero los
tiempos cambiaron y en 1947 ya estaba Truman
en el poder -y nos había apartado del Plan Marshall- y a Churchill le
sustituye Atlee (que había sido
arengador oficial de Brigadas Internacionales en Albacete). Pero ambos mantuvieron
lo acordado. Stalin lo que consiguió, tras la victoria de los comunistas
franceses en las elecciones de 1945 (21.10.45), es que francia cerraran la
frontera de los Pirineos… y así funcionara de puta madre el contrabando -que es
lo que tiene estas cosas-.
Pero todo esto pronto se olvida: el 8 de febrero de 1949 el Chase Manhattan-National City firma un
crédito con el gobierno franquista y éste, de paso, libera, gracias al contacto
bancario yankee, 25 millones de dólares en oro que los británicos tenían
retenidos en Londres. Los norteamericanos dejaron de votar a todo que no y comenzaron
a abstenerse en todo; y deciden levantar,
secretamente, el embargo.
Llega 1950 y con
la Guerra de Corea en marcha y
aprovechando que la URSS abandonó el
Consejo de Seguridad (de enero a agosto) porque se había propuesto la admisión
de la República Popular de China, se
admite que España tenga Observador Permanente en la ONU (aunque
aún habrá de esperar) y se revoca y
anula la vieja y desgastada Resolución 39 (condenatoria), y se aprueba la
nueva Resolución 386 (V), de 4 de noviembre)
en la que se insta, después de todo, a que vuelvan los embajadores. Lo hicieron
en 1951.
En diciembre de 1952 se admite a España en la UNESCO y en 1953 comienza la verdadera historia del
ingreso de España en la ONU. La Resolución
718 (VII) sienta las bases al crear la Comisión
de Buenos Oficios para la Admisión de Miembros: un holandés, un egipcio y
un peruano presentarán el Informe A-720 al Secretario General (03.09.1954)
donde señalaban el nuevo equilibrio de fuerzas favorable a la admisión de
España. La Resolución 817 (IX) de 23
de noviembre, revisará el tema.
En diciembre de 1954
José María de Areilza (embajador en
Washington) negoció personalmente con el representante ruso Mikhail Sobolev que se permitiera ya la llegada
del Observador permanente, y en enero de 1955 el Secretario General, el sueco Hammarskjold, dio el plácet. El 9 de
junio llegaría a Nueva York José Sebastián
de Erice a hacerse cargo del puesto.
Entonces, el 23 de
septiembre de 1955 el ministro Alberto Martín
Artajo presentó, finalmente, la solicitud de integración. Y en diciembre,
se trató, junto a otras 16. El día 13, la URSS veta la integración. ¿Fracaso? A
la mañana siguiente, sorpresivamente, el representante de la URSS, Yakov Malik, retira el veto: se excluye a
Japón y a Mongolia Exterior de la integración, pero no a España. Así, por la Resolución 995 (X) de 14 de diciembre de 1955, previa
recomendación del Consejo de Seguridad (documento A-3099), España es país
miembro de la ONU.
¿Qué pasó para que la URSS no nos vetara? Yo no he
conseguido leerlo en ningún sitio.
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