Tenía en la fresquera lo del “Turismo ruso en la Costa Blanca”,
una sensacional jornada de trabajo que organizó la Cátedra de Estudios Turísticos “Pedro
Zaragoza Orts” el pasado día 1, en la UA.
Antes de poner negro sobre
blanco impresiones, me he leído la tesis de Yulia Prokopenko que, con
el profesor Tomás Mazón, dirigía el encuentro. Echo en falta la prehistoria del
turismo ruso en la Costa Blanca (Roc
Gregori, las galas de Julio Iglesias
en Rusia, los Ballester y Justo Quesada que vendían casas de
estas latitudes en aquellas tan frías, la fundamental participación de la Compañía Hispano-Rusa de Comercio, la
iniciativa de Carner Free Time, a las
gentes de Bosht y East Line, a José Luís Nerín, Juan José
Campus, Oleg Sysuev (que de
secretario de embajada se convirtió en el "primer TTOO"), Natalia Pérez, Robin Grant, Valeri Nedoseykin,
Said Kasymov, Alexansdr Skalyn , Vladimir V. Boroviev, Irina Efremova y, cómo no, José Mª Díez. Y más gente. Pero
como lo cortés no quita lo valiente, excelente tesis y gran jornada que suplió
con nivel las ausencias de última hora en un día, recuerden, en que nos
despertamos con un tal Putin dando órdenes sobre Siria. Ah, también aquél
teniente de alcalde del Ayuntamiento de San Petersburgo, Vladimir Valdimirovich Putin ahora presidente y que también estuvo
en la prehistoria del turismo ruso en la Costa Blanca.
De la jornada salió material para una saga; pero que anden
tranquilos Tolkien y Rowlin que no pienso emularlos.
“El turismo ruso está siempre en crisis”, resonó en mi cerebro minutos
antes de comenzar la jornada. Y lo dijo un opinador de prestigio que luego lo
obvió en la mesa. De todas formas, lo cierto es que “hace un par de años todas las
esperanzas estaban puestas en ellos”, apuntó Núria Montes (HOSBEC) señalando que “en 5-10 años se superará esta
crisis… que no es tal”; es que lo suyo (lo hotelero) es la medio-largo
plazo. Y a los pocos días sabíamos que “LaCosta Blanca amortigua la caída del turismo ruso” y que ya hay 15.000
empadronados en la Comunitat Valenciana, donde la Costa Blanca es hegemónica.
El primer secretario de la Embajada, Alexandr Batadeev, puso la nota diplomática (4º mercado potencial
más grande del que España es el 2º destino, porque Turquía que está más cerca y
es el 1º) y política (que si las sanciones económicas, que si el tema de
visados, que si problemas artificiales), Y no le faltaba un puntito de razón: hoy
dejan entrar a cualquier en la UE-28 y a los posibles turistas rusos se les mira
hasta el dobladillo del pantalón. Alexander
Cherpurnoy (Casa Rusia en Alicante) fue de la mano del anterior en lo de
permisos de residencia y vuelos caros. Y para colmo, esa misma mañana, Transaero
entraba en Bancarrota.
No mandó Mazón sus naves a luchar contra los elementos, como
tantos otros ilustres españoles, y seguimos en la jornada de la mano de Yulia Prokopenko, que repasó la
evolución del turismo ruso y destacó que “conocer el destino es fundamental” y
destacó el papel de Visit Benidorm y
Costa Blanca. La radiografía de
Yulia es total: “problema de precios (85 rublos = 1€), falta de conexiones aéreas
(y aún no sabía lo de Transaero), exigencia
de visados, falta general de promoción de destinos, falta de información del destino
en ruso, necesidad de ofertar estancias más cortas (del orden de 5
noches), el problema del nivel de inglés entre los indígenas
del lugar (el ruso, habla ruso o inglés… y por aquí, español y… ¡por teléfono!,
mientras entono el mea culpa, en
latín; faltaría más) y, la verdad es que esbocé una malévola sonrisa cuando lo
oí, falta
de oferta AI/TI (todo incluido)”.
Y luego salió lo de los hábitos alimentarios
de los rusos que se parecen a los de los ingleses en la hotelería como los
inuit a los massai. Además está que el ruso, se dijo, “no entiende por qué no se puede
comer a las 5 de la tarde”. Y la guinda: sólo nos centramos en los
mercados emisores de Moscú y San Petersburgo como si no hubiera nada más en
Rusia.
El objetivo de Visit
Benidorm, explicó Leire Bilbao,
es estar en la mente del turista ruso y crear necesidad de destino así como
ofrecer productos desestacionalizados. Contó la experiencia benidormera con la
TV federal rusa y dejó que Katerina
Filitsina, la mujer de Benidorm en Rusia, nos contara cómo ve la cosa. “En
nuestras manos no está lo que de nosotros no depende” me heló el
corazón, pero luego me devolvió a la realidad cuando señaló que “otros
destinos dan más facilidades con los visados” y en eso está buena parte
de la clave. “La Comunitat valenciana es ya el tercer destino más demandado”;
y Katerina no es pesimista: “los que viajan saben que han de obtenerlos y
hay 27 centros de visados”, con lo que entendí las muecas entre la muy
respetable audiencia cuando hablaba Batadeev. “España es el país que menos
problemas pone; se tarda 15 minutos y la validez (del visado biométrico)
es
por 5 años”. “El turista ruso va olvidándose del paquete
organizado y se busca la vida por Internet, lo que es un hándicap para los TTOO”
pero está la órbita internacional con auge de los alojamientos no hoteleros.
Insistió en que “desestacionalizar es básico”, elogió la promoción de Visit
Benidorm en el mercado ruso y pidió “no perder el posicionamiento logrado”
y ampliar la geografía rusa. Me quedé con las ganas de leer el documento “Lo que busca el turista ruso en España”
que aún no me ha remitido, pero disfruté de lo que contó.
Las mesas redondas tuvieron nombres señeros (Carolina Cortes, de Costa Blanca, o Josualdo Ros, de Provía) junto a representantes de compañías que diagnosticaron con
precisión la situación. “Somos muy pequeños y Rusia es muy grande”
y “hay
que sumar esfuerzos”; “el turista ruso es un turista cómodo y el
90% es repetitivo”; “el mercado ruso no puede trabajar con
tarifas dinámicas; el turista ruso decide de hoy para mañana”; “Todavía
queda mucho mercado por descubrir, aunque los próximos 5 años serán difíciles”…
Ros pidió analizar “el impacto de las compras rusas en la economía de la provincia”
y todos coincidieron en que “el que viene una vez a España, vendrá toda
su vida”.
Unos y otros evidenciaron lo distintas que son las facetas
turísticas residencial y vacacional, especialmente en el turismo ruso, pero
unos y otros sacaron conclusiones útiles para potenciar el turismo ruso… 145
millones de ciudadanos que alumbras varios millones de posibilidades muy a
tener en cuenta.
¡Ánimo Tomás, a por la siguiente!
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