Nada, que el lunes 26 se debería acabar el lío y, mientras
tanto, la casa sin barrer.
Dpto. Población. CSIC |
Este Post va de las vacaciones del IMSERSO[1], una
cosa que comenzaba en las Navidades de los primeros años 80 (turnos de
convivencias navideñas) y que desde 1985 se pensó (y se implantó) como programa experimental de vacaciones
para la Tercera Edad, con objeto de proporcionar a las personas mayores la
posibilidad de disfrutar de una estancia de duración variable en zonas de clima
suave, a precio reducido, a lo largo del periodo de baja temporada turística, de
octubre a junio (por aquél entonces) como posibilidad de no cerrar hoteles de Baleares. Luego, el programa se ha implantado a nivel nacional y ha experimentado
sustanciales cambios marcado por una cuestión que entonces no se tuvo tan en
cuenta como se creyó: el progresivo envejecimiento de la población que para mayores
de 65 es el más rápido que pudieron prever los programas informáticos de
entonces: si en 2010 representaba el 7’6% de la población y en 2015 será del 18’1%.
El Programa de Vacaciones para la Tercera Edad del IMSERSO,
no lo dudamos, tiene efectos beneficiosos para las personas mayores que lo
utilizan y hasta para las agencias que lo mueven. Y, llegado el caso, puede ser
que también para el sector turístico en general porque, se dice, se desarrolla durante
las fases de baja actividad hotelera. Hay que reconocerle que los usuarios del
programa se encuentran satisfechos con los servicios y la atención ofrecidos
-¡faltaría más!- y lo valoran positivamente. Expresan tanta satisfacción que siempre
aseguran que repetirán la experiencia. Y encima, van y lo hacen. Indudablemente
hay que entender esa fidelidad al programa como un premio que les otorga el
país por su contribución al funcionamiento del mismo.
El análisis del impacto económico del programa también
arroja resultados positivos en las partes del león. Los ingresos y ahorros que
supone el Programa de Vacaciones superan siempre las cantidades previstas,
porque la ingeniería financiera es capaz de eso y de más: son capaces hasta de
calcular los gastos a cargo de los viajeros -que no están incluidos en el
programa- en excursiones organizadas por las agencias de viajes. Hoy sabemos
que las 938.000 plazas que bien pudieran salir a la venta en unos días, de no
liarse más la cosa y que son 41.000 plazas más que en la contrata anterior, mueven
un volumen de negocio para las agencias de 330 millones de euros anuales (y por
eso se ha dicho que en los 2+2 años de la concesión de este programa estaríamos
hablando de 1.300 millones de euros). Y es por eso que calculan que cada euro
invertido en el programa se transforma en 1’80 euros de beneficios generales al
país. Lo dicho: ingeniería financiera que hasta puede ser verdad (según el análisis
o evaluación con la que se trabaje).
Luego también está eso que dicen de que el Programa de
Vacaciones para la Tercera Edad del IMSERSO tiene una incidencia positiva en la
generación de empleo del sector turístico. He llegado a leer que en los 300
hoteles que no cierran para atenderles se llega a conseguir una estabilidad laboral
extra desde 1.800 trabajadores a 91.000 empleos según el informe que analices:
desde CCOO al propio IMSERSO. Porque aquí también hay cocina de datos y desde
el cazo a la marmita cuartelera el recipiente tiene distintas capacidades a la
hora de la cocción pues entran como ingredientes desde los puestos de trabajo
temporales y fijos discontinuos a los que se llega a considerar que se
mantienen en algún momento gracias a esa actividad. Lo único cierto es que este
supuesto incremento del empleo incide
directamente sobre la Hacienda Pública (cuotas a la Seguridad Social, ahorro en
prestaciones por desempleo, IRPF, IVA, Impuesto de Sociedades, etc.) y eso,
nuevamente, es una cantidad superior a la invertida por el IMSERSO.
Así es que, aún entendiendo el mosqueo de quienes llevan
desde el principio en esto y ahora les han dado un bocao a la altura del
gemelo, la verdad es que necesitamos todos que se arregle esto porque estamos
dando mucho que hablar, las vacaciones están sin vender, los hoteles que los
esperaban están cerrando en algunos destinos, la gente se está yendo al paro, y
las elecciones son en diciembre y al final, como dice José María Díez en su
serie “SIMSERSO” (Top Turisme), estas
vacaciones se le suelen agradecer “al Rajoy de turno” aquellos que las
disfrutan. Y por eso, atendiendo a la pirámide de edad, alguien en Moncloa (y
no te digo en Génova) se lo tenía que hacer mirar. Sí, casi 8’5 millones de
españoles tienen más de 65 años y hablamos de menos de 1 millón para este
programa de vacaciones, pero al precio que está el voto, a lo mejor, lo del
IMSERSO merece una decisión ya.
Eran, en su día, cuatro en el lío. Logitravel y Traveltool
quedaron fuera; y Traveltool vende “sus
vacaciones de mayores” ya. Mundosenior (Globalia -Halcón/Air Europe- y
Barceló) y Mundiplan (Iberia, Alsa, Gowaii e IAG7) están hoy en la pelea
judicial; vale, en este grupo no hay ninguno con banderín de Agencia de Viajes.
Mundosenior, tras el primer lío, se quedaron con dos (costas e interior: 544.000
camas y un valor de 335,4 millones de euros a los que sumar 120.000 billetes,
por 86,5 millones €, para billetes internacionales) de los tres paquetes (las islas
son el tercero); Mundiplan se queda con lo insular (274.000 plazas y 240,1
millones € en el pliego).
El caso es que, tenga quien tenga razón, 938.000 plazas están sin dueño y eso es
como decir que hay 938.000 votos (o más) en el alar… Y luego está el paquete
económico de las agencias vendedoras (ente físicas y por libre rondaremos los
siete mil agentes) que también, por un mal aire, puede afectar la decisión de
votar. Y no se olvide el colectivo laboral; pero con esos no suelen contar
porque el voto ideológicamente tiene una traza final. Finalmente estarían los
hoteles; pero de esos no se preocupen, bastante tienen con hacer ingeniería
genética para salir airosos del temporal y a unas malas -por ese precio-
también algo pueden encontrar.
Miren Uds.: Yo, como plumilla, cubría aquellos actos de
mediados los ochenta cuando los ministros venían a Benidorm a recordarles quienes
los llevaban a vacacionar.
[1]
Instituto de Mayores y Servicios Sociales; lo que antes fue el Instituto de
MIGRACIONES y Servicios Social, que en esto de adaptar las siglas a nuestros
intereses somos unos genios geniales.
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